TARTESSOS |
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TARTESSOS Y EUROPA
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Miguel Romero Esteo | ||
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19. Donde las serpientes y las coronas de plumas por mitad de las olas y las espumas.
Y tirando del tal hilo. Pues resulta lógico que, tras haber
enviado algo imperialmente los tartesios sus flotillas de naves hacia el año
1500 a.e. al continente americano a ver de qué iban en el americano ámbito los
asuntos, pues que un par de siglos después su imperial confederación se lanzara
a ir conquistando gradualmente las mediterráneas costas e islas, tanto en la
orilla europea como en la orilla norteafricana, o al menos estratégicos
puntos-clave en las tales orillas. Y que finalmente lanzara un coordinado
ataque contra Egipto, tras arrasar un poco por aquí y por allá y alegremente
todas las costas del Mediterráneo oriental, preferentemente las costas
asiáticas, y tanto si anatolias como si libanesas o sirias. Escribo que algo
imperialmente, y con respecto a las tales tartesias flotillas de naves que
explorando el continente americano, pues porque, lo dicho, las tartesias
inscripciones asoman a veces con norteafricanas inscripciones de la escritura
numídica que libia denominada. Pero yo estoy en que el tal imperialeo -y valga le expresión- resulta ya demasiado en el tal
coordinado y sistemático ataque contra los egipcios en los tales siglos XII y
XIII, y desde las euro-occidentales flotillas
de las naves de guerra, en las que los mozos guerreros muy de militar uniforme
bélico, incluido faldellín kilt tan protoescocés, o más bien pues que muy
pre-escocés, muy tranquilamente. No menos incluido el asunto Annón que tan
descomunalmente imperial. Y con respecto al circunnavegar de océano a acéano -y
desde el estrecho de Gibraltar- el continente africano, los tartesios, y a lo
largo de sus oceánicas costas irle ocupando puntos estratégicos. O teniendo encuenta que al fallar finalmente los tartesios en apoderarse del riquísimo
Egipto, con lo de los euro-occidentales pueblos del mar en el tal siglo XII,
pues que se plantearan luego macroimperialmente el conquistarlo por la espalda.
O sea, circunnavegando de océano a océano el continente africano, y arribando
con tartesias flotillas de naves de guerra -atiborradas de guerreros- a la
egipcia costa del Mar Rojo. Y desde allí pues rápidamente a las pirámides y su
entorno de riquísimos palacios faraónicos, y a saquear y arrasar. No menos
parece que al fallarles este asunto -y en esta hipótesis queda a caballo entre
los tales siglos XII y XIII la famosísima y afrocircunnavegación del
macro-imperial Annón hasta ahora presuntamente tardo-cartaginés, al menos académicamente
pues volvieron al anterior asunto del lanzarse sobre Egipto
navalmente y mediterráneamente, y a ver si algo cae. Por otra parte, o de la tal
atlántico-americana aventura tartesia -entendido lo de tartesia en sentido
lato, en sentido tartesioimperial, incluidas etnias varias en federación o
confederación - o de la tal aventura africana y afro-circunnavegante, o de ambas
cosas a la vez, pues que en el tartesio-confederado ataque a Egipto en el tal
siglo XII a.e. y en el uniforme militar de los guerreros mozos, y en varias de
las etnias confederadas, caso de filisteos, los denios, etcétera, está
integrada una exótica y tropical corona en la que de una doble banda de cuero, y
todo alrededor, va a cerco de plumas tiesas y espesas, y coronándoles así de
plumas a los mozos las cabezas. Y que me supongo plumas de colores. Claro que ya
estaban
muy previamente en los hispanos argáricos ciclópeos las borrosas granjas de
avestruces. Lo que remite hacia que acaso también ya las granjas de gallinas y
que, y como parte del militar uniforme de los guerreros mozos en los tales
confederados pueblos del mar tan anti-egipcios, las coronuelas de plumas muy
bien pudieran ser más bien de plumas gallináceas. Las vistosas plumas de
colores en la cola de los gallos, y pues al avío. Antes de seguir adelante, pues
habría ya que decir que a los tartesios y legendarios reyes -Gerión, Gárgoris,
Habis- algunos protohistoriadores se los están ya colocando en estos navalmente
muy agitados siglos XII y XIII.
