La Isla Atlantis o “Isla del dios griego Atlas” (dios egipcio Schu) pudo estar
en algún punto frente al Estrecho de Gibraltar entre Iberia, África y Madeira.
En las traducciones comunes de los diálogos del Timaios y el Kritias de Platón
se cometieron varios errores graves de interpretación y hasta de traducción.
Estos errores han sido la causa primordial de que una gran mayoría de estudiosos
hayan negado, por una parte, la posible existencia histórica de esta
civilización, mientras que por otra parte, muchos de los que sí han creído en su
existencia histórica la hayan buscado hasta en los lugares más inverosímiles y
remotos del planeta.
A la luz del análisis más crítico y riguroso de los diálogos del Timaios y el
Kritias de Platón -partiendo siempre de los textos en sus versiones originales
greco-latinas, no desde las traducciones contemporáneas en lenguas modernas- no
es posible sostener la ubicación de Atlantis en el Mar Egeo, en ningún otro
punto del Mar Mediterráneo ni mucho menos en otro lugar del Mundo. Los textos
citados de Platón -tanto si se leen en latín como en griego- son mas que claros
en cuanto a la ubicación de Atlantis junto a las Estelas de Herakles o Columnas
de Hércules, y cerca de la región de Gadeira o Gades, es decir, frente al
Estrecho de Gibraltar y junto a Cádiz.
El autor de esta obra ha comprobado que la mayoría de los portales de Internet
dedicados a la historia y a los misterios del pasado -así como la mayoría de los
medios de prensa- se han hecho eco de varios descubrimientos, teorías e
hipótesis diversas relacionadas con la Isla o Península de ATLANTIS. Por una
parte, al autor le anima esta muestra de tolerancia intelectual, mientras que
por otra le preocupa el hecho de que se pueda estar contribuyendo
(inocentemente) a la ceremonia de la confusión en cuanto a esta legendaria
civilización que Platón llamó ATLANTIS.
Desde hace más de seis años el autor viene publicando algunos resúmenes de sus
investigaciones y descubrimientos sobre la Isla-Península de ATLANTIS -basados
en la traducción directa de los diálogos de Platón en sus versiones originales
escritas en Griego y Latín- que han sido divulgados en España y en muchos países
hispano-americanos a través de publicaciones especializadas. Sin embargo, no se
ha conseguido aún que los medios de prensa más importantes decidan también a
hacerse eco de sus estudios. Estudios que demuestran de manera incuestionable
que, la única ubicación de ATLANTIS que puede ser sostenida, objetivamente, y
según las propias palabras de Platón y otros autores de la Antigüedad, es la del
“FRETUM HERCULIS”, “Estrecho de Hércules” (Estrecho de Gibraltar) o “ATLANTIKOUS
PELAGOUS”, “Piélago del Atlántiko” (Golfo Atlántico o Golfo de Cádiz) Sólo han
mostrado cierto interés, por las investigaciones y descubrimientos del autor, la
Agencia de Prensa de Microsoft y el Diario ABC. Este último medio gracias a la
intervención de un destacado colaborador, el investigador valenciano José
Hurtado.
La ubicación de la Isla-Península de Atlantis o Atlántida entre Iberia y África
-según las propias palabras de Platón- junto al Estrecho de Gibraltar o delante
del mismo, en el vestíbulo del Golfo Atlántico, y cerca de las regiones del
Atlas (Marruecos) y de Cádiz (España) en realidad nunca ha sido una tesis o una
hipótesis, simplemente ha sido la única ubicación referida por Platón. Intentar
sostener otra localización de la Atlántida significaría, sencillamente, ignorar
y despreciar por completo el texto de Platón y las fuentes antiguas, además de
verse uno abocado a la falsedad y al abuso del argumento de la fuerza en vez de
acudir al uso de la fuerza del argumento.
