Análisis y revisión de una nueva hipótesis
sobre la Atlántida de Platón en el fondo de la Llanura
Abisal de Madeira
Por Georgeos Díaz-Montexano
Introducción
El pasado 27 de enero del 2009, D. Juán Menéndez, hermano de
D. Enrique Menéndez Crespo, autor de una nueva teoría sobre
la Atlántida, se puso en contacto con el que ahora escribe
para informarme de una nueva hipótesis sobre la Atlántida de
Platón desarrollada a raíz del descubrimiento –mediante
Google Earth- de unas extrañas formaciones rectangulares y
cuadriculadas que conforma una gran planicie reticulada,
como una parrilla, justamente sobre el fondo de una de las
llanuras abisales más profundas del Océano, la “Llanura
Abisal de Madeira”, y dentro de esta, en el área conocida
como Great Meteor East (GME), precisamente por hallarse al
Este de Monte submarino de igual nombre, Meteor. El lugar se
halla entre los -5300 y -5400 metros de profundidad, o sea,
dentro de la zona más profunda del Océano, la abisopelágica
(fig.1). Las coordenadas son: 31 18'43.27" N y 24
22'58.72"O. Este es el
linka
Google Map, yesteal
Google Earth. Recomendamos que se use Google Earth, ya que
las imágenes se ven un poco mejor que en Google Map.
Fig. 1. Perfil del Océano Atlántico entre Norteamérica y
África, visto de Sur a Norte, América a la izquierda y
África a la derecha. La “Llanura Abisal de Madeira” se
encuentra justamente en el área de la cuenca abisal de las
Canarias, zona abisopelágica, que como puede verse, se haya
entre los -5000 y -7000 metros de profundidad.
Mi primera impresión no fue tan efusiva, porque
sencillamente creí que se trataba de la misma llanura abisal
que ya había sido propuesta en el 2002 por un investigador
de origen portugués, D. Paulo Riven, pero después de mi
primera respuesta por email, pude constatar que ambas
localizaciones eran completamente diferentes. Paulo Riven
proponía como candidata a la llanura de la metrópolis de
Atlantis, la “Llanura Abisal del Tago”, que como su nombre
indica, se halla ubicada justamente frente a las costas de
Portugal, hacia el extremo suroeste de la península ibérica.
Mi confusión inicial había sido causada por las imágenes que
Enrique Menéndez Crespo mismos han colgado en su sitio,
dando da la sensación –a primera vista, pero en cualquier
caso, error mío de lectura precipitada- que la llanura
abisal que han identificado se halla mucho más cerca de
Gibraltar, casi al lado de los Montes submarinos situados
entre el Cabo de San Vicente y Madeira, pero después que he
verificado las coordenadas que facilitan en el mismo sitio
web, mi deber ha sido pues rectificar lo anteriormente
dicho, pues hasta donde tengo conocimientos, jamás el
investigador Paulo Riven mostró imágenes con esta misma
localización, él siempre hablaba de las otros dos llanuras
abisales situadas frentes a las costas sudoccidentales de
Iberia, donde igualmente se aprecian ciertas estructuras
rectangulares, pero no tan complejas, que considero
naturales, y que están justamente entre Lisboa y Madeira, o
sea, mucho más cercanas a las Columnas de Hércules.
Por consiguiente, hasta tanto el Sr. Paulo Riven no
demuestre lo contrario, en lo que a mi respecta, reconozco a
los hermanos Menéndez Crespo como los primeros en
identificar o proponer este sitio concreto de la “Llanura
Abisal de Madeira”, con la llanura y metrópolis de Atlantis,
todo ello con independencia de que lo crea posible o no,
especialmente cuando me veo obligado a seguir los
conocimientos científicos y criterios actuales vigentes de
la Geología y la Paleoceanografía.
Análisis crítico
Interpretación de las
fuentes escritas del Timeo y el Critias
Aunque, ciertamente, la última palabra la tendría siempre la
Arqueología, no podemos por ello ignorar ciertas
consideraciones importantes que ahora mismo hacen muy poco
probable la hipótesis que propone Enrique Menéndez Crespo de
que las extrañas formaciones cuadriculadas o reticuladas, en
forma de parrilla o red, detectadas en la gran Llanura
Abisal de Madeira, por debajo de los -5300 metros de
profundidad, sean los restos arqueológicos de la llanura
donde según el Critias de Platón se hallaba la metrópolis de
la Atlántida.
A continuación expongo algunas de las serias objeciones que,
ya sólo desde el punto de vista interpretativo de los
propios textos de Platón, plantean grandes inconvenientes
contra la veracidad de tal hipótesis:
La localización de la Nêsos
Atlantis propuesta no coincide con la descrita por
Platón.Desde
el punto de vista de las descripciones tan precisas que
ofrece Platón se halla un poco lejos (bastante más de lo
que debería) de la boca de las Columnas de Hércules.
Pues en el Timeo claramente leemos, en griego, "PRO TOU
STOMATOS", expresión habitual griega que solamente se
puede traducir como "ante la boca", o “delante de la
boca”, pero “justo delante”, es decir, algo que está
justamente en la misma boca o embocadura, en este caso
en la embocadura Atlántica de las Columnas de Hércules.
Los griegos solamente usaban la expresión "pro tou" (en
relación a lugar), para indicar algo que está muy
próximo, que está siempre "a la vista". Evidentemente,
este lugar que Enrique Menéndez Crespo proponen nunca ha
estado a la vista de alguien situado en el estrecho de
Gibraltar, con toda seguridad no al menos desde que
existe el ser humano. De ahí que la mayor parte de mis
hipótesis alternativas sobre lugares donde podría
hallarse la metrópolis de Atlantis, no rebasan más allá
(hacia el Oeste) de la isla Madeira, siempre dentro del
área que he denominado como "Triangulo de Atlantis"
(como se puede ver en la portada de mi Official Website
en inglés,http://www.GeorgeosDiazMontexano.com).
Las medidas no coinciden con
las ofrecidas por Platón.Suponiendo
que la llanura de la Atlántida hubiera sido realmente un
rectángulo --lo
cual he descubierto en los códices y manuscritos en
griego, que no dice Platón en ningún momento[2]
--
aún suponiendo esto, la llanura debería tener como
mínimo unos 3000 estadios por su lado mayor, o sea, por
la longitud máxima. Según la media aceptada para las
dimensiones del estadio griego clásico usado en los
tiempos de Platón, 185 metros, esto arrojaría entonces
unos 555 kilómetros para el lado mayor, sin embargo,
usando las propias herramientas del Google Earth, no hay
más de unos 165 Km. en lo que se aprecia como el lado
mayor de la estructura rectangular y cuadriculada, o
sea, aproximadamente unos 891 estadios. Es decir, que ni
siquiera llega a la mitad de las dimensiones ofrecidas
por Platón para el lado más largo de la llanura. Ahora
bien, siempre habrá quien recurra a la hipótesis de que
Platón se equivocó en las medidas, y que en realidad
estas sería mucho más inferiores que la mitad de las que
el ofrece, pero como supongo muchos de mis lectores ya
saben, no soy proclive a este tipo de hipótesisfacilistas.
Mientra la arqueología no demuestre lo contrario, para
mi no hay error ninguno por parte de Platón ni de Solón
ni de los sacerdotes egipcios que trasmiten la historia.
Por otra parte, EnriqueMenéndez
Crespoafirman
que,"…Si
intentáramos hacer un cálculo exacto y concienzudo
podrían variar ligeramente, si bien el cálculo total al
que nos referimos de 10.000 estadios es claramente su
resultado más próximo…"[3],
sin embargo, estos cálculos no solo están forzados sino
que además se traza toda una áreapoligonalpara
la llanura de la Atlántida, una forma que jamás describe
Platón, quien afirma, sin lugar a dudas (y así aparece
en todos los códices manuscritos conocidos), que la
llanura tenía una forma con solamentecuatro
ángulos, en griego,ΤΕΤΡΑΓΟΝΟΣ,tetragonos[4].
