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TARTESSOS Y EUROPA
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Miguel Romero Esteo | ||
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12. Donde el hilo del substrato tartesio nos lleva a los insospechados cherkesses de los ríos Hispanis y Europos
Pero en fin, y con respecto a las familias lingüísticas que pudieran
haber venido implicadas en lo de la hispana Tartessos y sus misteriosos
tartesios, se nos ha venido quedando colgada la de las ibero-caucásicas
lenguas de la vertiente norte del Cáucaso. En su fase pre-caucásica,
claro está. Y valga de paso el que la tal vertiente norte es el extremo
sureste del territorio ruso. Y que las gentes de las tales lenguas van
de repúblicas autónomas dentro de la gran confederación de repúblicas
que es Rusia, y así el asunto. Por de pronto, y lo dicho, en la tal
familia está del lado hacia el Mar Negro la subfamilia de las lenguas
abasgo-kérketas y la no menos subfamilia de las lenguas que, de hacia el
lado del Mar Caspio, son las terminológicamente ibero-caucásicas en las
filologías del asunto. Y subfamilias que más o menos algo
lingüísticamente conectadas. Pero que totalmente desconectadas de la
ibero-caucásica familia de la vertiente sur, la de las kartvelianas
lenguas más o menos georgianas, y aquí ya más o menos someramente
metidas en el tartesio lote.
Con respecto a la subfamilia de las lenguas abasgo-kérketas pues que por
una parte el grupo de las lenguas abasgas, y que antiguo nombre desde
los antiguos griegos y los romanos imperiales. O que más o menos un
abaskas. Y con razón, que en la abasca lengua de los abjazios asoman
tranquilamente bastantes palabras vascas, y así como quien no quiere la
cosa. O en fin, que del nombre de los abjazios en su abjazia lengua y
que más bien es un aps-wuaá o un aps-gwuáa pues tanto resultar puede un
abasgos como no menos un abjazios o absjazios si simplificándole los
fonemas aglutinantes para poder así al menos pues pronunciarlo un poco.
Y al respecto, pues que el substrato de las tales lenguas en la ibérica
península -que residualmente en íbero-peninsulares y pre-romanos
topónimos arcaicos, e incluidos muy arcaicos e hispanos nombres de ríos,
y no menos incluidos los dispersos vocablos que, y de lingüísticas
profundidades, finalmente afloran en las ahora ibero-peninsulares
lenguas- pues que nos llega fonéticamente simplificado si teniendo en
cuenta que a veces fonéticamente intraducibies son los consonánticos
fonemas aglutinantes que les son propios a las tales lenguas. Y al decir
que las tales lenguas pues me refiero a todas las filológicamente
englobadas en caucásicas e incluidas las kartvelianas lenguas más o
menos georgianas, claro está.
En concreto, la tradición abjazia remite a gentes muy navegantes, si
teniendo en cuenta que forman familia con los cherkessios que son los
adighé en su más amplio nombre o sobrenombre, y que significa
precisamente navegantes. Con el ghe para significar el mar, pues como
que largándoles hilo a los famosos y arcaico-mediterráneos egeos y de
los que lo de Mar Egeo al griego mar de las muchas islas. Lo cual puede
que nos remita un poco hacia que éstas lingüísticamente abasgo-kérketas
gentes provienen del Mediterráneo, pese a finalmente resultar
arrinconadas entre el Mar Negro y el Cáucaso. Y pese a que los más
adighé o navegantes, los cherkessios, hayan finalmente acabado en
población de muy tierra adentro, y tan felices. Que la lengua abjazia
comparta muchísimas palabras con la lengua vasca pero no elementos
estructurales, más o menos remite a que en algún remoto pasado ambas
lenguas fueron limítrofes en no se sabe qué territorios. O que los
coparticiparon en una relación de dominantes los abjazios y dominados
los vasco-parlantes. Y en el tal caso, serían substrato vascoparlante
las tales palabras vascas en la lengua abjazia. En fin, el nombre de la
abjazia ciudad de Abbali me suena a lo de la hispana Abula, finalmente
Ávila.
