A aquéllos en cuyo
Templo el Arco está iluminado por las Estrellas,
En cuyo templo el Sol es la imagen del Oro;
A aquéllos a cuyo Templo la Luna va cada mes
Y lleva el mensaje cada luna llena,
Y cuyo mensaje la Luna canta como una palabra de dieciséis letras,
A Su religión pertenezco,
Su templo visito,
Su nombre pronuncio,
en Su gloria vivo.
A Él le ofrezco el loto de mi día,
A Él le ofrezco el loto de mi noche.
Estos pensamientos simiente de las meditaciones de la Psicología Espiritual
del Dr. Ekkirala Krishnamacharya dan la nota del Mensajero Lunar del Círculo
de Buena Voluntad. La Luna es el principio reflexivo y símbolo de la mente.
Cuando es pura y está en calma, refleja impresiones de círculos superiores.
Especialmente el tiempo de la luna llena propicia un alineamiento superior,
si estamos suficientemente preparados. El alineamiento del sol, la luna y la
tierra en el cielo ayuda a experimentar la magia de la luz del alma y su
manifestación hasta el plano físico. El Mensajero Lunar se publica cada mes,
al tiempo de la Luna llena. Contiene pensamientos de las enseñanzas de la
sabiduría eterna. Su propósito es inspirar a aplicarlos a la vida práctica.
La Madre del Mundo
La existencia está en todo lo
que existe, ésta es la esencia de toda la creación y no experimenta ningún
cambio. Desde la eterna existencia, surge periódicamente la naturaleza, y
también se vuelve a reabsorber con su esencia. Cuando la naturaleza emerge,
al mismo tiempo, surge la fuerza. Generalmente al término naturaleza se le
comprende, como la materia impregnada por la fuerza. En el oriente, a la
fuerza se la llama Shakti, ésta simbólicamente es representada como una
diosa que danza sobre el durmiente Señor Shiva, la existencia eterna. Sin la
fuerza, la naturaleza sería inerte. La fuerza transforma la materia original
o raíz, que emerge de la existencia y la impregna con su fuego. A esta
impregnación se la llama también, conciencia.
De la naturaleza primordial, Mulaprakriti, emergen tres cualidades:
Voluntad, Amor-Sabiduría e Inteligencia Activa. Ellas no pertenecen a la
naturaleza, sino a la fuerza. Ellas transforman a la naturaleza en las
muchas formas y nombres, de igual manera que el oro se transforma en muchas
diversas piezas de joyería a través de la influencia de la fuerza del
artista, pero sigue siendo oro.
Junto con la naturaleza también aparece el tiempo, en el espacio. Así, el
espacio latente se convierte en espacio pleno de potencia. La naturaleza
raíz, es la Madre del Mundo. Se le llama también la Luz de la Naturaleza o
Gayatri. De sus rayos surgen todos los principios y cualidades de la
naturaleza, y se manifiestan en los diversos planos. Éste es el arco iris de
la Madre del Mundo. El Padre Espíritu apoya a la Madre Naturaleza en todos
sus trabajos, pero se mantiene en el trasfondo. En su estado puro, la madre
es la virgen, la naturaleza pura. Cuando un hombre logra la pureza de la
virginidad, la Madre le revela la luz de su pureza a través de la gracia de
las miradas de sus ojos. Simbólicamente se dice entonces que sostiene al
hombre en sus brazos y lo nutre en su seno. Este abrazo es representado como
María sosteniendo al Cristo Niño. Cuando el niño crece, entonces la Madre lo
entrega al Padre.
Los Regalos de la Madre
La relación entre la naturaleza y el hombre es como aquella entre una madre
y su niño. La madre nos ha dado el cuerpo; ella guía y ama al niño. La Madre
Naturaleza nos proporciona protección y alimento. A través de nuestro
ambiente, ella nos da muchos regalos que nos encantan y alimentan. Tenemos
que ver la belleza de esos regalos y entender que derivan de la Madre.
Mientras no entendamos los regalos, puede que incluso pensemos que la
naturaleza es cruel. Sin embargo, en la naturaleza no hay crueldad; ella es
abundante y está llena de amor por sus niños. Incluso el dolor sólo muestra
a la naturaleza trabajando: ella intenta protegernos, y porque es sabia, nos
da el dolor como indicación de que necesitamos prestar atención a un
problema y estamos protegidos.
Cuando honramos a la Madre y pedimos sus bendiciones, ella nos protege de
situaciones peligrosas. Cuando deseamos algo, ella no satisfará aquellos
deseos que han de traernos problemas. Ella se asegura de que recibamos sólo
las cosas adecuadas y de que no nos desviemos y suframos. La naturaleza
atrae a aquéllos que entienden y respetan sus leyes; y nos toma así entre
sus brazos. El símbolo del abrazo de la naturaleza es tan viejo como la
creación misma. Se representa visualmente como la Virgen María con el niño
Cristo junto a su corazón. Cuando el espíritu se despierta en el hombre, la
Madre toma en su brazo al recién nacido hijo de Dios y lo lleva a su
corazón.
En la persona mundana, el hijo no ha nacido todavía porque sólo está activa
la conciencia material.
Madre y Padre
La creación entera es la red o el velo de la Madre del Mundo. El velo la
rodea como la aureola de un arco iris con los colores de los siete planos.
Ella es la madre espiritual de toda forma y la portadora del Padre. Ella es
la expresión radiante del Uno absoluto; Él es el trasfondo del cual ella
aparece. En relación con el Dios absoluto, la sustancia principal es
femenina, porque en todos los planos la base es masculina y la proyección
que aparece fuera de ella es femenina. En las escrituras de Oriente, la
sustancia principal se llama Shakti, la Madre del poder. La creación entera
es el juego de Shiva y de Shakti, o del padre y de la madre. Shakti es
doble: ella es tanto materia como fuego que revive la materia. En Teosofía,
los aspectos materia y fuego se consideran separados, y el aspecto fuego se
cree que es el hijo. Cualquier nombre que se le dé, es la energía de la
Madre que guarda las diversas cosas junto con su fuerza magnética. En una
familia, el amor de la madre mantiene a la familia unida como una unidad.
Ella es la espina dorsal de la familia y el puente perfecto entre el padre y
el hijo. Como alma, somos el hijo. Estando en la conciencia del alma nos
permite tratar correctamente a la madre y el padre.
Se dice que el amor de la Madre transmite la visión del padre. A través de
los ojos de ella, el padre, o el espíritu, pueden ver y llegan a ser
visibles a nosotros. ¿Quién ve, en realidad, a través de nuestros ojos
cuando miramos a las personas con amor?
El padre sólo puede ser experimentado a través de la Madre; al principio no
lo conocemos. Es por eso que nos llaman los "Niños de la Viuda" y de los
"Hijos de la Virgen"
en espiritualidad. El nacimiento virginal del hijo de Dios se entiende muy
mal. Cada hijo de Dios es producto de la virginidad. La trayectoria del
discipulado consiste en
esforzarse por la pureza interna y externa. De esa manera nos unimos con las
energías de la Madre para poder ser hijos de la virgen. La Madre puede
levantarnos al estado de pureza y de ser por medio de su gracia. María fue
una madre de gracia. La idea antigua de la "concepción inmaculada", tal como
se expresa en la sabiduría antigua.