Los estudios del autor, sus descubrimientos y sus hipótesis sobre la ubicación
de ATLANTIS en el archipiélago de Islas sumergidas existentes frente a
Gibraltar, entre el Cabo Spartel y el Cabo de Trafalgar, son anteriores a las
del geólogo francés Jacques Collina Girard, a quien todos los medios de prensa
más importantes del mundo han dado cobertura periodística. Las teorías del autor
han sido resumidas algunas siguientes publicaciones especializadas y de poca
difusión como “Arqueología Sin Fronteras” (1996), “ArqueoHistoria” (1997) Los
últimos resúmenes fueron publicados en Abril del 2000 y a finales de Julio del
2001, casi dos meses antes de que el geólogo francés Collina Girard lanzara al
mundo, por primera vez, una hipótesis muy similar, por no decir idéntica, a una
de las que venía ya defendiendo el autor desde mucho antes. La noticia de
Collina Girard sobre la hipótesis de Atlantis frente a Gibraltar salió al mundo
en el mes de Septiembre del 2001. La hipótesis no es más que un resumen
ligeramente modificado, en pocas líneas, de una de las hipótesis del autor sobre
la correcta ubicación de Atlantis. Sin embargo, Collina Girard la presenta al
mundo como una inspiración original, eso sí, nacida del azar. Según sus propias
palabras.
Lo que más ha sorprendido de todo esto es que ninguno de los administradores y
creadores de Portales de Internet dedicados a la Historia y la Arqueología tales
como “ArqueoHispania.com” y “PortaldeHistoria.com”, se hayan dado cuenta, al
leer y publicar en sus propios portales la elemental hipótesis del Sr. Collina
Girard, que esta era sospechosamente similar a la que venía defendiendo el autor
de esta tesis, al menos desde varios años antes que el científico francés
Collina Girard. Resulta todo esto muy curioso y extraño. Sorprende y extraña
mucho porque es muy difícil creer que ninguno de los miembros y colaboradores de
estos portales y de célebres publicaciones como “Revista de Arqueología”,
“Arqueo”, “Historia y Vida”, “Historia 16” y “La Aventura de la Historia”, no
recordaran las investigaciones del autor sobre “Atlantis entre España y África y
frente a Gibraltar”, notificadas a dichas revistas por varios medios y resumidas
en otras revistas similares. Sobre todo cuando el propio Director Editorial de
la “Revista de Arqueología”, había publicado un resumen de la tesis del autor en
la primavera del 2000. ¿Qué pasó con el rigor periodístico, la ética profesional
y la justicia?
El Señor Collina Girard, conoce los trabajos sobre Atlantis frente a Gibraltar
del autor. Sabe que son anteriores a los suyos. El autor de los mismos se lo ha
demostrado mediante un intercambio de correos privados. No obstante, existen
diferencias entre sus hipótesis y las del autor. Mientras Collina Girard cree
que la Isla ATLANTIS era una isla que existió frente al Estrecho de Gibraltar
hace unos 11.000 o 12.000 años (antes del presente) el autor piensa que era una
isla o una extremidad penínsular que desapareció a finales de la Edad del
Bronce. Aproximadamente unos 900 años antes de los tiempos de Solón o de Platón,
y no 9000 años antes como erróneamente creen el Señor Collina Girard y la
inmensa mayoría de los atlantólogos esoteristas y pseudoarqueólogos.
