TARTESSOS |
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TARTESSOS: SUS FUENTES
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OLGA ÁLVAREZ HERRERO | ||||||||||||||
Cuando nos planteamos hablar sobre Tartessos, el primer pensamiento que tuvimos fue la problemática de las fuentes y el cómo abordarlo, pues es tema ya muy discutido. En un principio pensamos comentar todas y cada una de las fuentes de las que teníamos conocimiento, hecho que descartamos enseguida pues no haríamos más que repetir ideas que pueden aburrir sobremanera al lector. Por ello, vamos a dar un repaso por las fuentes bíblicas, griegas y latinas, pero comentando sólo las que más interesantes nos parecen o más datos nos pueden aportar al estudio de tan magnífica civilización.
a) a) Se produce una gran discusión identificarla con Tartessos ya que, de ser cierto, significaría que los fenicios arribaron las costas peninsulares en el s. X a.C – época de Salomón- y no dos siglos después como viene asegurando los investigadores, apoyados por las pruebas arqueológicas.
c) Los elementos que nombra, oro, plata, marfil, monos y pavos reales, inclina a no identificar Tarsis con nuestra Tartessos puesto que, aunque el otro y la plata si eran riquezas de Tartessos, no así el marfil, monos y pavos reales, más propios de zonas africanas. - Otra cita interesante, en la Biblia, y que nos da, o en la qoe podemos ver otra interpretación, que nos acerca más a la visión de Tartessos, es la que aparece en Ezequiel 27,12. Esta cita ha sido datada hacia 586 a.C., fecha muy importante pues, según Pellicer, Almagro y Molina, estamos en el auge de Tartessos orientalizante. En ella, y refriéndose a Tiro Ezequiel hace una elegia por su destrucción, nos dice: “... Tarsis comerciaba contigo por tus riquezas de todo género, con plata, hierro, estaño y plomo, pagaba tus mercancías”. Estas palabras nos acercan, o más bien nos constatan lo que se sabe por otras fuentes: ahora sí quepo demos afirmar que la Biblia, al referirse a Tarsis, indica un lugar geográfico, una entidad física, hecho éste que no podíamos aseverar con El Libro de los Reyes y, además, nos informa de las riquezas de Tartessos si es que nos aventuramos a identificar este Tarshis con el sur andaluz cosa , por ora parte muy tentadora, pues otros textos, ajenos a la Biblia nos recuerdan las riquezas, tanto ganaderas como minerales de Tartessos.
- En el Salmo 72:10 tenemos otra referencia a Tarsis, en el que nos dice “... Los monarcas de Tarsis y las islas ofrecerán regalos; los reyes de Arbai y Saba traerán presentes...” . Al decir “Tarsis y las islas” ¿tal vez podrirá indicar que ambos reinos están cercanos geográficamente?, al igual que Arabia y Saba los están. En la época en que se escribió el Salmo y quién lo escribió (se atribuye a Salomón) nos situamos cronológicamente, de nuevo, en el s. X a.C., época en la que no se ha producido la colonización fenicia de las cosas andaluzas y no hay, hasta el momento, ninguna prueba de la existencia de un reino en islas. - Por último, analizamos someramente lo que Jeremías 10:9 nos vuelve a nombrar las riquezas en plata de Tarsis: “... Recubiertos están de plata importada de Tarsis y de otro de Ofir...” . La época en la que vivió y escribió este profeta se ha datado entre os años 650 y 645 a.C. en pleno auge orientalizante de Tartessos. De nuevo tenemos una zona, Tarsis, famosa por su riqueza en plata y otra, Ofir, supuestamente cerca de Saba, en el mar Rojo. Como conclusión asistimos a la existencia de un lugar llamado Tarsis o Tarsis en un dilatado espacio de tiempo, desde Salomón a Jeremías, en el que es tremendamente complicado y arriesgado identificar alguna de las citas con nuestra Tartessos, aún sabiendo que muchas de las riquezas de las que se nombran se dan en estas tierras. Pero no habiendo, todavía, más que eso, meras coincidencias, sin que se puedan apoyar en pruebas arqueológicas, lanzar una hipótesis basada en los textos bíblicos es enormemente arriesgado. Al contrario de las fuentes bíblicas en las que se hace referencia a un lugar desconocido hasta ahora pero en el que se han querido ver muchas ciudades y, por lo tanto, no podíamos asegurar dónde se hallaba Tartessos, al adentrarnos en el mundo griego, nos encontramos con abundante información - una mejor que otra - en la que, ahora sí, todas las alusiones se refieren, sin duda al Tartessos protohistórico peninsular.
