Control
de la Misión
LA RED DEL TIEMPO
Los Discos Solares de poder
Años
atrás, durante un encuentro internacional de contacto en el Lago
Titicaca, algunos miembros de los grupos de Bolivia me preguntaron a
boca de jarro: ¿Dónde está el Disco Solar, en Paititi, o aquí en el
Lago? Aquel cuestionamiento me ponía ante una verdadera encrucijada,
pues la afirmación de una u otra ubicación obedecía a importantes
experiencias, vividas tanto en el Manú como en el altiplano, y que
avalaban la existencia de un disco de poder, otrora en manos de los
incas, y que actualmente se hallaría bajo la protección de los
maestros intraterrenos.
Era
lógico que para quienes habían afrontado las experiencias de
contacto en el Titicaca, no había duda alguna que el disco dorado se
hallase allí. Y para quienes estuvieron en las expediciones a
Paititi, especialmente la de 1996, tampoco había duda de que la
sagrada herramienta se hallaba en algún lugar recóndito de la selva
peruana, en el mítico “El Dorado” que tanto buscaban los españoles.
¿Cuál
era entonces, la explicación?
Con el
tiempo, descubrimos la respuesta: había más de un disco…
A
continuación, presentaré un breve resumen de todos los datos
obtenidos los últimos años sobre este tema.
Conociendo la Red del Tiempo
La
respuesta llegaría el 24 de febrero del 2001. En un contacto físico,
que me permitió acceder a la base orbital Celea (estación
extraterrestre ubicada tras la Luna), el Maestro Joaquel reveló la
existencia de una “Red del Tiempo”, conformada por 12 discos de
poder, todos ellos “atados” energéticamente al Gran Disco Solar de
Paititi y su “despertar”.
En
aquella oportunidad Joaquel afirmó:
“Paititi es el Retiro Interior más importante de Sudamérica, pues
está activo, y custodiando una de las herramientas más
trascendentales de ascenso interdimensional para el planeta:
El
Disco Solar. Es el Disco Cósmico que fuese elaborado
premeditadamente para este tiempo, cuando la Confederación decidió
establecer la Hermandad de la Estrella en la Tierra. Por ello irán
en su momento al desierto de Gobi, para hallar el último eslabón que
los une con el Plan Cósmico y las Fuerzas de la Luz.
No obstante, el Disco que protege la
Hermandad Blanca del Paititi no es el único. Existen otros
12 discos repartidos en el planeta, custodiados por los
guardianes en sus Retiros Interiores. Todos ellos están
interconectados. Cuando el Disco Solar del Paititi sea
activado, logrará una reacción en cadena con los otros
Discos, formando una red de energía que permitirá al planeta
Tierra dar un verdadero salto cósmico, y reconectarse con el
Real Tiempo del Universo”.
Extraído del “Informe Celea” (2001).
En aquella experiencia, le pregunté a Joaquel (a quien
conocemos con el nombre más humano de “Joaquín”) cuándo
ocurriría la activación de esta Red del Tiempo, a lo que el
anciano Maestro respondió: “Cuando estén listos. Y aquel
momento deberá coincidir con un evento cósmico: la sincronía
entre el Sol de este Sistema y el Sol Central de la
Galaxia”.
Más tarde supimos que ello ocurriría finalmente el 2012,
cuando se produzca el giro del tiempo, como sabemos, un
evento cósmico mencionado en las profecías mayas.
Desde aquel entonces, diversos grupos
a escala internacional, fueron constatando la existencia de
estos 12 discos, repartidos todos ellos a lo largo de
América. Todo empezaba a tomar forma y diversas experiencias
adquirían otro matiz.
En
breve, los mensajes de los hermanos mayores, sugirieron acercarse a
los lugares físicos donde se encontraban estas herramientas de
poder, ya que con la presencia humana, en un estado adecuado de
vibración, permitiría ir “despertando” esta red, hasta que llegase
el momento definitivo en el año 2012.
El 22
de noviembre del 2002, los Guías extraterrestre ratificaron ello en
un mensaje recibido en monte Shasta:
“…Sobre
los discos solares de activación planetaria, ellos constituyen el
soporte energético de la Tierra cuando esta ascienda al plano
superior reservado, donde se producirá la conexión con el Tiempo
Real. Todo aquello que emprendan por sentir y conocer los lugares
donde reposan ocultos los discos forma parte de la dinámica de su
activación”. (Guías de Misión).
