TARTESSOS

 
                                                     

LAS CABEZAS DE TORRECAMPO

 

Soliman Orta - Ciudadano buscador

 

 

 

En 1974, en la zona conocida como “Llano de los Tesoros” del área minera de Riotinto (Huelva) cuando se estaban realizando obras de desmonte para descubrir la roca madre del mineral aurífero, en un terreno en donde abundan las cuevas y galerías subterráneas, la máquinas excavadoras horadaron la cubierta de una cueva sellada extrayendo con su pala huesos, cerámicas y esculturas. La empresa constructora ordenó inmediatamente que fueran arrojados a los escombros ante el temor de que pudiese intervenir la administración y ordenase la paralización de las obras.

Tres empleados de la contrata que se hallaban trabajando en el lugar con su maquinaria recogieron las esculturas y posteriormente las trasladaron en camiones, cubiertas de arena, a una finca de Córdoba en donde han permanecido ocultas hasta que pudo hacerse cargo de ellas el geólogo Esteban M. Triguero y llevadas a Torrecampo (Córdoba) para ser estudiadas.

Este hallazgo arqueológico puede significar uno de los mayores revulsivos tanto para la ciencia como para la historia. Las setenta esculturas recuperadas de las más de doscientas que fueron extraídas de la cueva, representan la diversidad racial del planeta; pero además, entre ellas se encuentran unas esculturas paleoantropoides y otras más extrañas aún ya que son auténticas reproducciones de las conocidas figuras de alienígenas de rostro triangular, boca menuda y ojos oblicuos. Lo extraordinario de este conjunto escultórico es que fue realizado hace más de 11.000 años. La pregunta que surge ante este descubrimiento es inevitable: ¿cómo pudieron ser representados juntos estos personajes, por un escultor de hace más de 11000 años?.

La autenticidad de las esculturas.-                                                                                                   Demostrada su autenticidad por las Universidades de Córdoba y Granada.
El conjunto escultórico de Torrecampo ha sido analizado por los departamentos de Mineralogía y Petrología de dos Universidades, la de Granada y Córdoba. En ellas se aplicaron diversas técnicas, entre otras la de Difracción de Rayos X y Espectroscopia de Inducción de Plasma. De este modo se confirmó mediante el siguiente informe -“que la roca de la que están labradas procede de las antiguas canteras del Mioceno Superior de Niebla (al este de Huelva) y que su cortificación exterior está compuesta por óxidos y sulfatos de las aguas residuales del área minera, así como de una gama de elementos químicos de los criaderos minerales tales como hierro, cobre, plomo, cobalto y otros que se asocian a ellos como el litio, vanadio, bario, lentano (este elemento da autenticidad a la escultura) y zirconio, procedentes, tal vez, de la actividad humana, tanto minera como metalúrgica.

Humanos, homínidos y humanoides en una necrópolis de hace más de 11.000 años.-
Las esculturas concentradas hoy en Torrecampo ( Córdoba ) en la Casa-Museo Posada del Moro podrían haber querido ser una fiel representación de las razas humanas existentes en aquella época: europeoides, negroides, mongoloides y amerindia; una especie de ONU de nuestros antepasados, pero además, esta muestra incluye un número variado y extenso de representaciones de homínidos: varios tipos de Australopithecus y Neanderthales, algo así como una manifestación documental de dos especies surgidas de troncos diferentes que fueron coetáneos con lo que el sapiens no descendería de los de ellos sino que convivieron y que lo hicieron en condiciones de igualdad, a pesar de las obvias desigualdades fisiológicas.

Con independencia de la intención con la que fueron realizadas estas esculturas, lo cierto es que nos da una referencia sobre nuestros orígenes a la que se añade un elemento innovador: la participación ¿extraterrestre? en la creación del hombre.; esto es lo que sugiere la presencia dentro del grupo de esculturas de cabezas de humanoides. También podría sugerir que estos humanoides mantuvieron un estrecho contacto con los habitantes de la zona ya que son representados como formando parte de la colectividad, hasta el punto de haber sido enterrados juntos.

Todas estas figuras estaban dentro de un contexto de necrópolis y según el arqueólogo e historiador R. Gomez Muñoz : “Resulta demoledor para un arqueólogo e historiador convencional observar esta muestra ya que parece indicarnos que los homínidos convivieron con el hombre moderno, lo que rompe de lleno la teoría de la evolución de Darwin.”

Por su parte el antropólogo G. Diez añade: "Nos encontramos ante las innegables primeras representaciones escultóricas de una especie intermedia entre el mono y el hombre moderno; es decir, ante individuos con caracteres simiescos que sin lugar a duda son del tipo hominoideo paleoantropo".