El disco de Festos es una pieza de arcilla circular en la que aparecen
grabados por las dos caras 242 signos jeroglíficos o ideogramas en relieve,
seguramente con la intención de servir como "tampón" en lo que se
podría calificar como el antecedente de la imprenta. Este disco apareció en
las ruinas del palacio minoico de Festos, en la isla de Creta, sin que se puede
datar con seguridad por el incierto contexto arqueológico en el que se encontró,
aunque no debe de estar muy lejos de mediados del segundo milenio a. de C.
Los
expertos coinciden en la singularidad de la escritura de este disco ajena a las
de la isla de Creta y de las conocidas en todo el medio oriente constituyendo
"un caso único" y que "nada demuestra que su origen
sea
cretense", en palabras de Jean-Pierre Olivier (Las
civilizaciones Egeas, del neolítico y de la edad del bronce. Editorial
Labor-1992).
Para los estudiosos del neolítico y el bronce de la península ibérica
deberían llamar la atención algunos de los ideogramas que aparecen en el
disco, pero este no ha sido el caso y salvo el notario -metido a investigador-
D. Blas Infante ninguno hace referencia al posible origen andaluz-peninsular de
este disco. Blas Infante, en su libro El Ideal Andaluz, hace una clara
referencia al tema al asegurar que "en
el disco de Festos.... se encuentran los caracteres neolíticos andaluces,
reproducidos exactamente, formando en la inscripción con otros
representativos".
La
aparición de este disco perteneciente al mundo argárico-tartésico en una zona
como la isla de Creta, y en una época como es mediados del segundo milenio a.
de C. (entorno
al 1.500 a.de C.), no es extraño si tenemos en cuenta los múltiples
intercambios comerciales entre la península y el mediterráneo oriental, como
nos dice F. Jordá en el primer volumen de La Historia del Arte Hispánico -
La Antiguedad- de la Editorial Alhambra, Madrid-1978, "dentro ya del
segundo milenio a. de C las influencias y contactos con los pueblos del mediterráneo
oriental se hacen cada vez más patentes y más intensos. Las necesidades de
metal (cobre, estaño, plata) de las "grandes potencias" orientales
(hititas, sirios, micénicos y egipcios) hace que esos contactos sean cada vez más
estrechos, lo que determina la inclusión de nuestra península dentro del área
comercial del mundo mediterráneo".
No
sólo estaría el disco de Festos como prueba de esas relaciones entre oriente y
occidente en tan tempranas fechas, ahí están también las tumbas "micénicas"
y los idolillos "cicládicos" que aparecen en Andalucía durante la
cultura de los Millares, datadas mucho antes que las civilizaciones micénicas y
cicládicas. También están las pinturas de barcos "de tipo egeo"
aparecidas en una cueva cerca del estrecho de Gibraltar. Esperemos que con el
tiempo, el interés de los estudiosos y un poco de suerte en las excavaciones
(de hecho, ya se van encontrando en Andalucía algunas piezas cerámicas
catalogadas como micénicas que van confirmando estas relaciones) pueda llegar
el momento en que se esclarezcan con rotundidad las relaciones entre Andalucía
y el mediterráneo oriental
Ahora
no se trata de exponer todas las pruebas que demuestran estas relaciones -al
margen del tipo de relación- si no de intentar establecer la
del disco de Festos con la, hasta ahora no comprobada escritura ideográfica
tartésica, y más en concreto con las leyes en verso que según Estrabón tenían
los turdetanos, descendientes de los tartesios, con más de "6.000 años de
antigüedad". Es posible que los 6.000 años de Estrabón no sean los
actuales, sino más bien serían años tartésicos de tipo estacional. Es decir,
que se trataría de unos mil quinientos años antes de él, lo que equivaldría
que las leyes en verso de los tartesios se remontarían hasta mediados del
segundo milenio a. de C. con lo que nos situamos en las fechas dadas para el
discos de Festos.
