TARTESSOS: CONOCIMIENTO Y SABIDURÍA

 
                                                     

LA EDUCACIÓN EN EL CONTEXTO

DEL CAMBIO DE PARADIGMA

 

Dr. Claudio Naranjo (Berkeley)

 

 

 

 

 

Música

on/off

CONFERENCIA INAUGURAL en el primer simpósium interdisciplinario sobre el Hombre. Toledo, España, 1991.- (Trascripción magnetofónica)

 

"Cambio para el paradigma" es una expresión que se usa muy frecuentemente en los últimos tiempos, cuando se intenta aproximarse a lo esencial, el aspecto positivo de la gran Transformación que estamos atravesando. Y cuando se intenta ponerle un nombre a cual es el nuevo paradigma, yo creo que ningún nombre sea más apropiado que holístico, porque la idea de que el todo es más que las partes es una idea muy antigua. El famoso cuento del elefante y los ciervos, que muchos de aquí conocerán, que nos llega sobre todo a través de los sufís en el siglo diez, es un cuento que fue usado como metáfora originalmente por Buda hace ya bastante tiempo. Esta idea de aproximarse al todo y no perderse en el exceso analítico es una idea que está actualizando como nunca la historia del pensamiento. Desde luego este grupo, en particular este grupo de gestaltistas que venís a esta conferencia, es un grupo especialmente familiar con esta idea. Gestalt, configuración, es una idea que se introdujo en la psicología, psicología de la forma o de la Gestalt, precisamente en reacción a los excesos de la psicología asociacionista en su estructuración parcializante. Pero es una tendencia mucho más generalizada, que está prácticamente en todos los ámbitos del conocimiento teológico, físico y no sólo en la Gestalt, sino en movimientos como la Ciencia General de Sistemas o el Estructuralismo.


Más aún, la tendencia holística es una que se ha hecho sentir en el movimiento interdisciplinario, que fue tan fuerte en los últimos veinte años o más. Hubo un tiempo en que estaban muy netamente demarcadas las ciencias: la física aquí, la química allá, la biología allá... y las últimas décadas han sido décadas de interfases, de gran fertilización en estos ámbitos intermedios. A medida que se han ido disolviendo las compartimentalizaciones entre las disciplinas del conocimiento, se ha ido descubriendo que en esos resquicios justamente, en esas grietas, en estos territorios de nadie, es donde estaban los grandes secretos.

 

De lo interdisciplinario surgió lo transdisciplinario, una tendencia también muy moderna de formulación de principios generales y este rompimiento de barreras se ha hecho sentir también como un ecumenismo creciente, no sólo en lo religioso, donde más se aplica el término, sino también en las escuelas de pensamiento en general.

 

Cuando me vine por primera vez como estudiante a Estados Unidos, en Harward, en el Departamento de Psicología, para mí era un gran asombro ver cómo quien enseñaba un curso de motivación humana hablaba de Freud, del Conductismo, de Maslow y de tantos otros, uno al lado del otro. Por primera vez encontraba una persona no fanática de una escuela, sino alguien que tenía una perspectiva global, cuando nosotros, en Sudamérica, éramos bastante provincianos todavía y solamente conocíamos las escuelas en pugna. Ahora ya eso ha pasado a ser el espíritu de nuestro tiempo, este eclecticismo y espíritu de síntesis.

 

Cuando les hable, por lo tanto, de una educación integrativa, de la persona entera, que vea el ser humano en una forma no compartimentalizada, estaría hablando principalmente de una educación que abarque las distintas esferas del ser humano, desde lo físico hasta lo espiritual, y, naturalmente, una educación muy diferente de aquella que conocemos, centrada casi exclusivamente en el intelecto, porque esta educación - de más está decirlo -, casi más que educación es, yo diría, instrucción.

 

Cuando acepté no sólo hacer esta charla que estoy comenzando, sino que propuse hacerla sobre este tema, lo hice con un sentido: de que este es un tema especialmente urgente por la gran irrelevancia de la educación actual y por la inmensa relevancia de nuestras situaciones.

 

Nuestra educación es tan absurda como salvífica en potencia. Tan absurda es que muchos han hablado de desescolarización como la solución más adecuada. Lynch ve la desescolarización como un fundamental paso hacia la gran liberación que necesitamos de la forma del autoritarismo en general. Otro gran gestaltista, gran colaborador de Peris, Paul Goodman, que era ante todo un educador, famoso por su libro "Biowing Up Absurd" y otros escritos con nombres parecidos, puso de relieve cómo la educación actual no sólo no cumple la función, sino que hace algo que tal vez puedo expresar gráficamente evocando un gráfico que en este momento acude a mi mente: la de una fotografía que a alguien se le ocurrió tiempo atrás: Presentar un grupo de niños muy vivaces seguida de otra fotografía de personas en un tranvía, todos con cara de robots, y junto a esta superposición de las dos imágenes las palabras: "¿Qué ha pasado? ¿Qué ha sucedido?". Es decir, nos preguntamos por este proceso de adormecimiento, de embotamiento de las facultades humanas. Naturalmente no podemos dejar de darle la palma a la educación en el proceso, tan opuesto a lo que se propone.

