TARTESSOS

 
                                                     

     Diana Navarro "Sirena de la Atlántida".

Las Aventuras de Ulises con las Sirenas Andaluzas.   

 

 

 

 

 

 

 


Cuentan los antiguos mitos que nadie podía resistirse al canto de las Sirenas si no era ayudado por los dioses mismos o recurría a algún ardid, como el célebre Ulises (Odiseo) quien se hizo "atar" al mástil de su nave para poder escuchar -sin sucumbir al embrujo- el canto de las Sirenas cuando pasaron por delante de la "Isla de las Sirenas"; isla que algunos autores ubicaron en algún lugar del centro del Mediterráneo, pero que otros localizaron en algún punto del remoto occidente, en concreto en la Isla Eudaimona o Isla de la Felicidad, que los más antiguos autores localizaron cerca de las Columnas de Hércules (Gibraltar), en algún paraje situado entre Málaga y Cádiz; aunque en época más tardía se identificaron con las Islas Canarias.

Como investigador del pasado, mi obligación es ser siempre lo más riguroso posible, pero en esta ocasión me permitiré ir un poco más allá de los hechos exactos o probados; me permitiré soñar un poco con esa Isla de las Sirenas, como imagen de la Andalucía más sureña, por varias razones, que no solo descansan en las antiguas fuentes sino también en el hecho -más que demostrado- de que no existe ni ha existido jamás en todo el Mediterráneo ni en todo el Occidente de Europa y África mujeres capaces de cantar como auténticas Sirenas que nuestras musas Andaluzas.

El nombre Sirena proviene del griego Seirên "cuerda, atadura". Las Sirenas eran las que te "ataban" con sus "en-cantos", es decir, con la magia o embrujo de sus "cantos"; y esto solamente es concebible cuando se escucha a algunas de nuestras cantantes andaluzas, como Diana Navarro, que por mi propia experiencia - doy fe - de padecer esos mismos síntomas de embrujo, hechizo y en-canto, cada vez que la escucho. Al oírla cantar, comprendo entonces porqué Ulises tuvo que atarse al mástil del barco para no verse atado por el "en-canto", o embrujo de los cantos de las ancestrales Sirenas, que estoy seguro eran Ibero-Tartésicas, es decir, Andaluzas.

Sirenas Andaluzas o de la Atlántida -que es lo mismo- como Diana Navarro, de momento, la única que ha conseguido hacerme padecer el "en-canto" o embrujo de las Sirenas, son descendientes directas de las míticas Sirenas, las mismas que embrujaban con sus cantos a los más célebres navegantes de la antigüedad y que estuvieron a punto de hacer sucumbir al mismísimo Ulises, si este no hubiera respetado los consejos de la célebres maga Circe. Siguiendo sus orientaciones, Ulises ordenó a sus hombres que se taparan los oídos con cera para que no fueran en-cantados por los cantos de las Sirenas de la Isla o Península Andaluza de la Felicidad, pero él que era un aguerrido explorador no pudo soportar su natural instinto de curiosidad, y decidió correr un grave riesgo: mandó que le ataran al mástil de la nave, precisamente para no verse atado por los cantos de las Sirenas. Pasara lo que pasara, no podían desatarlo, así ordenó a sus marineros; sin embargo, al escuchar los cantos de las Sirenas Andaluzas, el embrujo de sus en-cantos comenzó a hacer efecto en el héroe Ulises quien con desespero clamaba para que lo desataran, aunque sus compañeros -cumpliendo con sus propias órdenes- no lo permitieron.

Los antiguos romanos solamente elogiaron el arte y el embrujo de unas mujeres (en todo el mundo antiguo conocido) que embriagaban con sus cantos y bailes, y esas mujeres eran de la antigua región de Gades, que no se limitaba solamente a la isla actual de Cádiz sino que se extendía desde los límites con Huelva hasta Málaga, con las Columnas de Hércules como eje central.

