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EL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE LOS MILLARES EN SANTA FE DE MONDÚJAR.

 

 

  Los Millares - INDICE -

 

 

Cerca de 5.000 años de historia. Una ciudad fuertemente defendida y con una enorme necrópolis. Pionera en el uso de la metalurgia del cobre en occidente. Uno de los yacimientos neolíticos más importantes de Europa, origen de una Cultura de renombre internacional.

A finales del siglo pasado quiso el azar que dos hermanos belgas, ingenieros de minas, Luís y Enrique Siret, se establecieran en la zona de Almería. Eran aficionados a las antigüedades, lo que les llevó a observar con interés los extraños restos arqueológicos que afloraban por doquier en las tierras de Andalucía Oriental.

Como resultado de sus trabajos y observaciones publicaron un libro en 1.887, titulado "Les premiers ages du metal dans le sud-est de l´Espagne". Fue el primero de toda una serie de trabajos que permitieron vislumbrar la importancia que la región de Almería tenía para la prehistoria peninsular. Posteriormente otros investigadores siguieron sus pasos, y hoy el sudeste español es una de las zonas más interesantes de la Prehistoria de Europa.

Una de las "joyas" de tan esplendoroso pasado es el poblado de Los Millares, habitado entre el 2.700 y el 1.800 a.C. y considerado a nivel internacional como el más importante de los yacimientos europeos de la Edad del Cobre. Su extensión, la complejidad de sus sistemas defensivos y lo evolucionado de sus ritos funerarios, no tiene parangón en la Europa de la época. Además los investigadores coinciden en considerar esta cultura como la pionera en la introducción de la metalurgia del cobre en el Mediterráneo occidental.

El yacimiento arqueológico de Los Millares, (situado en el término municipal de Santa Fé de Mondújar, a solo 17 kilómetros de Almería capital), está compuesto por :

El poblado, que llegó a albergar más de 1000 personas en el momento de máximo esplendor y que está escasamente excavado, formado por cabañas circulares con un diámetro comprendido entre los 4 y los 7 metros, con zócalos de piedra, la cubierta vegetal y el piso de tierra apisonada en el que solo aparecen como "mobiliario" restos del hogar, molinos de piedra y algún silo excavado en el suelo. de la vivienda.

Las cuatro líneas de murallas que se fueron construyendo a medida que la ciudad crecía, siendo la última con una altura próxima a los cuatro metros y una longitud de 310, la más larga de Europa en su época. Además está jalonada a intervalos de doce a quince metros por una sucesión de torreones y cuenta con una sofisticada puerta de acceso.

La necrópolis o ciudad de los muertos, que está formada por cerca de 100 tumbas de enterramiento colectivo y en forma de túmulo o falsa cúpula.

Las defensas exteriores constituidas por 15 fortines, que se sitúan en las colinas que rodean la meseta en la que se asienta el poblado, y que presentan formas constructivas complejas. Así el denominado fortín nº1 cuenta con un profundo foso, dos líneas de muralla superpuestas y varias cabañas en su interior.

Para la ubicación del poblado se eligió una estratégica meseta en forma de espolón, a una altitud de 270 metros y que se encontraba flanqueada por dos de sus lados por sendos cursos fluviales que además de permitir una fácil defensa natural, se encontraba próxima al mar y a escasa distancia de ricos yacimientos de mineral de cobre.

En las excavaciones realizadas en algunas de las cabañas que se encuentran próximas a las murallas del poblado, han aparecido numerosos objetos de tipo doméstico como: platos, fuentes, ollas ovoides y queseras. Son objetos de barro, fabricados a mano con ayuda de moldes de cestería. Además de estos objetos culinarios destacan por su abundancia las flechas y los perforadores para pieles, ambos de silex, así como hojas dentadas utilizadas para fijarlas a hoces de madera. La abundante presencia en las viviendas de fusayolas de telar y "cuernecillos " de barro, atestiguan la existencia de rudimentarios telares posiblemente utilizados para tejer las vestimentas de estos pobladores.

Lo más sorprendente de este poblado es que se ha podido demostrar la existencia de una metalurgia del cobre muy desarrollada, llevada a cabo en hornos muy sencillos construidos a base de hoyos realizados en el suelo de algunas viviendas y rodeados por un pequeño puro de piedras y barro. En varias excavaciones han aparecido crisoles para fundir el metal, restos de escorias sobrantes de las fundiciones, así como punzones, leznas y otros objetos metálicos ; que demuestran que aunque la metalurgia no desplazó a la piedra en la fabricación de los objetos usuales, si llegó a tener una importancia considerable.

Dispersa por la meseta y a escasa distancia del poblado se encuentra la necrópolis formada por tumbas tipo "tholoi", la mayoría construidas con techo de piedra formando una cúpula, y una estructura interior compuesta por una atrio o recibidor, un corredor separado por losas de pizarra perforadas y una cámara circular de tres o cuatro metros de diámetro forrada con un zócalo de pizarra.

La singular ingeniería llevada a cabo para la realización de estas cúpulas, consiste en ir superponiendo lajas de piedra a partir de los muros de la tumba, de manera que la piedra superior sobresalga de la inferior hasta ir cerrando completamente el espacio, cubriéndose toda la estructura con un túmulo de tierra que sirve para darle cohesión y como contrapeso.

Los ricos ajuares encontrados en el interior de estas tumbas, han permitido reconstruir de forma bastante fiel no solo sus creencias religiosas, sino también las condiciones materiales en que se desarrolló la vida de sus propietarios. Destacan entre los objetos encontrados los pequeños ídolos de hueso o de piedra decorada, los platos y cuencos de cerámica con grabaciones simbólicas y los utensilios domésticos de silex o metal que en vida pertenecieron al difunto.

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