Poco a
poco, se fue develando que desde Monte Shasta (norte de
California) a la Antártida, se hallaba repartida esta
red, bajo el objetivo estratégico de ayudar al planeta
como “soporte energético” en el instante del tránsito
global a una dimensión superior de conciencia. Por ello
los discos fueron colocados en la franja americana,
donde actualmente las energías planetarias se hallan en
ascenso y los Retiros Interiores de la Hermandad Blanca
activos.
No sólo Monte Shasta, sino también el Valle de las Siete
Luminarias en México, la Cueva de los Tayos en Ecuador, Licancabur en Chile, o Talampaya en Argentina (por citar
sólo algunos lugares) fueron visitados por los grupos de
contacto contando siempre con el apoyo manifiesto de los
hermanos mayores. De esta forma, se pudo confirmar la
ubicación de todos los discos.
Concretamente en el viaje al Licancabur (el antiguo volcán que se
alza dominando el desierto de Atacama), en noviembre del 2003,
comprendimos también la “historia” de la Red del Tiempo.
De la Lemuria al desierto de Gobi
Hace
decenas de miles de años, en una época perdida, en que el hombre
originario del planeta caminaba erguido sobre tierras hoy sumergidas
frente a las costas sur orientales de África, en el actual océano
Índico, se produjo la aparición del “primer disco”.
Los
antiguos hombres de Lemuria habían comprendido que la Tierra se
hallaba viviendo una “realidad paralela”, desfasada del Real Tiempo
del Universo. Sabían que en algún momento se produciría la
reconexión, así que decidieron colaborar en tal tarea, lo cual les
llevó a diseñar una herramienta de poder, construida con elementos
del planeta, para orientar la ruta cósmica al Tiempo Real,
representada físicamente en un gran portal que se hallaría entre las
órbitas de Júpiter y Saturno.
Los
humanos de aquel entonces, contaron con la ayuda de unas pequeñas y
bondadosas criaturas del mundo subterráneo, conocidas por nosotros
con el nombre de “Sunkies”. Estos seres, que descubrimos físicamente
en la expedición a la Cueva de los Tayos del año 2002, en aquellos
tiempos proveyeron al hombre de Lemuria los elementos necesarios
para construir un gigantesco disco. Una herramienta poderosa, llena
de magia y esplendor.
Sin
embargo, cuando los interventores extraterrestres volvieron a la
Tierra, observando que se había construido esta herramienta,
decidieron poner fin al proyecto lemuriano por considerarlo
peligroso y excesivamente temprano para el proceso terrestre.
Además, los interventores no habían registrado cómo el hombre de
Lemuria pudo hacer cosa semejante, conocimiento que podría ser de
suma importancia para el aprendizaje extraterrestre y la esencia del
Plan Cósmico.
Sé que
estas afirmaciones resultan increíbles y extrañas, sin embargo esta
es la información que hemos recibido en la experiencia de contacto.
Los
interventores dividieron en 12 partes aquel disco, y las escondieron
en el mundo. Y no obstante a ello, con el tiempo, los
extraterrestres llegaron a comprender el esfuerzo lemuriano,
decidiendo reactivar el portento que construyeron, y que ahora se
hallaba representado en 12 discos de poder, ocultos en el mundo
intraterrestre:
“Inteligentemente, la Confederación de Mundos de la Galaxia, encargó
a la recién fundada Hermandad Blanca del desierto de Gobi la
construcción de un “disco matriz”, que pudiera emsamblar a todos los
discos, unirlos a todos. De esta forma, se elaboró una poderosa
herramienta cósmica, una verdadera llave que conocemos como “El Gran
Disco Solar”, portento que en la actualidad se encuentra custodiado
y protegido en el Retiro Interior del Paititi. Los otros doce
discos, también vigilados por los Maestros, fueron ubicados en
lugares estratégicos. A todos se les puso una “cerradura”. Y
escondieron la “llave”.
Esa llave, es el recuerdo...”
(Extracto del “Informe Licancabur”)
Como
recordamos, hace miles de años, en el desierto de Gobi, llegaron los
32 Mentores de la Luz para fundar la Hermandad Blanca de la Tierra.
Shambhala es un recuerdo del arribo y misión de tan elevadas
conciencias. Ellos construyeron un nuevo disco, el número 13, que
tendría la misión de “unir” a los otros cuando llegue el momento más
importante del tránsito planetario.
Sixto
Paz lo resume así en su artículo “Crónicas de la Tierra”:
“El oro de
la tierra no era de la calidad y refinamiento que se necesitaba para
crear 12 discos a manera de espejos metálicos que, conectados entre
sí, y con un treceavo, que era mayor, y que los ensambla a todos,
debían ser ubicados en puntos estratégicos, pudieran plasmar un
rumbo de conexión con la puerta cósmica de regreso al Real Tiempo
del Universo. Por ello se requirió de la combinación de varios
metales, siete precisamente. Pero no era suficiente la mera aleación
de los metales, se requería que en su fabricación interviniera la
combinación de voces, mentes y corazones del planeta y de éste
tiempo alternativo”.