 

Si hablo de urgencia, y no sólo de relevancia, lo hago en vista de nuestra situación global, una situación global que está en el aire, de crisis. Ha sido sobre todo el Club de Roma quien ha creado consciencia de esto entre nosotros, desde la famosa publicación, en la década de los 70, de ese famoso libro Limits of Growth -en castellano "Limites del crecimiento", me parece-, que nos demostró de pronto, de forma muy convincente, que si seguimos creciendo industrial y económicamente en la forma como lo hemos venido haciendo corremos peligro de extinguirnos como los dinosaurios. Es decir, si no cambiamos radicalmente nuestro enfoque y seguimos las tendencias automáticas de la competitividad, de la explotación, estamos al borde de la crisis ecológica, del agotamiento de los recursos naturales, de los problemas consecuentes a la superpoblación, el hambre, el malestar social consecutivo a tales problemas, los problemas de seguridad incrementados -porque siempre han sido parte de la Historia - etc.

 

Esta situación ha hecho de revulsivo a muchos en tiempos recientes: No es solamente crisis, es una crisis de oportunidad, es como una crisis que nos conmina a un cambio radical. Solamente sobrevivimos como especie si maduramos; no nos queda otra cosa que lograr eso, una metanoia.


Y si pensamos en cuál es la salvación de esta crisis, me parece que se ha hecho todavía poco hincapié en lo más fundamental. He estado leyendo un libro que apareció recientemente de uno de los fundadores del Club de Roma, al cual tengo el honor de pertenecer -por lo menos, en la satélite americana-, Alexander King, uno de los fundadores que escribe La primera revolución Mundial y acuña, después de muchos años de que ha circulado el término "la problemática mundial" para el macro problema en el cual están insertos todos estos diversos problemas que ningún especialista puede solucionar, ahora acuña el término la resolútica. Pero si uno lee lo que se habla de la resolútica, todavía se siente demasiado el hablar de un ingeniero, de un economista, de un político... La idea que yo creo es que tal vez no sea necesario más que hacer explícita, porque debe estar presente en la mente de muchos aquí: es que las crisis externas del mundo son manifestaciones de un mal interno. Yo creo que la verdadera crisis es una crisis de relaciones humanas o, más bien, la crisis de un mal muy antiguo en las relaciones humanas, una incapacidad de relaciones fraternales, de verdaderas relaciones amorosas, un mal muy antiguo que ahora hace crisis porque se hace insostenible. Así como lo ecológico ahora hace crisis porque siempre había donde echar la basura más allá, el mundo era amplio, siempre se podría escupir en el océano como decía Linch (¿). En la década de los 60, con el optimismo ecológico de que la Naturaleza lo arregla todo, siempre habla de un más allá y había pueblos más allá que conquistar... Bueno, ahora la Tierra ya está toda conquistada y no hay donde poner la basura, tenemos que comérnosla, por así decirlo. Así que con la basura humana, tenemos que empezar a ser responsables.

 

