LA OTRA TARTESSOS |
|||||
El origen atlante del nombre del río Nilo
|
|||||
Georgeos Díaz-Montexano |
|||||
Evidencias paleográficas permiten apoyar una relación genealógico-toponímica entre la Atlántida y el Antiguo Egipto
Nilo representado con aspecto atlante. Capitolio, Roma.
Uno de los argumentos más repetidos a lo largo de la historia de la denominada atlantología, principalmente desde los tiempos de Ignatus Donnelly, a finales del siglo XIX, es el pretendido origen atlante de la civilización egipcia. Ninguno de los paladines de tal afirmación aportó jamás ni la más leve evidencia paleográfica (antigua referencia escrita) que pudiera soportar dicho argumento, mientras que una simple lectura de los diálogos del Timeo y el Critias de Platón revelan la inexistencia de cualquier dato o comentario que pueda apoyar el supuesto origen atlante de la civilización egipcia; razón (entre otras más sólidas) por la que los arqueólogos y egiptólogos han desestimado dicha hipótesis como una mera especulación sin fundamento. Ahora, sin embargo, la aportación de evidencias paleográficas desconocidas -al menos entre los atlantólogos y egiptólogos contrarios a dicho argumento- demuestran que sí existen antiguas referencias que permiten soportar -en parte- esta clásica tesis atlantológica, sostenida ya por más de doscientos años. En efecto, el que ahora escribe, ha sido uno de los estudiosos de la Atlántida de Platón que más ha criticado esa afirmación sostenida por la mayoría de los atlantólogos sobre el origen atlante de la antigua civilización egipcia, precisamente porque -como puede verificarse- nada leemos en el Timeo ni en el Critias que apunte hacia tal idea; sin embargo, de la misma manera que el firmante ha atacado severamente a los investigadores que sostienen tal argumento, por no mostrar nunca documentación o referencia alguna al respecto, está en la obligación ética ahora de informar del hallazgo que ha realizado de algunas referencias antiguas, que si bien no son platónicas ni proceden de la Academia de Platón, no por ello desmerecen atención, puesto que parecen proceder de fuentes alternativas sobre la historia o tradición de la misma Atlántida o civilización atlántica descrita por Platón, y aunque bien no bastan para sostener que la civilización egipcia hunde sus raíces en la Atlántida misma, al menos servirán para apoyar una antigua relación entre la genealogía y toponimia atlante y las del Antiguo Egipto.
Las evidencias paleográficas las hemos hallado en el marco de investigación de unas viejas ediciones de los códices que componen la selecta colección clásica conocida como "Geographi graeci minores", donde se recoge una considerable colección de textos completos, y fragmentos, de autores griegos en su mayoría clásicos, pero también preclásicos o arcaicos; así como otras obras de autores posteriores, de la antigüedad tardía y medievales, que aportaron importantes escritos a modos de comentarios, scolios, o crestomatías. Entre estos se halla el célebre autor bizantino Eustacio de Tesalónica (circa 1110–1198 AD) natural de Constantinopla que llegó a ser arzobispo en Tesalónica. El análisis de sus obras ha mostrado a los expertos que Eustacio poseía un gran dominio de las fuentes griegas, desde los tiempos más antiguos hasta su época. En una de sus más prolíferas obras, un comentario sobre una descripción de la tierra de Dionisio Periegeta, y que contiene numerosos fragmentos y extractos muy valiosos de muchos escritores que le precedieron (algunos que solo conocemos gracias a él), es precisamente donde hallamos una de las referencias objeto de este breve estudio; exactamente la numerada como 222.44, y que trata sobre el río Nilo...
En la primera parte de esta referencia se expone que existía una opinión, o tradición, entre algunos autores (no citados en este caso) de que el origen del nombre del río Nilo se remontaba al de un rey de origen atlante (ΑΠΟΓΟΝΟΥ ΑΤΛΑΝΤΟΣ) de los que allí, en Egipto, había gobernado (ΒΑΣΙΛΕΥΣΑΝΤΟΣ ΤΩΝ ΕΚΕΙ); lo cual coincide con la afirmación en el Timeo ---- y el Critias --- de que los atlantes habían extendido sus reinados desde las Columnas de Hércules hasta Egipto (pasando por toda la Libia). En la segunda parte no queda claro si se está hablando del mismo rey Nilo de origen atlante, o de otro; aunque a juzgar por el contexto y las expresiones usadas (ΕΑΥΤΟΝ, él mismo) parece estar refiriéndose al mismo rey atlante descrito antes.
