LA GENÓMICA HISTÓRICA

 

* Antonio Arnaiz Villena es catedrático de la Universidad Complutense de Madrid.

 

Las nuevas técnicas de genética molecular aplicada al estudio de los genes en las distintas poblaciones están siendo muy utilizadas y una nueva rama de la ciencia emerge con fuerza: la genómica histórica. La comparación de los perfiles genéticos de grupos étnicos permite poner a prueba los postulados históricos muchas veces basados en deducciones poco objetivables: sin duda, la genómica complementa a la historia clásica. Así se estableció que la moderna especie humana salió hace unos pocos cientos de miles de años de África y pobló el planeta. En el ámbito mediterráneo se ha visto, con el estudio de los genes HLA, cómo el substrato genético antiguo mediterráneo no estaba integrado por los griegos, y sin embargo sí por los anatolios (turcos), iraníes, judíos, libaneses, cretenses, egipcios, argelinos, marroquíes, ibéricos (portugueses, vascos y españoles) e italianos.

La historia nos dice que los griegos micénicos entraron (o se hicieron notar) en la península balcánica hacia 2.000 años antes de Cristo. Destruyeron el imperio cretense y asimilaron su cultura (y escritura). Pero ¿de quién era el patrimonio cultural cretense? La genómica histórica nos dice que, en parte, de todos los mediterráneos, que llevaban ya miles de años manteniendo un flujo cultural y genético importante. Grecia fue un crisol que absorbió también otras culturas antiguas mediterráneas además de la cretense. En este contexto, el pueblo bereber (los imazighen), con características lingüísticas y genéticas propias, ha sido injustamente dejado a un lado de la historia. La lingüística, que es un arma de estudio paralela a la genómica para el reestudio de la historia, demuestra que el bereber se hablaba desde las islas Canarias (guanche) hasta Egipto (oasis de Siwa), y desde la costa sur mediterránea hasta el área subsahariana. Una extensión similar a la de Estados Unidos.

Colaborando con Jorge Alonso García hemos concluido que los pueblos bereberes se vieron forzados probablemente a una emigración masiva, al establecerse hace 6.000 años antes de Cristo las condiciones hiperáridas del Sáhara. Se dirigieron hacia Canarias, hacia Oriente Medio y hacia Iberia y las islas mediterráneas. Parte del patrimonio genético y cultural de Iberia se debe a los bereberes. La lengua ibérica antigua, la vasca (como la etrusca y la minoica) está muy emparentada con la bereber. ¿Contribuyeron los bereberes al desarrollo cultural de los mediterráneos pre -griegos? Es muy probable que así fuese: los resultados de la genómica histórica y la lingüística no dejan lugar a dudas. Los actuales norteafricanos del Magreb, hablen árabe o árabe y bereber, son en su mayoría bereberes, entendiendo por tales los pobladores autóctonos prefenicios del norte de África.

Las invasiones árabes del siglo VII-VIII tanto en Iberia como en el norte de África fueron genéticamente poco importantes: unos relativamente pocos militares y aristócratas iban "conquistando" y reclutando tropa local para el siguiente paso de anexión territorial vecina. La imparable fuerza del Islam ha borrado caracteres culturales, pero los genes siguen ahí, mostrando su aplastante verdad. Este caso es paralelo al turco: la genómica demuestra que relativamente pocos turcos centroasiáticos impusieron su lengua a anatolios del substrato genético mediterráneo antiguo. El Islam y la interpretación interesada de la historia por países no mediterráneos nos han hecho ver a los turcos también como extraños. Lo son en menor grado que los griegos.

Al-Ándalus y los bereberes

Algunas notas de historia social; Rachid Raha Ahmed*

Respecto a la formación de la sociedad de Al-Andalus y a la relación entre el Estado y los campesinos, P. Guichart identifica a un sector poblacional muy activo en dicho proceso histórico, el de los bereberes, sobre los cuales, Jacinto Bosch Vilá escribió esta rotunda afirmación: "la historia musulmana de España es en gran parte una historia de los bereberes".
Sin embargo, ante la rotunda escasez de archivos escritos, los asentamientos y migraciones bereberes pueden ser identificados siguiendo algunas notas que hemos podido recoger en el estupendo coloquio, organizado en homenaje a Guichard, coordinado por Antonio Malpica en Granada, el pasado Mayo del 96. A saber: los topónimos referentes a nombre de las tribus y de las secciones tribales bereberes, incluyendo sus formas arabizadas, las excavaciones arqueológicas -sistemas de regadío, tipos arquitectónicos...- dirigidas por Barceló en Valencia y Mallorca, y por el equipo de Malpica en las cordilleras de la Alpujarra y Jaén, los datos gastronómicos como el cuscus -cocina típicamente bereber- y la falta de hallazgos numismáticos en las pequeñas ciudades campesinas -sin murallas- reflejo de la existencia del trueque como sistema de intercambio económico.
En definitiva, no es nada objetivo desde el punto de vista histórico, confundir a los bereberes norteafricanos con los árabes orientales; lo que constituye, en cierta manera una injusticia cultural respecto a la negación de su determinante papel en la historia social en la formación del Al Andalus. Bastenos un simple ejemplo. En el folleto del Legado Andalusí sobre la ruta de los Almohades y Nazaríes, se dice: "La evolución de las relaciones entre los reinos de Castilla y Granada, a lo largo de los tres últimos siglos de presencia árabe ...", cuando en realidad sería más justo decir "presencia árabe-bereber". Prosigue diciendo que "los Almohades fueron una dinastía bereber ..." y que en la batalla de las Navas de Tolosa, "...los árabes disponían de tropas ligeras..." Pues ¿en qué quedamos? ¿fueron los Almohades bereberes o fueron árabes?