Se han hecho muchos diagnósticos de esta crisis: Willys Hartmann (?), en Estados Unidos, habla de que el verdadero mal es la mentalidad industrial; Fritjof Kapra, en su famoso libro "El punto crucial", habla de la mente cartesiana, aristotélica, del pensamiento lineal, el racionalismo, el cientificismo... Yo creo que el mal es mucho más antiguo aún. Mi teoría favorita es que el mal es la estructura patriarcal de la sociedad, de la mente humana; que somos como Dios mismo y, como lo divino mismo, somos Uno y Tres, somos Padre, Madre e Hijo, a nivel no sólo de familia sino de familia internalizada a nivel psíquico. Esto se refleja en la estructura de cabeza, pecho y vientre, de intelecto, emoción y acción; y que estas partes siempre han estado desunidas y que el cientificismo, el intelectualismo de que tanto se habla es solamente una manifestación del patriarcalismo más antiguo, de modo que el verdadero remedio al mal es, así como en las neurosis se va al trauma original, un hacerle frente a eso que se echó a perder cuando empezaron las civilizaciones clásicas con tanta inspiración, con tanta adecuación a su tiempo, pero en una forma de adaptación forzosa a las limitaciones del momento, una adaptación que se ha hecho ahora obsoleta y peligrosa. De modo que yo creo que, si vemos la cosa en sí, la solución necesaria al mal patriarcal es una solución que debe pasar por lo terapéutico, lo espiritual y lo educacional; es decir, por estas tres disciplinas que tienen que ver aparentemente con cosas diferentes, pero que van convergiendo más y más a medida que se descubre que son distintos nombres de una misma cosa en esencia, sencillamente distintas facetas que estuvieron unidas en origen, cuando en los tiempos del Chamanismo el hombre religioso y el artista y el político y el curandero o médico eran uno solo. El guiador de las juventudes, el guía, el hombre político o el médico no eran algo diferente. De modo que estamos ahora asistiendo a una reespiritualización de la psicoterapia, a una visión de la convergencia de las disciplinas, pero, aunque en forma creciente, en la, digamos, subcultura de los buscadores, pero todavía no a nivel institucional. Es importante, yo creo, observar en qué forma todavía esta compartimentalización está siendo desastrosa, específicamente en lo relativo a la separación de lo terapéutico y lo educacional, porque me parece que, aunque Rosseau hace ya muchísimo tiempo planteó la importancia de una educación del corazón, sus ideas duraron poco. Ya con la entronización de la diosa de la razón en la misma Revolución Francesa, de la cual él fue pionero, ya estaba olvidado el corazón y ahora sigue bastante olvidado por mucho que la retórica de algunos quiera recordar lo afectivo.

 

Yo creo que esto se debe en gran parte al tabú a lo terapéutico en el mundo de la educación, así como, con respecto a la religión, en la prevención de los educadores debe ser distinta y no debe ser invadida por este otro campo. Es un elemento un poco territorial, pero también complicado por complicaciones comprensibles pero a las cuales no se les ha hecho frente, no se han evaluado con un espíritu apropiado. Complicaciones como: ¿qué pasa cuando un niño en un colegio empieza a hablar de las cosas que ocurren en su casa? Generalmente los padres se sienten un poco incómodos. Y esas no son cosas que se pueden manejar a nivel local, a nivel de colegio. Los profesores, los directores de escuelas, los burócratas de la educación incluso, necesitarían un apoyo mucho más fuerte para tomar esta iniciativa de implantar elementos en la escuela que son parte de la tecnología actual. Porque la metodología de la cual disponemos es para desarrollar los afectos o para más bien sanear los afectos. Si la crisis de la que hablamos es una crisis de relaciones, si la crisis es una crisis en relación con la capacidad amorosa del ser humano, no podemos seguir haciendo separación de lo terapéutico y de lo educacional y quedarnos con una instrucción que ni siquiera es una instrucción relevante, porque es una instrucción sobre cosas que no sirven para la vida ni educan mucho las facultades de la persona.

 

La educación intelectual misma podría verdaderamente pretender ser eso, una educación de la mente, una educación que ponga el énfasis en el aprender, por ejemplo, en la creatividad, en la resolución de problemas. Estamos muy lejos, por no decir nada, de la necesidad de que se desarrolle el pensamiento intuitivo y no solamente el pensamiento racional.

 

Aparte de todo eso, si quisiéramos decir qué es lo que más necesita reforma en la educación del intelecto, sería algo muy diferente a todo lo que se revisa y plantea de año en año en los innumerables congresos de educación a nivel nacional y mundial y al cual se destinan enormes sumas. Porque hay muchos millones de dólares en Estados Unidos y en otros países también, millones de lo que sea, que se invierten en reformas educacionales que son siempre reformas de currículum; son, más o menos, variaciones en torno al mismo tema. Lo que se necesita no es tanto modificaciones de currículum sino que, en el término de la instrucción, una enorme contracción de curriculum, una labor de selectividad muy seria que todavía no ha comenzado y una economía, yo diría, de implantación de una ética de economía de recursos, de tiempo del educando, para que pueda esa situación del niño que está en escuela ocuparse en algo más fructífero desde el punto de vista del desarrollo humano.

 

Ahora bien; de qué disponemos, en términos de lo que podría ser una educación del corazón, una educación de la capacidad amorosa, llamémosla así para deshacer un poco el tabú que también existe a respecto. En el país donde vivo en los últimos veinte años, Estados Unidos, se dice que esta palabra "amor" se la llama four letter word, o sea, palabra de cuatro letras, con lo cual se la pone en la misma categoría de las mayores groserías del idioma. Un psicólogo que quiere hablar sobre el amor, por ejemplo, tiene que transformar su tema para ser aceptado en la sociedad académica, tiene que cambiar el titulo de su conferencia llamándolo, por ejemplo, "Un discurso sobre el «valor» del refuerzo positivo" o, como mínimo, "El valor de la capacidad afectiva", pero amor, amor, eso ya se considera poco serio. Dentro del mundo de los valores patriarcales, no tiene tanta seriedad como tenían los valores cristianos en otro tiempo y en los valores de todas religiones espirituales.

