Publicado por Jesús Gómez
en la revista "Verdemente",
Abril-2005
Desde que hace años
comencé en el camino de la
conciencia, empecé a oír hablar de
la famosa energía Kundalini. En mi
ignorancia de aquellos tiempos, oír
lo que se comentaba de la Kundalini
despertaba en mí una mezcla de
curiosidad, misterio, anhelo de
saber y de miedo y rechazo.
Despertaba mi rechazo porque siempre
me daba la impresión, cuando
escuchaba a alguien comentar sobre
la energía Kundalini, de tratarse de
algo mágico, brujeril, un poder
fuera de nosotros que podía
despertar y arrasarnos y porque,
además, siempre tenía la impresión
por parte de las personas que hacían
los comentarios, de un gran
desconocimiento, de algo que se
había oído y que por ignorancia se
quedaba en el mero significado
“exotérico”, pero vacío de contenido
real. Mi mente racional de aquellos
tiempos reaccionaba contra todo lo
que sonase a “parafernalia
espiritualista”. Ahora, al pasar del
tiempo, me doy cuenta de que en
cierta forma llevaba razón, que mi
hemisferio derecho sabía, intuía,
que tenía que haber mucho más
significado en toda esa historia de
la energía Kundalini. O quizá que mi
recuerdo de lo que ya sabía, lo que
ya traía de otras vidas, se
expresaba a través de esa postura de
mi mente racional. También me doy
cuenta ahora de lo poco que importa
como se vean las cosas, si estas
suenan a parafernalia espiritual o a
cualquier otra calificación que le
pongamos. Que la verdad se expresa a
través de múltiples caminos e
intenta aflorar de muchas formas. Y
que detrás de esa reacción de mucha
gente, como era mi propio caso, a lo
que no se ve como absolutamente
estricto, lógico y racional, lo que
hay es el profundo miedo de la mente
a perder el control.
Realmente hay mucho
desconocimiento e imaginación esoterista
en el tema de la energía Kundalini.
Parece que la energía Kundalini
fuese así como algo independiente,
autónomo a nosotros mismos. Que el
despertar de la Kundalini no fuese
un estado de conciencia superior,
que uno se gana evolucionando, sino
algo que se puede producir por arte
de magia en ciertas personas y que
las lleva, en no pocos casos, a
estados alterados de conciencia, en
su significado literal de alteración
y de pérdida de la capacidad de
equilibrio aquí en este plano de la
Tierra. Se oye muy a menudo a
personas que han leído, que se han
acercado a la práctica del Tantra o
del Yoga, la pregunta de, ¿es
peligrosa una subida repentina de la
Kundalini?. Como si la Kundalini
fuese un algo que tenemos ahí
escondido y que por arte de magia le
puede dar por despertar en un
momento dado. Curiosamente la
mayoría de esas preguntas viene de
personas con egos fascinados por los
poderes mágicos, más que por el
verdadero desarrollo de la
consciencia, que lleva a dejar atrás
el ego y a entregarse a la presencia
de Dios en nosotros. No existe un
despertar por las buenas de la
Kundalini. Nada más lejos de la
realidad. Lo que sí existen son
personas desequilibradas, que a base
de prácticas yógicas o energéticas
dirigidas a despertar esos poderes
mágicos del ego, pueden acentuar su
desequilibrio llegando incluso a
patologías clínicas como la
esquizofrenia. El verdadero
despertar de la energía Kundalini en
sí no puede enfermar ni hacer daño a
nadie, pues es la energía misma de
vida que impregna todo lo viviente,
todo el universo. Es ni más ni menos
que la energía de Dios en la
materia.
El despertar de la
energía Kundalini tiene mucho que
ver con perder el control. Pero no
la pérdida de control que nos lleva
al manicomio, al caos, al terror.
Todo eso es lo que una mente anclada
en su visión restringida del mundo,
en su visión separada del Espíritu,
vaticina para ella misma y la
previene de soltar y entregarse. La
ascensión de la energía Kundalini no
es posible hasta que lo que
conocemos como mente racional, la
mente ordinaria o mente inferior, se
rinde a ese poder superior que
llamamos Espíritu, que impregna todo
en el Universo, que es todo en el
Universo y que somos nosotros mismos
aquí y ahora en una dimensión
superior no accesible desde esa
mente pequeña que no puede confiar y
que ilusoriamente necesita
asegurarse el control de todo, sin
reparar en su propia y patética
impotencia para realmente controlar
nada en un universo que la desborda
en su magia y complejidad.