Antes de seguir debemos hablar un poco de Estrabón para, al menos, situarle cronológicamente: Estrabón nació en Amáseia, ciudad del Pontos (actual Mar Negro, En Asia Menor) hacia el año 63 a.C. (por tanto varios siglos después de la desaparición de Tartessos). Tiene orígenes cretenses pues su familia era oriunda de dicha isla. Aprendió en gracias con el gramático Aristódemos y en Roma con el también gramático Tyrannion. La fecha para su presencia en Roma se sitúa hacia 29 a.C. y poco después comienza sus viajes: Egipto, Etiopía, cruza desde Cerdeña hasta Armenia y desde el Mar Negro hasta Etiopía, se sospecha que estuvo en Asia. Su muerte de fecha hacia 19 d.C. Su obra “Geografía” “Geographiká” se fecha entre los años 29 en que comienzo su periplo, hasta 7 a.C. Una vez introducido a nuestra fuente griega más importante analicemos lo que nos dice: Como ya hemos dicho, al no haber visitado Iberia en la época de Tartessos, se ayuda de las palabras de dos poetas: Anacreonte (hacía 530 a.C.) y Estesícoro de Himera (aproximadamente 600 a.C.) y, aunque estos dos autores no son persnalidades científicas de gran peso, sí nos aportan, con sus comentarios caractarísticas de neustro objeto de estudio. En el capítulo II de su libro III, Estrabón nos describe lo que él conoce como Turdetania y nos habla de las maravillas de esta zona, de la fertilidad de sus tierras (III, 2, 4) y la riqueza y abundancia de minerales (III, 2, 8), pero lo que más nos interesa es la cita III, 2, 11 en la que nombra al monte Argüiros, del que mana el Baitis (Guadalquivir) y “... Parece ser que los antiguos llamaron Baitis a Tartessos..”, hecho que coincide con otras noticias, pero que por sí mismo no lo podemos tomar como verdad absoluta ya que otros autores, como T. Livio asegura que oto nombre del Guadalquivir en la antigüedad fue Certis [1]. Y sigue Estrabón: ”...Y como el río tiene dos desembocaduras, dícese también que la ciudad de Tartessos, estuvo edificada antiguamente en la tierra sita entre ambas, siendo llamada región Tartessis, la que ahora habitan los tourdouloi...” He aquí una localización geográfica de Tartessos (entre dos ríos, así como el territorio por el que se extienda (lo que más tarde ocupan los Turdulos). La otra reflexión (III, 2, 14) no nos acerca a esta civilización desde un punto de vista geográfico, sino que nos ofrece otra visión, por otra parte ya conocida y abundantemente comentada en las fuentes: la longevidad de sus monarcas como símbolo de felicidad; sin olvidar la ya consabida riqueza mineral: “...Hallaron que en la Tourdetania se usaban pesebres y grandes cántaros hechos con plata; por ello podría preguntarse si no sería por su gran felicidad por lo que estos hombres tuvieron reputación de longevos, sobre todo sus reyes, que por ello Anakreon pudo decir en este pasaje: “ Yo mismo no desearía ni el cuerno de Amalthie no reinar ciento cincuenta años en Tartessos”...”. Con sólo estas dos citas, que nos son las únicas en el libro de Estrabón, pero sí las que más nos interesan, podemos sacar varias conclusiones: - Tartessos se situaba en lo que Estrabón conoce como la Turdetania, cosa que las fuentes arqueológicas han constatado. - Tartessos desde la antigüedad, se identifica como el paraíso en la tierra. Tiene todo lo que el ser humano busca desde la noche de los tiempos: la felicidad que, con menor o mayor acierto, se ha identificado con riqueza y longevidad. La riqueza mineral y ganadera, la fertilidad de las tierras..... hechos que es difícil que se den todos a un tiempo y en un mismo espacio geográfico, se conjugan en Tartessos para proporcionar a sus gentes en general y sus reyes en particular esa felicidad tan ansiada y que provoca el bienestar necesario para una larga vida.