 

En primer lugar, digamos que cuando surgió el psicoanálisis hubo un cierto reflejo en la educación. La educación se hizo un poco más permisiva, algunos dicen que demasiado permisiva. Se hicieron experimentos radicales como el de Summerhill, influidos más por Reich que por Freud. Yo creo que la cosa no es solo permisividad, y que eso, para entender el balance de la autonomía, heteronimia, el individuo, la sociedad, la necesidad de libertad y de disciplina, se abrió un tema y se curó, se saneó un poco el exceso represor de otros tiempos que hizo a ( ? ) escribir tres libros sobre el sistema de educación que hicieron tan famosos las ( ? ), eso que también existió en el mundo cristiano con el dicho de que "la letra con sangre entra".

 


Pero creo que hay un recurso en el psicoanálisis que se ha mantenido estrictamente dentro de la profesión y no ha salido al mundo aunque hubo quien la planteó, Carl (___? _), famoso sicoanalista político de hace unos treinta años: el recurso fundamental del psicoanálisis es la asociación libre de ideas, un ejercicio que se utiliza como el telón de fondo a la actividad terapéutica. Me parece que es algo de un gran potencial educacional, que fue recomendado ya hace muchos años, y que nunca se realizó, un ejercicio que Maslow llamaba el ejercicio taoísta,: el de observar y compartir el flujo de pensamientos sin interferir con él, permitiéndose abrir al otro lo que pasa en la propia mente espontáneamente. Es algo que va más allá de ningún modelo interpretativo, de ningún modelo teórico. Y yo creo que se pueden decir grandes cosas de lo que ya ocurre simplemente con este ejercicio, así como lo que ocurre con el dejar correr la mano un escritor o lo que es en la vida de un pintor: el simplemente buscar lo que salga... Yo hablo después de una larga experiencia de muchos años de utilizar la asociación libre democratizada en la formación de terapeutas en una forma, en un contexto meditativo, en que una persona hace eso en la presencia de un observador silencioso que no aporta otra cosa que su neutralidad y un ejercicio interno de atención, un estar presente al otro y a sí mismo en el transcurso de esa experiencia. A través de innumerables variaciones de este ejercicio me ha permitido observar que ocurren cosas tan dramáticas como en la más dramáticas de las terapias, a veces en muy corto tiempo, simplemente con presentar eso de un forma adecuada. Y cuando hace no mucho leí a ( ? ), con su proposición de más de treinta años, me pareció una de esas ideas que a nadie se le ocurre: cuán importante sería en el medio estudiantil, en el que hay un gran abismo de comunicación por la jerarquía autoritaria, abrir este nexo comunicativo entre los alumnos de la clase, que permite airear el pensamiento, que permite no sólo la libertad de expresión sino que permite hacer consciente aquellos procesos que se han ido volviendo inconscientes con esta pérdida de la capacidad de estar con nosotros mismos, que es el mal de todos los tiempos, pero más que nada del nuestro, un mal que comienza en la familia, ya antes que en la escuela.

 

Luego yo creo que, cuando surgió la psicología humanística, hubo otro intento de importar recursos exteriores a la educación y se importaron a la educación los intentos de los grupos de encuentro. Rogers ha dicho que los grupos son el descubrimiento más importante de nuestro tiempo; y eso lo decía después que Einstein, después que Max Plank lo decían en medio de los impresionantes desarrollos técnicos del siglo XX. Y yo creo que pudiese algún día mostrarse razonable este dicho. Hay en el proceso grupal una fuerza especial, hay un proceso de tribalización que en cierta medida es cierto eso de "Vox populi, vox Dei", es decir, los grupos son muy sensibles a la percepción de la patología de los individuos, en la medida en que lo patológico se da en las relaciones humanas. El grupo es un gran agente de confrontación, y yo creo que en la educación actual la persona que está basada en valores de clases pero no en los de la comunidad, no en el verdadero grupo, puede pasar aislada del potencial de un grupo que es conducido hacia la verdadera grupalidad, de modo que hay ahí un elemento sanador más allá de ninguna técnica, algo así como una energía del grupo, que puede ser movilizada por una gran variedad de recursos y que es un gran despilfarro no estar utilizándolos, de toda clase de gente y cada uno dentro de su propia especialidad podría ser importada a las escuelas a prestar este servicio, a plantar esta semilla, porque no puede hacerse otra cosa que plantar semilla.


