La tradición es
la transmisión
de un conjunto
de medios
consagrados que
facilitan la
toma de
conciencia de
los principios
inmanentes al
orden universal,
ya que el hombre
no se ha dado a
sí mismo la
razón de ser de
su existir. La
idea más
cercana, la más
dotada para
evocar lo que la
palabra
significa, sería
la de una
filiación
espiritual de
maestro a
discípulo, la de
una influencia
conformadora
análoga a la
vocación, a la
inspiración, tan
consustancial al
espíritu como la
herencia al
cuerpo. Se trata
de un
conocimiento
interior,
coexistente a la
vida, de una
coexistencia, y
al mismo tiempo
de una
conciencia
superior
reconocida como
tal, de una
conciencia, en
ese punto
inseparable de
la persona que
nace con ella y
constituye su
razón de ser.
Desde este punto
de vista, el ser
es completamente
lo que trasmite,
él no existe
sino porque
transmite y en
la medida en que
trasmite.
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