Hesíodo narra que después de la edad de los Gigantes nacidos de los
fresnos, edad "violenta y terrible", apareció en la tierra una
generación de hombres-héroes, "estirpe celeste", que vivió
inmediatamente antes de la Humanidad actual. La edad de los héroes
-intermedio luminoso anterior al advenimiento de la quinta estirpe,
la de la edad de hierro- se cerró con la guerra de Troya
(históricamente ocurrida en el siglo IX a.C.). El padre Zeus
permitió a estos héroes que vivieran en los confines del mundo, en
las Islas de los Bienaventurados cuyo rey es Cronos. Y ellos viven
"con el corazón sin afanes, héroes felices a los cuales tres veces
al año la tierra fecunda ofrece frutos florecientes, dulces de
miel".
En el mito narrado por Hesíodo los héroes, después de la muerte,
vuelven a un estado que tiene todas las características de la Edad
de Oro: soberanía de Cronos, rey de la Edad de Oro; isla remota y
sin aflicciones; tierra que produce espontáneamente para dicha de
los hombres. Es elemento común tanto para la tradición celta como
para la griega, y más tarde para la griálica, que el camino hacia la
Isla de los Bienaventurados, o Avalón, esté reservado exclusivamente
para quien posea la calificación interior indispensable para
acometer la empresa: el heroismo entendido como voluntad de
sacrificio.
Contaban los poetas que Tetis había raptado de la hoguera fúnebre el
cuerpo de su hijo Aquiles para transportarlo a Leuca (Leuké), la
"Isla Blanca" (de leukós, blanco) .
Diodoro de Sicilia habla de la
Isla Blanca (Leuké) y la identifica con la mítica tierra de Apolo y
de los Hiperbóreos -hombres de la Edad de Oro y héroes que han
reconquistado el Centro primordial- situada, afirma el escritor, en
el Océano enfrente de la patria de los Celtas. Leuké es afín, por
significado, al sánscrito çveta dvipa, "Blanca Isla" o
"Resplandeciente", sede del dios Vishnu, cuyo signo era la
esvástica.
Los Iranios llaman a la sede hiperbórea "semilla originaria de la
estirpe aria" (airyanem vaêjô).
Strabone especifica que esta Isla se hallaba a seis días por mar de
la Britania, en las proximidades del "mar congelado", que ha de
identificarse sin duda con el Mare Cronide en el cual, según
Plutarco y Plinio, yace dormido Cronos .
La "Isla Blanca" también era
conocida con el nombre de Thulé. Hecateo de Abdera (siglo III a.C.)
asevera que los Hiperbóreos habitaron la Isla de la Gran Bretaña. Su
narración concuerda, en esencia, con las sagas celtas de los Tuatha
dé Danann.
Contaban los fieles de Orfeo que Zeus, que destronó a Cronos,
soberano de la primera edad del mundo, encadenó al viejo dios, que
era su padre, cuando éste estaba ebrio de hidromiel, y lo condujo a
los extremos confines de la tierra donde el viento dulce del Océano
sopla sobre la torre en la cual vive.
La Isla Blanca había sido la
patria de la madre de Apolo, Latona. Apolo, nacido en Delos, había
pasado larga temporada en el país de los Hiperbóreos y allí volvía
cada diecinueve años. "Zeus lo envió a Delfos y a las corrientes de
la Fuente Castalia, para que desde ahí profetizara a los Griegos
(...) Pero Apolo, montado en su carroza, hizo que los cisnes volasen
hacia los Hiperbóreos. Los de Delfos (...) invocaron al dios para
que volviera del país de los Hiperbóreos. Él, por su parte, después
de un año entero de pronunciar oráculos a los habitantes de aquella
tierra, cuando creyó oportuno que también los de Delfos tocasen sus
trípodes, dio orden a los cisnes de regresar de [el país de] los
hiperbóreos.... Era por entonces (...) mediados de verano, cuando
según Alceo Apolo se apartó de los Hiperbóreos." . Horacio invoca al
dios de la Edad de Oro Apolo a que venga del país hiperbóreo.
Análoga invocación eleva Virgilio en la cuarta égloga.