En el mundo de la psicología humanista, tal vez el recurso que más sistemáticamente se haya querido llevar, en Estados Unidos al menos, a la educación es precisamente la contribución gestáltica, con el nombre de educación confluyente. Braun, decano de la Escuela de Educación de Santa Bárbara, gestaltista a la vez, consiguió el apoyo no sólo del Instituto Esalen, sino de la Fundación Ford, hace ya veinte años, y ha estado sistemáticamente explorando la educación gestáltica de profesores como una manera de que no sea lo terapéutico un elemento de curriculum, sino que sea un elemento que le da al profesor una capacidad mayor de entenderse con la verdad, una capacidad mayor de manejo de lo humano, una capacidad mayor de manejarse como persona frente a otra persona en los intersticios de la educación y de la instrucción. Yo creo que la Gestalt merece ser recomendada como un recurso de primera en cuanto a su economía. Una breve exposición de ella puede darle a una persona ese tipo de manejo porque le devuelve a la persona la capacidad de estar en el aquí/ahora. La mayor parte de las persona tienen, viven un implícito tabú a la expresión de lo que está pasando con ellos en este momento. En el momento en que se adquiere esta capacidad pasan mil cosas nuevas. Es una liberación de muchas consecuencias cuando se puede interrumpir el hilo discursivo y decir "esto me huele mal", "esto me tiene incómodo", "me estoy aburriendo en esta situación", se puede romper el contexto intelectual, el contexto de la argumentación, e ir al grano, por así decir, de la situación humana.

 

Pero especialmente me gustaría aprovechar la ocasión de estar aquí, en este rol de soñar una posible educación en el futuro. Especialmente me gustaría referirme al enorme potencial que me parece que hay para un toque terapéutico, todavía no muy conocido dentro de la terapia y muy lejos de haber recibido su sanción oficial, y que circula con el nombre de "Fischer-Hoffmann", el "Proceso Fischer-Hoffmann". Un proceso que no se originó en el mundo académico, sino en el mundo espiritual, más bien, y que tiende la gran relevancia al mal patriarcal de ser un método que específicamente se dirige a la integración de padre, madre e hijo internalizados y que también se llama Proceso de Cuadrinidad por esta ambición de harmonización de cuerpo, emociones, intelecto y mente. Yo creo muy efectivo, hace ya más de diez años, en uno de los congresos nacionales de Gestalt en Estados Unidos, estuve recomendándolo como algo muy atingente para la formación de gestaltistas, Un recurso -yo diría- para la formación de cualquier terapeuta. Muchos asuntos se hacen muy explícitos, a través de ellos. Pero creo que el gran potencial de este método es educacional: es muy fácil y en un tiempo muy limitado. Dejarme plantar una gran semilla con respecto a lo que es la finalidad de este método, que es un saneamiento de las relaciones de la persona con sus padres, padres vivos o muertos. La idea es la misma del Cuarto Mandamiento, ya que el mal de amor a los padres, la ambivalencia a los padres, la agresión consciente o reprimida hacia los padres es lo que está enturbiando todas las relaciones con el mundo, es lo que está, por hablar en lenguaje analítico, detrás de la compulsión de repetición, detrás de transferir al presente las cosas que pertenecían al pasado. Si se arregla esta situación, si se restablece el vínculo amoroso con los padres, un vinculo amoroso que la mayor parte de la gente ni siquiera sospecha que está perdido o que está muy perdido, con eso se restablece la posibilidad de otro nivel de amor hacia sí mismo y hacia los demás. Aquí veo que Zalman, a pesar de que no habla castellano, está inclinando su cabeza porque él conoce en primera persona a Bub Hoffmann, el originador y el método mismo, y le he oído decir cosas antes recomendando un método que se podría fácilmente aplicar en una forma acelerada, en torno a unos 10 días, en un planteo educacional, por lo menos de una forma opcional.

 