Reconstrucción de Enrique
Menéndez Crespo
Así pues, la interpretación de los citados
autores no se sostiene, ya que la llanura que ellos
interpretan no contiene sólo cuatro ángulos, o sea, no
es unΤΕΤΡΑΓΟΝΟΣcomo
claramente describe Platón sino que -según la
reconstrucción de los autores- tiene muchos ángulos más,
nada menos que diez. Dentro de toda esa área, lo único
que realmente podría ser identificado con la llanuratetragónicao
cuadrangular de Platón, o sea, concuatro
ángulos, sería la parte cuadriculada, o reticulada
localizada en el extremo oeste de la misma Llanura
Abisal de Madeira, pero como hemos visto, las
dimensiones de esta son bastante inferiores, menores a
la mitad de las que ofrece Platón. Los hermanosMenéndez
Crespotambién
afirman que"...No
disponemos de datos exactos de profundidad marina para
el terreno que se indica como llanura alargada. Lo que
es evidente es que si marcamos líneas desde los extremos
de la ciudad hacia los puntos extremos del canal
exterior (a la derecha abajo de la imagen) si son
exactas las medidas que nos indican..."[5]Se
trata sin duda de un argumento forzado. Primero, en el
relato de Platón no se dice que tal distancia de 2000
estadios, desde el mar hacia arriba, es decir, hacia el
interior de la costa, fuera en línea diagonal, como lo
autores interpretan. En realidad Platón está siempre
hablando de líneas paralelas y longitudinales. Cuando
habla de la extensión máxima en longitud de un lado de
la llanura con sólo cuatro ángulos (no diez ni 8 ni 5,
etc.), él ofrece unos 3000 estadios, y a continuación
añade que habían unos 2000 estadios desde el mar hacia
arriba, o sea, hacia el interior, en dirección al centro
de la llanura, donde se hallaba el pequeño monte “bajo
por todas parte”, y en el que Poseidón había creado la
morada concéntrica para su amada Kleitós. Tal
descripción sólo permite, como interpretación más simple
y directa, o más sencilla (que por el principio de la
Navaja de Occam, suele ser siempre la correcta o
verdadera), que la dirección, en línea recta, de los
2000 estadios, es descrita desde la desembocadura del
canal de la metrópolis en el Mar, hacia dentro, hacia
arriba, en dirección hacia el mismo centro de la llanura
donde se hallaba la metrópolis, según se reitera en el
Critias, al menos dos veces. O sea, que Platón está
describiendo una línea imaginaria que es casi paralela,
a la del eje del canal de 50 estadios que desemboca en
el mar. No tan oblicua o diagonal como la que proponen
los autores para que pueda encajar con una medida
aproximada de 2000 estadios.
La orientación de
localización de la llanura y la metrópolis no coinciden
con las descripciones de Platón.
EnriqueMenéndez
Crespoafirman
que,“…Según
la descripción del texto, vemos en la imagen superior
que la ciudad estaba rodeada por un lado de montañas,
formando ciertas cordilleras (hasta 3 líneas se
adivinan). Esto nos daría la razón en cuanto a la
necesidad de recoger el agua de las montañas y
canalizarla hasta el mar, que era una de las bases de la
construcción y forma de la ciudad…”[6]Si
bien la interpretación no presenta gran dificultad con
la imagen usada de Google Earth, debemos sin embargo
hacer notar que los citados autores ha obviado -sin
aportar ni la más minima explicación- los puntos más
importantes de la descripción de Platón sobre este
pasaje. En la traducción que ellos mismos usan dice lo
siguiente:“…y
que toda la llanura situada junto a la ciudad que
rodeaba y estaba, a su vez, envuelta hasta el mar por
monte, no tenía apenas relieve, era lisa, muy alargada,
de tres mil estadios por un lado, y dos mil en el
centro, subiendo desde el mar. De toda la islaéste
era el lugar orientado hacia el Noto, opuesto a la Osa
Mayory
resguardado del viento del norte…”(118a,
Critias.). Más claro imposible. Platón está diciéndonos
que la llanura, y por supuesto la metrópolis también la
cual se hallaba a la mitad de la misma, y a tan sólo
unos 50 estadios (9,25 Km.) del mar, se hallaba
orientada hacia la parte sur (el Notos) de la nêsos
(isla/península/tierra insular), y de espaldas al Norte
(la Osa Mayor). Sin embargo, la supuesta llanura
cuadriculada donde los autores sitúan la metrópolis, se
halla en el extremo occidente de toda el área que ellos
mismos identifican con la gran llanura o planicie de la
comarca del rey Atlas. Y la propia orientación de la
misma, es igualmente Este-Oeste, y no Norte-Sur, pues
los autores interpretan como el canal principal que
conectaba la metrópolis circular con el mar, unas líneas
que están justamente en la parte oriental, no en la
parte sur. Y otra gran contradicción es que Platón
indica al menos en dos ocasiones que la metrópolis
circular concéntrica se hallaba justamente encima de un
monte de poca altura, que a su vez se hallaba en el
centro o a la mitad de la llanura, con sólo cuatro
ángulos (tratagonos). Pero en la interpretación de
Enrique Menéndez Crespo, el área donde colocan la
metrópolis no se halla en el centro ni a la mitad de la
gran llanura multi-angular (con diez ángulos, y no sólo
cuatro como afirma Platón) que ellos reconstruyen como
la llanura de Atlantis, sino justamente en el extremo
occidental de la misma. Estas contradicciones tan claras
no deben ser ignoradas de ninguna manera, aunque se
recurra al tan socorrido argumento de que Platón seequivocóen
todo, aún así es menester mencionar estas
contradicciones, en honor a la verdad y al rigor
científico y metodológico.
Los canales, y localización
de la metrópolis y su dimensión no coincide con la
descripción de Platón.La
supuesta localización de la metrópolis, según Enrique
Menéndez Crespo, sería justamente donde se aprecia una
forma ligeramente circular (aunque muy borrosa, hay que
decirlo) que se aprecia casi en el centro de la llanura
cuadriculada que es inferior en menos de la mitad a la
que describe Platón. En el Critias leemos claramente,
que la metrópolis se hallaba a tan sólo unos 50 estadios
del mar. La metrópolis circular concéntrica (que no se
aprecia en la imagen por ninguna parte) estaba separada
del puerto o estuario que desembocaba en el mar por una
canal de 50 estadios de longitud, si antes vimos como
esta llanura cuadriculada tiene un tamaño inferior a la
mitad de la que describe Platón, ahora, sin embargo,
vemos como la supuesta ciudad estaría separada del
inicio de la llanura cuadriculada, por su lado más
corto, por unos 85 Km., cuando 50 estadios son apenas
unos 9,25 kilómetros. Pero más contradictorio e
increíble resulta si consideramos la hipótesis de los
autores sobre cuál sería el canal central o principal
que unía la ciudad con el mar, cuya longitud es nada
menos que de unos 177 Km., y solamente midiendo desde la
supuesta acrópolis circular, hasta el punto donde se
desvanece las líneas del supuesto canal, que incluso
parece seguir más lejos aún. Las diferencias son
escandalosamente superiores, y lo mismo ocurre con la
anchura del mismo canal central, que según el Critias,
era de solo unos 300 pies, o sea, unos 90 metros,
mientras que la anchura mínima del supuesto canal
identificado y propuesto por Enrique Menéndez Crespo es
de unos 15 Km., y la máxima de unos 19 Km. O sea, que
esta supuesta metrópolis circular estaría separada del
mar o del inicio de la llanura, a una distancia nueve
veces superior a la descrita por Platón, sólo si
contamos hasta el inicio de la llanura cuadriculada en
la que se halla, porque si contamos hasta donde se
desvanece en los sedimentos (al Este de la supuesta
ciudad) el canal propuesto por los citados autores,
estamos hablando entonces de que la distancia entre la
metrópolis circular y el mar es 168 veces superior a la
que ofrece Platón, mientras que la anchura de este
supuesto canal principal de Atlantis, usando la media de
unos 17 Km. que presenta, es de 16,910 metros más que
los sólo 90 metros que ofrece Platón. Como decíamos, las
diferencias no son sutiles sino escandalosamente
diferentes a las que ofrece Platón, que de más está
puntualizar son las más lógicas y coherentes, puesto que
sería absurdo fabricar un canal para las embarcaciones
de aquellos tiempos que tuviera unos 17 kilómetros de
anchura - sólo un poco por debajo de la anchura del
actual estrecho de Gibraltar – cuando, ciertamente,
bastaría con sólo 90 metros de anchura, donde cabían -y
sobraba espacio- hasta las embarcaciones más anchas que
tuvieran en aquellos tiempos, incluso en pares de a dos,
o de a cuatro. Para que nos hagamos una idea aproximada
de la enorme proporción del supuesto canal centra de la
metrópolis de Atlantis que propone Enrique Menéndez
Crespo. El Canal de Panamá fue construido con una enorme
dificultad, tras varios intentos fallidos,
y ya en los tiempos
modernos, en plena revolución
industrial, con una tecnología -sin duda- infinitamente
superior a la que describe Platón para la Atlántida.