Escuchando a nuestras Sirenas Andaluzas uno confirma las historias y los mitos de los antiguos y descubre que el mito de las Sirenas de la antigüedad se inspiró en hechos reales, es decir, en bellas mujeres de las costas de Andalucía o antiguo reino de Tartessos, que eran capaces de embrujar y hechizar a cualquier ser humano con sus en-cantos, con la magia de las melodías que surgían de sus divinas cuerdas vocales. Las sirenas llegaron a ser consideradas también como divinidades del Más Allá, donde cantaban para los bienaventurados en las Islas de la Felicidad (Eudaimonas o Fortunatas), representando las armonías y los coros celestiales.

Los datos históricos no andan muy alejados de estas ideas, pues existe un documento griego escrito en el siglo V o IV a. C. que afirma que Homero, el autor de la Odisea, es decir, de la misma historia que estamos disfrutando sobre Ulises y las Sirenas, afirma que Homero llegó a Ítaca proveniente de Iberia, poco antes de decidirse a escribir sus inmortales obras de la Iliada y la Odisea (ver artículo en este mismo Foro sobre Homero e Iberia). En Iberia Homero estuvo investigando, antes de decidirse a redactar las aventuras de Odisea, y muchos autores de gran renombre sostienen que existen datos incuestionables en la Odisea que demuestran que algunas aventuras de Ulises ocurrieron en Iberia y en los límites de las Columnas de Hércules, donde el Mare Nostrum se une con el vasto Océano. Varios autores como el propio Estrabón, afirmaron que las aventuras de Odisea (Ulises) tuvieron lugar en la península de Iberia y que después Homero las adaptó y modificó para crear su inmortal epopeya; también Eustacio, Crates de Malo, Erastótenes, Posidonio y Asclepiades de Mirlea siguen la misma opinión. Por consiguiente, nada impide sostener que la Isla de las Sirenas, la misma que muchos autores identificaron con la propia Isla Eudaimona, o Isla de la Felicidad, y que ubicaban en algún punto cercano a las Columnas de Hércules (entre Málaga y Cádiz) sea en realidad la propia Isla o Península de Iberia, fundamentalmente su parte más meridional o sureña.

Diana Navarro es la principal prueba viviente de todo esto. Escuchándola en su interpretación de Sola, decorada con esas bellas imágenes marinas que aparecen en el video (ver video
http://www.diananavarro.es/GFiles/videos/sola.wmv), uno siente unos deseos irresistibles de tirarse al mar y dejarlo todo por seguir la magia y el embrujo de sus en-cantos. Puede que para un auténtico científico esto no sea una prueba rigurosa, pero para mi no existe prueba mayor. Ella nos pide casi con lamentos que no nos olvidemos de ella... pero, ¿cómo podría alguien -medianamente sensible- poder olvidarse de Diana Navarro, una vez que la ha escuchado?. Escuchando esta canción, "No te Olvides de Mí" (ver video http://www.arqueotour.com/Diana-Navarro/diana-navarro.html ) de Diana Navarro, no es difícil imaginar al intrépido Ulises, atado en el mástil de su nave, resistiendo el embrujo que le produciría una Sirena, como Diana Navarro, cantándole No te Olvides de Mí.

Muchas veces en mi vida -según las circunstancias- me había sentido Hércules, Jasón, Teseo, Hector, y otros muchos héroes de la Mitología, pero jamás me había sentido Ulises... hasta que escuché a esta Sirena nuestra de la Atlántida, Diana Navarro, y padecí del embrujo de su en-canto que ha marcado mi alma, pues como canta nuestra Sirena Diana, nuestra "Somnorum Regina": "...el Amor tiene un Marca...".

Para terminar esta reflexión sobre las Aventuras de Ulises con las Sirenas Andaluzas y nuestra "Atlantidi Splendida Seirena" Diana Navarro, quiero dedicarle, en Latín paladino (bajo licencia poética), esta humilde pero sentida Oda:

 

Oda a Diana

Melodiae Regina . Musicae Diva . Chorum Angelus

Cantus tua Profundus est et Gemitus tua Penetratus in Plus Fundus Humanos Sensorum

Astrum Diva . Cantae Divina Stella .

Atlantidi Splendida Seirena . Somnorum Regina

¡ Dianae Aeterna Vita !