La energía
Kundalini, la Kundalini-Shakti, como
normalmente se la ha mencionado en
Oriente, es la propia energía de
Dios, la energía del Espíritu en la
materia. Es la energía de vida que
se encuentra enraizada en cada
célula, en cada átomo, en cada
electrón, en cada partícula de lo
que denominamos “materia”.
En la visión del
Tantra, Dios El-Ella, el Todo no
manifestado, se manifiesta así mismo
creando el universo a través de la
danza de lo masculino y lo femenino,
Shiva y Shakti. A ese poder de
manifestación es lo que el Tantra
denomina Shakti-Kundalini. El poder
ligado a la materia, a la Madre
Tierra.
A la energía
Kundalini siempre se la ha
representado como la “Serpiente
Enroscada”. La energía que yace
dormida en la base de la columna,
correspondiendo al primer chakra, el
chakra de la tierra en el cuerpo
energético humano. En la mayoría de
los seres humanos, esa energía
irradia sólo hasta el segundo y
tercer chakra, los estados de
conciencia unidos a la
supervivencia, a lo instintivo, al
poder del ego, del “yo”. El
despertar de la energía Kundalini,
la serpiente que se desenrosca,
activando todos los demás chakras o
estados de conciencia del ser
humano, es el despertar de la
energía del Espíritu, de Dios en la
materia.
Como decíamos
anteriormente, Dios es, se encuentra
enraizado en cada átomo, en cada
partícula material. El poder del
Espíritu impregna toda la materia y
es sólo nuestra mente, nuestra
percepción limitada del mundo, lo
que impide que dicho poder se
manifieste en nosotros.
El ser humano es un
canal de energía entre la Tierra y
el Cielo y en ese canal nuestra
conciencia puede quedarse anclada a
un nivel inferior o superior.
Podemos quedarnos más abajo o más
arriba. Realmente no hay ninguna
restricción, sólo las creencias
sobre nosotros mismos, sobre cómo es
el mundo.
El despertar de la
energía Kundalini es el
reconocimiento del poder de Dios en
nosotros, pero eso sólo es posible a
través del corazón. En el Tantra la
energía Kundalini se eleva desde el
primer chakra hasta el chakra del
corazón, el chakra de la unión, de
la fusión, de la entrega. Entregarse
es rendirse, es confiar plenamente y
dejar de interferir y actuar por
nuestra cuenta, desde lo que nuestra
mente opina, interpreta, o cree que
ve. Es rendirse a ese poder de Dios
en nosotros y dejar que él actué a
través nuestro. Es cuando nos
entregamos a ese poder del Espíritu,
cuando se abren las puertas a todo
lo demás, cuando se comienza a
manifestar el poder del Espíritu que
somos en nosotros mismos. La entrega
significa ponerse en manos de lo
desconocido. Lo desconocido para la
mente del ego. “Hacerse accesible al
Espíritu”, decía Don Juan a Carlos
Castaneda. “Que se haga la voluntad
del Padre”, decía Jesucristo
utilizando otra forma de expresión.
Y es que el poder del Espíritu, del
Dios que somos en nosotros, no puede
actuar mientras interfiramos con
nuestra mente inferior, con nuestros
pensamientos y emociones automáticos
e inconscientes. El universo es una
gran “máquina” cuántica donde todo
pensamiento tiene poder directo
creador. El Campo Unificado de Todas
las Posibilidades, donde la mente
crea continuamente la realidad
manifestada. Y esa realidad la
creamos desde nuestra
mente-emociones automática e
inconsciente, la mente en la cual el
ser humano ha vivido hasta ahora
desde hace miles de años, o desde la
mente superior, que no es sino la
Presencia de Dios en la materia.
El despertar de la
energía Kundalini es el despertar, a
través del corazón, a esa Presencia
en nosotros. Y cuando ese despertar
se produce, todo es posible en el
mundo, pues el poder del Espíritu
“ha bajado” a la materia. Pero como
decía Don Juan, otra vez a Carlitos
Castaneda: al principio no tenemos
Poder, aunque lo buscamos
ansiosamente, pero cuando el Poder
nos llega ya no nos interesa y lo
único que nos cabe es ponernos en
manos del Espíritu y hacer su
Voluntad.