Pasemos a lo espiritual, el otro tabú de la educación; porque cuando se produjo la división de Iglesia y Estado se secularizó la educación. Es como si hubiera algo que los americanos expresan con la frase "arrojar el bebé por el lado de la bañera", por desprenderse la educación de la autoridad eclesiástica y de sus vicios históricos. Por ganar su autonomía, la educación se desespiritualizó, y yo creo que en este momento lo que se necesita es una reespiritualización pero ya en otro nivel, una reespiritualización a un nivel de herencia planetaria. Porque como una vez yo oí decir al Obispo de Meyers de California, el otro grupo futurológico al que me tocó pertenecer en la Catedral de San Francisco, este Obispo que fue el protector de Esalen en los primeros tiempos, ese hombre muy moderno, decía: "No nos podemos permitir el lujo de ser menos que herederos de las tradiciones del mundo entero", hablando de la espiritualidad. Ya nos toca oír a Buda, oír a Confucio, oír a Lao Tsé, oír a Mahoma, o entender la religiosidad a este nivel de profundidad en que desaparece el sectarismo, o el que se aprecia el mensaje, la experiencia del espíritu es una, por muy diversas que sean las vías, por las cuales se puede llegar, las maneras de simbolizarlas, los mensajeros, los creadores de religiones que han ayudado, que han formulado que hay un desarrollo humano que va como el desarrollo ideológico, por ejemplo, de un gusano que se transforma en mariposa, y que hay también un patrón de desarrollo que tiene sus etapas intrínsecas en la estructura del ser humano, y por muchos que sean los caminos las mariposas son mariposas. Y como urge que dejemos de ser gusanos, los gusanos no hacen más que devorar a la abuela, necesitamos esa multidimensionalidad de la mariposa que sale del plano del gusano. Porque para que haya una sociedad sana se necesitan verdaderos individuos. No se puede hacer la casa sin ladrillos, no se puede hacer la sociedad sin "yoes", no hay transcendencia del "yo" sin un "Yo", sin el verdadero "Yo", el "Yo" profundo. Entonces, para que exista esta capacidad de "Tú", esta capacidad de sentimiento de la humanidad, esta capacidad que está tan urgentemente faltando, hace falta autorrealización. Y no nos podemos permitir el lujo de desatender la gran riqueza tradicional del mundo, que está viniendo a nuestro encuentro. Porque, por ejemplo, para dar un caso de lo que parecería ser una sincronía, el caso del Tíbet: es un invernadero espiritual, una especie de conservatorio por auto elección, más que una teocracia, un caldo de cultivo, una civilización entera dedicada a la interioridad y que en este momento, con la conquista de los chinos en 1955, ha sido objeto de una diáspora que se podría comparar con la explosión de estas semillas en ciertas plantas que explotan a cierta distancia, como si la historia quisiese que saliera, que el caldo de cultivo se repartiese sobre el mundo que tanto necesita esta transmisión directa de la que tanto se habla en la versión tántrica, este contagio directo de consciencia que está más ligado a ... que a formulaciones intelectuales.

 

Así, en la tradición judía se dice que en el tiempo del Mesías, todos los misterios se precipitarán desde los techos. Bueno, me parece que ya debe estar cerca el Mesías, porque ese movimiento que esta habiendo... El Libro Tibetano de los Muertos, ya está en el ...Book, por así decirlo. Entonces, yo creo que lo que se necesita ahora es un curso de religión que se presente por gentes que han sido buscadores de partida, no profesores que aprendieron un rabo mas; y una visión o una serie de charlas por profesores en rotación si no hay tantos; en las que la inspiración, la gran inspiración de las grandes corrientes del pensamiento espiritual estén representadas. Que este elemento fecundante llegue a las generaciones jóvenes y que no sea simplemente una cosa teórica, sino que haya algo así como un laboratorio de religión, así como hay laboratorios de relaciones humanas, en los que se puedan degustar los ejercicios espirituales de los distintos orígenes, las formas de trabajar en uno mismo, formas de trabajar en el silencio interior, formas de devoción, formas de dejar fluir, en fin, yo personalmente pienso que hay una unidad muy clara entre, más allá de todas divisiones, se puede ser transistémico y transcultural en este camino también, y el que pasa por un colegio debía experimentar eso como una iniciación, como el sentido etimológico de la palabra, como algo real, una introducción a un nivel nuevo de experiencia para iniciar un camino y luego poder elegir un Camino. Desde luego, no debía enseñarse nada de este tipo antes de la pubertad, porque todo lo que se haga antes de que nazca el filósofo interior de nosotros, más o menos a esta edad, es necesariamente un condicionamiento.

 

De modo que todo eso me parece que está muy a mano, está muy realizable. ¿Por qué no se hace? Porque, es increíble, a medida que no se hace, entre el libro que venía citando sobre la revolución, la primera Revolución Mundial, nuestro proceso tan notorio de cambio, en que se plantea la resolútica, se enumeran los siguientes ítems en la educación, como lo que la educación a cualquier edad debe abarcar: "adquirir conocimiento, estructurar la inteligencia, desarrollar las facultades críticas, desarrollar el conocimiento de uno mismo, consciencia de la propia actualidad y limitaciones, aprender a vencer impulsos indeseables, el comportamiento destructivo, despertar plenamente las facultades creativas e imaginarias, aprender a desempeñar un papel responsable en la vida en sociedad, aprender a comunicarse, a ayudar a las personas a adaptarse, prepararse para el cambio, permitir a cada persona la adquisición de una concepción global del mundo, y formar las personas para que sean operativas y capaces de resolver problemas". La palabra amor, compasión, todas estas palabras están omitidas, todo es aprender cosas muy mentales, e incluso cuando se habla de algo que está más allá del intelecto, se plantea en forma muy superyoica, como aprender a vencer, etc..., no desde la comprensión de lo que es el desarrollo humano. De modo que yo creo que ha habido demasiada compartimentalización entre los que hablan de educación y los que hablan de salud, y los que hablan de las metas del espíritu.