Como ya se ha apuntado, los resúmenes más recientes de las hipótesis del autor
salieron a la luz en publicaciones a finales de Marzo del año 2000 y después a
finales de Julio del 2001, mientras que Collina Girard lanzó por primera vez su
hipótesis gemela sobre la ubicación de la Isla Atlantis frente a Gibraltar a
finales de Septiembre del año 2001. Aunque se puede también demostrar mediante
otras publicaciones más especializadas y menos populares, y testigos asistentes
a conferencias que el autor viene defendiendo sus hipótesis sobre la Atlántida
frente a Gibraltar desde el año 1995. La cuestión es que la principal isla
candidata a “Isla Atlantis” que siempre ha defendido el autor bajo el nombre de
“Piélago de Atlantis” es la misma isla, hoy sumergida, conocida desde hace mucho
tiempo como “Banco de Majuan” en todas las cartas batimétricas españolas e
inglesas. El Señor Collina Girard –tal vez convenientemente- decidió darle otro
nombre a este “Banco” o “Isla de Majuan”. El Sr. Collina Girard decidió
rebautizarla como “Isla Spartel”. Probablemente con la intención de que no se
notaran mucho las coincidencias con las hipótesis anteriores del que ahora
escribe o para que su hipótesis -tan semejante- pareciera un poco más original,
cuando en realidad se estaba refiriendo a la misma isla sumergida conocida desde
siempre como “Banco de Majuan” y a la que siempre el autor se ha referido como
una de las islas del “ATLANTIKOUS PELAGOUS” o “Piélago del Atlántico” que situa
Platón, justo delante de Gibraltar, entre Gadeira o Gades (Cádiz, España) y el
Atlas (Marruecos) o sea, en la boca atlántica del Estrecho de Hércules, el mismo
que hoy conocemos como Estrecho de Gibraltar.
Sinceramente, no alcanzo a comprender porqué extraña razón la mayoría de los que
suelen sentir un interés por la Atlántida, prefieren antes ofrecer más
credibilidad y apoyo divulgativo a cualquier teoría o hipótesis sobre posibles
ubicaciones de la Isla-Península Atlantis, sean las que sean (da igual) antes
que aceptar, sencillamente, la única ubicación que refiere Platón y las fuentes
primarias, justo delante mismo de la boca atlántica del Estrecho de Gibraltar.
Me pregunto:
¿Porqué los estudios y las conclusiones del autor no se aceptan, cuando no son
más que un alegato a tenor de lo que el propio Platón dijo?
¿Si Platón sitúa, y de manera muy precisa, a la Isla Atlantis en un solo punto
de nuestro planeta o sea, frente a Gibraltar, entre Cádiz y el Atlas, qué es lo
que realmente impide aceptar este hecho incuestionable?
¿Porqué razón nadie quiere aceptar la única ubicación de la Atlántida que nos
ofrece Platón y los demás autores de la Antigüedad?
¿Porqué razón si es un francés, como Collina Girard, quien dice algo
sospechosamente similar a lo que viene diciendo el autor de este libro, desde
hace ya más de seis años, entonces sí se le toma en cuenta, aunque lo que diga
carezca de originalidad teórica?
Es obvio que lo único verdaderamente razonable, riguroso y metódico es intentar
primero corroborar los datos ofrecidos por Platón, es decir, primero realizar
estudios arqueológicos y geológicos submarinos y sistemáticos en la zona
descrita por el propio Platón o sea, en el Golfo Atlántico o Golfo de Cádiz,
desde Gibraltar hasta las Madeiras. Solamente después de todas estas
exploraciones sistemáticas que deberían a su vez realizarse con amplios recursos
(no realizadas jamás hasta la fecha) y de que estas resultaran estériles o
negativas, sería lógico que intentáramos considerar otras hipótesis sobre otras
localizaciones posibles de la isla de Atlantis en otros puntos del mundo. Aunque
por lógica y sentido común, las hipótesis más coherentes, y más metódicas serían
aquellas que se acercasen más al área descrita por Platón.
La búsqueda científica de la Isla Atlantis tendría entonces que comenzar en
semicírculos concéntricos desde el Estrecho de Gibraltar y en dirección hacia el
Atlántico. Optar por otros métodos e hipótesis para la búsqueda de la Isla
ATLANTIS, antes que descartar primero la ubicación de ATLANTIS ofrecida por los
autores originales de la antigüedad significaría, sencillamente, no hacer el más
mínimo caso a las fuentes primarias sobre la Atlántida, pero peor aún, sería
faltar a la más elemental rigurosidad científica y metódica. Y esto último, no
sólo sería un insulto a la inteligencia y a la razón sino a la intuición misma,
al sentido común y al conocimiento verdadero.
