CAPITULO X. CONCLUSIÓN. ¡Si se consiguiera descubrir la ciudad de Tartessos Buscarla es uno de los problemas mas importantes de la arqueología en España. ¡Que perspectivas para la labor de excavación! Puesto que Tartessos fue destruida hacia el ano 500 a. j. C, todo lo que aquí se encontrase seria anterior al año 500. Por lo general, obtenemos las fechas históricas por medio de los hallazgos arqueológicos, lo que no deja de ser una conclusión incierta. Pero aquí nos hallamos en el caso rarísimo de poder fechar los hallazgos arqueológicos por la historia misma. Les objetos griegos que seguramente se encontrarían en las capas superiores, principalmente los vasos, serian anteriores al ano 500 a. J. C, y tendrían un enorme valor para la cronología del arte griego de entonces, sobre todo de la cerámica. ¡Y la gran antigüedad de los hallazgos situados en las capas inferiores! Podríamos encontrar objetos por lo menos del milenio segundo, acaso mas antiguos todavía. Tartessos nos proporcionaría productos de la industria de todos los países: de África, a la que aluden los huevos de avestruz y los objetos de marfil hallados en las tumbas turdetanas; del norte, adonde los tartesios iban en busca del estaño y del ámbar, y sobre todo del Oriente, quizá de Creta y seguramente de Fenicia y de Focea. En las cercanías de la ciudad habrían de estar las tumbas de sus viejos reyes, grandiosos edificios cupulares como los de Antequera, que son compañeros en Occidente de las tumbas regias de Micenas y Orcomenos. ¡Cuantos tesoros no habrá en esos sepulcros! Y dada su temprana relación con el Oriente, Tartessos seria también de provecho indudable para la historia de la cultura oriental. Estas perspectivas arqueológicas e históricas son tales como pocas se presentan en otras partes del viejo mundo. Tartessos podría ser algo así como Troya y Creta. Pero para el Occidente significan mas que ningún otro lugar del globo. En Tartessos esta la clave de la cultura mas vieja del Occidente. Si Tartessos fuera descubierta, quizás se cumplieran entonces las palabras proféticas de las ultimas líneas de H. Zimmer, arrebatado a la ciencia en edad harto temprana. Este investigador, cuyos estudios lingüísticos han aclarado también la historia antigua de Occidente, decía así: «Existe la esperanza de que en el próximo siglo el sol del conocimiento científico se haya levantado también sobre el Occidente de Europa»300.
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