TARTESSOS BEREBER |
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EL ESTADO ACTUAL DE LA INVESTIGACIÓN DE LA PREHISTORIA DEL NORTE DE ÁFRICA Y DEL SAHARA.
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ALMAGRO BASCH, Martín. Instituto de Estudios Africanos, Madrid. | ||
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LAS APORTACIONES DE LA FILOLOGÍA
Toponimia y lingüística Casi lo único que sabemos dentro del campo histórico lingüístico sobre la lengua beréber es el hecho evidente de resultar un idioma muy permeable a las intrusiones. Por ejemplo, casi todos los nombres propios de las inscripciones líbico-bereberes son de origen cartaginés, según probó Febrier. Así pudo recibir otros influjos varios que se incorporarían a su acervo lingüístico con facilidad. Fuera de este hecho bien patente, el análisis de esta lengua se ha convertido hoy en la "bestia negra" para los filósofos. Nada claro saben asegurarnos sobre su carácter, filiación y origen. Tal vez como reacción a las tesis facilonas sostenidas hasta el presente, para las cuales el líbico-beréber unas veces era de la familia del traco-frigio, otras del sumerio, para algunos se relacionaba con el vasco, para otros era turanio, etc. La verdad es que resulta para los especialistas difícil conocer su origen y evolución, pues no sabemos nada de esta lengua en la Antigüedad. Del beréber sólo conocemos su estructura a partir del siglo XII por el árabe Baïdag y ya entonces ofrecía las mismas características lingüísticas que hoy día. Todo lo más seguro que podemos decir es que hoy el beréber se considera como una lengua del tronco camítico y que seguramente continúa el desarrollo del antiguo líbico.
Tal vez pensamos nosotros que algunas palabras del beréber que se han relacionado con la toponimia mediterránea y europea como: Savas = Sava; Bodraga = Lladraga; Auserre = Auser y algunas más podrían explicarse como una aportación de la penetración de las culturas mediterráneas del Neolítico y Bronce Antiguo en el Norte de África. Yo he visitado Ausert en el Tirig de nuestro Sahara y he recordado la comparación que algunos han hecho de este topónimo sahariano con el vasco Auserre y me ha parecido simplemente que era evocar una audaz y poética aventura filológica sin valor alguno histórico ni lingüístico. Pasemos ahora de ese cuadro nada positivo aún, pero al menos claro y salvado de leyendas y atrevidas reconstrucciones histórico-culturales, a resumir lo que nos aportan los estudios antropológicos.
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