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TARTESSOS Y EUROPA
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Miguel Romero Esteo | ||
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14. El laberinto de las mini-lenguas y los abismos del asunto Cartago
En concreto, forman grupo con los avares —casi unas cuatrocientas mil personas,
por allí la mayor de las etnias— los andi y los dido con algo de volumen
poblacional, tampoco mucho, y además una larga serie de mini-etnias con sus
mini-lenguas, entre las que pues a destacar los godoberis porque el nombre pues
resulta algo homófono con lo de iberos. Rasgos característicos de estas
ibero-caucásicas lenguas
—y que comparten con las de chechenos, inguches, cherkessios, y abjazios— es que
la mayoría de los verbos son intransitivos, y que se usan sólo en la voz pasiva
los pocos verbos transitivos, en plan de que van de un tú eres visto por mí y no
de un más normal yo te veo. De lo más desconcertante en el mundo van estas
gentes en el plano filológico, o al menos así se las caracteriza. Y por otra
parte, en los otros grupos daguestanos de ibero-caucásicas minilenguas están la
de los lak y la de los dargwa con la de los samurios, que se habla igualmente en
aldeas del Azerbeiyán, ya en la vertiente-sur de la caucásica cordillera. Algo
más importante la lengua de los kuri o lezguianos, o llamémosle conos
ibero-peninsular-mente. Y la de los budujos que con nombre que a mí pues también me suena a la
hispana Badajoz. Y etcétera, que no es cosa de nombrar a las casi cincuenta
minilenguas. Claro que también la muy mini-lengua, y formando mini-grupo
lingüístico, de la aldea de Artchi que aislada entre sus montañas. Y que, y si
teniendo en cuenta que la mayoría de los aldeanos topónimos aquí en los montes
malagueños son de origen que no sé si kyneto-tartesio, pero que al menos sí muy
preromano, pues que a mí el asunto me remite al nombre de la malagueña aldea de
Arche, tan encerrada también entre sus montañas. Y antes de seguir adelante pues
habría que traer aquí que, en paralelo con lo de que las lenguas de cherkessios
y abjazios tienen una borrosa coloratura paleo-húngara, o cosa parecida, o
paleo-hungaroide más bien, éstas sus mini- lenguas hermanas muy estrictamente
ibero-caucásicas pues lo que tienen es una borrosa coloratura paleo-turca, y
como que muy previa a los proto-turcos de la Mongolia. Al respecto, pues que
tampoco olvidar que los misteriosos sumerios de la denominada cuna de la
Civilización en las ahora tierras de Irak pues también tenían en su lengua una
no menos coloratura paleo-turcoide, o cosa parecida. Y tan felices.
En fin, y dejándonos de los muy ibero-caucásicamente muy centrales avares por
ahora, de sus camaradas los andi pues que también de pastoreos y cultivos en
escalonadas terrazas, en las laderas de los montes, y al igual que todos los
caucásicos, e ignoro si el parece como que muy ancestral cultivo en terrazas en
la kyneto-tartesia Andalucía oriental
—tierras de Málaga, Granada, y Almería— viene de precaucásicas gentes en los
remotos tiempos. Por de pronto, a mí lo de los andi me suena al muy pre-romano
nombre de la malagueña Andikaria, también Anticaria, con lo de las antas o
dólmenes, y que finalmente pues Antequera. Con lo que pues el también muy pre-romano
topónimo de Archidona pues como que remite a los artchi y muy rápidamente. En
relación con el andi asunto, sus más o menos camaradas los dido que con lengua en la que cinco mini-dialectos, dicho sea de paso, pues me
remiten al nombre de la legendaria Dido que fundó la cananea y norteafricana
ciudad de Cartago, la famosísima Cartago. Y que es una elisa o Elisa, nieta del
rey Mattán en una portuaria Tyro, e hija del matano primogénito de Pygmalión,
casada con Sikarbas, el gran sacerdote de la diosa Astarté, que a lo que parece
fue finalmente cananea, tanto libanesa como cartaginesa. Pero el nombre no es
cananeo, sino que implica el té o ze que la palabra ibero-caucásica para
significar diosa. Tampoco la demás onomástica metida en el tal asunto es cananea
sino que pre-semítica y precananea.