En cualquier caso, llama la atención el dato de que el río primeramente se llamaba Melas, podría tratarse de la palabra griega de igual grafía (ΜΕΛΑΣ), cuyo significado es negro, lo cual apunta el nombre egipcio de Egipto, Keme, Kema, o Kimi (km.t), y cuyo significado es precisamente el mismo, o sea, negro (también quemado). Egipto era la tierra negra, o quemada, o sea, de color oscuro o negro. La denominación anterior o primitiva del río Nilo, recogida en esta tradición antigua como Melas, bien podría ser una simple traducción griega del significado del nombre egipcio del río, que a su vez podría haber sido (o así pudieron entenderlos algunos antiguos autores grecoparlantes) el mismo que el del país entero, o sea, el mismo nombre egipcio o indígena de Egipto, Keme.
Nuestra hipótesis hallará más fundamento aún cuando analicemos otra antigua fuente, igualmente desconocida por los atlantólogos y por los egiptólogos detractores de una posible relación entre atlantes y antiguos egipcios, fuera de lo ya expuesto en los textos platónicos; nos referimos a un texto atribuido al célebre Plutarco, "De Fluviorum et Montium Nominibus"2, quien -como hemos demostrado en estudios anteriores- además de conocer bien los textos de Platón y al parecer incluso los del mismo Solón, tuvo acceso a fuentes egipcias sobre la Atlántida, de donde obtuvo hasta los nombres de los sacerdotes que se reunieron con Solón (no mencionados en los textos de Platón) y le trasmitieron la historia sobre la Atlántida, como Sonchis (Sonjis) de Sais y Psenophis (Psenofis) de Heliópolis. Sin dudas, otro viejo texto, escrito en griego antiguo, y que igualmente merece nuestra atención con independencia de la reconocida celebridad de su autor. En este texto atribuido a Plutarco, no solo veremos corroborada esta hipótesis de que el primitivo nombre del Nilo, Melas, bien podría ser la traducción griega del nombre indígena de Egipto sino que hallaremos además una nueva evidencia sorprendente del origen atlante del nombre del Nilo, y al parecer también del mismo nombre Melas y hasta el del propio nombre Egipto.
(De Fluviorum et Montium Nominibus, in Plutarchi Chaeronensis Moralia...3).
Lo que primero llama la atención es la afirmación de que Melas era el nombre primitivo del Nilo que provenía de Melanos, que en griego se traduce como 'negro', 'ennegrecido', y quien era hijo de Poseidón. Recordemos que este era el mismo dios de la Atlántida, y cómo en la anterior referencia registrada por el célebre Eustacio, Nilo era un rey de origen atlante; por consiguiente, tenemos ya dos referencias diferentes que apuntan a una relación bastante directa con el linaje o tradición atlante. Y ahora tenemos otra tercera, tan soprendente -o más aún- que las anteriores, y es cuando Plutarco (o quien quiera que haya sido el autor) nos informa que Egipto, nombre que recibió el rió Melas (antes de ser conocido como Nilo), justamente derivaba del nombre de un rey que era hijo nada menos que de Leukippês y Hefesto. Y Leukippês es exactamente el mismo nombre con el que aparece denominada la abuela de los reyes atlantes. En el diálogo del Critias o Atlántico8 esta es descrita como la esposa o mujer del primer ser nacido de la tierra (autóctono de Atlantis), Euênôr, en transcripción latina, Evenor. Leukippês, latinizado como Leucippe, cuyo nombre se traduce como yegua o jinete blanca, era la madre de Kleitós (en latín, Clito) quien fuera desposada por el mismo dios Poseidón y con el cual tuvo a los diez reyes de la Atlántida.