O incluido el arcaico Abila, en el estrecho de Gibraltar, y para la que pues finalmente Ceuta. Por otra parte, la abjazia Gagra me suena al extremeño nombre de la comarca de la Sagra. Y comprensible si teniendo en cuenta que en su versión de abajos o abasgos el nombre de abjazios suena bastante al de la extremeña Badajoz. Y si el río suena, pues agua lleva. Y luego está lo de la portuaria Pitsiunda, que no sé si en relación con los bysip no menos abjazios, o si residual de los mingrelios -la arcaica capital tiene el nombre de Zugdidi, casi un Zuridi o Guridi vascoide- que habitaron provisionalmente la zona. O más bien residual de los lazes o chonos en plan de hermanos lingüísticos de los mingrelios. Y entre unos y otros avasallaron a las tribus abjazias a comienzos de la Edad Media, y las unificaron. Total, que el Pitsiunda pues como que largándole hilo a la portuaria y remota Pytioussa, a la que dubitativamente se la relaciona con la finalmente Pizarra malagueña. Y que relativo el asunto a la borrosa transmediterránea ruta del estaño con sus enclaves portuarios de sufijo en -oussa o similar. Y hacia el año 2800 antes de Cristo, que ya son años. O al menos así el asunto, a mi modo de ver. Y largándole hilo el Pytsiunda al Poti mingrelio, con o sin la Potes santanderina en el asunto. Y con el -unda del Pitsiunda pues lo dicho, remitiendo al untzia vasco para significar lagunetas en función de puerto de naves, y que finalmente el sufijo -oussa tras un previo -unda inevitablemente. Que al fin y al cabo el -oussa no es más que un -ussa fonéticamente, y valga el detalle. Por otra parte, con el inicio geográfico de la ruta del estaño en el británico residualmente Besance que remitiendo al gallego Betanzos, y tanto el uno como el otro en el asunto de las atlánticas y ubérrimas tierras del inicial estaño. Incluyendo a los oestrimnios del atlántico estaño. Que largándoles hilos a los bizanzos o bitinios estrinmonios y con la inicial y portuaria Bizancio -que terminará en lo del griego imperio bizantino- pues como otra Betanzos cualquiera. O como otra cualquiera Pytsiunda de la mar. O en resumen, que lo más interesante del abjazio asunto es que a la abjazia lengua se la escribe finalmente a base del alfabeto latino. Con lo que pues pudiera resultar bastante fácil ahora el rastrear residuales vocablos abjazios en la ibérica península tanto si topónimos como si no topónimos. Y rastreados sean. Claro que, en la hipótesis de su borrosa y larguísima singladura desde el hispano y peninsular suelo -y aplíqueselo a todas las lingüísticas familias metidas en los arcaicos o remotos tartesios asuntos- hasta llegar al Cáucaso, el grupo de las abjazias lenguas pudo enganchar su bastante de adstratos y substratos de otras incógnitas lenguas, y el rastrear muy arcaicos topónimos en el hispano suelo peninsular pues pudiera como que no resultar tan fácil, y por más que en los tales mestizajes lingüísticos enganchados en el largo camino parece como que el vocabulario núcleo básico de la caminera lengua siempre sobrevive con bastante tranquilidad.
Pero en fin, pasemos a la familia lingüística de los cherkessios. O
grupo lingüístico, más bien. Y en este caso, y no así en el de los
abjazios, yo he ojeado varias veces gramática v vocabularios cherkessios.