La Activación de la Red del Tiempo
Si algo
quedo muy claro en los últimos viajes y experiencias, es que esta
red será activada cuando el Disco Solar construido en el Gobi (y que
actualmente se encuentra en Paititi) despierte, enlazando así a los
otros 12. Esto sólo puede ocurrir a partir del año 2012, ya que la
herramienta de Paititi depende de toda la intensidad del denominado
“Rayo Sincronizador”, que fluirá completamente del Sol Central de la
Galaxia a nuestro Sistema Solar en la coordenada antes mencionada.
Ello ya está empezando a suceder, y de hecho se halla en incremento
constante; no en vano los científicos de todo el mundo están mirando
a las estrellas para encontrar alguna explicación a los recientes
eventos climáticos de la Tierra y, especialmente, la inusual
actividad del Sol.
Como fuese, diversos estudios
coinciden en que el panorama se verá más inquietante
entre los próximos siete y diez años.
Muchos grupos se han sentido
llamados a trabajar con la Red del Tiempo. Y debo
mencionar que en medio de esta faena se han percibido
“discos” y “herramientas similares” en lugares fuera de
América. Lo que ocurre es que antiguas civilizaciones
materializaron sus conocimientos mágicos a través de la
construcción de discos de oro u otros materiales, y que
también se hallarían en el mundo subterráneo o
etéricamente en algún importante yacimiento
arqueológico, pero sin que ello se refiera a la Red del
Tiempo antes mencionada.
En enero del 2005, durante un
encuentro internacional en Capilla del Monte, se
recibieron diversos mensajes en simultáneo que aclaraban
este punto:
“…La
Red del Tiempo, hermanos, está constituida como se les reveló por
aquellos 12 discos y la herramienta de poder de Paititi que los
armoniza. Los otros discos que han percibido fueron en su momento
instrumentos de poder de antiguas civilizaciones desaparecidas,
ajenos a la Red del Tiempo pero a cargo actualmente de la Hermandad
Blanca.
La Red
del Tiempo se encuentra en la franja americana, como constataron,
desde Monte Shasta hasta la Antártica, siguiendo una estrategia
energética que procura apoyar al planeta en su ascenso desde los
lugares donde las energías y los Retiros de la Hermandad Blanca se
hallan activos. El origen de aquellos discos está en Lemuria, y el
destino de su aporte en las estrellas que brillan en el Real Tiempo
del Universo..”
En otro
párrafo del mensaje se afirma:
“…En
agosto del 2012 se espera el último viaje a Paititi. En esta jornada
se despertará definitivamente el Gran Disco Solar, enlazando así a
los 12 Discos de Poder, volviéndose todos uno, como en los tiempos
de la antigua Lemuria”.
Tanto
en la última expedición a Roncador en Brasil (agosto 2004), como la
maravillosa experiencia de Tierra del Fuego (el pasado 12 de
diciembre) se han recibido contundentes informaciones sobre los
discos. Uniendo el aporte de diversos grupos, todos coincidimos en
que:
1. Los
discos “tienen vida propia”. Interactúan con uno, son
“inteligentes”.
2. De que en algún momento “estuvieron juntos”, unidos. Ello
apunta al relato anterior en tiempos de Lemuria.
3. Que a pesar de tener una ubicación física definida, los
discos pueden “proyectarse”, como si se estuvieran bilocando.
Este fenómeno ocurre por el ingreso gradual de la Tierra al Real
Tiempo del Universo.
4. Que, efectivamente, el Disco del Paititi fue el último en
“construirse” (Gobi), pero su importancia estriba en que une a
los demás…
Los nombres de los discos
Esta
información empezó a fluir desde la expedición al Mato Grosso. Pero
fue finalmente revelada durante el contacto físico de Tierra del
Fuego, experiencia que permitió acceder a una antigua ciudad,
llamada “Kayona”, hoy enterrada bajo los hielos de la Antártida.
La
información que recibimos, entre otras revelaciones, involucra el
“nombre” de las herramientas de poder.
Por su
trascendental importancia, a pesar que aún no he compartido
abiertamente los detalles de la experiencia en Ushuaia, pongo aquí,
a consideración de quien lee estas líneas, los “sonidos” o
“mantrams” de la Red del Tiempo:
LA RED
DEL TIEMPO
Los Discos Solares de Poder
1.