Pues como es sabido, el Canal de Panamá tiene unos 80
kilómetros de largo, o sea, bastante más pequeño que el
propuesto por Enrique Menéndez Crespo como canal
principal de la metrópolis de Atlantis, con
aproximadamente unos 177 Km. de largo (aunque se percibe
algo más por debajo de los sedimentos). Pero además,
mientras el mismo Canal de Panamá tiene una anchura que
oscila entre los 91 metros (similar a los descritos por
Platón) y los 300 metros en su parte más ancha, el
supuesto canal de la Atlántida propuesto por los citados
autores, presenta una anchura media de unos 17
kilómetros. Estamos hablando pues de una canal que sería
miles de veces superior al gran Canal de Panamá. Ni toda
la erosión posible del planeta podría explicar que un
canal que en principio debería ser de tan solo unos 90
metros de anchura haya terminado teniendo 16,910 metros
más, o sea, que de apenas una décima parte de un
kilómetro, pasara a casi 17 kilómetros más, y
supuestamente sólo por la erosión. Los canales que
describe Platón presentan una profundidad más bien
modesta y proporcional a su anchura; en cualquier caso,
infinitamente menores que las habituales trincheras o
fallas sísmicas que se hallan por casi toda la
superficie del Océano. Los canales son fosos, como
trincheras, por consiguiente, sería lo primero que se
rellenaría de sedimentos, especialmente por no ser
demasiado profundos, hasta desaparecer por completo todo
rastro visible y detectable en una batimetría que en
realidad mide el relieve submarino cuando este es
significativamente notable. En un mapa batimétrico donde
solamente se dibuja el relieve submarino de considerable
tamaño, tanto en lo voluminoso como en lo depresivo, al
menos hasta la escala real a la que llega el mapamundi
batimétrico de Google Earth, es imposible que pudieran
aparecer reflejados los canales de Atlantis,
sencillamente por sus dimensiones, donde el más ancho
-según los datos que ofrece Platón- era de sólo un
estadio (unos 185 metros) de anchura, y este era el
canal que rodeaba a toda la llanura, o sea, el más
extenso, pero el resto de los canales, los que se
cruzaban perpendicularmente en la llanura, que sin dudas
debemos suponer no eran mayores, debido au carácter
meramente secundarios, y probablemente ni siquiera
mayores en anchura que el canal central que conectaba la
metrópolis con el mar, con tan solo unos 90 metros de
ancho. Un mapa batimétrico como el que ofrece Google
Earth no permite visualizar con detalles fosos,
trincheras, o cualquier accidente natural, o artificial,
con dimensiones tan pequeñas. Aunque algunos de los
canales de la Atlántida de Platón no estuvieran
totalmente cubiertos o colmatados por los sedimentos
(como estoy seguro que deberían estar todos), a la
escala que opera esta versión batimétrica del Google
Earth no veríamos mas que una mísera rayita muy fina,
tan delgada e inapreciable, que no sabríamos si en
realidad no es más que una línea divisoria de una foto,
un pixel o una mera ilusión óptica. El mapamundi
batimétrico de Google Earth sólo permite una visión
topográfica del relieve submarino cuyas formas presenten
un considerable volumen, como mínimo de una anchura
equivalente a un kilómetro o kilómetro y medio, es
decir, todo aquello que aflora en la superficie del
fondo marino, como los montes, colinas, volcanes, etc.,
pero siempre con más de 1 Km. de anchura mínima, pero no
permite visualizar nada por debajo de estas dimensiones,
y menos aún lo que hay enterrado bajo los sedimentos del
fondo marino. Para eso se usan otras tecnologías y otros
tipos de mapeados. Pongamos como ejemplo el caso de la
Isla de Alborán, tiene 642 metros de longitud, por 265
de anchura, y sencillamente no existe en el mapamundi
batimétrico de Google, porque sencillamente el mapamundi
batimétrico que usa Google Earth no llega hasta a una
altura tan próxima como para poder permitir a visión de
nada que esté por debajo del kilómetro, o kilómetro y
medio. Hagamos un simple símil. Imaginemos que esta isla
de Alborán en realidad fuera el fragmento que ha quedado
en el medio del mar de una gigantesca muralla o muelle,
que por ejemplo, pudo haber tenido 1000 kilómetros de
largo, pero siempre una anchura media de unos 265
metros, pero que solamente se ha conservado este
fragmento, trozo o porción. Si algo como esto no es
visible en el mapamundi batimétrico, ¿cómo entonces
podría serlo cualquier porción de un canal de la
Atlántida, cuya mayor anchura, según el mismo Platón era
de sólo 185 metros? Es simple cuestión de sentido común.
Si las medidas que ofrece Platón son reales y correctas
(y de momento no existe ninguna prueba que indique lo
contrario), entonces es virtualmente imposible que pueda
existir ninguna evidencia visible en la batimetría del
Google Earth en ninguna parte del mundo. Solamente
podríamos esperar, y no con menos dificultad, hallar
parte de los dos anillos más grandes que rodeaban a la
metrópolis, el tercer anillo de agua de mar, que
evidentemente sería un foso, y el segundo de tierra,
pues cada uno tenía tres estadios de anchura, o sea, 555
metros, y como los dos eran continuos, ambos entonces
sumaría 1110 metros, lo que entra dentro del margen
mínimo (muy ajustado) en el que mapamundi batimétrico de
Google Earth permite apreciar algo. Sería como ver una
simple mota o mancha en la inmensidad del Océano, y con
toda seguridad, no podríamos ni siquiera distinguir si
está formado por dos anillos o círculos. Fuera de esto,
no se podría apreciar nada más de la Atlántida, porque
en todos los casos, la anchura de las superficies es
demasiado inferior a lo que permite visualizar Google.
De nada sirve, por ejemplo, que las muralla que rodeaba
a toda la metrópolis, desde el puerto del mar, siempre a
una distancia equidistante de unos 50 estadios (9, 25
Km.), o sea, un círculo de 100 estadios de diámetro
(18,5 Km.) fuera tan grande si la anchura de los muros
con toda seguridad no rebasaría los 10 o 20 metros de
ancho (y seguro que estoy exagerando). Sencillamente, a
la escala que trabaja el mapamundi batimétrico de Google
Earth, sería completamente imposible visualizar el
contorno de esta muralla circular, ni aunque estuviera
totalmente despejada de sedimentos, como si se hubiera
hundido ayer por la noche. Cuando Google Earth llega
aproximadamente a los 300 Km. de altitud, ya deja de
enfocar, y solamente se limitar a extrapolar las mismas
imágenes, que cada vez se van pixelando y desenfocando
más. Por otra parte, las dimensiones de esta supuesta
llanura canalizada que los autores identifican con la
llanura de Atlantis que limitaba con la metrópolis
misma, es tan grande que abarca el espacio de las
provincias de Huelva, Cádiz y Sevilla, y travesada por
una red de numerosos canales con una media de unos 2 Km.