Incluida una complicada historia de los misteriosos cherkessios, y en el
Cáucaso, y sin ir más lejos. Con respecto a la fonética del nombre
cherkessios o cherkesse, y que más bien un tchertkesses si bien mirado,
pues no menos resultó antiguamente un kérketos. Y un kéreketos, y
largándole hilo al hispano Keret que luego y finalmente Jerez. O al
menos en plan de homofonías el asunto. Y su antiguo sobrenombre de zygoi
o zugoi muy bien pudiera remitirnos, también al menos fonéticamente, a
los proto-valencianos iberos sika del río Sikar, también Síkal, y que
finalmente el río Júcar. Pero sin tampoco olvidar que la finalmente
valenciana Sagunto fue una ibera Sykinthos, o más iberamente Sykynthu, y
que originó en esta ibérica península la famosa guerra entre
cartagineses y romanos. De las tales proto-valencianas tierras, y al
ocuparles los ligures las albuferas litorales y las albuferetas, al
menos bastantes emigraron a la luego isla de Sicilia. No sé si al asunto
en torno al año 2000 a.C. o no sé si después. Y que acaso sikano y muy
proto-valenciano fue el ibero Kokalo que en la tal isla, o al menos
legendario asunto, le dio muerte al famoso rey Minos, de la muy pre-griega
y cretense o keretense proto-europea civilización refinada -en las
paredes de los palacios, pintados murales de pájaros y flores- y de la
que a fin de cuentas provenimos culturalmente los europeos. Y que lo
dicho, pues fundada por la diosa Europa, y primogénito suyo el rey
Minos.
Aparte los tales nombres más bien sobrenombres, en su cherkessia lengua
los cherkesses siguen autodenominándose adighes en plan de que marineros
y navegantes, por más que -lo dicho- finalmente arrinconados tierra
adentro y muy lejos de la mar. Interesante resulta que el antiguo y
arcaico nombre de los dos centrales y paralelos ríos del cherkessio
territorio fueran río Europos y río Hispanis. Y de cuya evolución
fonética resultaron finalmente los de río Urup y río Kubán. Y con lo que
pues el Hispanis como que llevando a un más exacto Kispanis, no sé si
remitiendo hacia que de los panos o kispanos bástulos -y el nombre de
Hispania metido en el asunto- y de la borrosa iberización, de la que
hablan los arqueólogos, y que avanzando desde las bástulas tierras de
Baza hacia las proto-tartesias de la ahora Andalucía occidental -lo
dicho, los anónimos argáricos de las cascaras de huevo de avestruz
encajan bastante bien en el asunto, o que a mí me lo parecen, pues
resultó algo tardíamente lo de Kaspe para el peñón de Gibraltar, en la
boca mediterránea del famoso estrecho. O al menos, en los mapas del gran
geógrafo grecoegipcio Ptolomeo los pini o bástulos se extienden desde su
entorno de Baza -al norte de las granadinas tierras- a lo largo de las
costas malagueñas hasta ocupar finalmente el peñón de Kaspe, el ahora
peñón de Gibraltar. Cartografía sus mapas, y geografías, Ptolomeo en el
siglo II, y en base a todo los geográficos libros -en rollos de papiro,
claro está- que tenía allí a mano en la famosísima gran biblioteca de
Alejandría. Incluidos los de los viajeros o residentes geógrafos por
tierras de la Península Ibérica desde a finales del siglo II antes de
Cristo. Por más que también los hubo previamente pero metidos a
historiadores. Y así el panorama.
De los cherkesses -islamizados hace unos cuantos siglos, como todas las
más o menos ibero-caucásicas gentes de la larguísima vertiente-norte del
Cáucaso- los dioses en su cherkessia y pre-cristiana antigüedad fueron
el gran Chiblé o dios de los rayos y el trueno, el gran Sozerech o dios
de la fertilidad y las simientes. Y el Yemish, el señor de los rebaños.
El tal Chiblé muy bien pudiera encajar en el ibero-peninsular dios
Indobeles si el Indo- no es más que un prefijo. En fin, los adighé o
cherkesses también se autodenominaron ademi e iremi si con sufijos
otros. Lo que nos lleva o parece llevarnos a los ex-hispanos y
misteriosos élimi de la hermosa diosa risueña -al menos así en fuentes
romanas- que desde la famosísima guerra de Troya, y huyendo de la
guerra, ocuparon el extremo occidental de la isla de Sicilia, y sus
inscripciones siguen sin descifrar. Con lo ya dicho aquí de sus élimas
ciudades Erice y Sagasta -también Saguesta- que remitiendo a que asunto
ibero-peninsular y toponímicamente algo vascoide. Al menos por el
sagasta porque en lengua vasca significa el manzanal. Con lo cual el
famoso asunto de la legendaria y famosísima guerra de Troya en el
estrecho de los Dardanelos -el paso desde el Mediterráneo hacia el Mar
Negro- en la versión élima resulta remitido a la muy proto-valenciana
Turoya del río Turia, o cosa parecida. O no sé si a la arqueológicamente
no exhumada Troya que al arrimo de Setúbal, en la hispana costa
atlántica finalmente portuguesa.
