El
interior de las viviendas no está diferenciado mediante tabiques,
por lo que no hay una especialización espacial. Todo se realiza
en un mismo espacio: actividades productivas, de consumo y
vivienda. Junto a estas cabañas se levantan otras construcciones
más pequeñas que harían las veces de almacén, lo que delata la
existencia de un excedente. También se han hallado cabañas de
mayor tamaño y mayor riqueza de materiales en su interior así
como materiales de prestigio (aunque no es la única que contiene
dichos materiales) según el Prof. Barceló, por lo que se puede
hablar de una diferenciación económica, aunque ¿Es posible que
se trate de una diferenciación en el uso?, es decir ¿ Se podría
hablar de una cabaña, esta de mayor tamaño, en la que se hacen
trabajos para el grupo poblacional?, ya que cuenta con bastantes
restos de metalurgia y de cerámica a torno (ya estaríamos
hablando de época orientalizante). No lo sabemos, aunque lo que
no cuadra en esta idea es la aparición de materiales de
prestigio. Por lo tanto hay una posible diferenciación económica,
aunque esta se produce al final de la vida del poblado, ya que el
mismo se abandona, según los investigadores a fines del VII a.C.
Con
la entrada en la Edad del Hierro, y la época orientalizante los
poblados, más concretamente las cabañas, sufren una gran
transformación: se pasa de la planta oval o circular simple, sin
diferenciación espacial en su interior, a una construcción
rectangular, formada por varias estancias, con muros encalados y
enlucidos, con suelo a no de tierra apisonada sino de arcilla
roja. La construcción en adobe y tapial deja un hueco a la
piedra, por lo menos para los cimientos ya que ahora se van
cimentando en piedra para luego utilizar el tapial y adobe como
alzado. Todo ello no quiere decir que la planta oval desaparezca
bruscamente. Muy al contrario, convive con las nuevas técnicas
constructivas hasta por lo menos el s. VI a.C.. No obstante, a
pesar de esta profunda transformación, los datos no nos permiten,
hasta ahora, hablar de urbanismo claro y predeterminado, es decir,
las nuevas estructuras siguen construyéndose de forma
independiente, sin atender a una planimetría predefinida. Ni
siquiera en el yacimientos de Montemolín (Sevilla) se puede
hablar de ordenación espacial a priori a pesar de la aparición
de grandes edificios que dan pie a la idea de una posible
funcionalidad determinada del mismo. En concreto, encontramos 4
edificios que nos atreveríamos a llamar “singulares” y que se
superponen unos a otros en el tiempo y espacio.
Este
yacimiento, al igual que San Bartolomé, se divide en varios
cerros (tres en concreto). Pero no todos se ocupan durante
el mismo espacio de tiempo ya que según los materiales hallados,
mientras que en el Tell artificial situado al norte, denominado
Vico, la ocupación va desde el Bronce Final hasta el imperio
romano, en Montemolín, la ocupación no llega más allá del s.
III s.C., por lo que una explicación a tal hecho la hallaríamos,
según los Profs. De la Bandera, Chaves, Ferrer y Bernáldez [2]en
que el núcleo estable se situaría en Vico, mientras que los
edificios singulares de Montemolín “serían los edificios más
importantes y emblemáticos del núcleo orientalizante”.
Todos, excepto el primero (denominado B) tienen la misma orientación
NO-NE. Los cuatro – como ya adelantábamos - se superponen unos
a otros, ocupando, más o menos, el mismo espacio que el anterior.
Lo que induce a pensar en un uso continuado para una función
específica. Todos tiene divisiones interiores, excepto el segundo
cronológicamente (llamado A) y que, además, tiene la
singularidad de retomar la planta oval de épocas anteriores.
Aunque no los materiales ni la técnica constructiva ya que sigue
la norma de zócalo de piedra y alzado de tapial.
De
las divisiones que hemos comentado, hay una, la mayor, que se ha
interpretado como patio o estancia abierta que daría paso a las
restantes. Esta característica nos lleva, inmediatamente a pensar
en influencias del Mediterráneo oriental y según estos autores,
en Siria concretamente.
Planimetría
de Torre de Doña Blanca
Interesante
es también el análisis de los materiales
hallados, por lo menos en el último de los
edificios que, debido a la continuidad con los
anteriores se puede hacer extensivo a los
mismos. Aunque aquí no vamos a hacer un análisis
exhaustivo de los materiales, sí nos vamos a
quedar con la idea de que parece haber una
diferenciación de usos de las distintas
estancias: En la habitación mayor se descubren
cerámicas, en su mayoría a mano, aunque también
hay a torno. También se documentan ceniza,
huesos y señales de fuego. En el espacio
precedente, el panorama es diferente pues
aparecen cerámicas de gran calidad, técnica y
decorativa, de origen fenicio.
De
las otras dos habitaciones podemos decir que en una aparece un
horno y, de nuevo, vajilla cerámica y la siguiente contaba con
poco material cerámico. Por la disposición de los edificios, los
materiales cerámicos y los huesos que los análisis descubrieron
eran de vaca, cerdo y cabra, los arqueólogos han llegado a la
conclusión de que dichos edificios responden a las nuevas técnicas
que llegaron del otro extremo del Mediterráneo. Hablan de
“urbanismo”, pero sólo para esos edificios (se construyen con
una orientación y en un espacio determinado) y una funcionalidad
que no es de hábitat doméstica ni palacial, sino en conexión
con algún tipo de ritual de sacrificio de dichos animales, ritual
que podría ser también de reparto de la carne entre la población.
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