Cuando el ego se ha
rendido es cuando el poder de Dios
se manifiesta, y ya entonces ¿a
quién le interesa ese poder?
Publicado por Jesús Gómez en la revista "Verdemente", Abril-2005
Desde que hace años comencé en el camino de la conciencia, empecé a oír hablar de la famosa energía Kundalini. En mi ignorancia de aquellos tiempos, oír lo que se comentaba de la Kundalini despertaba en mí una mezcla de curiosidad, misterio, anhelo de saber y de miedo y rechazo. Despertaba mi rechazo porque siempre me daba la impresión, cuando escuchaba a alguien comentar sobre la energía Kundalini, de tratarse de algo mágico, brujeril, un poder fuera de nosotros que podía despertar y arrasarnos y porque, además, siempre tenía la impresión por parte de las personas que hacían los comentarios, de un gran desconocimiento, de algo que se había oído y que por ignorancia se quedaba en el mero significado “exotérico”, pero vacío de contenido real. Mi mente racional de aquellos tiempos reaccionaba contra todo lo que sonase a “parafernalia espiritualista”. Ahora, al pasar del tiempo, me doy cuenta de que en cierta forma llevaba razón, que mi hemisferio derecho sabía, intuía, que tenía que haber mucho más significado en toda esa historia de la energía Kundalini. O quizá que mi recuerdo de lo que ya sabía, lo que ya traía de otras vidas, se expresaba a través de esa postura de mi mente racional. También me doy cuenta ahora de lo poco que importa como se vean las cosas, si estas suenan a parafernalia espiritual o a cualquier otra calificación que le pongamos. Que la verdad se expresa a través de múltiples caminos e intenta aflorar de muchas formas. Y que detrás de esa reacción de mucha gente, como era mi propio caso, a lo que no se ve como absolutamente estricto, lógico y racional, lo que hay es el profundo miedo de la mente a perder el control.
Realmente hay mucho desconocimiento e imaginación esoterista en el tema de la energía Kundalini. Parece que la energía Kundalini fuese así como algo independiente, autónomo a nosotros mismos. Que el despertar de la Kundalini no fuese un estado de conciencia superior, que uno se gana evolucionando, sino algo que se puede producir por arte de magia en ciertas personas y que las lleva, en no pocos casos, a estados alterados de conciencia, en su significado literal de alteración y de pérdida de la capacidad de equilibrio aquí en este plano de la Tierra. Se oye muy a menudo a personas que han leído, que se han acercado a la práctica del Tantra o del Yoga, la pregunta de, ¿es peligrosa una subida repentina de la Kundalini?. Como si la Kundalini fuese un algo que tenemos ahí escondido y que por arte de magia le puede dar por despertar en un momento dado. Curiosamente la mayoría de esas preguntas viene de personas con egos fascinados por los poderes mágicos, más que por el verdadero desarrollo de la consciencia, que lleva a dejar atrás el ego y a entregarse a la presencia de Dios en nosotros. No existe un despertar por las buenas de la Kundalini. Nada más lejos de la realidad. Lo que sí existen son personas desequilibradas, que a base de prácticas yógicas o energéticas dirigidas a despertar esos poderes mágicos del ego, pueden acentuar su desequilibrio llegando incluso a patologías clínicas como la esquizofrenia. El verdadero despertar de la energía Kundalini en sí no puede enfermar ni hacer daño a nadie, pues es la energía misma de vida que impregna todo lo viviente, todo el universo. Es ni más ni menos que la energía de Dios en la materia.
El despertar de la energía Kundalini tiene mucho que ver con perder el control. Pero no la pérdida de control que nos lleva al manicomio, al caos, al terror. Todo eso es lo que una mente anclada en su visión restringida del mundo, en su visión separada del Espíritu, vaticina para ella misma y la previene de soltar y entregarse. La ascensión de la energía Kundalini no es posible hasta que lo que conocemos como mente racional, la mente ordinaria o mente inferior, se rinde a ese poder superior que llamamos Espíritu, que impregna todo en el Universo, que es todo en el Universo y que somos nosotros mismos aquí y ahora en una dimensión superior no accesible desde esa mente pequeña que no puede confiar y que ilusoriamente necesita asegurarse el control de todo, sin reparar en su propia y patética impotencia para realmente controlar nada en un universo que la desborda en su magia y complejidad.