En concreto, la tal legendaria historia primero asoma en fuentes griegas, y algo
novelada. Y después en fuentes latinas, el gran poeta Virgilio, y echándole
también noveleo al asunto. Pero en su filológico núcleo básico, y teniendo en
cuenta que los pre-cartagineses remiten a póenes o púnicos más o menos
panos o
hispanos, y hubo portuarias Hippona por allí al efecto, yo estoy en que va de
más o menos borrosamente ibero-peninsular. Y que la portuaria Tyro de la
legendaria historia es la pre-valenciana Tyrinto. Y que el rey Mattán pues es el
rey Mastán o mastieno y con o sin los ibero-peninsulares checheno-mastienos
metidos en el asunto. Y que el Sicarbas pues es un bas o abbas
sacerdote-patriarca de los proto-valencianos e iberos sikas o gentes del ríos
Síkar, que finalmente y ahora río Júcar. En lo del sobrenombre de Elisa, para la
hermosa Dido, pues remitiendo hacia elisos o ilixios didos proto-valencianos,
con lo de la ibera ciudad de Ilix —ahora Elche— metida en el asunto. O en vulgar
prosa llana, que en la proto-valenciana Tyrinto y sus alrededores, a los
mastienos —chechenos o no chechenos— les sucedieron los pigmaleón —con el vasco
sufijo -on en el asunto— y el gran Pygmal o también Pugmal para lo de
Pygmalión—
y luego los didos más o menos ilixios. Y metidos en el Pygmal asunto los
tchamali muy lingüísticos camaradas de los didos y que no
menos camaradas de los kapych o kaputh y con nombre que, si insertado en el de
sus tchmali camaradas, y así un kapychtchamali muy tranquilamente, pues que
echándole fonética evolución al asunto, resulta rápidamente un Pygmal o Pygmali,
finalmente un Pygmalión, y todos, pues la mar de contentos. Y desde el vascoide
-on del Pygmalión pues valga también que en la vasca lengua el zezen es el toro
—un más o menos sesen fonéticamente— y que el sobrenombre de los didos es un
tzezes ortográficamente, que un tseses fonéticamente. Al respecto de que pues
asoma un toro en la legendaria historia de la legendaria fundación de Cartago, y
que tan presuntamente cananea. O así el panorama. O no tan así. Porque muy
demasiado arqueológicamente cananeas son las bereberes ciudades norteafricanas
en el entorno de Cartago, y muy tierra adentro. Y tan demasiado
arqueológicamente proto-cananeas y pre-cartaginesas, que hasta se ha llegado a
sospechar que el asunto de que los cananeos libaneses —los denominados fenicios—
fundaron la ciudad de Cartago pues que más bien al revés. Que los norteafricanos
cananeos pues emigraron al Líbano, y que de ello resultaron los fenicios cananeo
libaneses. Cosa que, dicho sea de paso, viene explícita en la muy arcaica
versión abisinia del Génesis bíblico. Y que en la Biblia más normal resulta
meramente apuntado al meter a los libaneses cananeos entre las originariamente
africanas gentes.
Pero a lo que íbamos. Lo dicho, están los lak entre los iberos daguestanos. Con
nombre que a mí pues me suena al casi ibero y pre-romano Lakippa en el río Aro,
luego y arábigamente Guadiaro. Y digo que casi ibero porque por allí al arrimo
está el muy pre-romano Ubrique remitiendo a un iberike como ya dicho quedó.
Tienen los laks su río Kara, con
nombre que, tras un Hara, puede pues llevar a luego un Aro o Ara, y sin comerlo
ni beberlo. Habría que decir que por entre
todas estas ibero-caucásicas gentes, y en los didos mayormente, el aul o
ayl es la aldea. Con nombre que fonéticamente muy cercano al ili o
ilis de los peninsulares iberos hispanos —y el iris
vasco— pues para lo mismo.