Pero sigamos adelante. Está claro que lo de las plumas de aves y con una gran
aventura tartesio-americana y transatlántica de por medio, pues nos lleva al
asunto de las legendarias y centroamericanas historias de los mayas -tan
mundialmente ahora famosos por sus monumentales pirámides escalonadas, su
jeroglífica escritura, etcétera- y en las que euro-occidentales naves, con los
serpientes emplumadas y con la Gran Serpiente Emplumada muy en plan de caudillo
navegante, pues les llegan inopinadamente, y los meten como que en un pasmo. Por
mi parte, asunto que hay que remitir a los euro-occidentales mozos de corona de
plumas -muy afeitados todos ellos, y así en los esculpidos bajorrelieves
egipcios de la época, y muy al detalle- y que en los antiegipcios pueblos del
mar y que concretamente pues lo dicho, los filisteos. Y los dan unas o denios.
Pero también los plumo-coronados tjeker a los que los especialistas del tema
remiten a los semi-troyanos teucros en lo de la famosísima y dardanélica
-estrecho de los Dardanelos- gran guerra de Troya. Y al final del teucro asunto
la enigmática ciudad de Pérgamo -homófono el nombre con las varias e hispanas
Vergas o Bergas- con una no menos famosa biblioteca, miles de rollos de papiros
los libros, y que rival de la famosísima biblioteca de Alejandría. En todo el
amplio entorno, ahora turco-asiático, del estrecho de los Dardanelos se sitúa a
los wilussa más arriba, y a los taruisha más abajo, en imperiales documentos
hititas de la época. Y como a muy navegantes gentes invasoras. O sea, los
tartesios -la zona de la Tróade tan troyana, y largándole hilo a que dárdanos y
tursos y tártanos pues son lo mismo, y aquí lo del dárdano y tartesio caballo
de Troya famosísimo- y por otra parte los uiluxios de las hispanas Uilix o
Vélez, etcétera. O llamémoslo ilixios o ulíseas. Con su oceánico
kilt y su
coronuela de plumas, a mí lo de los plumo-coronados tkejer o teucros pues me
suena iberopeninsularmente a que o gentes del río Tago -en su desembocadura,
claro está- o proto-valencianas gentes del ríos Síkar -ahora el Júcar- y que más
bien un Tsikar y que en la misma pre-caucásica raíz que el nombre del río
Tajo o Tago. O río de los tsiker o tksijer con el -er caucásico y pre-caucásico para
el plural de los nombres y muy iberamente.
O que más bien un ex-proto-germánico. En fin, no sé si habría que decir que en lo de las coronas emplumadas como parte de un uniforme militar, pues entran los lukka también. Y cuya terminal son los plumo-coronados lykios guerreros -la Lykia o Licia de los lukka o la zona central en la ahora turco-asiática costasur mediterránea, a medio camino entre la isla de Chipre y la isla de Rodas- en los imperiales ejércitos de los persas contra los griegos, y al respecto el gran Herodoto. O valga que, arqueológicamente, los terminales lukka o lykios -licios, en la latinización del asunto- son sobre poco más o menos unos medio-konios. Acaso unos proto-lusos o proto-lusitanos, si bien mirado.