 

También hay una gran inercia del sistema educacional. Me gustaría llamar la atención sobre el hecho que me parece que fuera el mayor de los "elefantes blancos" de nuestra sociedad, el más inerte de los sistemas, a pesar de todos sus afanes de reformas, Yo creo que debería establecerse, que podría recomendarse a las Naciones Unidas, a los Gobiernos, que establezcan un estudio, un fórum permanente sobre el fenómeno de la inercia de esta institución en particular, si no se hace frente al estudio de la resistencia al cambio, es decir, de que haya cambio. Pero creo que la mayor, tal vez, si no la mayor, una muy importante razón por la cual no se ha avanzado más, ni siquiera en formular esas cosas, es por la implícita noción de que será muy caro. La idea de que un cambio tan radical de los fines de la educación y de los medios y las consecuencias entrañarían un cambio total de la plantilla y un cambio del personal. Claro, la inercia del sistema en este caso es la inercia económica, los intereses de los clanes del actual gremio. En parte la idea es que se debería reeducar a la persona que ya ha tenido demasiados años de formación; la formación intelectual de los educadores es exagerada, en el sentido de inútil. Por ejemplo, la psicología aprende mucho Conductismo, y ninguna cosa que sirva para cambiar a las personas, para cambiar pequeñas conductas sí, pero no a las personas, porque el conductismo es científico, porque trata de cosas que se miden.

 

Una vez uno de mis maestros, Ignacio Mate Blanco, sicoanalista chileno que inmigró hace muchos años a Italia, me contaba de un amigo suyo que había querido estudiar medicina porque su vocación era el ser humano. Sentía que quería hacer algo de servicio humano o entender la mente humana y después se fue dando cuenta que estaba muy lejos de poder hacer ciencia de la mente y, poco a poco, se fue circunscribiendo al problema, hasta que acabó pasando su vida estudiando la transmisión de impulsos en el nervio de la jibia. Creo que a todos nos ha pasado un poco esto: que por ser científicos hemos limitado el campo de nuestros intereses a lo que la ciencia ha llegado a abarcar; y así hemos caído de nuevo en los feudos patriarcales del cientificismo, que no es lo mismo que la ciencia, es decir, la tiranía de lo que se puede ver, medir y tocar. Por esto me parece que es importante decir algo sobre... Yo tengo la convicción de que esto es muy realizable, muy a mano y ni siquiera tan caro como se piensa, es una revolución que está al alcance, como girar sólo un interruptor.

 

Pienso en la energía de la Revolución Francesa, cuando el cambio radical de orientación que va desde una educación humanística a una educación científica se llevó a cabo porque había un Gobierno fuerte que pudo decidir: "Pues bueno, vamos a traer a los colegios gente que actualmente no tienen las escuelas. Vamos a traer a las escuelas a los científicos"... Y se trajo a la escuela para enseñar a personas que no tenían ninguna experiencia pedagógica, pero que conocían su campo, y se le dio una posición más limitada al estudio de los clásicos. Bueno, yo creo que ahora hay que hacer algo semejante, dar un lugar limitado a las materias que actualmente constituyen la instrucción, supuestamente para la supervivencia o la eficiencia profesional, porque en realidad la mayor parte de las cosas que aprendemos que sirven, las aprendemos fuera de la escuela...

...un movimiento en el mundo que, yo creo, no ha habido otro semejante desde el comienzo del Cristianismo. Movimiento de los buscadores, este movimiento existencial de búsqueda con distintos nombres y gente afiliada, distintos grupos, distintas tendencias dentro de lo psicológico, dentro de lo espiritual, que ha despertado una sed, en la medida en que desaparecieron las soluciones que nos daba la cultura, porque estamos en una cultura muriente, un patriarcado no sólo en crisis, sino agonizante. Ya Nietzsche, en el siglo pasado, solía decir que "Dios está muerto", pero lo que quería decir es que el Dios en la mente de la gente, el Dios como se lo ha imaginado la gente, éste es el que está muerto. Para que renazca el espíritu es necesario hablar otros idiomas, es necesario despertar a la sed, dejar de sentirse que se está lleno. Esto ha estado ocurriendo, y yo creo que en este mundo, que es muy fuerte, sobre todo en la Psicología Humanística o en lo que se llamó en Estados Unidos, "Movimiento de los Potenciales Humanos", que nunca fue un grupo cultural espontáneo y que yo lo he llamado Neochamanismo, porque yo creo que reúne esta característica de ser tanto espiritual, terapéutico, como movimiento de intereses de desarrollo y que tiene muchos elementos afines con el Chamanismo. Es un movimiento potencialmente ..., es un proceso de morir y renacer, como el proceso chamánico; y que muchos individuos, en distinta medida, van siendo tocados y van dejando de lado sus antiguas vidas y naciendo a algo nuevo, experimentando distintos grados de renacimiento espiritual. Es un proceso contagioso que va mucho más allá de lo académico, y yo creo que esto es lo que subyacerá a la así llamada Psicología Transpersonal.