No estará mal echarles un fugaz vistazo a los dargwa o darguina. Cuyos clanes
familiares se llaman los dyin y que con variante en ya meramente un chin pues
como que largarles hilo a los pre-romanos e ibero-peninsulares Chinchilla y
Chinchón, y así el asunto. O en fin, los didos ginuk me suenan al nombre de los
legendarios y para-tartesios egidno de la legendaria gran serpiente. Del mismo
modo que pues los algo darguinos aqucha me suenan a los akhiyawa que piratearon
el suroeste mediterráneo anatolio al arrimo de la isla de Rodas, y en tiempos de
hacia el año 1500 a. C. o cosa parecida. Y que se los cataloga de borrosamente
aqueos pre-griegos. Claro que más fonético con respecto al nombre de los aqueos,
tanto si griegos como si pre-griegos, es el nombre de los andis akhwakhs y que
algo así como un ajuaj en fonética española. Y aparte las inevitables
simplificaciones fonéticas de los tales nombres desde sus lenguas en las que
muchos fonemas aglutinados en racimos. Me supongo que el muy gutural sonido de
la española letra jota es terminal del tal asunto. O lo parece. Concretamente,
el grupo lingüístico de los avares con los andis y los didos es, lo dicen los
filólogos, pues que de un vocalismo muy pobre y de un consonantismo demasiado
desarrollado. Algo así como que el transcribir en nuestro fonético alfabeto
latino el consonantismo demasiado de las tales lenguas —etnónimos, topónimos,
etcétera— pues que resulta más bien pálido. A mí pues me recuerda que también a
veces demasiado el consonantismo en las norteafricanas lenguas bereberes. Y con
razón. Que yo estoy en que la borrosa y gradual trasmigración de todas éstas
ibero-caucásicas gentes desde la Península Ibérica hasta finalmente el Cáucaso
—y aquí y terminalmente ya muy metida luego en regresión cultural, al menos con
respecto a pasados esplendores mediterráneos— pues que pasó por mucha parada y
fonda en las norteafricanas costas mediterráneas. Y me supongo que algún
día filólogos le meterán el diente al tal asunto. Y así los filólogos.
Por otra parte, pues también está lo de que khunzaq es el más auténticos nombre
de los avares en su khunzaq lengua. O el asunto resulta interesante porque, en
la escala de tantas más o menos mini-lenguas con respecto a estas ibero-caucásicas gentes, los avares han venido siendo especie de grupo hegemónico. Y
de hecho, la lengua avar o khunzaq ha venido siendo desde antiguos tiempos la
más o menos interétnica un gua franca en la que, malamente y chapurreándola, se
han venido entendiendo las por allí tantísimas e incluso demasiadas
mini-nacionalidades, y que cada una con su nacional mini-lengua. Lo que apunta
hacia la idea de que, en su pre-caucásica residencia ibero-peninsular, tuvieron
también los avares khunzaq una etnolingüística función hegemónica entre las
iberas gentes hispanas. Y tirando del tal hilo pues que encajarían, y como
khunzaq hispanos, los tartesios kunetes en las ahora tierras del sur de
Portugal. Y en cuyas inscripciones funerarias —las más arcaicas inscripciones
tartesias— se reiteran clichés fraseológicos como un sababeke kuni y que otras
veces pues un sababeke kuntai o cosa parecida. Teniendo en cuenta la
esdrujulización fonética de las palabras en la lengua vasca y como resultado de
irles pegando, uno tras otro y por detrás, sufijos a la raíz vocabular —en la
lengua española, esdrújulas expresiones como tómaselo son fonéticamente vascas—
pues que un kunetes más bien iberopeninsularmente era un kúnete o un kúneta que
meramente un kunta en cualquier momento. Y un kunza pues a la menor oportunidad
y como mecánica variante. Valga de paso que en las tales inscripciones a veces
asoma un kunai que ya luego sólo un kun pues muy terminalmente.