La energía Kundalini, la Kundalini-Shakti, como normalmente se la ha mencionado en Oriente, es la propia energía de Dios, la energía del Espíritu en la materia. Es la energía de vida que se encuentra enraizada en cada célula, en cada átomo, en cada electrón, en cada partícula de lo que denominamos “materia”.
En la visión del Tantra, Dios El-Ella, el Todo no manifestado, se manifiesta así mismo creando el universo a través de la danza de lo masculino y lo femenino, Shiva y Shakti. A ese poder de manifestación es lo que el Tantra denomina Shakti-Kundalini. El poder ligado a la materia, a la Madre Tierra.
A la energía Kundalini siempre se la ha representado como la “Serpiente Enroscada”. La energía que yace dormida en la base de la columna, correspondiendo al primer chakra, el chakra de la tierra en el cuerpo energético humano. En la mayoría de los seres humanos, esa energía irradia sólo hasta el segundo y tercer chakra, los estados de conciencia unidos a la supervivencia, a lo instintivo, al poder del ego, del “yo”. El despertar de la energía Kundalini, la serpiente que se desenrosca, activando todos los demás chakras o estados de conciencia del ser humano, es el despertar de la energía del Espíritu, de Dios en la materia.
Como decíamos anteriormente, Dios es, se encuentra enraizado en cada átomo, en cada partícula material. El poder del Espíritu impregna toda la materia y es sólo nuestra mente, nuestra percepción limitada del mundo, lo que impide que dicho poder se manifieste en nosotros.
El ser humano es un canal de energía entre la Tierra y el Cielo y en ese canal nuestra conciencia puede quedarse anclada a un nivel inferior o superior. Podemos quedarnos más abajo o más arriba. Realmente no hay ninguna restricción, sólo las creencias sobre nosotros mismos, sobre cómo es el mundo.
El despertar de la energía Kundalini es el reconocimiento del poder de Dios en nosotros, pero eso sólo es posible a través del corazón. En el Tantra la energía Kundalini se eleva desde el primer chakra hasta el chakra del corazón, el chakra de la unión, de la fusión, de la entrega. Entregarse es rendirse, es confiar plenamente y dejar de interferir y actuar por nuestra cuenta, desde lo que nuestra mente opina, interpreta, o cree que ve. Es rendirse a ese poder de Dios en nosotros y dejar que él actué a través nuestro. Es cuando nos entregamos a ese poder del Espíritu, cuando se abren las puertas a todo lo demás, cuando se comienza a manifestar el poder del Espíritu que somos en nosotros mismos. La entrega significa ponerse en manos de lo desconocido. Lo desconocido para la mente del ego. “Hacerse accesible al Espíritu”, decía Don Juan a Carlos Castaneda. “Que se haga la voluntad del Padre”, decía Jesucristo utilizando otra forma de expresión. Y es que el poder del Espíritu, del Dios que somos en nosotros, no puede actuar mientras interfiramos con nuestra mente inferior, con nuestros pensamientos y emociones automáticos e inconscientes. El universo es una gran “máquina” cuántica donde todo pensamiento tiene poder directo creador. El Campo Unificado de Todas las Posibilidades, donde la mente crea continuamente la realidad manifestada. Y esa realidad la creamos desde nuestra mente-emociones automática e inconsciente, la mente en la cual el ser humano ha vivido hasta ahora desde hace miles de años, o desde la mente superior, que no es sino la Presencia de Dios en la materia.
El despertar de la energía Kundalini es el despertar, a través del corazón, a esa Presencia en nosotros. Y cuando ese despertar se produce, todo es posible en el mundo, pues el poder del Espíritu “ha bajado” a la materia. Pero como decía Don Juan, otra vez a Carlitos Castaneda: al principio no tenemos Poder, aunque lo buscamos ansiosamente, pero cuando el Poder nos llega ya no nos interesa y lo único que nos cabe es ponernos en manos del Espíritu y hacer su Voluntad.
Cuando el ego se ha rendido es cuando el poder de Dios se manifiesta, y ya entonces ¿a quién le interesa ese poder?