Es una absoluta falacia decir que cualquier hipótesis sobre la ubicación de
Atlantis es válida o que no debería descartarse ninguna. Es una falacia porque,
en primer lugar, la única hipótesis que realmente tendría validez sería aquella
que intentara primero corroborar las propias palabras de Platón. Que quizás por
designios del sino o por simple lógica elemental, es la que el autor viene
defiendo desde hace años. Otras hipótesis con derecho a ser consideradas como
serias y posibles serían aquellas que plantearan una ubicación relativamente
cercana o colindante a la que da Platón, pero sobre todo, una vez descartada
esta, es decir, una vez que se haya demostrado mediante una profunda
investigación minuciosa que la Atlántida no estuvo nunca en el área donde Platón
y todos los autores que se refirieron a ella la ubican o sea, en el espacio
existente entre el Suroeste de la Península Ibérica y el Noroeste de África,
desde el Estrecho de Gibraltar hasta las Islas Madeiras y las Islas Canarias
como punto más remoto posible.
Dar credibilidad a otras hipótesis absurdas -por indocumentadas- que no guardan
ni la más mínima relación con la ubicación que da Platón, no es solo faltar a la
más elemental metodología de la investigación científica sino que es, además,
faltar a la búsqueda sincera de la verdad, esté donde esté, sea cual sea y caiga
quien caiga. Principio este que debería ser un lema impulsor para todos los que
buscan la verdad. Ya sean esoteristas o científicos.
¡¡Que suerte la de los videntes y esoteristas Madame Blavatsky y Edgar Cayce!!
Que tantos investigadores del Mundo entero dediquen esfuerzo, tiempo, y hasta
una cantidad considerable de recursos económicos en intentar demostrar sus
profecías, sus revelaciones oníricas y sus videncias, y que ni uno sólo se
muestre interesado en hacer lo mismo en cuanto a hipótesis (no profecías ni
videncias) de considerable rigurosidad científica, como las del autor de este
libro que anuncia, con bastante precisión, el posible hallazgo de nada menos que
la Acrópolis misma de Atlantis. Todo ello respaldado (y aunque no suene bien que
lo diga el propio autor) por el estudio más serio, profundo, riguroso y
científico que jamás se halla hecho respecto a la Isla-Península ATLANTIS y los
textos originales en griego y latín de los diálogos del Timaios y el Kritias de
Platón. Es obvio que muchos investigadores y estudiosos de Atlantis creen -y
seguirán creyendo- todo lo contrario o sea, que los estudios verdaderamente
serios y rigurosos son los basados en las videncias y en los contactos con
espíritus milenarios y maestros espirituales de Cayce y de Blavatsky, por sólo
citar a los dos personajes más significativos.
¡¡Que suerte también la del geólogo francés Collina Girard!! Al que sólo por ser
miembro de una institución académica, en este caso de la “Academia de Ciencias
Francesa”, se le presta toda la atención y el apoyo publicitario del mundo
-incluidos los medios de prensa y portales de Internet hispanos que estaban
enterados de la autoría y originalidad intelectual del autor de este Libro sobre
tales hipótesis-, aún cuando lo que pregona el Sr. Collina Girard no es más que
una hipótesis muy similar a una de las que el autor venía defendiendo desde
mucho antes. El geólogo francés Collina Girard sí ha sido escuchado y apoyado.
Mientras que el autor se ha cansado de enviar resúmenes de sus trabajos a los
más importantes medios de prensa de España y del resto del Mundo, incluido el
National Geographic (revista que también se ha hecho eco de la hipótesis de
Collina Girard), y ni siquiera ha recibido una modesta explicación de porqué se
rechazan sus estudios y reclamaciones. En las notas de prensa se demostraba, no
sólo la autoría original y pionera del autor de esta obra en cuanto a la
hipótesis de ubicar a la Acrópolis de la Isla Atlantis frente a Gibraltar, entre
Tanger y Cádiz sino que además, los trabajos del autor eran -y son- mucho más
profundos, extensos y objetivos que los realizados por Collina Girard, quien ha
confesado públicamente haber llegado a la hipótesis de Atlantis frente a
Gibraltar por mera casualidad. Sin embargo, todo estos esfuerzos por parte del
autor no han servido de nada. Todos los medios de prensa más importantes del
mundo han decidido rechazar y condenar al más absoluto desprecio, al más
absoluto ostracismo, no solo al autor sino a todo aquél que ha intentado
escribir sobre las teorías y descubrimientos realizados por el autor con
relación a la Atlántida frente a Gibraltar.
