TARTESSOS |
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ATLÁNTICA = IBÉRICA = TENEBROSA
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¿Cómo no iba a estar Besperia en Kantabria
cuando Silio Itálico nos ha dejado escrito lo que sigue?: Todo el Véspero
se concentraba allí, reuniendo a los pueblos del Occidente extremo:
El primero, el Cántabro, invencible al frío, al calor y al
hambre y que se lleva la palma de cualquier empresa...
Situada como estaba en el final de la Tierra, La
Atlántida tenía que estar ubicada, por fuerza, a la vera misma de las Columnas
de Hérkules. Porque lo que éstas señalaban era, justamente, el
límite o frontera del mundo conocido. Y de ahí la célebre leyenda que acompañaba
a las Columnas: Nada más allá o Non
plus ultra en su versión latina. ¿En qué cabeza humana cabe que las auténticas
Columnas de Hérkules podían hallarse en Gibraltar cuando este
estrecho tiene de final de la Tierra lo que yo de seminarista? Cientos de Kilómetros
de tierra se extienden más allá de él, tanto en la costa africana como en la
del Sur de España.
Cuarto punto fundamental: las Columnas de Hérkules
no fueron tales columnas sino Colinas. Término,
este, del que se ha derivado columna. La versión columnaria
vino mucho más tarde y, quinto punto clave, se extendió como un reguero de pólvora
por toda la geografía del mundo antiguo. Sería así como nacerían versiones
de las genuinas Columnas desde el Mediterráneo
oriental hasta las mismísimas Islas Británicas.
Pasando, por supuesto, por Gibraltar, que contó con
sus correspondientes e inevitables Columnas, erigidas
por la cultura Turdetana (que no Tartésica)
y confundidas con las originales por la descomunal ignorancia que los
historiadores griegos padecieron en relación con la ubicación del mundo
primigenio. Mundo respecto al que heredaron multitud de noticias que se
empecinaron en cohonestar con el minúsculo mundo mediterráneo que a ellos les
era familiar y relativamente conocido. Los Griegos sabían tanto del
mundo atlántico como yo de fútbol o ufología.
Y de ahí el craso error que supone tomarles como oráculos
en cuanto se relaciona con la búsqueda de La Atlántida.
Porque muchos de los datos que aportan (y que ellos se limitaron a copiar) son
ciertos. Pero están extrapolados. Lo mismo que ha
sucedido con el primer Egipto... Con la primera Yerusalem...
Con la primera Athenas... Con la primera Roma...
Con la primera Ethiopía... Con la primera Eskitia...
Etc. etc. etc.
La existencia de Bespérida = Atlántida es un
hecho incontrovertible. Y que este país fue la cuna de todas las culturas de la
Antigüedad, exactamente lo mismo. Como no menos demostrado se encuentra que el
fin de aquella civilización se produjo en el desenlace del último período
glacial, hace entre 9 y 11.000 años. Luego -sexta
conclusión primordial- La Atlántida no se hundió en medio del Océano
como siempre se ha pensado, sino que fue anegada por el mar como
consecuencia del deshielo que elevó en un centenar de metros el nivel de las
aguas. Por lo tanto, el país de los Bespéridos
o Atlantes estaba situado a orillas del mar,
en una región litoral del antiguo extremo
de la Tierra. Región que sólo puede haber estado en el Norte
de España cuando, desde que el mundo es mundo y hasta 1492, ha
sido éste el único enclave del planeta identificado con el final
del mundo conocido.
Séptimo punto: si partimos de la base de que la cibilización
atlante fue la matriz de cuantas le han seguido y de que, como
casi todos estamos de acuerdo, fue la primera de todas
las cibilizaciones de la Tierra, entonces hemos de deducir que hubo de
tener una extraordinaria antigüedad. Porque sólo a lo largo de centenares
de miles de años puede fraguarse una cultura capaz de construir
la ciblización y de alumbrar hijas tan evolucionadas como la tartésica,
egipcia, griega, assirio-babilónica, persa... Asentada esta
premisa, cualquiera que se proponga descubrir la Atlántida tendrá que
empezar por fijar su atención en aquella región del planeta en la que pervivan
los más antiguos y numerosos vestigios culturales de la historia de la
Humanidad. Porque cae por su propio peso que si La Atlántida tiene más
de diez mil años, entonces está fuera de toda duda que fue una
cibilización paleolítica cuya consunción vino a coincidir con
el propio desenlace del Paleolítico Superior. ¿Y cuál
es la región del planeta en la que se desarrolla este período capital de la
Historia?: el Norte de España y el Sur de Francia. O,
lo que es lo mismo, la antigua Hiberia que se entendía
desde el Valle del Hebro hasta la Dordoña
francesa. Luego La Atlántida hubo de estar situada, por
narices, en algún punto del litoral de
ese nada extenso país. Y ahora se comprenderá mejor con qué enorme fundamento
vengo defendiendo que las pinturas rupestres paleolíticas del Norte
de España y del Sur de Francia pertenecen a la ciblización atlante.
Lo que entronca con el octavo y último punto de esta enjundiosa guía:
significativamente y demostrando cuál fue el corazón de La Atlántida,
la mayor concentración de arte paleolítico de todo el planeta
se encuentra justamente en Kantabria. Así como el más
alto exponente artístico de ese extensísimo período: las Cuevas
de Altamira. ¿Dónde estuvo, pues, la metrópoli de Bespérida
= Atlántida?
Dedico esta página a la periodista Luisa Alba, en
reconocimiento a su labor de divulgación de mis tesis históricas. Y también
al brillante investigador Jorge Díaz que, formado a
mi lado en los albores de sus investigaciones sobre Hiberia,
desarrolla ahora su trabajo con total independencia, probada lealtad hacia mí y
fecundísimos resultados.
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