En alguna tartesia o proto-tartesia época, hegemónicos parecen ser los kunetes
en un amplio ámbito del oceánico suroeste ibero-peninsular si tenemos en cuenta
que el preromano topónimo Conil remite en directo a un ibero kon-ili
para significar kun en el sentido de konia o kuneta. Y lo mismo con respecto al
pre-romano topónimo Arakeona finalmente Aracena, al arrimo del terminal
territorio de los oceánicos kunetes tan demasiado proto-portugués. Y con los
que, y de la variante keona en el asunto, el nada griego y muy pregriego nombre
de Okeanos para el Océano Atlántico. Y okeanos y okeana que, y eliminados el
inicial o- y el terminal
-os que añadidos, y tan griegos, pues resulta que etimológicamente, la raíz del
nombre de kunetos o konios remite a demasiado lejos en el tiempo. Los
legendarios tiempos —con su muy protohistórico núcleo subyacente— en los que del
caudillo Urano —un parece que Ur-Anu o sol de las aguas— resultó lógicamente su
primogénito hijo Okeanos. O en fin, pues el océano. O sea, unos muy pre-tartesios
e iniciales kunetes o konios. Valga al respecto el que, lo dicho, entre los
ibero- caucásicos daguestanos están los lezk o küri y con nombre que un kyri
fonéticamente. Y entre éstos, y como mini-nacionalidad, los kris y como
mini-dialecto. Y silos khunzaq y también khaunzaq remiten ibero-peninsularmente
a los konio o kunetes, lo cierto es que, y en paralelo, los kris resultan
demasiado homófonos con respecto al nombre del borroso titán Krios,
especialmente si retirándole el -os griego. Y con lo cual, lo de los kuri pues
parece como que lleva a lo del Koronos o titán Kronos, el hijo menor del
dios-caudillo Urano. Y que acaso del kurun georgiano para los sacerdotes de la
religión del fuego. Y que un kurun-on o un kurano si con el -on vasco metido en
el asunto. O en suma, pues que remotísimas etnias encubiertas en los nombres de
los legendarios y remotísimos titanes que tan famosos. Con el asunto de que,
desde la lengua vasca, titanes lleva en directo a significar tíos abuelos desde un
ataita-anai. Y tan panchos.
Pero en fin, lo de los ibero-caucásicos khumzaq o khaunzaq resulta ibero-peninsularmente
mucho más hegemónico si tenemos en cuenta que —y ya llegaremos a lo de la
borrosa diosa Atekina, oceánica y piadosamente ibera— lo de los
kynetes tartesios y como variante del kunetes —la fonía originaria de la griega
Y es una U sobre poco más o menos— pues remite a que borrosamente hegemónicos en
alguna época desde casi el río Júcar, en proto-valencianas tierras, hasta la
mitad sur de Portugal. Que el romano-imperial historiador Trogo Pompeyo, y lo
dicho, a los tartesios kynetes los sitúa a lo largo de la ibero-peninsular
costa-sur mediterránea, las ahora provincias de Málaga, Granada y Almería. Pero
el massaliota y navegante griego que bordea de navegación de cabotaje las costas
mediterráneas desde Massalia —Marsella— a las tartesias e hispanas costas
atlánticas, y que luego en su periplo famoso —y que ibero-peninsularmente
fundamental— las va describiendo, pues sitúa a una etnia de gimnetes como gentes
que habitaron ampliamente el despoblado y costero sureste peninsular hasta el
río Síkar —río Júcar— e incluida la cercana y baleárica isla de Gimnesia, la
ahora Ibiza. Pero no menos recoge que lo habitaron los phoenikes también. O sea,
los indígenas poenes o hispanos bástulos —cosa normal, por allí y tierra adentro
se llegaba a la ciudad Basti de los pynu o poenes bástulos, ahora Baza— pero al
tal phoenikes se lo ha venido interpretando en que la habitaron los cartagineses
en tanto que llamados púnicos por los romanos. Y en razón de que al tal
phoeniikes pues no se lo podía traducir literalmente en un fenikes o fenicios,
en plan de que los cananeos libaneses, porque éstos pues nunca asomaron por
allí. Y sí que asomaron por allí los cartagineses. Pero con respecto al siglo VII como tiempos del tal periplo, pues no sabemos si por entonces los
cartagineses ya funcionaban o si ni tan siquiera existían. O en otras palabras,
que lo del gimnetes en el periplo
—en la lengua griega la palabra significa desnudos— parece ser mera deformación
de un kynetes y así lo asumen algunos historiadores al respecto, y para la
Hispania antigua.
