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EL POBLAMIENTO DURANTE LA PREHISTORIA RECIENTE EN EL CAMPO DE NÍJAR (ALMERÍA)
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Martín HARO NAVARRO | ||
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1. Introducción Este trabajo es una síntesis de la Memoria de Investigación presentada en el Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada que tiene como base la Carta Arqueológica de Riesgo del municipio de Níjar, así como los estudios realizados por el proyecto Los recursos abióticos y los sistemas de aprovisionamiento de rocas y minerales por las comunidades primitivas del SE de la Península Ibérica durante la Prehistoria Reciente, del que es miembro el autor, y bajo la dirección del Dr. Francisco Carrión Méndez. El municipio de Níjar se sitúa en la parte más meridional de la provincia de Almería y posee una extensión de 599,77 km2. El paisaje actual destaca por la intensa ocupación del espacio en el Campo de Níjar debido al cultivo bajo plástico y a la presencia de varios núcleos de población. La Sierra de Cabo de Gata y el litoral presentan una ocupación menor, si se exceptúan algunos núcleos costeros. La escasa presencia humana se debe a factores históricos que se remontan a época medieval, aunque se trata de un fenómeno que ha pervivido hasta bien entrado el siglo XX; por otro lado, la declaración de esta zona como Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar ha contribuido a la conservación de esta parte de la costa mediterránea, ayudando a preservar su patrimonio arqueológico. Las investigaciones arqueológicas en la comarca de Níjar se inician a finales del siglo XIX con los trabajos de L. Siret y su capataz P. Flores en la necrópolis prehistórica de las Peñicas y el Tejar. Posteriormente durante la década de los años 30 y 40 G. y V. Leisner recopilan algunos de estos materiales y documentan estos enterramientos calcolíticos, publicándose en su obra monumental (Leisner, 1943). El descubrimiento de la necrópolis del Barranquete a finales de los años 60 motivó una primera intervención arqueológica a cargó de M. Fernández Miranda, quién puso al descubierto su importancia excavando varias tumbas de falsa cúpula. Entre 1969-1972 Mª J. Almagro Gorbea continuó estudiando una serie de tumbas megalíticas pertenecientes a la misma necrópolis, que dieron lugar a varias publicaciones (Almagro Gorbea, 1973a, 1973b). Años más tarde esta misma investigadora realizó varios sondeos arqueológicos en el poblado prehistórico de El Tarajal, situado muy cerca de esta necrópolis (Almagro Gorbea, 1976). No será hasta la década de los años 80 cuando comiencen los primeros proyectos de prospección arqueológica a cargo de J. Ramos localizados en el Campo de Níjar, desde Sierra Alhamilla hasta La Serrata. El estudio comprendía desde la prehistoria hasta la época romana (Ramos, 1986; 1987; 1990). Sin embargo, el área del Cabo de Gata ha sido una zona marginal donde no se había llevado a cabo ningún estudio relevante hasta comienzos de la década de los 90. El proyecto incluía prospecciones arqueológicas en todo el área de Cabo de Gata para la localización de los poblados prehistóricos, así como una serie de prospecciones geoarqueológicas que detectaran los georecursos y biorecursos potenciales empleados por estas poblaciones prehistóricas (Carrión et al., 1992). El poblamiento prehistórico en la comarca se desarrolla durante la Edad del Cobre. La existencia de “centros” o núcleos importantes de población cercanos al área de estudio y los recursos naturales disponibles representaron un factor determinante para ocupar este territorio en épocas tempranas, demostrado a través de la presencia de poblados calcolíticos tanto en las zonas de interior como en la costa. 2. El territorio. Características físicas y geológicas
Sierra Alhamilla está formada por calizas dolomíticas y filitas en sus partes más altas, pertenecientes al complejo alpujárride; y en las partes más bajas por arcillas, limos y cantos pertenecientes al neogeno-cuaternario. La Sierra forma una barrera geográfica entre el Campo de Níjar y el Pasillo de Tabernas, aunque existen varios pasos naturales que comunican ambas zonas: la Rambla de Inox, situada en la zona más occidental; el Barranco de Huebro, en la parte central y la Rambla de la Añoreta, en el área oriental. La intensa actividad volcánica formó una pequeña alineación conocida como La Serrata. Los materiales volcánicos están representados mayoritariamente por dacitas y andesitas anfibólicas, pudiendose observar también los conglomerados y las brechas piroclásticas; y en zonas muy localizadas, pequeños núcleos de calizas y calizas oolíticas.
