Antiguo Ejercicio Esenio de Purificación y Salud
Olivier
Manitara
Párate en medio de la naturaleza viviente, entre el cielo y la tierra.
Siente la tierra bajo tus pies; siente como la tierra te carga y te sostiene.
Siente el cielo infinito sobre ti; te inspira, te mejora, te eleva.
En el cielo, piensa en el origen de tu espíritu y de tu inteligencia.
En el cielo, piensa en el origen de tu alma eterna, de la más elevada conciencia
universal.
En la tierra, piensa en el origen de tu alma terrestre, en tu conciencia
individual.
Siéntete como una unión viviente entre las fuerzas del cielo y de la tierra, del
infinito y de lo que está en desarrollo.
Arrodíllate en la tierra, y con tu mano derecha cava un pequeño hoyo en la
tierra.
Coloca las dos manos juntas sobre tu pecho (el corazón místico), en señal de
oración y de unión interna con el cielo y la tierra dentro de ti.
En esta postura sagrada, permite que una hermosa luz, la fuerza, la presencia
del cielo, fluya a través de ti: el omnipresente Padre de todos los seres
vivientes. Imagina una luz diamantina, transparente como el agua pura.
Inclínate con amor sobre la Madre Tierra, y coloca tus manos alrededor del
pequeño hoyo. Inclínate sobre la tierra y coloca tu boca entre tus manos.
Ofrécele con tus palabras a la tierra el agradecimiento del cielo a la Madre
Tierra; ofrécele también el agradecimiento de tu corazón y, a través de ello,
del corazón de la humanidad.
Pronuncia las palabras:
"Madre Tierra, yo te ofrezco mi
agradecimiento con todo mi corazón, y a través de él del corazón de todos los
hombres y las mujeres. Que todos los seres que llevas en tu seno protejan,
nutran y bendigan todo lo que crece."
Acuéstate después sobre la tierra y abandónate sobre ella. Que tu cuerpo y
tu alma nacidos de ella sean uno con la Madre Tierra y su oculto esplendor.
Piensa y di:
"Madre Tierra, elimina todas
mis enfermedades y mis faltas según tu voluntad, para que pueda recibir la
bendición del espíritu divino y trasmitirla a todos los seres vivientes, según
tu voluntad".
Mantente en comunión, en silencio, mientras dejas que la tierra te purifique
completamente.
Ponte nuevamente de rodillas y coloca tus manos frente a la rosa solar del
corazón.
Piensa en tu espíritu, siente tu alma, y di con tu fuerza vital:
"Con amor y gratitud, te
ofrezco mi amoroso agradecimiento lleno de luz.
A la Madre Tierra, gracias;
al agua de la
vida, gracias;
al precioso
aire, gracias;
al fuego
sagrado, gracias;
a los
minerales, gracias;
a las
plantas, gracias;
a los
animales, gracias;
a la
humanidad que camina por el sendero de la evolución, gracias;
a todos los
ángeles, gracias;
a la
inteligencia cósmica que creó mi pensamiento, gracias;
al océano de
amor que creó mi sensibilidad, gracias;
a la vida
universal que impregnó mi futuro con la semilla de la individualidad, gracias;
a todos los
seres del mundo, doy las gracias en Él, la única Fuente que unifica a todos los
seres en su origen y propósito".
Cruza los brazos sobre tu pecho, inclina ligeramente tu cabeza, y pronuncia la
palabra de cierre: "Amen".
Entonces, rellena de nuevo el agujero que cavaste para hablar con la Madre del
mundo.
Por medio de la práctica de estos ejercicios, que son totalmente compatibles con
nuestra vida contemporánea, notarás que recibes una fuerza de balance y armonía
que te permite estar más equilibrado y ser tú mismo en la vida. La técnica de la
gratitud permite que uno desarrolle una mayor sensibilidad hacia el mundo
superior. No es un sentimentalismo poco saludable, sino un despertar que
proviene de una mayor lucidez, más fortaleza, más bondad. Nuestra vida es
nuestra vida. Somos nosotros quienes tenemos que vivirla, nadie más. Pero es
obvio que para vivir la vida de una forma armoniosa, necesitamos fortaleza y
lucidez. La técnica de la gratitud nos permite obtener esto, y aún más.
Uno generalmente siente temor de la sensibilidad, porque piensa que mientras más
sensible sea una persona, más infeliz y enferma estará. Por supuesto que si el
agradecimiento no se expresa de la forma correcta puede enfermar, porque las
energías no están dirigidas hacia el espíritu del cielo, sino que permanecen
inconscientes y en forma demasiado personal. Quien piensa que él o ella es el
centro del mundo, cuando da las gracias solamente expresa una frase muerta
educada y convencional, para esconder el verdadero ser que él o ella es, por la
pura apariencia.
El verdadero agradecimiento abre la percepción de la belleza, de la sabiduría,
de la grandeza y del amor. Si un ser humano ya no percibe la realidad de mundo
superior omnipresente, está perdido. Es solo cuestión de tiempo que la caída sea
inevitable. Sólo el cultivar correctamente una mayor sensibilidad pueden llevar
a la humanidad hacia una verdadera evolución de luz y armonía, y permitirle
superar todas las pruebas y las tentaciones.
Una fuente de bienestar y de gran beneficio para la vida es ofrecerse a sí mismo
unos momentos de soledad en los que se pueda cultivar la armonía y el bien
original en calma y en silencio, y cuando pueda pronunciarse la mágica frase del
gran agradecimiento. Luego podemos compartir esto con otros a través de simples
actos, de palabras amistosas, de cálidas sonrisas llenas de luz que provienen de
un mundo donde lo humano reina.
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