No será inútil detenerse en el significado de dos de los nombres del
ciclo mítico del nacimiento de Apolo: Latona, nombre de su madre, y
Delos, nombre de la isla en la que nació el dios. El nombre de la
diosa en griego tiene dos alternancias vocálicas:
Letó/Lató y deriva de la raíz leth-/lath- de donde procede el verbo
lantháno que expresa el "estar escondido", el estar oculto. Dêlos,
en cambio, se enlaza con el adjetivo dêlos, "visible" y con el verbo
delóo, "hago ver". Latona, entonces, corresponde simbólicamente a la
oscuridad, a la noche preñada de Sol, a la sapiencia primordial
escondida: Latona viene de la Tierra de los Hiperbóreos.
Literalmente su nombre significa "la oculta", la no-manifiesta.
Delos es, por tanto, el lugar de la manifestación de Apolo-Sol y es
también el lugar donde se revela en el logos apolíneo la sabiduría
hiperbórea que primero estaba oculta (Latona). Delos, lugar de tal
manifestación y a la luz de estas etimologías, cobra el significado
de un centro espiritual derivado del Centro Primordial, o Isla
Blanca, o Tierra Hiperbórea en un momento determinado del ciclo
cósmico y de la historia de los hombres.
Y si "Delos", como la "Isla Blanca", etc., es no sólo una región
mítica, sino también alegoría de un estado de conciencia que
corresponde al ingreso en un estado del ser, los mitos del ciclo
apolíneo ponen en evidencia los requisitos interiores a fin de que
tal estado de conciencia -la Isla Blanca- pueda alcanzarse: la
superación de la tiranía de los sentidos y el "descondicionamiento"
de las pasiones ligadas a la "tierra"; la victoria sobre la hýbris
expresada en el mito por los Centauros y por los Gigantes contra
los que Apolo lucha. Según los relatos más antiguos, el principal
enemigo de Apolo era una dragona (drakaína) de nombre Delphyne cuyo
nombre deriva de delphys, "matriz", "útero", "vulva"; otro enemigo
era Ticio (Tituós), un gigante fálico que había atentado contra su
madre Latona. Al mismo tiempo Delphys, tras la victoria de Apolo
sobre el dragón-hembra, en la versión más antigua del mito, se
convierte en el nombre del templo más ilustre del dios, cuyo
significado es otra vez "útero". Pero esta vez de renacimiento.
El mito griego coincide con el celta y con las sagas griálicas en
las principales virtudes que debe distinguir a quien se dispone a
emprender la Búsqueda de la Isla Blanca: la castitas entendida como
superación del yo y liberación de las potencias terrenas. Como
Apolo, también Artemisa había residido, con el nombre de Opis, en la
Tierra de los Hiperbóreos. Opis es el nombre de una de las
sacerdotisas hiperbóreas , acaso de la misma Artemisa, y las mujeres
de Delos -tierra natal de Apolo- le ofrecían a Opis la cabellera al
momento de las bodas . Opis (Opis/Oûpis) es en Platón epíteto de
Artemisa y en Herodoto, el nombre de una virgen hiperbórea .
Un hiperbóreo, Olen, había fundado, según la tradición, el templo de
Apolo en Delfos. Cuando los Gálatas se acercaron con intenciones
hostiles al santuario del dios se aterrorizaron por la aparición de
fantasmas hiperbóreos.
Un breve apunte merecen, por otra parte, las expediciones de los
héroes al Jardín de las Hespérides en busca de las manzanas de oro,
o del vellocino de oro. La sede de las Hespérides coincide, en el
mito, con la posición polar. De hecho está situada al lado de Atlas,
el gigante que lleva a cuestas el eje en torno al cual gira el cielo
estrellado, custodiado por las constelaciones de la Osa .
Hércules se dirige al país de las Hespérides y por su condición de
inmortal le es permitido el acceso. El héroe debe luchar contra un
genio, o numen de las aguas (Tritón o Nereo), y debe derrotarlo para
lograr que le sea revelado el recorrido. Según Apolonio de Rodas (I,
19) Hércules usa, en este viaje, la copa del Sol para atravesar
indemne el Océano. De acuerdo con otras versiones del mito, el titán
Prometeo aconseja a Hércules que acuda a Atlas para pedirle las
manzanas de oro.
