Control de la
Misión
Celia Fenn desde Argentina.
Traducción:
Paloma Fernández Fernández.
paloma@starchildglobal.com
Verdaderamente,
este es un momento poderoso de cambio y transformación en nuestro
amado planeta Tierra. Se han producido muchos saltos de importancia
en esta parte de nuestra travesía planetaria de cambio y de
transformación, tanto a nivel individual como global.
Individualmente, estamos liberando ataduras y viejos patrones de
comportamiento que ya no sirven a quienes ahora somos, lo que, en
ocasiones, puede resultar difícil y doloroso. De la misma manera, la
propia Tierra está expresando la energía del cambio a través de
poderosos eventos naturales tales como tormentas, terremotos y
volcanes.
La Tierra ha
activado sus nuevas rejillas cristalinas; ahora estamos trabajando
al nivel de la energía del corazón para crear una Nueva Tierra en
nuestras comunidades. Tenemos que desprendernos de las viejas
energías del pasado procedentes de la Vieja Tierra. Por supuesto, el
choque entre los pueblos indígenas del “Nuevo Mundo” de Las Américas
y los Inmigrantes Coloniales del “Viejo Mundo” de Europa produjo
mucho trauma y dolor en esta zona. La represión de los pueblos
indios y los conflictos entre las autoridades y los jesuitas en esta
región son históricos. Pero se trata de una historia que sigue
encerrada en los registros del ADN humano, no así en la propia
tierra. La tierra ha cambiado y se ha sanado, y las energías del
trauma ya no están allí. La propia tierra sigue siendo sagrada,
bella y profundamente pacífica, especialmente aquí, en los altos
Andes.
Pero nosotros,
como humanos, todavía seguimos reciclando las emociones y los
sentimientos de este trauma del pasado que nos hemos esforzado por
liberar. Por un lado, los pueblos indígenas viven con una sensación
de pérdida y de resquemor, mientras que, por el otro, los pueblos
colonizadores aún cargan con una culpa que, a menudo, reprimen sin
reconocerla, pero que aflora en forma de nerviosismo y ansiedad,
tanto individual como colectivamente.
El Arcángel
Miguel dice que ya ha llegado el momento de que ambas partes “se
libren” de sus ataduras a aquella “historia” de su pasado colectivo
para que encuentren una nueva historia en la que, juntos, puedan
abrazar la realidad del presente que juntos crearon.
Así que esta es
la historia que me cuenta el Arcángel Miguel de la Tierra vista
desde la perspectiva del Espíritu. La evolución de la Tierra tiene
un propósito, el de crear una sociedad global unificada que pueda
servir de modelo para las futuras sociedades planetarias de las
dimensiones materiales de nuestra Galaxia. Para conseguirlo, el
continente original único, llamado Mú, se dividió en varios
continentes que fueron sembrados con diversas razas y grupos de
personas a las que se proveyó de códigos genéticos distintos para su
experimentación. Después, en nuestro pasado reciente, en los siglos
XVI y XVII, se produjo una aceleración de nuestra evolución como
planeta, cuando el Espíritu vio que ya habíamos alcanzado un punto
de “lograrlo o perecer”. Podíamos, o bien autodestruirnos, o bien
reunirnos para crear una sociedad colectiva mundial poderosa.
Por tanto, los
años de colonización y expansión fueron parte del “plan” del
Espíritu para la población de todo el planeta, lo que permitiría la
creación de una Sociedad Global. En esos momentos, el ser humano
seguiría encontrándose en la forma tridimensional, manteniéndose
ampliamente “inconsciente” de la naturaleza de estos cambios y de su
propósito, por lo que los encuentros entre los distintos pueblos y
razas fueron difíciles y traumáticos, características que se
extendieron cumplidamente por las zonas de energía sombría mediante
el poder y la codicia. Pero se logró el propósito de sembrar una
sociedad nueva, para la que el Espíritu ya había empezado a planear
la Gran Transformación que ahora estamos experimentando, a fin de
crear un “Ángel Humano” de la Quinta Dimensión capaz de proseguir y
completar esta fase de la evolución de la Tierra de una manera
Despierta y Consciente, participando a conciencia en la creación de
una Nueva Tierra habitada por seres de la Quinta Dimensión dotados
de avanzadas habilidades y destrezas, incluida la capacidad de
conectarse mutuamente a nivel mundial.
Por eso en esta
ocasión en la que, al despertarnos y aprender a liberar viejos
patrones de pensamiento y de comportamiento, podemos vivir nuestra
realidad como Ángeles Humanos de manera consciente, también debemos
liberar los patrones colectivos de Ira y de Culpa que rodearon a
aquel proceso de colonización y expansión. El ejemplo que ha dado
Australia recientemente expresando sus disculpas a su población
indígena es un buen comienzo. Permite el reconocimiento de los
comportamientos pasados, estableciendo un modelo para el inicio de
una nueva fase de desarrollo y cooperación mutua sobre la base de la
cultura y los intereses comunes.
En nuestro taller
en Buenos Aires, el Arcángel Miguel nos indicó que la mejor manera
que tenemos nosotros, los Trabajadores de la Luz, de trabajar con
los pueblos indígenas, es empezar acercándonos a ellos en el tiempo
del “Ensueño”, en el nivel de las Dimensiones Superiores,
pidiéndoles su permiso para trabajar con ellos en este proceso de
creación de la Nueva Tierra. Una vez obtenido del Espíritu de los
Ancianos dicho permiso, puede emprenderse el proceso de conexión y
de cooperación a nivel físico. Esto creará una energía enteramente
nueva para que podamos trabajar con ellos de una manera sagrada;
nosotros aprenderemos a convivir con ellos en el Planeta con amor y
respeto y, a nuestra vez, obtendremos el amor y el respeto de ellos
por quienes somos en el Plan Divino para el Planeta Tierra.
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