de anchura, todo ello sin contar toda el área restante
del polígono de diez ángulos, que los autores consideran
como parte de la misma llanura, lo cual sería ya como el
equivalente de casi media Iberia. Después de como
mínimo, unos 3300 años, y de haberles caído encima
algunos kilómetros cúbicos de sedimentos, es obvio que
apenas podrían quedar restos visibles, y estos pocos
aparecerían en un mapa batimétrico de alta resolución
(que no es el caso) como una cortas líneas delgadas, e
inconexas, donde difícilmente podríamos reconstruir
ninguna forma en concreto, y evidentemente, estos
escasos tramos aún visibles en la topografía del relieve
submarino solamente correspondería a los tramos más
anchos del canal mayor, el que rodeaba a la llanura,
precisamente por ser el más ancho y el de mayor
profundidad, lo que evidente necesitaría más cantidad de
sedimentos para ser inundado y cubierto por completo,
pero el resto de los canales, que sin duda serían mucho
menores, tanto en longitud y anchura como en
profundidad, de esos no podría quedar ninguna evidencia
visible. Insistimos en el hecho de que un canal es una
trinchera, un foso, no es un muro, es decir, no
sobresale del nivel del suelo o terreno, por
consiguiente, es lo primero que desaparece en el proceso
de sepultado por sedimentos. Primero se rellenan los
fosos con los sedimentos, y después que alcanza el nivel
del mismo plano de la superficie del fondo marino, los
depósitos subsiguientes terminan por ocultar por
completo hasta el más mínimo rastro. Insistimos también
en que no estamos viendo un gráfico o mapeado de lo que
está debajo del suelo del fondo marino, bajo los
sedimentos -como si fuera una radiografía- sino el
dibujo topográfico digital (una interpretación)
realizado o reconstruido con datos del relieve
submarino, es decir de sólo aquello que sobresale y se
eleva del fondo de manera significativa, o tiene una
gran profundidad con respecto al nivel del fondo donde
se halla, como es el caso de las enormes trincheras,
fallas y fosas sísmicas. Por consiguiente, si esas
estructuras son reales, y son como canales o trincheras,
entonces la profundidad de los mismos tiene que ser
realmente enorme, desde luego muchísimo más que la que
ofrece Platón para el canal mayor que es sólo de 100
pies griegos, o sea, unos 30 metros, que es la única
profundidad que el filósofo griego ofrece para los dos
canales más importantes, el mayor que rodeaba a toda la
llanura, y el que unía la metrópolis circular
concéntrica con la desembocadura, o estuario, en el mar.
Esta misma medida de 100 pies, o 30 metros, es la que
ofrece para la anchura de todos los canales menores o
secundarios que se entrecruzaban perpendicularmente
dentro de la llanura, formando una especie de
ajedrezado, separados todos entre si por un espacio de
igual dimensión, 100 pies, o 30 metros. Es perfectamente
razonable asumir que si la profundidad de los dos
canales mayores, el de 185 metros de ancho, y el que
llegaba hasta el mar, con 90 metros, tenían ambos una
profundidad de 30 metros, entonces, los más pequeños y
secundarios, cuya anchura era de sólo 30 metros,
lógicamente deberían tener una profundidad
proporcionalmente menor quizás no más de unos 20 metros,
puede que menos incluso. Sea como fuere, como ocurre con
las grandes fallas o trincheras tectónicas y fosas
marinas, solamente una gran profundidad podría explicar
cómo es que todavía, después de tanto tiempo y
kilómetros (o miles de metros) cúbicos de sedimentos
vertidos sobre tales estructuras, aún así sigan siendo
tan visibles y con formas tan definidas. Por
consiguiente, tenemos sólo dos posibles
interpretaciones:a)son
canales, fosos o trincheras, pero entonces su
profundidad es abismal, tan profundas que incluso
después de al menos unos 3300 años, y de haberles caído
encima miles de metros cúbicos de sedimentos varios, aún
no han podido ser colmatados;b)no
son canales, son como vallas, o muros, o sea,
construcciones elevadas sobre la superficie del fondo
marino, y además de una altura gigantesca, al menos lo
suficientemente elevadas del fondo marino como para que
tampoco hayan podido ser cubiertas por los mismos miles
de metros cúbicos de sedimentos depositados encima.
Resulta obvio pues, que ante cualquiera de las dos
hipótesis estamos obligado a descartar por completo a la
Atlántida. Y todo esto, asumiendo que sean realmente
construcciones artificiales y no meras formaciones
naturales. Para concluir este punto, recalcamos el hecho
de que si realmente tales estructuras hubieran sufrido
una erosión tal alta como para poder transformar canales
de sólo unos 90 metros de anchura en otros de más de 16
o 17 kilómetros de ancho (y confieso que me siento un
poco ridículo intentando racionalizar algo tan
inverosímil, imposible siquiera de imaginar), entonces
es porque estas estructuras llevarían ya muchísimo
tiempo sumergidas o depositadas en el fondo de la
llanura abisal, lo cual a la vez es contradictorio con
el hecho de que se puedan apreciar tan definidas la
mayoría de tales estructuras a pesar de los miles de
metros cúbicos de sedimentos que han sido depositados
encima de toda esa área, y sólo contando los últimos
3300 años. La inverosímil hipótesis de la existencia de
una enorme erosión capaz de ensanchar un canal de tan
sólo unos 90 metros hasta los 17 kilómetros de anchura,
no se sostiene, máxime en una ambiente marino como el
abisopelágico donde la erosión, como tal, apenas existe.
Todo esto nos lleva a una conclusión mucho menos absurda
(o más razonable, si se prefiere este término), y es que
las medidas que apreciamos en tales estructuras (sean
artificiales o naturales) son las que son, o mejor
dicho, aproximadamente casi las mismas que cuando fueron
creadas, ya fuera por la propia naturaleza o por el
hombre y no el producto del ensanchamiento -a lo bestia-
por ninguna erosión de ningún tipo. Con lo cual entonces
la conclusión obligada es que no coinciden en nada con
las descripciones que aporta Platón. De resultar ser
ciertamente restos de alguna civilización desparecida,
sería cualquier otra, pero nunca la misma Atlántida de
Platón, a penos que se hallaran inscripciones y otros
tipos de evidencias arqueológicas en su interior que
-más allá de cualquier duda razonable- permitieran
identificar a las mismas con Atlántida, con lo que
entonces estaríamos obligados a admitir que Platón (o
Solón, o los propios sacerdotes) se equivocó por
completo, y de una manera espectacular, y que lejos de
exagerar (como siempre se ha dicho) en realidad se quedo
corto, más que corto, cortisísimo...
La profundidad del lugar no
se corresponde con la descrita por Platón. Sin
duda alguna uno de los mayores obstáculos de esta
hipótesis es la cuestión de la profundidad, no sólo
porque no coincida con la descripción de Platón como
veremos más adelante. La profundidad de esta llanura
cuadriculada donde Enrique Menéndez Crespo localizan la
metrópolis circular concéntrica de Atlantis y la
correspondiente llanura cuadriculada se halla entre los
-5300 y -5400 metros de profundidad marina, en la zona
conocida como abisopelágica que hoy existe en toda esa
parte del Atlántico centro-oriental, o sea, que estamos
hablando de que entonces ni siquiera podría existir un
mar alrededor, puesto que no hay cotas demasiado bajas
que la de esa misma llanura abisal. Dicho de otra forma,
de haber existido un mar alguna vez en esa área, incluso
hace millones de años, justamente este cubriría toda la
zona de la supuesta llanura, o como mínimo sería apenas
un lago rodeando a las partes más bajas, que están
justamente un poco hacia el occidente y el norte. En
cualquier caso, siempre se podría aludir que toda esta
inmensa planicie que poco a poco va ascendiendo hasta
llegar hasta las mismas costas de Marruecos y hasta el
Golfo de Cádiz, se hallaba en una altitud mucho mayor,
por encima del actual nivel del mar (o al menos del
nivel del mar en los últimos 12,000 años), y que se
hundió toda por completo, hasta descender a lo más
profundo del Océano de esa parte... Actualmente, según
el conocimiento más actualizado de las ciencias
geológicas y paleoceanográficas, esto no se sostiene por
ninguna parte. Estas llanuras abisales llevan ahí, en
esa misma posición o profundidad, muchos millones de
años. Ahora bien, como siempre digo, la última palabra
siempre la tendrá la arqueología, es decir, que si
realmente se demostrara que esta área cuadrangular y
reticulada, es el producto de construcciones de canales
realizados por el hombre en el pasado, pues la Geología
no tendría más remedio que aceptar que se ha equivocado
por completo, y todos los métodos científicos aplicados
en la interpretación y reconstrucción batimétrica de los
relieves submarinos, así como la paleogeografía y
paleoceanografía del Océano Atlántico, se derrumbarían
de manera escandalosa, quedando relegados a meros
métodos pseudocientíficos, a simples supercherías sin
valor alguno, y aclaro que nada de esto lo creo posible.