Sobre la zona más meridional se eleva el complejo volcánico de la Sierra de Cabo de Gata en dirección sudoeste-noreste, constituyendo uno de los macizos volcánicos más importantes de la Península Ibérica. Estas emisiones volcánicas comenzaron hace unos doce millones de años, habiendo finalizado hace aproximadamente unos cinco millones de años. Las rocas volcánicas que aparecen son las andesitas, las dacitas, las riolitas y las tobas predominando las primeras. Dicha formación se inicia en el Cerro San Miguel, situado en la parte más suroccidental, y continúa hasta Carboneras perdiendo progresivamente altura hacia la parte oriental. El paso principal entre el área del Barranquete y el litoral del Cabo de Gata se localiza sobre la parte central de la sierra, entre la Boca de los Frailes y El Pozo de los Frailes. Asimismo Presillas Altas y Las Hortichuelas forman otros pasos de menor entidad situados en la parte oriental. En la Sierra de Gata destacan cinco áreas geomorfológicas: la primera conocida el Cerro de San Miguel, que domina el extremo meridional del Cabo de Gata, formada por una zona serrana y un litoral muy escapado; El Barronal, formada por el cerro del Barronal y la llanura litoral de Genoveses; el área de la Rambla de los Frailes; barranco de la Capitana; y finalmente el área de las Hortichuelas. El paisaje actual está dominado por una vegetación contraída dominada por especies arbustivas de tipo xerófilo como el esparto, el tomillo, la cornicabra o el espino. Existen algunas zonas de mayor humedad localizadas en las ramblas y barrancos de Sierra Alhamilla donde aparecen especies como el álamo, la coscoja y algunos ejemplares de encinas y madroños; especies que se han visto reducidas, casi en su totalidad, por actividades como el pastoreo, el carboneo o la tala de árboles. La consecuencia directa ha sido el arrastre y la pérdida de suelos y el avance de la línea de costa por los aluviones aportados por la Rambla Morales y la Rambla del Hornillo.
La Rambla de Inox se sitúa sobre la parte más occidental del estudio y constituye una de las áreas donde se documentan dos asentamientos pertenecientes a la Edad del Cobre: Pueblo de Inox y Tahalbar II. El primero se sitúa sobre una ladera aterrazada en la margen derecha de la rambla y el segundo sobre un pequeño llano, que domina visualmente parte del campo de Níjar. En ambos casos existen buenas condiciones para el desarrollo de la agricultura y la ganadería, localizándose varias fuentes cercanas. Los afloramientos metálicos de mineral de cobre aparecen sobre un área cercana, la Rambla de del Agua, situada a unos 3.5 km. desde la zona donde se localizan estos yacimientos.
El área central está dominada por una extensa llanura que forma el Campo de Níjar, compuesto mayoritariamente por arenas, limos y gravas cuaternarias procedentes de Sierra Alhamilla y La Serrata. Los asentamientos están presentes sobre la parte central frente a la Rambla de Huebro donde se sitúa Boquera Morillas; y otro grupo localizado en la parte meridional del corredor, conectado visualmente con el anterior, sobre la vertiente meridional de La Serrata, representado por los asentamientos de El Búho, El Pozo del Capitán y el Cortijo del Parralero. El asentamiento de Boquera Morillas ocupa una amplia extensión sobre una llanura en la margen derecha de la rambla del Artal. Estaba formado originalmente por un poblado y una necrópolis, que fue alterado gravemente por la construcción de la A-92 y por la remoción de tierras para el cultivo, desapareciendo casi toda el área de necrópolis. El territorio sobre el que se asienta ofrece excelentes posibilidades para la práctica de la agricultura de secano y el desarrollo de pequeñas huertas. La proximidad a los poblados de Los Cerricos I y Los Cerricos II, - unos 1.500 m- lleva a establecer una estrecha relación entre estos dos grupos.
La posición estratégica y el tamaño del poblado del Barronal I revelan una dependencia del resto de asentamientos sobre éste, que forman pequeños núcleos de población ubicados en lugares donde se concentran determinados recursos. El asentamiento principal se dedica a actividades relacionadas con la producción de alimentos, la extracción de rocas andesíticas (Carrión et al, 1992) y a los intercambios con otros territorios.
Desde la Rambla de la Capitana hasta el Barranco del Negro se extiende la siguiente unidad geográfica, en la que se han documentado un total de seis asentamientos pertenecientes a la Edad del Cobre. El patrón de asentamiento es similar a las unidades anteriores, instalándose sobre terrenos volcánicos próximos a recursos susceptibles de ser explotados como afloramientos metálicos –cobre, plomo, plata y oro- y rocas volcánicas -dacitas y andesitas-, enclavados sobre terrenos montañosos localizados a cierta distancia de la costa, como es el caso de Hoya del Paraíso y Presillas Altas, ambos con una posterior ocupación romana, o el Paraíso y las Presillas Bajas.
Sobre la parte más oriental de la Sierra de Cabo de Gata destacamos otra área geográfica que incluye desde la Rambla del Playazo hasta la Rambla de Las Negras. A grandes rasgos el área se asienta sobre terrenos de origen volcánico en el que dominan las dacitas y las andesitas, las brechas piroclásticas de dacitas y andesitas, así como zonas de aluvión y coluvión de arenas, limos y cantos. También aparecen documentados algunos afloramientos metálicos de oro y plata.