Concordando con el tal asunto, el que hacia la parece que tal hispana
guerra de Troya remitieran los indígenas gaditanos -y al respecto, y en
tiempos posteriores al nacimiento de Cristo, el romano escritor Silio
Itálico, si es que mal no recuerdo- el origen del pre-romano y famoso
templo gaditano de Hércules. Y que más bien el gran Hércules Tarsio -el
Tarkhún del Mediterráneo oriental, que llegado con la muy temprana ruta
del estaño a los tales parajes, probablemente pues el Sargón que nos da
lo de Anakuki como nombre más remoto para las ahora tierras de
Andalucía- y por más que se nos haya venido asumiendo como que el
norteafricano Hércules proto-griego, un Hércules ya algo menor.
Y con su legendario asunto de colocar en el estrecho de Gibraltar sus
hercúleas columnas, que finalmente en el escudo de Andalucía. Pero lo
cierto es que, a mi modo de ver, lo que plantó fueron las columnas de su
norteafricano alfabeto. Que lo que ahora llamamos alfabeto era en los
remotos tiempos pues no más que las columnas de alfabéticos signos que
los escribas palaciegos tenían siempre a mano en un par de tabletas para
irlas ojeando al ir escribiendo. O sea, al ir encajando en los
signos-letra los fonemas del habla, que la escritura era poca, y el
habla era lo que dominaba. O en otras palabras, que la famosa guerra
entre el tartesio Gerión y el proto-griego Hércules fue una más o menos
guerra de columnas. O sea, de alfabetos.
En el substrato lingüístico del asunto de los tartesios, el no menos
lingüístico substráete cherkessio pudiera ser muy fuerte. Y comenzando
en que hasta el mismo sobrenombre de tcherkesses pudiera tener como
fonética variante un terkesses y a la menor oportunidad. Un tartesses en
suma. Por de pronto y con respecto al lingüístico y disperso substrato
cherkessio en el peninsular suelo hispano, tela en la cherkessia lengua
significa pues eso, tela. Y tirando del tal hilo, y para un poco de
ilustración somera en la cherkessia lengua, Sarkgozs es otra variante de
lo de Cherkessia, y casi un Zaragoza. Y pues que tampoco habría que
olvidar que, en su hermana lengua abjazia, lo de precisamente Absjazia
como nombre del país no es exactamente Absjazia sino que esto otro:
Apsuny. O que remite etimológicamente al origen de lo de pyni y púnicos,
y aspano e hispano. Con el abjazio sufijo -un y pues remitiendo al
ibero-peninsular sufijo -ena con variantes -unya pues para lo mismo. Por
ejemplo, en el nombre de Catalunya, castellanamente Cataluña como sabido
es. En el siglo IX, el arábigo escritor Masudi, que viaja por el Cáucaso,
luego escribe que las mujeres cherkessias visten hermosas túnicas
blancas, y que se cubren la cabeza con un ibero pañolón rojo. Como si
para ir a Pamplona a los sanfermines, me digo yo. Y que son gentes muy
hermosas. De hecho, los islámicos sultanes abastecían sus palacios con
adolescentes cherkessios, tanto si mozos como si mozas. Que daban el
tipo de la europea raza blanca llevada a su físicamente máximo
esplendor. De ahí, el que tipológicamente a los europeos se los
denominara inicialmente de raza circasiana. O sea, cherkessia. Y de lo
cual, y generalizando el tipológico asunto, pasó luego a denominárselo
de raza caucásica. Y en ésas seguimos. Y ahora, y para shock de los
Estados Unidos, que en los formularios burocráticos la identidad racial
siguen consignándola de caucásica para la europea raza blanca, pues que
ahora les resulta que ésta, y bien mirado el asunto y en profundidad, no
es en sus orígenes raza caucásica sino que peninsular raza ibera. Y es
que no ganamos para sustos tal y como van los tiempos.