Para finalizar este punto, hacemos notar a los autores y
lectores que la profundidad en la que actualmente se
halla tal supuesta llanura de Atlantis, según propone
Enrique Menéndez Crespo,no
se corresponde para nada con la descripción que
claramente ofrece Platón. En el Timeo y en el
Critias leemos claramente que después del hundimiento de
Atlantis no se podía navegar ni explorar sin dificultad
por encima del piélago donde se había hundido la
Atlántida no sólo por la gran cantidad de fango que
afloraba en la superficie sino por otro obstáculo más
importante aún, y que más allá de cualquier duda
razonable, nos indica que las ruinas de la Atlántida se
hallaban a muy poca profundidad, apenas a unos dos o
tres metros de profundidad, porque se afirma en el Timeo
que, además del fango, también por causa de losKARTA
BRACEOS, o sea,“extremos
bajíos”, o“fondos
extremamente bajos”, es decir,“fondos
marinos que estaban a muy poca profundidad”,
creados, o causados (gegonos), por los propios restos de
la misma Atlantis Nêsos al ser depositados en el fondo.
Esta situación de un piélago o brazo de mar, plagado defangoy
escollos, en concreto confondos
muy bajosque
eran un obstáculo para la navegación, o sea, de un brazo
de mar o golfo más parecido a unamarisma,todavía
existía en la época en que los sacerdotes egipcios están
hablando con Solón, o sea, alrededor del 570/60 AC.,
como se evidencia en el texto griego mediante el uso de
la expresiónNUN,“aún
ahora, en la actualidad, todavía en estos momentos”.
Es pues prácticamente imposible asumir que, incluso en
tan solo unos 2500 años -si asumimos la fecha más
reciente del hundimiento de Atlantis, alrededor del
1500/1300 AC, la misma que he reconstruido mediante los
códices y MSS- toda esa gigantesca masa de tierra que
ocupa toda el área identificada por Enrique Menéndez
Crespo, y que se corresponde con casi toda la gran
Llanura Abisal de Madeira, haya descendido hasta
depositarse a una profundidad de más de 5000 metros bajo
el mar. Esto habría sido algo muy rápido, hablando en
términos de tiempo geológico, claro, y que sin duda
habría traído consecuencias realmente catastróficas y
altamente notables de las cuales, la historia escrita en
los últimos 2500 años no dice nada como tampoco lo hacen
la Geología y la Oceanografía. Mientras que por otra
parte, los más recientes estudios de geología marina y
sismología, destinados a datar la antigüedad de los
suelos del fondo marino, precisamente de esta misma
planicie abisal de Madeira donde se halla estas
supuestas ruinas de la Atlántida, confirman, una vez
más, lo ya establecido mucho antes, o sea, que todos
estos suelos, especialmente los mismos donde se halla la
estructura cuadriculada donde Enrique Menéndez Crespo
localizan la metrópolis de Atlantis, llevan ya
depositados en ese fondo del abismo Atlántico desde hace
millones de años. Más adelante abundaremos en este
punto, siempre con referencias de verdaderos científicos
en la materia, que como es sabido no es mi caso.
¿Imposibles formaciones naturales?
Ahora analizaremos la cuestión de la supuesta imposibilidad
de hallar en la naturaleza formaciones geométricas complejas
como estas, es decir, formando cuadrados, rectángulos, y
otras formas geométricas, y que es el principal argumento
esgrimido por Enrique Menéndez Crespo para validar su
hipótesis sobre la identificación de la Atlántida de Platón
con estas estructuras detectadas en la Llanura Abisal de
Madeira. Comencemos con sus propias palabras (los subrayados
son nuestros):
“…Está claro que este tipo de forma en el fondo marino (o
en la geografía terrestre)no
es posible sin la mano del ser humano. […] Formaciones
delíneas
paralelas, rectángulos con esta geometría… […] Lo que
parece evidente, es que o bien Google nos quiere gastar una
broma pesada ola
geografía no tiene la capacidad de crear áreas geométricas
tan claramente definidas.. […] - Si esto no es la
Atlántida,alguien
que me indique como es posible un terreno con esta geografía-
Como es posiblelíneas
tan rectas de esas dimensiones-La
naturaleza no crea rectángulos ni formas geométricas tan
claras y mucho menos cuadrados en un terreno liso…”(La
ubicación de la Atlántida. Menéndez Crespo, 2009)
Ese “alguien” que los autores piden que explique cómo es
posible que la naturaleza pueda crear áreas geométrica tan
definidas, al parecer voy a tener que ser yo mismo, a falta
de poder localizar un verdadero geólogo que se implique en
un estudio o análisis relacionado con la Atlántida. En fin,
mientras esperamos la aceptación de un verdadero experto
para opinar sobre la verdadera naturaleza de estas
estructuras me permitiré el atrevimiento de especular un
poco sobre una materia la cual no domino en absoluto, y vaya
por delante esta confesión y advertencia al lector de tomar
“cum grano salis” todo lo que a continuación leerá referente
a las cuestiones geológicas y oceanográficas. En cualquier
caso, parto del hecho (por simple experiencia en mis muchos
años de investigaciones sobre el pasado) que sí creo que la
Madre naturaleza es capaz de crear formas geométricas como
las de esta supuesta metrópolis canalizada de la Atlántida,
e incluso formas mucho mas complejas, pero no me voy a
extender en la exposición de ejemplos que se aparten de lo
meramente marino, es decir, nos mantendremos dentro del
mismo mundo oceánico, y para que la demostración sea mucho
más creíble, incluso usaremos la misma herramienta, es
decir, el mismo mapamundi físico y batimétrico de Google
Earth. Así pues creo que podré demostrar que –a diferencia
de la opinión de los autores de la teoría- la geografía -o
mejor dicho la naturaleza- sí que puede tener la capacidad
de crear formas geométricas, incluso más complejas, y además
mucho más enormes y espectaculares que la estudiada por los
citados autores y propuesta como la llanura cuadrangular de
la Atlántida descrita en el Critias de Platón. Por supuesto,
siempre y cuando, todos los casos que a continuación vamos a
verificar no sean más que meras “bromas de Google” (como
exponen los autores), lo cual, sinceramente, considero muy
poco probable.
Los autores de esta peculiar hipótesis, Enrique Menéndez
Crespo, ciertamente creen que están ante un caso
excepcional, que justamente por ello no puede ser
considerado como obra de la naturaleza, además de por la
propia complejidad que se aprecia de perfectos cuadrados o
rectángulos formando un gran espacio reticulado (como en un
tablero de ajedrez), sin embargo, no estamos ante un caso
único. Usando la misma herramienta de Google Earth hemos
podido comprobar que en realidad son bastante frecuentes.
Existen en casi todos los mares y Océanos, y algunas de
estas extrañas formaciones geométricas son muchísimos más
espectaculares en complejidad geométrica y dimensiones…
Esta es la lista que hemos logrado reunir tras dedicar poco
más de unos veinte minutos de búsqueda con el mismo Google
Earth.
En el Atlántico Norte
En Noruega. Mar de Barents.
¿Geoglifos submarinos mil veces más grandes que las
líneas de Nazca?
Comenzaremos por el mar al norte de Noruega. Si la
naturaleza ha podido crear estas formas tan complejas y
¡gigantescas!, entonces es indiscutible que también ha
podido crear la llanura abisal reticulada que Enrique
Menéndez Crespo identifican como la llanura de Atlantis, en
comparación, muchísimo más pequeña que las formaciones
geométricas de Noruega.
Otra posible área reticulada, donde incluso se aprecia lo
que podría ser parte una gran forma circular concéntrica y
radiada, con la menos dos anillos. A juzgar por la poca
visibilidad de las formaciones, podría pensarse en una mayor
sedimentación sobre los mismos.