Según las indicaciones de Prometeo, el país de los Hiperbóreos está
situado detrás de los montes Rifeos y el acceso está defendido por
una región donde sopla invencible el viento del Norte. Al lado de
los Hiperbóreos vive feliz una población, los Gabos (o Gabeos), que
de la tierra reciben espontáneamente el alimento. Tal vez estos
últimos han de identificarse con los héroes de los que habla Hesíodo.
Guardián del jardín es la serpiente Ladón, que vigila insomne,
habiendo sido puesta por Hera para custodiar el árbol de las
manzanas de oro. Según algunas versiones, Hércules mata a la
serpiente. Según la pintura de un vaso hecho por Asteas de Pesto, la
ninfa Calipso ofrece a la serpiente un copa llena de bebida mágica.
Por otras representaciones se deduce que esta bebida es vino
ytransformadas en Ménades, invadidas por el enthousiasmós
divino mientras una Niké alada le lleva a Hércules una corona .
En las empresas de Jasón, el vellocino de oro aparece colgado de la
boca del dragón, o, en las pinturas de vasos, colgado de las ramas
de un roble custodiado por el dragón. En una versión del mito, Jasón
es arrojado por el rey de la isla a las fauces del dragón y una
pintura de vaso lo presenta desmayado entre las fauces del dragón,
con el vellocino de oro colgado del árbol y Atenea vigilando al
héroe .
Tolomeo, a propósito de Thulé, refiriéndose a un pasaje de Piteas
Masaliota el Nauta, dice:
"Piteas menciona [...] que en la extremidad última de la tierra
está la región de Thulé, la más septentrional de las regiones de la
Britania, donde el trópico de verano coincide con el círculo ártico"
.
El nombre Thulé no aparece en el germano común ni en ninguna fuente
escandinava, pero se halla en fuentes inglesas: en el antiguo inglés
Pyle, Pyla, Tile, luego Tile .
Según algunos autores Thulé designaría la más septentrional de las
islas Shetland, la actual Unst. Sea como fuere Thulé representaba
para los antiguos el límite extremo del mundo de los hombres, más
allá del cual se extendía el Otro Mundo. Las formas griegas (Thoúle)
y latinas (Thule) del nombre deben haberse formado sobre el bretón.
En irlandés tola o tolae es un nombre verbal de *to-uss-lin o *to-fo-lin:
"inundación",pero también "abundancia" y "ejércitos" .
La raíz originaria indoeuropea es
*TEL-. De ella deriva el sánscrito tula, "balanza". En Homero la
isla de Ogygia, llamada "ombligo del mar", se sitúa en un lugar
remoto en el vasto Océano .
Si se interpretara el nombre de la mítica isla de Ogygia según dos
raíces gaélicas, og, "joven", "sagrado", y iag, "isla", tendríamos
el sentido de "Isla de la Juventud" que coincidiría perfectamente
con la denominación, ya mencionada, de Tìr na n' òg, "país de la
juventud", que en Irlanda se da a la sede nórdico-hiperbórea de
Avalón.
Plutarco (siglo I d.C.), hablando de la mítica Isla al norte del
mundo, sede de Cronos, dice que el dios de la Edad de Oro recibe de
aves sagradas la ambrosía de la inmortalidad -nótese cómo el
simbolismo de la copa y de la bebida de inmortalidad se halla
siempre unido al de la sede hiperbórea- y dice también que un mes al
año el sol desaparece sólo por una hora al día mientras que el resto
del tiempo el cielo brilla con una pálida luz crepuscular,
característica ésta que se aviene bien con una sede ártica.
El emperador romano Constancio Cloro, al frente de sus legiones,
emprendió marcha hacia la Gran Bretaña, según una tradición, con el
fin de buscar la tierra sacra "más cercana al sol" y para contemplar
a Cronos en la claridad apoteósica de "un día casi sin noche". De
cualquier modo, el retorno del emperador al Norte tiene ante todo
ella que se ven a las Hespérides sentido alegórico de un encuentro
con el Centro supremo del poder primordial: la Isla Hiperbórea.
Refiriéndose al recuerdo de la sede hiperbórea, Lactancio (siglos
III y IV) afirma que, tras la caída de Roma, el Príncipe que habrá
de restaurar el orden universal vendrá "de los extremos confines de
las regiones del Norte"