Y siguiendo de los pueblos del mar famosos, y lo dicho, que bastantes pues más
bien pueblos del océano, y robustos. Está el dato curioso de que, en los bajorrelieves egipcios que en la época los iconografían repetidamente, los
teresh
o tartesios son los únicos que asoman de muy simple túnica y corto el pelo y
casi cortado a rape. Con el príncipe de los teresh llevando ceñida de una
cintilla la cabeza. Cosa que se corresponde con la cintilla que les ceñía
también la cabeza -y con también cortado a rape el pelo- a los
tartesio-gaditanos sacerdotes del famosísimo templo del gran Hércules
dolorosamente oceánico. O volviendo a los danuna o denios, y aparte de
confederarse con los taresh y demás camaradas como los muy offirusos filisteos,
pues que se asentaron en la palestina costa -el monte Carmelo, Haifa- y a modo
de cuña entre cananeos y filisteos. Como contra unos y otros siempre en guerra
los proto-israeIíes hebreos, pues les quedaban a éstos los dan o
denios como
salida al mar. Así que pues se los confabularon: los metieron de tribu hebrea -los
Dan- entre las ya
catalogadas tribus hebreas de Israel, y pues resuelto el asunto. Pero donde
realmente los dan una o denios se asentaron en cantidad, y al arrimo de la isla
de Chipre, fue en el asiático rincón nordeste del Mediterráneo oriental, ahora
turco el rincón, o más bien algo kurdo. Y por allí la ahora gran ciudad de
Adana, tan que muy industrial, y que de los muy navegantes danuna o
denios toma
el nombre, y que su Denia capital fue.
Pero lo interesante está en que sobrevivía por allí en los campesinos la legendaria historia de una invasión de serpientes, y
que con un gran rey Serpiente -no sé si de serpiente centroamericanamente
emplumada, o si tartesiamente emplumada- y al que, y con una serpiente colgándole de cada mano,
se lo grabó de ancestral y emblemática figura en la muy central piedra de un medieval castillo.
Yo tengo para mí que todo este asunto o remite o parece
remitir a los ex-oceánicos dan una o denios del océanico kilt y
plumo-coronados. Lo dicho, los ibero-peninsulares y muy
navegantes tuatha dé-danann en su ir y venir de la ibérica
península a la isla de Irlanda. Y en plan de especie de borrosamente
proto-escandinavos a lo que parece -acaso haya algo
más que mera homofonía con lo del dan de los daneses- y
metidos en el asunto proto-griegos ibero-peninsulares y
hasta una ibero-peninsular Atenas que asaltada por los iberopeninsulares
filisteos, y etcétera. O así el proto-gaélico y
proto-irlandés Leabhar Ghabhala en sus ibero-peninsulares y
pre-gaélicos hilos geográficos de navegaciones y navesserpientes, o naves de guerra, y que desde el tal asunto de los
borrosos adana y denios, y danuna también, lleva a una remota invasión de
serpientes -me supongo bastante protomarroquíes y africanas- en el atlántico oeste oceánico de la
Península Ibérica. De lo que le resultó el nombre de Offiussa y Offirusa, en el
que implicado lo de filisteos y que le vino de los acaso ibero-peninsulares proto-griegos
muy alevosamente asaltados por los offirusos o filisteos, y valga la redundancia y nada menos que asaltados en una ibero-peninsular
y mismísima Atenas, y que por lo de las naves-serpientes
pues les llamaron los offis porque, a lo que parece, ya en las
proto-lenguas griegas la tal palabra significaba precisamente
serpiente. Tiempos previos al año 2000 a.c., en los pregriegos archipiélagos, que luego griegos, y en cerámicas de
su pre-minoica cultura cicládica -famosa por los estilizados
bustos, en mármol blanco, de cuerpos de diosa: la famosa
diosa blanca- pues asoman las naves-serpiente de la guerra, a
remo, y con una larguísima serpiente pintada a todo lo largo
del costado visible del casco, y me supongo que en el otro
costado pues lo mismo. O en fin, que el tal larguísimo hilo de
los hispanos offirusos o filisteos lleva luego finalmente al
centroamericano asunto de las famosas serpientes emplumadas, o
que más bien famosísimo, y que en plan de emplumadas gentes muy tranquilamente euro-oceánicas. O
lo dicho,
con el tuatna llevando a un tartesios en plan de los tarta o darda,
y el dé-danann pues llevando hacia acaso un dé o
dios Annón, con sus gentes danann que literalmente de Annón y otro el panorama.