En fin, que así están las cosas. Parece claro que invertir en las profecías y
videncias de Cayce y Blavatsky (entre otros iluminados), en las hipótesis
pseudocientíficas de escritores célebres como Charles Berlitz, Graham Hancock,
Robert Bauval y Andrew Collins -por citar a los más destacados- o en las teorías
de científicos no hispanos, pero respaldados por Academias de Ciencias, es un
negocio mucho más rentable que invertir en teorías e hipótesis de producto
nacional, aunque estas sean más originales, rigurosas y científicas, como las
del autor de este Libro. Pero peor aún resulta hasta incongruente, además de
injusto, que un hispano-cubano descendiente de Iberia -como el autor- sea
sistemáticamente rechazado, precisamente, por los propios medios de prensa
hispanos, tanto por los científicos y oficiales como por los medios más
heterodoxos.
Esto es solo una reflexión personal que no pretende realizar ninguna crítica a
aquellos que prefieren invertir su dinero y su tiempo en lo que ellos creen o
consideran más serio y riguroso o más rentable. Cada cuál es libre de hacer con
su dinero y su tiempo lo que le venga en gana. Y yo soy el máximo defensor de
esta Libertad. Pero también es injusto que hasta los medios de prensa y
televisión del Estado Español, que son financiados principalmente con el dinero
de los contribuyentes, como las bibliotecas y demás centros públicos que son del
pueblo y para el pueblo, actúen como si fueran medios privados; en este caso
igualmente publicando las noticias que más les interesa y rechazando las de
otros investigadores como el autor de esta obra, sin dar ni la más mínima y
simple de las explicaciones. Resulta cuando menos chocante que estos medios
públicos del Estado sí publiquen con todo lujo de detalles las noticias sobre la
hipótesis de un geólogo francés a la misma vez que rechazan los hallazgos y las
hipótesis de uno de sus propios contribuyentes -como el autor de este libro- sin
ofrecer ni una sola explicación de las causas reales que han motivado este
rechazo, que sin duda alguna, constituye un profundo desprecio y una flagrante
violación de los derechos del autor como investigador, como ciudadano, y como
uno de los contribuyentes de tales medios de difusión pública.
El autor no pide que se le reconozca como persona, sólo que se le reconozcan sus
teorías e hipótesis. Evidentemente, cada cual es libre de reconocer sólo las
hipótesis que más le gusten. El autor sólo pide que se reconozcan las
rectificaciones de los graves errores y malas interpretaciones que él ha
descubierto en las traducciones más comunes de los diálogos de Platón que hablan
sobre la Atlántida. Que se compruebe la rigurosidad de sus rectificaciones y
descubrimientos.
Sólo una persona que no le interese la búsqueda de la verdad, esté donde esté,
sea cual sea y caiga quien caiga; que solo le interese divulgar las teorías e
hipótesis que más le agradan o más convienen, sin importarle lo más mínimo la
verdad, la razón, y el sentido común, podría continuar contribuyendo con esta
ceremonia de la confusión, perpetuando errores, disparates, falacias y hasta
manipulaciones sobre las verdaderas palabras de Platón y los demás autores de la
antigüedad que se refirieron a la Atlántida. El autor sólo pide, en honor a la
verdad, que le ayuden, al menos, a que sus estudios y sus descubrimientos sobre
la Isla ATLANTIS sean igualmente conocidos. Sólo pide que le ayuden a tener,
aunque sea, una sola una oportunidad.
El autor espera, sinceramente, que la búsqueda de la verdad, esté donde esté,
sea cual sea, y caiga quien caiga, sea lo que realmente importe. Como también
espera despertar vuestro interés, aunque sólo sea para que su trabajo sea
criticado.
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