Esta llanura cuadrangular y reticulada, incluso se aproxima
bastante más a las medidas que da Platón, y en cuanto a
lejanía de Gibraltar, no lo está más que la propuesta por
Enrique Menéndez Crespo.
También en el caribe, llama la atención una perfecta forma
rectangular, con al menos tres lados simétricos, en la
llanura abisal, debajo de Puerto Rico. Si se usa una buena
iluminación en el ordenador, con el brillo alto, no
resultará muy difícil apreciar que en realidad toda esta
inmensa llanura está igualmente cubierta de formaciones
cuadriculadas o rectangulares, pero evidentemente, estas sí
parecen estar bastante cubiertas por la sedimentación siendo
pues en este caso, una señal de mayor antigüedad que la de
la llanura abisal de Madeira.
En
América del Norte, frente a las costas de Philadelphia
Unas de las formaciones reticuladas más impresionantes (por
complejas) que he hallado en el mismo Atlántico, pero más
cercanas a las costas de América del norte.
Se percibe, aunque más cubierta por los sedimentos, otras
estructuras cuadrangulares y cuadriculadas similares,
también en este caso en una llanura abisal.
Y ahora, la formación reina en complejidades geométricas, en
el Golfo de México. Exploren poco a poco toda el área, y se
sorprenderán de las gigantescas dimensiones de estas líneas
que se cruzan perpendicularmente, formando el más complejo
reticulado inimaginable.
Antes estas evidencias sólo nos quedaría aceptar
(descartando la hipótesis de la broma de Google) que, o bien
en todos los casos estamos antes formaciones propias de la
naturaleza, creadas por fuerzas tectónicas y sísmicas, o
tendríamos que aceptar entonces que el planeta estuvo
habitado por una supercivilización altamente desarrollada, y
hace, cuando menos, algunos cientos de millones de años,
teniendo en cuenta la enorme profundidad en la que se
encuentran la mayoría de estas formaciones. En cualquier
caso, resultaría bastante extraño que esta supuesta
civilización desaparecida haya escogido para asentarse las
llanuras más bajas de toda la tierra, especialmente las
abisales, pues asumiendo que realmente estas fueran tierras
emergidas, entonces apenas quedaría unos pocos puntos en
todo el planeta donde pudiera existir agua o mar,
prácticamente sólo en las fosas marinas, que no son muchas
por cierto.
Hipótesis de las “Líneas Sísmicas”
terrestres.
Las líneas paralelas, o perpendiculares, a veces formando
curiosas formas complejas, y que suelen marcar como una
cicatriz el paisaje terrestre son conocidas como líneas
sísmicas y han sido creadas por el ser humano para ser
usadas en las labores de exploración de petróleo, gas, y
otros recursos minerales. Estas a veces cubren extensos
territorios, en casi todos los países se encuentran estas
líneas sísmicas, incluso aquí en Iberia hallamos muchos
ejemplos. La exploración sísmica es algo similar -en el
principio de funcionamiento- al radar, y aún más similar al
ultrasonido usado en las instalaciones médicas. En estas
líneas -siguiendo las mismas- los prospectores suelen poner
ciertas cargas explosivas en el suelo, cada cierto tramo. El
sonido de las explosiones devuelto como un eco al chocar con
las diferentes capas de rocas es recogido por los
dispositivos que escuchan (sonares) y utilizado después para
-interpretando los datos- trazar los recursos naturales
geológicos y el potencial minero, petrolero, etc.… Alguien
podría pensar -según estas evidencias- que podríamos estar
ante líneas sísmicas creadas con iguales fines, la búsqueda
de minerales y combustibles, gas, y otros recursos naturales
variados. Ahora bien, ¿Quién habría construido todas estas
líneas sísmicas que casi cruzan todo el fondo marino de
todos los Océanos?, ¿el hombre moderno? Tendría que serlo,
ya que no conocemos de la existencia de ninguna
supercivilización que haya existido en la tierra hace
millones, o cientos de miles de años como mínimo, como
tampoco tenemos constancia de que hallamos estado siendo
visitados por seres de otras galaxias que hayan estado
explorando nuestros recurso naturales en las profundidades
de los océanos sin que nos hallamos percatado de ello. En
fin, que deberíamos seguir guiándonos por el principio
metodológico de la Navaja de Occam, y buscar pues la
solución que sea menos retorcida, o menos probable, e este
caso, lo primero será descartar a civilizaciones
extraterrestres, entonces, sólo nos quedan los humanos, por
lo que habría que explicar cómo es que el ser humano ha sido
capaz, incluso con la más alta tecnología de los últimos 100
años, de construir tanta cantidad de líneas sísmicas en las
profundidades marinas, la mayor parte en la mayores
profundidades marinas, las llanuras abisales, donde
oficialmente ni siquiera ha pido llegar aún el hombre. Ante
tal evidente imposibilidad, el razonamiento del principio de
la Navaja de Occam nos devuelve una vez -nos guste o no- a
la tesis original que he propuesto de que todas estas
estructuras, por muy complejas que sean, han sido creadas
por la Madre Naturaleza. Sin duda alguna, en caso de que
realmente sean estructuras de algún tipo, ya sea como
canales o trincheras, como muros que se elevan en el
terreno, esto es lo que todos los geólogos y escépticos del
mundo van a sostener contra todo viento y marea, y con todo
el peso de evidencias actualmente existente de su parte. Y
los autores de esta peculiar hipótesis deberían ser
concientes de ello.
Hipótesis de “Líneas Sísmicas” insertadas en
el mapa.
Una última hipótesis, que además creo la más probable de
todas, es que la inmensa mayoría (sino todas) las complejas
formaciones geométricas que hemos mostrado como ejemplos
similares -incluida por supuesto la de la Llanura Abisal de
Madeira propuesta por los hermanos Menéndez Crespo como
ruinas de la metrópolis de Atlantis y su llanura- en
realidad no serían más que un añadido de los creadores de
este mapamundi batimétrico, de aquellas áreas que han sido
sometidas a estudios de batimétricos mediante el sistema
igualmente conocido de “Reflexión Sísmica”, y que consiste,
casi siempre, en trazar una red cuadriculada, similar a una
parrilla, aunque muchas veces con formas mucho más
complejas, como todas las que hemos visto, para desde los
buques ir bombardeando los fondos marinos con ondas de
sonidos que después de rebotar en el fondo marino son
registradas en computadoras. Los datos recibidos mediante
esta red o parrilla de “líneas sísmicas” (como son llamadas
en la literatura especializada), sirven para obtener una
imagen más precisa de la topografía y naturaleza geológica
del fondo marino, y mientras más compleja, y apretada, es
dicha red de líneas sísmicas, más precisa será la imagen del
fondo marino estudiado. Casualmente he encontrado un estudio
donde los autores justamente centran su investigación,
exactamente en este mismo punto de la gran Llanura Abisal de
Madeira, o sea, exactamente en el mismo lugar donde se
observan actualmente estas supuestas ruinas o canales, y dos
cosas me han sorprendido sobre manera: una, que los autores
no mencionan nada ni remotamente parecido a lo que vemos, y
es obvio que sería imposible que con un barrido directo,
centrado en ese mismo punto, y con tecnología puntera de
alta precisión que permite unos gráficos y dibujos del fondo
marino bastante exactos, casi al detalle de pocos metros, no
les haya salido nada, ya que en el propio mapa batimétrico
resultado y que ellos muestran en el mismo artículo, no
existe ni una sola línea de todas esas que vemos; y lo
segundo, que ha sido más sorprende aún, a la par que
revelador, ha sido ver como en el mismo artículo los autores
muestran una mapa señalando la red o parrilla de líneas
sísmicas que ellos usaron para el estudio batimétrico, y
esta parrilla o red de cuadrículas, coincide casi
exactamente, con el mismo diseño que vemos en el Google
Earth. No puede ser una mera casualidad que estos
científicos, para cartografiar el fondo marino del mismo
lugar donde apreciamos en Google Earth las supuestas ruinas
de canales y la metrópolis de Atlantis -según Enrique
Menéndez Crespo- hayan trazado una red de líneas sísmicas
cruzadas entre si, formando una parrilla, o gran retícula,
que es casi idéntica en forma y dimensiones. Veamos la
imagen en cuestión:
Fig. 2. Se observa claramente como el área investigada y
cartografiada es exactamente la misma donde Enrique Menéndez
Crespo (enero, 2009) creen haber descubierto la llanura
principal de Atlantis con su sistema de canales y la propia
metrópolis. La parrilla de líneas sísmicas usadas como guías
para el cartografiado batimétrico coincide también, casi
exactamente, con la supuesta red de canales artificiales
observada en el mapamundi batimétrico de Google Earth, y se
confirma también que la profundidad, en el área de la
planicie, oscila entre los -6300 y -5300 metros de
profundidad (mapas: B. Alibés, M. Canals, B. Alonso, S.M.