Al hablar de los foceos nos cuenta “... No navegaban en naves mercantes, sino en penteconteros. Y, al llegar a Tartesso, se hicieron muy amigos del rey de lso tartesios, cuyo nombre era Argantonio, que gobernó Tartesso durante ochenta años y vivió en total ciento veinte. Pues bien, los foceos se hicieron tan grandes amigos de este hombre, que.... les animó a abandonar Jonia y establecerse en la zona de sus dominios...”. Es importante este texto pues nos sitúa a Argantonio en una época que podemos datar por comparación con otros hechos que ocurren como es la llegada de los foceos a la Península. Dicha fecha se sitúa hacia 630 a.C. y que según los profesores Alvar y Blázquez tiene su constatación física en la gran cantidad de cerámica griega que aparece en Huelva, cerámica de los mejores talleres de la época. Su vida y reinado, estaría situados entre los años 670 y 550 a.c. El otro texto al que nos vamos a referir (4, 152) es más interesante pues nos dice que los samios partieron, con Coleo como capitán de la nave, de la isla con intención de llegar a Egipto, pero el viento de levante los desvió y atravesaron las columnas de Hércules y llegaron a Tartessos, emporio comercial sin explotar. Si fechamos el texto, por otros datos del mismo hacia 630, tenemos que antes de esa fecha no hay contactos directos entre griegos y Tartessos. Este viaje o el relato de es te viaje se nos hace más interesante pues más que un desafortunado incidente que les impide coronar su objetivo que era llegar a Egipto, parece ser, para la gran mayoría de los científicos como García y Bellido o Maluquer la coronación de los viajes de tanteo de los griego en busca de metales y eliminar de este modo al intermediario fenicio. Estas afirmaciones pueden apoyarse en el descubrimiento en el Herarión de Samos de unos peines de marfil con figuras grabadas que parecen ser hechas por el mismo taller y técnica que los hallados en Carmona y Osuna [3]. Dicho depósito se puede fechas hacia 640-630, fechas en las que se desarrolla el viaje narrado por Heródoto. No nos vamos a extender más en estas fuentes pues dejamos a juicio del lector indagar más en ellas si es su deseo.
El
río forma en su desembocadura varias bocas, de las cuales tres corren al
oriente y cuatro al mediodía, las cuales bañan la ciudad. Arrastran en
sus aguas partículas de pesado estaño, y lleva rico metal a la ciudad de
Tartessos. Cerca se hallan el “monte de los Tartesios”, lleno de
bosques, y el “monte argentario”, sito sobre la laguna Ligustina, en
cuyas laderas brilla el estaño. La ciudad de Tartessos está unida por un
camino de cuatro días en la región del Tajo, o el Sado, y por otro de
cinco con Mainake, donde los ricos tartesios poseían una isla consagrada
por sus habitantes a Noctiluca. El límite oriental del dominio de los
tartesios estuvo en tiempos en la región de Murcia, y el occidental en la
zona de Huelva.” [4]
[1] “España y los españoles hace dos mil años según la geografía de Estrabón” García y Bellido. A Décima edición 1993. Colección Austral A203. Madrid [2] “Los enigmas de Tarteso”. Alvar, J y Blázquez, J.M. (Editores). Madrid 1993 Edicones Cátedra. ISBN 8437611385 [3] “La civilización tartésica” Bendala Galán, M. Historia General. [4] “Tartessos y los comienzos de nuestra era” García y Bellido, A. “Historia de España” dirigida por R. Menéndez Pidal I, 2 y 3º Ed. Madrid, 1975 (281-308). |