En
la época a la que hacemos referencia
existía en Andalucía un pueblo, el llamado argárico, con un alto nivel
económico y cultural, que dominaba la navegación y que extendía su influencia
desde el sudeste peninsular hacia el levante y hacia oeste por el bajo
Guadalquivir y la costa atlántica. El pueblo argárico se puede considerar como
tartésico en sentido amplio siguiendo a Maluquer de Motes o Gómez Moreno y no,
como otros estudiosos sostienen, circunscribiendo lo tartésico sólo al periodo
llamado "orientalizante".
Es
lógico pensar que una cultura como ésta que mantenía un gran intercambio
comercial necesitara de la escritura al igual que los pueblos contemporáneos.
Aunque no se ha encontrado algo que se pueda considerar como escritura
relacionada con los argáricos, sí que existen multitud de ideogramas por
separado que inducen a pensar en que sí existía. Y es aquí donde llegamos al
disco de Festos, ya que algunos de los ideogramas que aparecen en el disco y que
no se pueden relacionar con su entorno físico si que aparecen en la península
e incluso alguno de ellos sólo se conocen aquí. El
disco de Festos tiene 45 signos diferentes entre las dos caras. Están
distribuidos en espiral
en grupos perfectamente separados como si cada grupo constituyera
una frase. Si analizamos una de las caras, que podríamos denominar cara
A, y pusiéramos las frases (cuenta con 31 grupos de ideogramas o
"frases") en líneas independientes y nos fijásemos en las
terminaciones de cada frase podríamos deducir fácilmente que se trata de un
poema que cuenta, incluso, con un "estribillo" ya que tres de las
frases se repiten en grupo dos veces y una de ellas individualmente se repite
tres veces. También podemos observar como la misma terminación compuesta por
dos ideogramas se repite en 12 ocasiones de las 31 frases, alternándose como
ocurre en un poema. De
los 45 ideogramas que aparecen en el disco, muchos de ellos pueden considerarse
comunes a los ideogramas que se utilizaban en todas la escrituras, por ejemplo:
una rama, un pez, un pájaro, un hombre, etc que se
utilizaban dibujadas de una forma u otra y que podemos encontrarlos
aislados o en grupo en las pinturas esquemáticas en la península sin que se
puedan considerar exclusivas de una zona.. Pero llama poderosamente la atención
la existencia de dos ideogramas que podemos considerar como propios de las
culturas del bronce peninsular, sobre todo de los argárico-tartésicos. Nos
referimos al ideograma de la flor de ocho pétalos, símbolo que vemos en una
arracada o pendiente tartésico que se conserva en el museo de Cádiz y que está
muy relacionado con la estrella de ocho puntas tartésica. Pero sobre todo,
llama la atención el ideograma que representa a un guerrero con un penacho de
plumas en la cabeza que es propio de los guerreros argáricos que navegaban por
el atlántico y el mediterráneo dejando sus huellas por todos lados en forma de
pinturas rupestres e insculturas. Estos guerreros con penachos son estudiado por
F. Jordá y J. Mª Blázquez en el libro Historia del arte Hispánico -LA ANTIGÜEDAD. y por F. Jordá Cerdá en "los Tocados de plumas en el
arte levantino". También
aparecen guerreros con penachos en una estela egipcia de Ramsés II en la que se
recuerda la lucha y la victoria contra los invasores conocidos como "pueblos
del mar" de los que formarían parte los argárico-tartésicos, según
F. Jordá Cerdá. La presencia de estos prisioneros con penachos en la estela de
Ramsés II viene a demostrar esta intuición del profesor Cerdá. Otra
característica que llama la atención del disco de Festos es el estar escrito
en espiral lo que puede tener un paralelismo con las estelas tartésicas
posteriores que también tiende a la escritura en espiral. De
todo ello podemos intuir la pertenencia a la cultura argárico-tartésica del
disco de Festos, que no sólo sería la primera escritura conocida de los
pueblos peninsulares sino también sería el primer poema del que tenemos
constancia de un pueblo tan dado a la poesía como el pueblo tartésico-bético-andalusí-andaluz.
|