Las investigaciones
y trabajos de la arqueóloga lituana MARIJA
GIMBUTAS (1921-1994) son
uno de los mayores
aportes al conocimiento del pasado
pre-indoeuropeo e indoeuropeo de Europa. Especialmente
de la Europa del Este. De hecho,
su teoría, hoy la más
ampliamente aceptada, sobre el origen de los
indoeuropeos, situándolos
en el Este de Europa (zona de Ucrania y área del
Volga, al norte del Caúcaso), e identificándolos
con la Cultura de los Túmulos
(Kurganes), es una
de las mayores
aportaciones de M. Gimbutas.
Aunque, más que con los
indoeuropeos, ella se
entusiasmó con las
culturas pre-indoeuropeas
de Europa y su cosmovisión,
a través de su
simbología religiosa
, de las que destacó
su carácter “femenino” o “matriarcal” (la autora
tenía cierta visión feminista
de la Historia; discutible,
por otra parte, en algunos aspectos
, y rechazaba el concepto patriarcal de la Historia,
legado de la Biblia y el Cristianismo).
M. Gimbutas se
centró en el estudio de las
sociedades pre-indoeuropeas
de nuestro continente, al que denominó “La Vieja
Europa”. sostenía
que estaban regidas
por “un sistema
social equilibrado, ni patriarcal ni matriarcal”
que denominaba “gylanía” (gy- de “mujer”; an- de andros,
“hombre”). Esta sociedad,
pacífica y sustentada
en la agricultura, rendiría culto, especialmente,
a DIOSAS de la
fertilidad-nacimiento y la muerte (sentido
cíclico de la existencia) .
Esto cambiaría cuando los
indoeuropeos, que habían domesticado
el caballo y se basaban
en una sociedad patriarcal, pastoril
y guerrera, con Dioses
de carácter celeste y guerrero,
se asentaron por
todo el continente, partiendo del Este de Europa,
mezclándose con la población local pre-indoeuropea.
Es lo que ella denominó el comienzo de la “ERA
INDOEUROPEA” . Ambas culturas
e ideologías –preindoeuropea e indoeuropea-
se fusionarían
dando lugar a la Europa protohistórica. Muchos
aspectos
“matriarcales” de las
culturas europeas
(celta, helena, germana, eslava, báltica, etc...)
habrían tenido un origen prehistórico pre-indoeuropeo
que habría pervivido con fuerza a pesar de la
indoeuropeización (o “kurganización”). Y es
cierto que en Europa, desde la más
remota Antigüedad, es dónde la mujer ha gozado, a
mi entender, de mayor respeto y veneración en la
sociedad. Compárese,
por ejemplo, la posición de la que disfrutaba
la mujer en la sociedad celta con la que tenía
entre los semitas,
donde fueron y son,- véase
por ejemplo el trato dispensado
a la mujer en el mundo árabe o en el judío más
conservador- tratadas
como seres de
rango inferior , explotadas y hasta
torturadas física
y psicológicamente (prohibiciones
rituales, lapidaciones,
extirpación del clítoris,
sumisión total al varón, imposición
del burka, etc).
Marija Gimbutas consideraba
que el culto a las Diosas
de la Vieja Europa pervivió en las religiones
mistéricas europeas
de época histórica, como el dionisismo
o los cultos eleusinos
en Grecia, y en el culto a las Matres
celtas y a las Diosas
de la fertilidad germanas, eslavas
, bálticas etc., o incluso,
de forma alterada ,en el culto a la Virgen María, tras
la cristianización, y en la brujería medieval
europea.
Su identificación con el culto a la Diosa
(o Diosas) de la
“Vieja Europa” y su idealización de aquel pasado
remoto, llevaron a M. Gimbutas a
ser muy crítica con las
ideologías androcéntricas
que se expandieron por Europa a partir de la cristianización
(recordemos que el Cristianismo
es un ideología ultra-patriarcal debido a
su origen judío-semita,
donde su dios masculino
y colérico, Yavéh, es amo y
señor de “hombres
y bestias”).
Refiriéndose a la actuación del cristianismo
contra las brujas
europeas y el culto a la antigua Diosa
europea sostiene
en su libro “El lenguaje de la Diosa”
(ed. Dove, 1996):
“La Regeneradora-Destructora,
supervisora de la
energía cíclica, personificación del invierno y
Madre de los Muertos,
pasó a ser una
hechicera de la noche, dedicada a la magia que, en tiempos
de la Inquisición, era considerada
como discípulo de satanás.
La destronización de esta
Diosa verdaderamente formidable, cuyo legado fue
trasmitido a través
de mujeres sabias,
profetisas y
curanderas –que eran las
mejores y más
valientes mentes
de aquella época-, está MANCHADA DE
SANGRE Y Es LA
MAYOR VERGÜENZA DE LA IGLESIA CRISTIANA:
la caza de brujas de los
siglos XV a XVIII
fue un acontecimiento de los más
satánicos en la historia
europea, llevado a cabo en nombre de Cristo; LA
EJECUCIÓN DE LAs MUJERES
ACUSADAS DE
BRUJAS
ASCENDIÓ A MÁS DE
OCHO MILLONES y, la mayoría de ellas,
colgadas o quemadas,
ERAN, SIMPLEMENTE, MUJERES
QUE APRENDIERON LA SABIDURÍA Y LOs
SECRETOS DE LA DIOSA
DE SUS MADRES
O ABUELAS.
En 1484, el Papa Inocencio VIII denunció en una Bula Papal la brujería como una
conspiración contra el santo
Imperio Cristiano, organizado por el ejército del
Diablo y, en 1486, apareció el manual de los
cazadores de brujas,
el MALLEUS MALEFICARUM (el “Martillo de las
Brujas”) que se
convirtió en una indispensable
autoridad para el terror y el homicidio (...). Este
período puede jactarse de haber
sido el de mayor creatividad en el descubrimiento
de instrumentos y
métodos de tortura. ÉSTE
FUE EL COMIENZO DE PELIGROSAS
CONVULSIONES DE
GOBIERNOS ANDROCRÁTICOS
QUE, 460 AÑOS DEsPUÉs,
LLEGARON A sU CENIT EN LA EUROPA DEL ESTE
DE STALIN, CON LA TORTURA Y ASESINATO
DE CINCUENTA MILLONES DE HOMBRES,
MUJERES Y NIÑOS.”
Marija Gimbutas , originaria de los
Países Bálticos
, que fueron prácticamente los últimos
de Europa en ser cristianizados,
tardíamente ya (siglos
XVI-XVII-XVIII), a sangre y fuego, veía en el Cristianismo
un ideología extremadamente violenta y exclusivista,
aparte de fuertemente androcéntrica. Así mismo,
vio como el Comunismo, asolaba
su país natal,
Lituania, y amplias extensiones
de la Europa del Este, desde
los tiempos de
stalin , obligándola a huir de
su patria ( tras
doctorarse en Arqueología en Tubinga (Alemania)
en 1946, vivió en EE.UU. desde 1949 hasta
su muerte en febrero de 1994) . De ahí el rechazo
rotundo por esas
ideologías androcéntricas
y violentas, y la defensa
de su particular visión
del ser humano europeo: “Todavía vivimos
bajo la influencia de esa agresiva
invasión masculina,
y sólo estamos
iniciando el descubrimiento de la larga
alineación de nuestra auténtica Herencia Europea-
la cultura gylánica, no violenta y centrada en la tierra-.”