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IBERIA: CUNA DE CIVILIZACIONES

 

 

 

 

 

 

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CAPÍTULO 1:

LOS ATLANTES

 

Los primeros pueblos arios descienden de los antiguos Atlantes, una raza de Amos. Los atlantes eran conocidos como Elohim, los hijos de las estrellas, eran verdaderos dioses sobre la Tierra, medían entre 2´5 y más de 3´5 metros de altura, eran rubios de ojos azules y piel blanca. La historia de su leyenda se haya oculta en el texto del Génesis en la Biblia. Tras el hundimiento de la Atlántida y Lemuria durante el Diluvio, de los atlantes sólo sobrevivió la estirpe de Noé. Como veremos más adelante, fue Eber, nieto de Noé, quién se estableció con su pueblo en la Península Ibérica, a él le deben su nombre los primeros íberos. Una vez establecidos en la Península, los pueblos de Eber se escindieron en dos ramas: la una migró hacia el norte -Vascos y Caledones, Pelasgos y Etruscos forman, entre otros, parte de esa rama eberita que conquistó las Islas Británicas, Europa central y los Países Nórdicos fundando además avanzadas civilizaciones como la etrusca y la cretense-, la otra rama eberita partió hacia el sur y fue la raíz originaria de pueblos y civilizaciones como las de Tartessos, los Guanches, el pueblo Bereber, Libios , Egipcios, Hebreos e Iranios, Urritas, Sumerios, Beribraces y otros. Fue ésta última rama eberita que partió hacia el sur la que al ver entorpecido su avance frente a los imponentes macizos montañosos que separan Irán y Turquía culminando en el Cáucaso -miles de Km. atravesados de forma ininterrumpida por cordilleras montañosas con cumbres que oscilan entre los 3000 y más de 5000 metros de altura- la que daría origen a los pueblos indoeuropeos que surgirían en las estribaciones del Cáucaso y que más tarde conquistarían Irán y la India al sur y todos los territorios continentales hacia el norte y el oeste, para finalmente regresar al mismo punto del que partieron sus ancestros miles de años antes, la Península Ibérica, en lo más occidental de Europa. Así, a su regreso, estos pueblos indoeuropeos derrotaron a sus parientes lejanos en una lucha fraticida tal y como los griegos derrotaron a los pelasgos en el corazón mismo de la vieja Europa Blanca que abrazaba todos los territorios alrededor del "Mare Nostrum". Se cumplía así el ciclo, el círculo quedaba completo, partiendo de Iberia y retornando a ella en el camino de la Swástika dextrógira en un épico periplo digno de los hijos de los dioses la Europa Aria quedaba constituida al fin con el regreso de sus hijos "perdidos", los pueblos que partieron de Iberia hacia el sur y llegaron hasta el Caucazo desde donde partieron hacia el norte, el este y el oeste en busca de nuevas conquistas. Los gigantes Hércules y Pyrene, hija de Bebrix, rey de los Bebrices, señalaron con sus propias tumbas, los Pirineos, el lugar donde concluye la gesta más grande que conocen los tiempos, la gesta del nacimiento, del rapto, de Europa.

En los capítulos siguientes expondremos las bases de tal afirmación, demostrando así su veracidad.

 

En Busca de la Atlántida

 

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