Monte Shasta: Emanashi
2. Valle Siete Luminarias: Sipenbó
3. Ciudad Blanca: Aromane
4. Guatavita: Xemancó
5. Roraima: Urinam
6. Cueva de los Tayos: Jasintah
7. Paititi: Ilumana
8. Lago Titicaca: Demayon
9. Licancabur: Ramayah
10. Talampaya: Mitakunah
11. Sierra del Roncador: Omsarah
12. Aurora: Ulimen
13. Antártica: Ion
Siento
que la revelación de estos “sonidos” juega un papel fundamental en
la activación de la Red del Tiempo.
No en vano ingenieros de sonido de Chile y Perú me han comentado,
investigando el tema de los discos solares, que es totalmente
coherente aquello de los 12 discos y uno adicional (el de Paititi)
como “armonizador”. Según ellos, los 12 discos actuarían como la
escala musical de 12 notas (generalmente se habla de siete, pero la
escala completa, con tonos y semitonos, llamada “escala cromática”,
está compuesta de 12 notas…). Por esta razón ellos deducen que el
disco de Paititi funcionaría, en términos musicales, como un
“resonador”, que podría efectivamente armonizar a toda la red.
Esta información, que me tiene ocupado estos días, no sólo involucra
la música, sino una serie de conocimientos de naturaleza científica.
Algunos le llaman “aritmética modular”. Por ejemplo: el reloj y la
escala cromática constituyen un módulo 12; la repetición de los días
de la semana un módulo 7; la aritmética interna del ordenador es del
tipo “encendido-apagado”, por tanto es un módulo 2. Estos principios
matemáticos (hay otros más complejos) se hallan dentro de la música.
Bajo ese concepto, hallamos las denominadas “repeticiones”,
“simetrías” y “patrones”, para explorar el efecto del sonido. Todos
los ingenieros de sonido saben que la repetición es, probablemente,
el procedimiento más usado en música. La repetición constante puede
causar un “efecto hipnótico”. También puede provocar una adaptación
del oído, como cuando dejamos de percibir el sonido de una lámpara
fluorescente.
De hecho son muchos datos interesantes que deben ordenarse. Sin
embargo esta teoría cobra fuerza ante la revelación de los nombres o
sonidos de los discos.
Debo
subrayar que la lista antes presentada de los discos obedece a su
ubicación geográfica de norte a sur. Aún no tenemos la certeza de
que los “sonidos” de la Red del Tiempo siguen este patrón. Pero
estamos en esa investigación.
En fin,
la información que han venido reuniendo los grupos de contacto en
estos años, resume lo siguiente:
1.
Originalmente, se creó un solo disco, gigante, en la época de la
Lemuria. Los Sunkies habrían ayudado proveyendo de piedras de poder
a los hombres. Con la ayuda de esta herramienta, la antigua gente de
Lemuria procuraba comprender el Real Tiempo del Universo.
2. El disco fue separado en 12 partes. En 12 pequeños discos. Al
parecer, esta fue una acción supervisada o ejecutada por
observadores extraterrestres, que consideraron inoportuna la
intención de conectar con el Tiempo Real en aquella época.
Probablemente este episodio guarde relación con lo que los Guías
revelaron en la experiencia de La Nevera, República Dominicana.
3. Los discos fueron escondidos en la Tierra. Nadie sabía donde se
hallaban. Ni siquiera muchos de los visitantes estelares que
llegaban a nuestro mundo.
4. Los discos fueron ubicados e instalados en lugares estratégicos
para la elevación del planeta. Enclaves que hoy en día funcionan
como Retiros Interiores de la Hermandad Blanca. Por ello tenían que
ser ubicados en América, ya que allí las energías se elevarían con
mayor fuerza, tal como lo sostienen hoy en día los lamas tibetanos.
5. Con el arribo de los 32 maestros cósmicos al desierto de Gobi, se
dispone la creación de un nuevo disco (el que ahora se encuentra en
Paititi), con la intención de enlazar lo que fue separado en el
pasado. Sin embargo, ello no sería tan fácil: el actual disco de
Paititi sólo se activaría cuando se produzca la sincronización del
Sol central con el nuestro, evento sobrenatural que empezaría a
tomar fuerza el año 2012. Cuando ello ocurra, aquel disco unirá a
los 12, que volverán a ser uno, como en los tiempos de la lejana
Lemuria.
Y hay
más datos. Importantes y reveladores. Sin embargo estamos aguardando
su debida confirmación para complementar equilibradamente todo lo
recibido hasta hoy.
Ciertamente, se ha iniciado el despertar de Lemuria.
TARTESSOS
NUEVA CONCIENCIA |