También resulta interesante que, y hasta finales de la Edad Media, e
incluso después, el clan de los Baste era uno de los cherkessios clanes
básicos. Y con nombre que resulta demasiado homófono con el de la pre-romana
y algo tartesia ciudad de Basti -lo dicho, la actualmente granadina
Baza- y de la que resultó que a todo el más o menos Kyneto-tartesio
ámbito de las ahora tierras de la Andalucía oriental -provincias de
Jaén, Málaga, Granada, y Almería- se lo denominara la Bastetania en los
iniciales tiempos romanos, o no sé si hasta incluso mucho antes. Y que
habría que incluir, y de la mano del tal viajero arábigo y el siglo IX,
que por entonces la religión de los cherkesses era la religión de los
magos y el adorar al fuego. Que el fuego era el gran dios, así como
también para todos los demás ibero-caucásicos, en los tiempos previos a
finalmente asumir el cristianismo. Y luego, los de la vertiente-norte,
tanto en familia lingüística abasgo-kérketa como no menos la
lingüísticamente estricta familia ibero-caucásica, pues que se pasan del
cristianismo al islamismo hace unos cuantos siglos. Al respecto del
fuego pues recordar que fuego era lo que había en los altares del famoso
e indígena templo tartesio y gaditano del no menos famoso gran Hércules
-lo dicho, el gran Hércules Tarsio y con calificativo que homófono con
lo de tartesios, y no el Hércules proto-griego o Hércules menor- y que
era un fuego perenne. Y con imágenes ningunas ni de dioses ni de diosas
en el interior del templo. Y me supongo que el fuego tal y perenne pues
en cuencos cerámicos llenos de aceite. Y a mitad del aceite y en cada
cuenco, pues una corchera y metálica palometa flotante de la que
saliendo y ardiendo la cabeza de una gruesa mecha de lino trenzada, bien
empapada en el aceite. Y que mayormente hasta abajo del cuenco por mitad
del aceite.
O sea, las candelillas mariposas, con las que, de chiquillo yo, todavía
se alumbraban de noche los santos en las iglesias, y en los aposentos de
las casas. Al menos en los pueblecitos cordobeses. Del remotísimo y
legendario asunto de robarles el famoso Prometeo a los dioses el fuego
sagrado y en el extremo oeste mediterráneo de los famosos Campos Elíseos
y de los japetos Atlas -sobrinos del Océano, e incluido Prometeo entre
los tales japetos- pues se deduce, o al menos como sensata hipótesis,
que por allí funcionaba ya el aceite de oliva. De oliva de olivos
silvestres, por lo menos. O sea, en el siglo VIII a.C. el aceite no nos
lo trajeron a la ibérica península los griegos, que es lo que se ha
venido diciendo académicamente, sino que aquí estaba ya muy de antes, de
demasiado antes. Que lo mismo del tal siglo VIII y sus griegos se había
venido echándoles encima a los ibero-peninsulares vinos, y finalmente
pues resultó -el método del radiocarbono aplicado a más o menos
fosilizados huesecillos de uva, en la muy ibera Jumilla finalmente
murciana, los famosos vinos de Jumilla- que los tales vinos y sus viñas
por aquí estaban ya en tiempos del año 2000 a.C. y antes. Y ahora hasta
incluso ya se viene diciendo que el elegantísimo y geométricamente
perfecto -lo que implica torno de alfarero-vaso cerámico de las hispanas
gentes del tal y tan famoso vaso campaniforme pues que no era para
ritualmente beber cerveza, que es lo que académicamente se venía
perorando, sino que para beber vino y no menos ritualmente. Y
remitiéndonos el asunto nada menos que hacia el año 2800 a.C. y que los
borrosos tiempos de la inicial e ibero-peninsular ruta transmediterránea
del llevarles a los mediterráneo-orientales el estaño. O más bien
mediterráneo-asiáticos si por más señas. O sea, los asuntos.