Por otra parte, llama también la atención como la hija del rey Egipto, y nieta de Leukippês, es justamente llamada Aganippês (Aganippe), o sea, la dulce yegua... El équido parece haber sido un elemento importante en la tradición atlante, pues además de estar presente en el nombre de la abuela madre de los atlantes, aparece también en el nombre de uno de los diez reyes, Elasippos, cuya simple traducción es el jinete, y que años atrás hemos identificado con el nombre de la región de Olisippos, también conocida como Elisippos, identificada en la antigüedad con un territorio que hoy se corresponde, aproximadamente, con la actual Lisboa y sus alrededores. Como entonces apuntamos9, los corceles de la extrema Iberia suroccidental fueron los más celebrados en toda la antigüedad como los más veloces y de pura sangre; entre los mejores sementales de los que eran importados en la península itálica y otros países mediterráneos se hallaban los de la región de Elisippo, y de las regiones limítrofes como el país de los Kynetes, colindantes con los Tartessios, y de cuya celebridad ecuestre defendemos proviene el actual término castellano jinete (en castellano medieval Ginete) y no de unas tribus mauritanas o bereberes llamadas Dzanatas, hipótesis (más bien especulación) convertida sin embargo en dogma oficial por la RAE, a pesar de no existir documento medieval alguno que testimonie tal suposición.
La presencia de dos personajes femeninos con nombre de yegua o jinete (como equivalente a una actual amazona o mujer que monta a caballo)10, dentro de esta genealogía toponímica mitológica grecizante del Antiguo Egipto, y en especial del Nilo, al menos permite circunscribir tales referencias a la época de los Hyksos, como límite temporal más remoto posible, puesto que antes de estos los egipcios al parecer no conocían el caballo, y si lo conocían, al menos no hay datos de que lo usaran o fuera importante para ellos. Al respecto, en el "Ciclo de Conferencias de Geología y Minería", celebrado en Puertollano en 1998, el autor fue invitado para impartir dos conferencias, una sobre geología y minería en el Antiguo Egipto y otra sobre paleoantropología y arte tartésico. En la conferencia "Geología y Minería en el Antiguo Egipto" expuse algunas interpretaciones y traducciones de jeroglíficos egipcios sobre la temática, exponiendo como evidencia reveladora la importante presencia de palabras con raíces fonéticas similares a términos Tartessios e Ibéricos presentes e importantes términos de la geología y la minería de los antiguos egipcios, y en otras actividades como la cantería y la construcción, y productos de calidad como por ejemplo, un tipo de aceite, considerado como puro, o y de gran calidad, cuyo nombre se transcribe justamente con las raíces consonánticas ibr. Entre estas posibles huellas de antiguas relaciones comerciales con la Iberia, se mostró también en dicha conferencia cómo, precisamente, el caballo semental, el pura sangre por excelencia de los egipcios, el caballo preferido de los faraones (casi siempre representado como un elegante corcel de color blanco), era justamente denominado con el nombre de IbAr, o Iber, mientras que el caballo común, de origen asiático o semita, era denominado como ssmS.
Precisamente la época en la que se desarrolla la invasión de la confederación de los atlantes por la Libia y el delta del Nilo, o el Bajo Egipto, especialmente Sais, según vemos en el Critias 110a-b, sucedió en los tiempos de la dinastía micénica de los Cecrópidas, y antes del Deucalión (1581-1529 AC), que coincide en parte con la del final de la dominación de los Hyksos. El linaje de la citada Dinastía Cecropidae, como se explica en el Timeo 23, y en otros muchos otros textos clásicos, proviene de la simiente de Gea y Hefesto, la cual fecundó a las dos ciudades hermanas, Sais y Atenas. En el plutárquico texto vemos como el mismo dios Hefesto, padre fundador del linaje de los Cecrópidas saítico-atenienses, aparece ahora unido a una diosa o semidiosa, Leukippês, que aunque bien podría ser la misma Leucippe que en la mitología griega es principalmente una Oceánide, o sea, una hija del gran Océano circular que rodea toda la tierra, igualmente podría ser la otra Leukippês, la de la Atlántida, la abuela madre de la Dinastía de los Atlántidas, según la descripción de Platón en el Critias (sin descartar que ambas sean una misma). Máxime cuando consideramos que Nilo, cuyo nombre parece ser un epíteto del mismo rey Egipto -según deducimos de la referencia- es descrito como un rey de origen atlante.