El asentamiento de Las Hortichuelas se localiza hacia el interior en la barriada que le da nombre, abarcando una superficie superior a la del propio núcleo urbano. En las inmediaciones aparecen documentados pequeños afloramientos de dacitas y andesitas, así como yacimientos de oro y plata, destacando la zona conocida como el Cerro de las Hortichuelas y las Cuevas de Ortiz, lugar que ha sido explotado hasta bien entrado el siglo XX. Su cercanía al mar y la aparición en superficie de algunos restos de malacofauna hacen pensar en una estrecha vinculación con el medio marino. El entorno posee pocas posibilidades para la práctica de la agricultura, pudiendo depender de otras zonas cercanas como la Loma del Molino.
4. El poblamiento durante la Edad del Bronce
Sobre el curso inferior de Rambla Morales se localiza el asentamiento de El Tarajal y la necrópolis del Barranquete cuyo final vendría a coincidir con los inicios de la Edad del Bronce, aunque sin una continuidad en su ocupación según las estratigrafías publicadas (Almagro, 1976: 318). Asimismo durante el transcurso de las prospecciones llevadas a cabo en el área de la Serrata, se ha documentado un pequeño asentamiento perteneciente al II milenio a.n.e. Como en el caso de los asentamientos calcolíticos presentes, el yacimiento de Pozo del Capitán II se encuentra en las inmediaciones de pequeños afloramientos de mineral.
El área de
la rambla de Pozo de los Frailes concentraba importantes núcleos
calcolíticos que durante la Edad del Bronce se verán restringidos a
la zona de Calahiguera II. El poblado ocuparía las partes altas de
Calahiguera disponiendo de una magnifica visibilidad del litoral de
San José. En cambio no se han podido documentar poblados
pertenecientes a este época en la Rambla de la Capitana que
indicaría el escaso interés por esta zona en los que se localizan
afloramientos de jaspes.
Los enclaves más orientales de Cabo de Gata se sitúan en el área de Rambla de las Negras ocupados anteriormente durante la Edad del Cobre. Algunos poblados calcolíticos como Las Hortichuelas o Loma del Molino desaparecen, siendo sustituidos tales emplazamientos por otros como el Cerro del Granadillo y La Joya.
El Cerro del Granadillo está situado sobre una pequeña zona amesetada cercana al cerro de Las Hortichuelas. Se trata de un asentamiento minero muy próximo a los afloramientos de cobre, y a un poco mayor distancia de los filones de oro y plata. El transcurso de la investigación podrá resolver en qué grado pudieron haberse explotado dichos recursos transportados por la rambla hasta el cercano yacimiento de La Joya. El lugar elegido para la Joya es un cerro de altura considerable que cae directamente al mar y controla visualmente todo el área costera de Las Negras. A juzgar por los restos hallados en superficie se trataría de un asentamiento argárico con un complejo urbanismo en el que se distinguen varias terrazas artificiales, ocupadas presumiblemente por cabañas y un recinto amurallado situado en su cima. Su disposición se interpretaría como otro asentamiento costero que controla la producción minera interior y se encarga del intercambio comercial a través del litoral. 5. El papel de las periferias mineras frente a los centros de demanda
Se trata de modelo bipolar en el que aparece un asentamiento de tamaño considerable que tiene como función el control de un territorio concreto. Este tipo de poblados se localizan sobre cerros escarpados, que dificultan su acceso mediante la construcción de recintos amurallados como el caso de El Barronal II o La Joya. Los casos estudiados presentan un excelente control visual de las zonas costeras, instalándose sobre cerros próximos al litoral. Por otro lado, aparecen pequeños poblados instalados sobre zonas montañosas del interior próximos a afloramientos de mineral. A nivel superficial estos asentamientos no poseen la complejidad urbanística observada en los casos anteriores. La asociación a los contextos de explotación minera es clara, tanto por las evidencias de cantería como por las herramientas halladas en superficie (Carrión et al., 1993).
El modelo de ocupación territorial desarrollado durante época argárica es mucho más restringido y especializado que durante la Edad del Cobre, localizándose únicamente sobre las áreas del Barronal, Rambla de los Frailes y Las Hortichuelas. La conexión de estas áreas con la costa y el papel desempeñado por estos asentamientos plantea la presencia de unas rutas marinas costeras consolidadas, que canalizan las producciones mineras y objetos de prestigio con otras comarcas del SE peninsular. Diferentes estudios relacionados con la sociedad argárica coinciden en señalar la existencia de una unidad territorial (Lull, 1983; Schubart y Arteaga, 1986), la aparición del estado (Lull y Risch, 1995), la existencia de una jerarquización territorial en los grupos del Almanzora, Aguas y Antas (Chapman et al, 1987; Schubart y Arteaga, 1986) que llevó a ocupar áreas cercanas como la Sierra de Gata ante la evidencia de afloramientos mineros superficiales.
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