Total, que en algún remoto pasado, y en plan de unos khaunzuk hegemónicos, los tartesios
kynetes ocuparan las mediterráneas costas
hispanas desde el estrecho de Gibraltar
hasta la ahora valenciana Albufera en plan de gran laguna. Y valga al respecto,
y curiosamente, que hasta por allí llegaron en algún tiempo los tartesios, según
no menos lo recoge el tal periplo. Lo del encajar el tal finalmente
ibero-caucásico khaunzuq en los tartesios tanto kunetes como kynetes, y en plan
de que unos khaunzuq pre-caucásicos, resulta bastante lógico si tenemos en
cuenta que las kunetas y funerarias inscripciones tartesias, o proto-tartesias
más bien, pues remiten a los kuni el asunto. Y que no hay otro remedio que
traducirlos por konios si habida cuenta que, en el extremo límite-norte de los
kunetes muy proto-portugueses e incluso demasiado, el nombre de la muy pre-romana
ciudad de Koninbriga —finalmente la portuguesa y universitaria Coimbra— es un
Konioiberike más bien disimulado. Y aparte el curioso asunto de los konios que
en el alto curso del río Ibero —Ebro— pues que por allí y en Estrabón asoman de
camaradas de los cántabros. Y a lo que voy. Que es más bien kaunos o kauni el
nombre de los terminales konios mediterráneo-orientales al arrimo de la isla de
Rodas, en el suroeste de la península anatolia, que ahora la Turquía asiática.
Lo de konios, y kunetas y kynetes, en su versión de kauni pues fonéticamente ya
es un khaunzuq ibero y pre-caucásico, si tenemos en cuenta que los konios del
hispano gran río Iber asoman de koniskoi también. O sea, un más bien konisikes o
similar, y un kaunisikes en suma. Y del que, y muy tranquilamente, pues un
khaunzuq al menor respiro. Especialmente si teniendo en cuenta que, en el tal
alto curso del río Ebro —tierras de Santander— ya en la tal zona de los koniskoi
camaradas de los cántabros, va de -uco y no de -iko la tradicional sufijación que sobrevivido ha. Con lo cual los algo
cántabros koniski más bien no remiten a un previo konisiki sino que acaso a un
cántabramente konisuki no menos previo. O sea, un kaunisuki si dicho de otro
modo. Y de lo tal, pues que resulta un khaunzuq fulminante, y así como quien no
quiere la cosa. O en suma, arqueologías lingüísticas.
Y de todo lo cual, pues que los tartesios kynetes o konios y también
kaunios, no
sólo se extendieron desde el estrecho de Gibraltar hasta el valenciano río Júcar,
y la baleárica isla de Ibiza, sino que siguieron más adelante y hacia el Norte
por la hispana costa mediterránea, y como que se adentraron luego, y río arriba,
por el río Ibero —ahora río Ebro— y hasta incluso como que llegaron a la
cabecera y manantiales del río en las cántabras tierras. Y de paso, y en cuanto
que tartesios oceánicos, o ya ex-oceánicos más bien, pues en la desembocadura
del tal río fundaron muy alegremente un Tartissa, que finalmente la catalana
Tortosa. Con el otro asunto, y liante asunto, de que lo de cántabros pues de la
mano de sus konio y kaunios camaradas parece provenir en directo de un previo
kúneto-iberos que también un kauneto-ibero, como es lógico, y echándole una
fulminante contracción fonética al asunto, pues un kaúntibro en cualquier
momento y que ya un cántabros pues a la menor oportunidad. Y largo el hilo de
los ibero-caucásicos khaunzuq en su fase pre-caucásica y tenebrosamente hispana.
Las tinieblas.
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