Desde otra perspectiva, acaso habría que decir ya que en la lengua
cherkessia el plural de los nombres va en un -x algo hispano si nos
acordamos de los ibero-peninsulares y pre-romanos topónimos Ilix y Uilix,
finalmente la valenciana Elche y la malagueña Vélez. Con o sin meter en
el asunto a los hispanos y cherkessiópetas elimos de la famosa y muy pre-romana
diosa risueña y sus livores. Por otro lado, pues bastante probable que
la tal élima diosa nos lleve en directo a la hermosísima escultura de la
ilixia diosa hispana, arqueológicamente exhumada en el Ilix que luego
Elche. Y que arqueológicamente denominada la Dama de Elche y con toda
tranquilidad. Y que si bien mirada, pues nos sonríe, y dulcemente
mongolos sus ojos lo mismo que las etruscas gentes en sus murales
pintadas. Lo que muy bien pudiera llevarnos a que en la cherkessia
lengua hay una componente o substrato de urálica lengua -los
lingüísticamente urálicos, otra gran familia de lenguas, van a todo lo
largo del larguísimo espacio euroasiático desde los uralo-atlánticos
finlandeses hasta los coreanos y japoneses, incluidas las mongolas
gentes varias- y que es la lengua de los proto-húngaros hunos que tan
famosos al comienzo de la Edad Media por su famosísimo Atila, el terror
de los cristianos. Con nombre tan homófono con el de los japetos Atlas
legendarios, incluido el famoso Prometeo. Y que unos Átilas, y no
exactamente unos Atlas, si es del caso el que la versión en Atlas no es
más que una vulgar y corriente contracción fonética. Hay en la lengua
cherkessia una gran abundancia del fonema y raíz -psi- que asoma en la
griega palabra psique para nombrar el alma. Y que no se sabe de dónde la
tal palabra se le mete a la lengua griega, y que originariamente pues
nada griega. Pues se le mete desde algún substrato cherkessio. Y acaso
por vía de los borrosos proto-griegos remotos de la ibérica península. O
en fin, que la lengua cherkessia se nos ha colado en todo eso de
psicología, psicometría, psiquiatría. Y en lo de la psicoterapia, que
ahora tanto alivia a los huérfanos en su menesterosa orfandad, en su
calamidad incólume e impoluta. O la orfandad canuta. O la puta
calamidad.
Por si resulta extraño lo de un substrato huno y muy proto-húngaro en la
ibérica península, sépase que tan lingüísticamente uralo-atlánticos eran
los hunos como los finlandeses. Así como que pues no menos huna a lo que
parece, la ibérica península en los remotísimos tiempos. Y ya entraremos
luego en los tales asuntos. Por de pronto, valga que la conexión entre
los hunos y los otros dentro de la familia lingüística fino-húngara, que
así se la llama, está en la residual y medio-estonia lengua livonia. De
los residuales livios en Letonia. Y residual lengua porque ya sólo la
hablan unas ciento veinte personas en dos o tres villorrios. Tras un
rastreo toponímico de la misteriosa lengua livonia tengo para mí el que
gentes hispanas y proto-livias fueron lo insospechado. O sea, algo
inicial y fundamental en el fenómeno hispano de la misteriosa Tartessos
y sus tartesios.