No menos interesante resulta comprobar que el nombre egipcio que la mayoría de los egiptólogos creen que denominaba al río Nilo, se escribía justamente como Atrw o Itrw, , y que se usaba para simplemente expresar la palabra 'río', y también para 'canal'. Teniendo en cuenta que en el antiguo egipcio (como en la mayoría de los lenguajes conocidos) las líquidas son frecuentemente intercambiadas, dicho nombre igualmente podría transcribirse como Atlw o Itlw. De hecho, existe una palabra igualmente escrita con tal combinación de consonantes, pero con los determinativos a veces de isla, canal, y tierra inundada, que propone una lectura bastante sugerente, como el lector ya habrá adivinado, el de una "isla o tierra insular inundada", que con tal grafía, Atrw/Atlw o Itrw/Itlw, pocas opciones ofrece -aparte de la simple y tradicional río- de otra interpretación que no sea la del mismo nombre de la isla de Atlas, o la Atlantis misma. Conociéndose además otra variante, AtrwaA o ItrwaA, , que bien podría haber sido pronunciada como Atluaa. Sea como fuere, lo que intentamos apuntar no es más bien el hecho de que este nombre egipcio de Atrw/Atlw o Itrw/Itlw sea el mismo de la tierra insular de Atlas, o Atlantis de Platón, sino que el mismo podría ser otra evidencia paleográfica -en este caso egipcia- del origen atlante del nombre del río Nilo referenciado en textos antiguos, según nos trasmite Eustacio.
Aunque -insistimos- estas referencias no son suficientes para soportar la afirmación más amplia o generalizada de que toda la civilización egipcia desciende de la atlante, o como suelen decir los atlantólogos defensores de tal argumento, que la Atlántida es la cuna de la civilización egipcia, al menos estamos ante las primeras evidencias paleográficas -expuestas y analizadas- que soportan la idea de una antigua relación de origen genealógico-toponímica y mitológica entre los atlantes y los antiguos egipcios, más allá de la evidencia platónica conocida. En resumen: ahora sí contamos con algo de fundamento, con cierta base documental para por lo menos defender la existencia de una tradición clásica sobre el origen atlante de ciertos reyes legendarios e hidrónimos del Antiguo Egipto.
Referencias: 1. "Epistola de Conmentariis in Dionysium Periegeten. Eustathius Thessalonicensis". Geographi graeci minores. E codicibus recognovit prolegomenis annotatione indicibus instruxit tabulis aeri incisis illustravit". Carolus Müllerus (Karl Otfried Müller). Volumen secundum. Editore Ambrosio Firmin Didot, M DCCC LXI (1861); p. 256. 2. Considerado por algunos autores como espúreo o apócrifo, mas bien escrito por algún discípulo o imitador. 3. "De Fluviorum et Montium Nominibus. Plutarchus". Plutarchi Chaeronensis Moralia, id est opera, exceptis vitis, reliqua. Graeca emendavit, notationem emendationum, et latinam xylandri interpretationem castigatam, subjunxit, animadversiones explicandis rebus ac verbis, item indices copiosos, adjecit, Daniel Wyttenbach, ... Tomi V. Pars III. Oxonii, e typographeo clarendoniano. M DCCCII. Pp. 1026-1027. 4. Más bien se debería interpretar como el delta o desembocadura del río Nilo. 5. Lit. por la causa, la misma (ella misma). "por la misma causa". Es una manera de explicar que por el mismo motivo, o razón, es decir, por el nombre de un rey, es que deriva el nombre de Nilo, y el de Egipto. 6. Lit. "de las regiones o lugares" (ΤΩΝ ΤΟΠΩΝ), refiriéndose a las regiones de todo Egipto, o quizás sólo a las del delta del Nilo. 7. Ver nota 5. Idem. 8. "... [113ε] τούτῳ δ᾽ ἦν ἔνοικος τῶν ἐκεῖ κατὰ ἀρχὰς ἐκ [113δ] γῆς ἀνδρῶν γεγονότων Εὐήνωρ μὲν ὄνομα, γυναικὶ δὲ συνοικῶν Λευκίππῃ..." (Plat. Criti. 113c-d). 9. ATLANTIDIS NOMINA . ATLANTIDOS ONOMATA . El Desciframiento de los Nombres de la Atlántida. Georgeos Díaz-Montexano, 2001. http://www.antiquos.com/atlantisnews/archives/2001/09/entry_41.html 10. La terminación de ambos nombres en la forma ΙΠΠΗ/Σ puede explicarse como un femenino de ΙΠΠΟΣ, 'caballo', o sea, 'yegua', o bien por ΙΠΠΕΥΣ, nominativo masculino plural de 'jinete', 'caballero' (hombre o mujer que monta, cabalga o doma caballos).
|