Una isla
sumergida cerca del Estrecho de Gibraltar, que podría ser el
origen del mito de la Atlántida, fue sacudida por un terremoto de
gran magnitud y luego un tsunami hace 12.000 años, según los
últimos descubrimientos geológicos.
La Isla de Spartel descansa actualmente a 60 metros bajo el nivel
del mar, entre España y Marruecos, pero algunos piensan que una
vez estuvo ubicada arriba de las aguas.
Marc-André Gutscher de la Universidad de Western
Brittany en Plouzané, Francia, descubrió un sedimento de granos
con un grosor que oscila entre los 50 y los 120 centímetros.
El depósito de sedimentos es consecuencia de las corrientes
marinas generadas luego de que se produjera la agitación geológica
que ocasionó el tsunami.
Esta evidencia, que fue obtenida a partir de un estudio de la
superficie marina y publicada en la revista Geology,
podría "llevar agua para el molino" de aquellos que aseguran que
Spartel es aquella isla de la que hablaba Platón
hace 2.000 años.
Los estudios que fueron realizados revelan que los granos datan de
hace 12.000 años, fecha que coincide con la proporcionada por el
filósofo griego, quien con su relato de una ciudad sumergida en
las profundidades marinas dio origen a una historia que aún
perdura.
Hasta el momento, no obstante, no se han encontrado estructuras
hechas por la mano del hombre, lo cual cuestionaría la presencia
de alguna civilización en la isla. Además la isla resultó ser más
pequeña de lo previsto originalmente.
Los antecedentes
La isla de Spartel se encuentra en el Golfo de Cádiz y en el año
de 2001 fue propuesta por el geólogo francés Jacques
Collin-Girard como la candidata ideal para explicar el
origen de la leyenda de la Atlántida.
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Imágenes
muestran la existencia de dos estructuras rectangulares
como las de la leyenda. |
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En julio de 2004
el científico organizó una expedición que contó con la
participación de dos de los investigadores que lideraron el
proyecto que estudió los restos del Titanic.
La visita a las profundidades marinas se prolongó por dos semanas
a bordo de un sumergible con capacidad para dos personas, y el
costo de la misma osciló entre US$ 250.000 y US$ 500.000.
Posteriormente, un equipo de investigadores de la Universidad de
Wuppertal en Alemania presentó una serie de fotos satelitales que,
según su versión, constituían la evidencia de que en la zona de
Marisma de Hinojos, cerca de la ciudad de Cádiz, reposaban los
restos de la célebre Atlántida.
Rainer Kühne, miembro del equipo que participó en
el proyecto, indicó que las imágenes captadas por las fotografías
presentaban dos estructuras rectangulares rodeadas por anillos
concéntricos, descripción que coincidía con la recopilada por
Platón 2.000 años atrás.
Orígenes épicos
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Las imágenes
captadas por las fotografías presentan dos estructuras
rectangulares rodeadas por anillos concéntricos,
descripción que coincidía con la recopilada por Platón
2.000 años atrás. |
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Platón
relata la existencia de una isla inmensa, mayor en tamaño que
Libia y Asia en conjunto, localizada en el Océano Atlántico. Pero
su control se extendía más allá de los "Pilares de Hércules" -o el
Estrecho de Gibraltar- en el Mediterráneo, llegando a Egipto e
Italia, esta última conocida entonces como Tirrena.
La dinastía que reinaba en la isla descendía directamente de
Poseidón, dios griego de los mares. Sin embargo,
el linaje real se degradó hasta mezclarse con los mortales. Como
consecuencia se sucedieron largos años de enfrentamientos con
Atenas, otrora aliado de la Atlántida.
"Un tiempo después -cuenta la historia de Platón-
se produjeron terremotos e inundaciones de extraordinaria
violencia y en un sólo día, la Atlántida se desvaneció, y sus
habitantes fueron devorados por la tierra". La reconstrucción
del filósofo griego se remonta a 9.000 años de su propia era.
Por su parte Gutscher, el científico que presentó
los últimos hallazgos de los sedimentos, la destrucción captada
por los relatos de Platón, son consistentes con un terremoto de
gran intensidad y un consecuente tsunami.
A su vez, éste fenómeno coincide con el que se describe devastó a
la ciudad de Lisboa, en Portugal, en el año 1755. Las olas
generadas por el tsunami, y reportadas en aquella oportunidad,
excedieron los 10 metros de altura.
Los restos de sedimentos que se conservan hasta el momento revelan
que este tipo de eventos ocurre cada 1.500 o 2.000 años en el
Golfo de Cádiz.