Pero retomando el asunto cherkessio. Con respecto a cherkessias palabras
que resultar pudieran etimológicamente muy significativas para arcaicas
o remotísimas onomásticas en el ámbito del estrecho de Gibraltar y sus
alrededores, pues valga el que hespeq (umbral), y remitiendo a Hesperia,
y tyre o tigue (el sol), y remitiendo a lo de tyrios y turios, claro
está. O lo de gane (el final geográfico), y remitiendo a lo de los pre-romanos
marroquíes canani y el nombre de las islas Canarias. Y los legendarios y
geriónidas can Kerberos y can Orto. Y por cierto, lo de Kerbero es
cherkessio más o menos en directo. O al menos así asoma en el libro
Origines des circassiens del cherkessio Aytek Namitok, y que es mi
bibliografía de cabecera en estos asuntos. Lo de circassianos es
latinización medieval del griego kerkessiano y para significar
cherkessios, como es obvio. Y por otra parte, valgan cherkessias
palabras como aqil (la razón), sawe (la guerra), siwa (manantial). Y que
nos remiten hacia nombres como Aquiles, Sabbaoth -el dios tracio de la
guerra, y también hebreo, y del que etimológicamente lo del sabbath o
sábado- y lo de siwa pues remitiendo hacia el egipcio y famosísimo oasis
de Siwa, el de la homosexualidad laboral incluida en los deberes de los
obreros agrícolas para con sus señores. Y que el egipcio rey Faruk la
suprimió con una ley tajante en 1928. Claro que, y por otra parte, sem
significa cherkessiamente el ganado vacuno, y como que parece llevarnos
hacia el bíblico gran Sem y sus semitas. En fin, yo estoy siguiendo en
esto la lengua de los cherkessios abadajos y que no sé si pudiera
llevarnos a lo de Badajoz, pero al menos es la cherkessia lengua más
arcaica, lo cual ya es bastante.
Y siguiendo de cherkessias palabras. Pues lo mismo que en la ibérica
península, el ay es el grito de dolor. Y valga. Y valga que en otras
lenguas el tal grito pues asoma como un ouch o eich o nici o urr o lo
que se tercie. Entrando en otros recovecos cherkessios pues que arke es
el vino. Con o sin meter en el asunto a la remotísima Arcadia feliz que
tan mítica, y especie de paraíso. Y entrando en dialectismos muy
hispanos, fabe es caliente, y bchini es casi ardiente, y segue es detrás
-o sea, a la zaga- y cip o cif es hombre, con o sin llevar el asunto
hacia cipote. Y berebane es el tambor de fiesta. O sea, la verbena. Y
kelapso es puerta. Y aquí la homéricamente misteriosa isla de Calipto
con sus cavernas y a boca de un estrecho. O sea, la antiguamente isla de
Gibraltar. Pero lo más interesante es cuando la lengua cherkessia tiene
un qah para significar alumno, implícitamente entrando en el asunto lo
de escrituras y letras. Con o sin meter en el asunto a los kaunios o
konios. Y el ibero-andikono para el vino, y para completar el asunto. O
lo de los cherkessios barakai y los karavakes y los ibisipes pues como
que llevando borrosamente a lo geográfico-hispano de Barakaldo, Caravaca
-y hasta incluso la malagueña Carratraca, si se tercia- y la isleña y
baleárica Ibiza. Con o sin el dios Ibsip que no recuerdo si remitiendo a
los ex-euromediterráneos minaros o si a los no menos ex-euromediterráneos
ainu de Hokkaido, la gran isla-norte del Japón. Y unos y otros pues en
plan de borrosamente afro-circunnavegantes desde el estrecho de
Gibraltar o alrededores. Y tampoco sé si con el Ibsip pues remitiéndonos
al tartesio y kyneto gran rey Abis o Habis. Con o sin redondear el
asunto con lo de que en la lengua ainu un tranquilo o-aken significa el
hombre, y un más tranquilo mi-aken significa la mujer. Y valga, o pues
échenle galga.
Pero a lo que voy. Y es a que en la lengua cherkessia pues como que
asoman muy castizas palabras hispanas. Como es el caso de chik (chico),
jelgana (jarana, o similar), guise (freír) y que no sé si también
guisar. O jeramague (amargo), y remitiendo al hispano jaramago de las
florecillas amarillas, ahora ya en mayo pues en todo su esplendor, y que
yo lo mordisqueaba de chiquillo en el campo, y pues bien amargo que me
sabía. Y en fin, la pichachi, y casi pichichi es la muchacha. Y el
cheuche o maestro pues me suena al hispano chacho para significar viejo
amable y más o menos familiar. De chiquillo tenía yo mi chacho Pedro y
mi chacho Manolo en la parentela. O lo del cherkessio koba y que pues
igual que el castizo e hispano coba del dar la coba.