Lebreiro y P.P.E. Weaver, 1996)[8].
Una vez más, aplicando el principio de la Navaja de Occam,
la solución correcta sería admitir que, en efecto, los
creadores del mapamundi batimétrico han decidido incorporar,
como una base de datos, las redes o parrillas de líneas
sísmicas, es decir, los lugares y las trayectorias seguidas
en los diversos sondeos de los fondos marinos, como ayuda a
los diversos investigadores, especialmente geólogos marinos,
para los cuales es siempre muy importante publicar las
trayectorias de líneas sísmicas que han usado en sus
estudios batimétricos y geológicos de los fondos marinos,
práctica habitual en la confección de mapa batimétricos. En
estelink,
eneste(líneas
sísmicas en blanco), y en este
otro,
podemos ver tres ejemplos de los cientos de mapas de
batimétricos creados por numerosos geólogos marinos y
oceanógrafos. También merece la pena echar un vistazo a esteejemplode
un mapa batimétrico del Golfo de Cádiz. En esta página, en
lafig.
2,
hallamos uno de los ejemplos más complejos, similares a los
observados en muchos punto del mapamundi batimétrico de
Google Earth; y enesteotro
hallamos un ejemplo de batimetría digital, en 3D,
donde se observa parte de una ruta de líneas sísmicas
(superior izquierda) insertadas en el mismo. Creo que esto
mismo es lo que se está haciendo en el mapamundi batimétrico
de Google Earth, es decir, sencillamente se está volcando la
información de las parrillas de líneas sísmicas usadas como
base en la confección de mapas batimétricos. Y como soporte
a esta hipótesis, añado el dato que he hallado sobre la
existencia de un proyecto como este, y que está siendo
llevado a cabo por una de las autoras del mapamundi
batimétrico de Google Earth,NOAA,
delNational
Geophysical Data Center(NGDC).
Bastaría con ponerse en contacto con ellos para confirmar o
descartar si realmente las supuestas ruinas de la Llanura
Abisal de Madeira no son más que una de las tantas muestras
de trazados de líneas sísmicas incluidas en la base de datos
“Marine Seismic Reflection Data” (MSRD), o sea, “Datos de
Reflección Sísmica Marina”. Cualquiera que haya leído
algunos artículos de este tipo sabe que es costumbre
habitual -una cuestión de rigor científico- añadir en los
estudios batimétricos la trayectoria de trazado usada, que
por regla general presenta las mismas estructuras en forma
de redes o parrillas reticuladas o cuadriculadas, con
numerosos espacios cuadrangulares o rectangulares, aunque
también existen ejemplos de formas mucho más complejas. Al
final del artículo añado unos cuantos ejemplos como links
recomendados.
Conclusión
Este ha sido un resumen de los grandes obstáculos que
claramente he percibido en la hipótesis atlante de los
hermanos Menéndez Crespo; todo ello sin profundizar
demasiado en cada una de las afirmaciones que ellos hacen en
su hipótesis, ya que ello me obligaría a redactar una
panfleto mucho más extenso y aburrido que este, algo que
además no creo para nada necesario, siendo más que
suficiente este análisis.
A modo de conclusión, respecto a la parte interpretativa de
textos de Platón y su correlación con la Atlántida descrita
en el Timeo y el Critias, es evidente que las dimensiones ni
la localización ni la profundidad en la que se hallan tales
supuestas estructuras coinciden con los datos ofrecidos por
Platón en el Timeo y el Critias, y las diferencias son
bastante notables, a veces escandalosamente diferentes,
cientos de canales como el de Panamá cabrían dentro de toda
el área propuesta por Enrique Menéndez Crespo como la
llanura canalizada de la Atlántida. En cualquier caso, las
diferencias en las dimensiones van mucho más allá de un
lógico margen de diferencia aceptable. He demostrado además
como no estamos ante un caso único, y que el argumento de
que la naturaleza no puede crear formas tan complejas no se
sostiene, solamente observando los ejemplos que he hallado
por casi todo el planeta y que difícilmente pueden ser
explicados todos como obras del ser humano, o de cualquier
otra especie inteligente, con lo que la tesis de la
explicación natural, o sea, de que sean trincheras o fallas
(con una considerable profundidad) creadas por las fuerzas
tectónicas y sísmicas, sigue siendo más probable, aunque
sólo sea aplicando el principio de la Navaja de Occam.
Del estudio geológico y batimétrico de los científicos B.
Alibés, M. Canals, B. Alonso, S.M. Lebreiro y P.P.E. Weaver
(1996)se
desprende que la capa superior, formada durante el
pleistoceno, presenta un grosor de entre 50 y 80 metros de
sedimentos que fueron depositados a razón de 54.93 m/Ma,
compuestos fundamentalmente porturbiditasy
materialpelágico,
estando este último compuesto de restoscalcáreos,margaoarcilla,
formando una capa bastante fina de sólo unos 50 cm. O sea,
que los sondeos demuestran que no existe sedimentos de
suelos o capas de tierras que hubiesen estado emergidas en
algún momento. Solamenteturbiditas,
material que se forma exclusivamente en el medio submarino,
tras millones o cientos de miles de años, y una fina capa de
materialpelágico,
también característica de los fondos oceánicos. ¿Dónde están
las capas de rocas sólidas típicas de las tierras emergidas
que supuestamente debieron excavar los atlantes para crear
esos numerosos canales?, ¿dónde los numerosos restos
orgánicos propios de suelos sometidos a cultivos y otras
actividades antrópicas, y que precisamente conformaban todos
los interespacios de las cuadrículas de la llanura
canalizada de Atlantis? Recordemos los datos sobre la capa
más reciente en la evolución geológica del fondo marino del
lugar: entre 50 y 80 metros de sedimentos de los cuales,
sólo 50 cm es de materia pelágico, y dentro de este, algo de
marga y arcilla, el resto formado por la típica turbidita
que solamente se origina en los fondo oceánicos.
Si realmente el lugar formaba parte de una tierra emergida
en tiempos del Holoceno, o de finales del Pleistoceno, la
estructura geológica debería ser casi la misma que la de las
restantes tierras emergidas que le rodean como son las islas
de Madeira, de las Canarias y de las Azores, sin embargo, en
los tres sondeos realizados encima de la misma supuesta
estructura sólo ha salido material de relleno que solamente
se forma en los fondos oceánicos, por encima de la corteza
continental, y no en la superficie terrestre, fuera del
medio acuático. Sólo las muestras de marga o arcilla podrían
ser testimonios de una tierra antes emergida, pero resulta
que no solo su proporción es ridícula dentro de una capa
fina de sólo 50 cm, sino que además, estas también son
características de los fondos marinos.
Definitivamente, estos datos que han sido obtenidos
casualmente en tres puntos de sondeos geológicos sobre la
misma supuesta estructura canalizada artificialmente por los
Atlantes (fig. 2, sites 950, 951, 952), demuestran que ahí,
en ese mismo punto de la llanura abisal de Madeira, no
existe ninguna tierra que haya estado emergida en tiempos
del Holoceno, ni siquiera en tiempos del final del
pleistoceno, donde tradicionalmente (y por grave error de
interpretación) la mayoría coloca el hundimiento de
Atlantis.