 

Yo creo que dentro de este movimiento hay que llegar hasta donde se puede servir a los educadores, si los educadores supieran reclutarlos como elementos visitantes o suplentes, entre tanto. Pero lo ideal sería, naturalmente, y lo definitivo, una nueva formación de los educadores. La vida sólo viene de la vida, la formación sólo viene de gente formada, y sobre todo hablando de esta formación estrictamente humana, que las escuelas de educadores dan algo tan imparcial como los colegios. Lo que falta esencialmente es esta formación condensada, sintética y ecuménica, pero esencialmente afectiva, espiritual y terapéutica, una capacidad de relaciones humanas y de capacidad humana; bueno, a algunos niveles, al nivel propiamente tal y al nivel trascendente. Eso podría inyectar en las escuelas de educación, y yo creo cuando digo que está a mano, es posible inyectar de forma muy económica, y lo digo con la convicción de haber estado realizando programas no para educadores sino para terapeutas, desde la creación del Instituto SAT en Berkeley el año 1970, especialmente con el renacimiento del SAT en España, en formato de programas de verano cada vez más condensado y sintético. Tengo la convicción vivida de que es posible administrar golpes vitamínicos intensísimos, experiencias enormemente transformadoras, enormemente efectivas, tanto terapéuticas como espirituales, saltándose casi todo lo discursivo, saltándose el marco académico, el marco intelectual, yendo directamente a lo vivencial, usando un mosaico de recursos que existen, como una manera de que muchas personas lo podrían hacer de formas diversas. Una manera de ser puede servir para que otro cree otra. Yo creo que es posible hacerlo de una forma sumamente económica: darles un baño a los educadores que están quemados y aburridos porque no saben lo que hacer, no saben cómo entenderse con los muchachos, y que están condenados a hacer algo en lo que no creen ni los educadores ni los educandos; darles algo que les infunda un nuevo sentido a todo y una nueva capacidad que permita este sentido. De modo que esta formación de formadores, yo creo que es la pieza clave que estaba faltando.

 

Al elegir este tema, lo he elegido con la idea, con la esperanza de que el hablar de esto pueda tener un efecto. Y me pregunto: ¿Cuántos educadores habrá aquí? ¿Podrían levantar las manos los educadores? ¿Interesante!, Hay casi un 50, o un 30% por lo menos. Eso me gusta mucho sentir que así sea, que esto pueda haber hecho más obvio cosas que han sentido y pensado y, a la vez, al verlas más claras se pueden formular mejor. Pero pienso que también es muy probable que les ocurra a casi todos que lo que yo vengo diciendo, que les suene como algo casi obvio. Tal vez no lo hayan escuchado antes; pero, una vez sentido y pensado, que se sientan muy de acuerdo con lo que estaba diciendo, y resulta que así es. Todos los agentes de la prensa que están presentes pueden decir al mundo que aquí hay doscientas cincuenta o más personas que se sienten muy favorables a la idea de que la educación expanda sus limites, retome su función original de ocuparse del desarrollo humano y no sólo la exclusión, y de que especialmente retome su función afectiva, y ese consejo de que importe recursos del mundo más moderno o de la terapia y no de la Psicología académica, que no es tan fecunda. Y si es así, puede ser que esto llegue a las Instituciones y también si va a apoyar un poquito esta mutualidad burocrática que necesita tanto papel y tinta para movilizarse. Así que les haré una pregunta: ¿Quienes se sienten de acuerdo en este conjunto de nociones que he estado diciendo? (Risas). Parece casi una unanimidad. ¿Quien está de desacuerdo? (Risas). Eso es una poderosa noticia a darles a los de afuera: que no ha habido ninguna mano que se ha levantado en expresión de desacuerdo. Así que espero que las escuelas de mañana empiecen a reclutar a los gestaltistas parados (Risas), estos superávit de terapeutas que tienen mucho más que hacer más allá del campo de la terapia individual, donde verdaderamente se hace sentir.

 

Gracias.


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