Pero sin tampoco olvidar que el cherkessio bagoga para significar
lágrimas nos remite al gallego bagoa para exactamente significar pues lo
mismo, lágrimas. Y entrando en el hene (familia) pues me vienen a mí
-escribiendo estoy en malagueñas tierras- los malagueños y arcaicos
topónimos enigmáticos de Benalauría, Benamocarra, Benamargosa, etcétera,
presuntamente arábigos. Y para significar hijos. Pero más bien pues
hispanamente muy pre-arábigos, y para significar familia-Lauri,
familia-Amargosa, familia-Mocarra. Al respecto, se viene diciendo,
académicamente, que las pre-romanas lenguas indígenas sobrevivieron en
los macizos montañosos de la Península Ibérica hasta tiempos de
aproximadamente el siglo VII, o tiempos del hispano-visigodo San Isidoro
en Sevilla. Pues parece como que en los macizos montañosos malagueños
sobrevivieron hasta tras la invasión arábigo-islámica a comienzos del
siglo VIII. Que hacia eso apunta el parece como que cherkessio-arábigo
Benalmádena para significar la familia-Almádena en plan de mineros. Que
en la lengua árabe lo de almaden significa la mina.
Y en fin, que en las legendarias historias cherkessias su legendario
origen está en unos remotos gigantes Wirk y en un no menos remotísimo
reino de Tchangir. Cosa que a mí pues me remite a Tánger, y a los
iberikes sumergidos en los de los hispanos Ubrique y lubrique, y que
también al arrimo del estrecho de Gibraltar, pero en la orilla europea e
hispana. Y dicho todo esto, pues resultará como que bastante normal el
que a mí pues cherkessias palabras como sabey (muchacho) y xapxi
(estupendo) pues me remitan en directo a los malagueños montañeses y sus
castizos dialectismos chavea y chachi y que para significar lo mismo que
en la lengua cherkessia. Por otra parte, y siguiendo de tal lengua en su
fase pre-caucásica, kash y gash significaban montaña, y pe es la nariz.
Y de lo que resulta o parece resultar lo de Kaspe como muy arcaico
nombre para el peñón de Gibraltar, y en plan de significar
montaña-nariz, o sea, peñón. Y que eso es lo que es. Pero sin tampoco
dejar de lado el que en lengua ibero-caucásicas el -pe y el -be
funcionan de desinencias para significar el plural de los nombres. Caso
del kíklopes (los legendarios cíclopes) y desde el bastante cherkessio
kiklops para significar gigante o cosa parecida. Lo que bien pudiera
llevarnos al repetitivo -be en las hispanas inscripciones tartesias. O
no menos llevarnos a que, y lo mismo que en los hispanos territorios
tartesios, también en los territorios cherkessios abundan los topónimos
en -apa como un famoso Anapa. En realidad, con los tartesios Hastapa,
Estepa. Y etcétera. O en suma, las hermosas gentes circassianas, según
decían los europeos medievales. Y los sultanes de Constantinopla pues
que no daban abasto en agenciárselas. O en menos palabras, Kereta o
Creta, Keret o Jerez, keréketos o cherkessios.
Por otra parte, yo estoy en que de los ibero-peninsulares y para-geriónidas
eqidnos o egidnos y que bastante tartesios -legendariamente la gran
serpiente Eqidna, la hermana del gran Gerión de los tartesios- remiten
en su nombre a los adighes o cherkessios, unos más o menos aighes en
cualquier momento. Y meramente unos eghi a la menor oportunidad. Y con
el nombre de Egipto como terminal del tal asunto. Y previo el nombre de
los aege o egeos, a la menor oportunidad. Lo dicho, las navegaciones.