Finalmente, considero como la hipótesis más probable para
explicar tales supuestas formaciones de la Llanura Abisal de
Madeira, así como a la mayoría de las mostradas en este
mismo artículo, la de simples trayectorias de barridos
mediante reflección sísmica, insertadas en el mapamundi
batimétrico como parte de un programa oceanográfico
internacional, en aras de facilitar a los investigadores el
acceso a todos los sondeos y escaneos batimétricos
realizados, o publicados, y que son conocidos por la empresa
creadora de esta enorme base de datos, de la que sin dudas,
NOAA, como sabemos por el propio Google Earth, es al menos
coautora. Resumiendo, creo que simplemente estamos ante un
caso de MSRD (Marine Seismic Reflection Data), o sea, “Datos
de Reflección Sísmica Marina”, insertados en el mapamundi
batimétrico, y que muestra los trazados de líneas sísmicas
usados en algún sondeo batimétrico de tal tipo y que muy
probablemente haya sido el mismo realizado por los
científicos citados, B. Alibés, M. Canals, B. Alonso, S.M.
Lebreiro y P.P.E. Weaver (1996), aunque finalmente buscando
en una de las bases de datos de la misma NGDC, logré hallar
el registro de muchas batimetrías realizadas en el mismo
punto en los últimos veinte años, todas, superpuestas,
provocan una complicada red de cuadrículas, donde al menos
una, realizada ya en 1971, coincide también bastante con la
forma que observamos en el mapamundi batimétrico de Google
Earth, sin dudas, coincide tanto como la de los autores
citados anteriormente, y que ha sido realizada en fecha
bastante más reciente.
Aún así, sigo manteniendo una puerta abierta, especialmente
por no tener aún confirmación de las hipótesis geológicas y
oceanográficas aquí planteadas, especialmente de la última
sobre los barridos de reflexión sísmica, mediante el uso de
las complejas parrillas de líneas sísmicas, pues como he
apuntado antes, es obvio que si la arqueología llegara a
confirmar que efectivamente en este caso, realmente son
construcciones artificiales realizadas por una antigua
civilización, y esta fuera identificada -más allá de
cualquier duda razonable- con la Atlántida misma, entonces
no nos quedaría más remedio que aceptar que todas las
medidas ofrecidas en el Critias estaban completamente
equivocadas, así como que también era completamente errónea
la profundidad a la que se hallaba, según Platón, y por
supuesto, también errónea la localización tan precisa que
ofrece Platón al colocar Atlantis (o al menos el inicio o
comienzo de la nêsos) justamente ante la boca Atlántica de
Gibraltar, a la vista, en el Piélago del Atlántico,
justamente donde hoy se halla el Golfo de Cádiz. Además de
tener que asumir grandes errores en la arqueología y la
concepción de la Historia en el pasado, y en especial, en
los estudios geológicos, particularmente sobre el proceso de
sedimentación en los fondos marinos, su ritmo y datación.
Sin embargo, reitero mi convicción -en un 99%- de que tales
supuestos canales artificiales son simplemente trazos de una
o varias parrillas de MSRD (Marine Seismic Reflection Data),
o sea, “Datos de Reflección Sísmica Marina” que han sido
insertados en el mapamundi batimétrico como partes de un
programa sobre una base de datos mundial de estudios
batimétricos, que muy probablemente es el mismo que está
desarrollando justamente una de las instituciones autoras
del mismo mapamundi batimétrico de Google Earth,
En cualquier caso, debemos apuntar, que probablemente la
mayor evidencia de que tales estructuras no existen, y que
sólo son datos de trazos de una o varias parrillas de MSRD,
sea el hecho de que en más de 30 años de sondeos, escaneos
varios, y confección de numerosos mapas y cartas
batimétricas, justamente en ese mismo punto, llevado a cabo
por científicos e instituciones de varios países, nadie haya
reportado, hasta la fecha, absolutamente nada de tipo
arqueológico o artificial, ni siquiera como simple formación
natural. Dicha estructura cuadriculada, o en forma de
parrilla, al parecer no existe, de lo contrario no se
explica como, por ejemplo, los científicos de varios países,
arriba citados, que realizaron el estudio del proceso de
sedimentación, justamente en ese mismo lugar, mediante
extracciones de testigos geológicos del fondo marino, y que
realizaron además una detallada batimetría del lugar,
mediante la aplicación de una ajustada parrilla de líneas
sísmicas, casualmente casi idéntica a la misma estructura
que vemos en el mapamundi batimétrico de Google Earth, no
sólo no han mencionado nada de tales estructuras sino que en
el mismo estudio donde publican el mapa con la parrilla de
líneas sísmicas usadas para trazar la batimetría del lugar,
publican igualmente el mapa con los resultados de dicha
batimetría, y no se aprecia ni una simple línea que coincida
con alguna de las numerosas que conforman la estructura que
en forma también de parrilla cuadriculada o red observamos
en el mapamundi batimétrico de Google Earth. El mapa
batimétrico obtenido muestra un fondo absolutamente plano y
limpio. Es prácticamente imposible asumir que ninguno de los
científicos e instituciones (que durante más de tres décadas
han estado investigando, escaneando, y mapeando el lugar con
diferentes métodos y tecnologías) se haya percatado de tales
estructuras cuando aparentemente son tan gigantescas,
visibles y nítidas. Por otra parte, es también inadmisible
-ni siquiera considerar como posible- que en realidad todos,
o algunos, sí se hayan percatado, pero que no hayan tenido
valor para publicar nada. Esto es absurdo. Una oportunidad
tan grande como sería hallar la Atlántida misma no la
desperdiciaría ningún científico con sólo dos dedos de
frente, por muy escéptico que fuera. Máxime si el hallazgo
es casual, lo cual garantiza que sus descubridores no sean
ni siquiera criticados, tanto si resultara ser
verdaderamente la Atlántida como sino, puesto que ellos
nunca se habían dedicado a buscar la Atlántida, incluso
siempre podrían alegar -con toda razón- que ni siquiera
habían creído en su existencia, claro, hasta que casualmente
dieron con estas ruinas. Inclusive si no fuera la Atlántida
sino otra civilización desconocida, aún así el hallazgo
tendría unas connotaciones internacionales de tal
envergadura que encumbraría siempre a lo más alto de podium
de la gloria científica a todos sus descubridores. Todo esto
bien lo saben, y lo piensan, de manera natural, la mayoría
de los científicos, en general. Y por supuesto, me resisto a
considerar ni siquiera como una simple especulación que todo
forme parte de una oscura conspiración a escala
internacional, donde todos han firmado una especie de pacto
para mantener oculta la verdad a la humanidad, como
seguramente algún conspiranoicose
atreverá a sugerir. En cualquier caso, dicha especulación se
destruiría con el simple hecho de la visibilidad de tal
estructura, ya que de tratarse de una conspiración mundial
de científicos oceanógrafos y geólogos, que quieren mantener
oculto al mundo el descubrimiento de la Atlántida,
sencillamente no habrían permitido nunca que tal estructura
fuera visible en el mapamundi batimétrico de Google Earth.
En cualquiera de los casos, reitero mi total colaboración en
todo lo posible, sobre todo en lo referente a la
documentación, sobre la cual puedo aseguraros que poseo la
mayor base de datos que actualmente pueda existir en materia
de Atlantología, y en especial, sobre las fuentes primarias
o textos antiguos que hacen referencia a la Atlántida.
Nota de agradecimientos
Como ya comuniqué antes a Juan Menéndez Crespo (vía email),
aprecio mucho el sentido de la ética, y la dignidad, pero
sobre todo la honestidad intelectual y el respeto al derecho
de autor. En este sentido, la actitud de Enrique Menéndez
Crespo –ya desde el primer momento- ante el supuesto caso de
la autoría de tal hallazgo por parte de Paulo Riven, dice
mucho acerca de sus auténticos valores como investigadores
realmente comprometidos con la búsqueda intelectualmente
honesta y ética de la verdad. Siendo así, les he felicitado
en privado, y ahora lo hago en público, por lo que una vez
más les trasmito mi más sincera admiración y respeto por
todo ello, así como les reitero también que pueden contar
con toda mi colaboración y apoyo, aunque sólo sea a mero
nivel informativo o de asesoramiento relacionado con
aquellas disciplinas que mejor conozco o domino.