Un enclave arqueológico
único en el mundo
Al estudiar, con el
lógico interés, los hallazgos efectuados en la Cueva
del Castillo datados en torno a 40.000 años,
fue a llamarme particularmente la atención un segmento
de piedra arenisca totalmente aplanado y al que su autor
se afanó en conferir una perfecta forma triangular,
rematada en semicírculo por su parte superior (fig. 2).
Las paredes de las cuevas del Norte de España y del Sur
de Francia están llenas de representaciones de
triángulos semejantes -pintados por lo general en color
rojo- y nadie ignora ya cuál es su verdadero
significado. Aunque algunos ven senos femeninos en
ellos, otros -entre los que me incluyo- tenemos
perfectamente claro que se trata de triángulos
púbicos, pintados en color rojo porque tal era el
color predominante del vello y del cabello de nuestros
verdaderos antepasados racionales, pobladores de los
valles y montañas del litoral cantábrico.
El triángulo es una de
las más remotas representaciones simbólicas de la
feminidad. Porque lo que esta forma geométrica reproduce
no es ni más ni menos que esa peculiarísima antesala
del órgano genital femenino, poblada por el vello púbico
y delimitada por las ingles. Palabra cuyo
parentesco con la palabra ángulo me parece ocioso
resaltar. El triángulo es y ha sido siempre, pues,
sinónimo de mujer, tanto por la razón señalada
como por el hecho de que otro de los elementos más
característicos del cuerpo femenino, sus mamas,
posea una forma cónica cuya única plasmación plástica
posible es, precisamente, la triangular. Un
triángulo cubierto de vello en la base del vientre y dos
conos o triángulos nacidos sobre el pecho,
constituyen, pues, argumentos y fundamentos más que
sobrados para que en la mentalidad del hombre de la
Prehistoria adquiriera forma y fuerza esa ecuación
triángulo = mujer que tan inconmensurable
trascendencia habría de tener, no sólo en la parcela de
las manifestaciones artísticas, sino en todos los
órdenes y ámbitos de la Cultura. ¿O es que consideramos
accidental el hecho de que el más importante
santuario prehistórico que hoy nos es conocido en todo
el mundo, el Monte Castillo de Puente
Biesgo, fuese establecido en la base de una peña
que posee una espectacular factura cónica y, por
ende, triangular?
Hace muchos años que
vengo defendiendo que todas las pirámides
erigidas por el ser humano en los albores de la
Historia, tienen su modelo y su origen en los
impresionantes montes cónicos que salpican el paisaje de
la antigua Kantabria. Y hace muchos años,
también, que vengo afirmando que todos esos
montes de factura cónica y perfil triangular
poseen santuarios prehistóricos en sus entrañas, de
mayor o menor cuantía. Con independencia de que los
accesos a los mismos permanezcan hoy cegados o de que
algunos de esos montes se hayan visto brutalmente
agredidos con el fin de aprovechar su piedra. Y
recordaré, a este respecto, los casos de tres montes
cuya destrucción clama al cielo: el primero de ellos, el
Monte Hano de la Bahía de Santoña, sobre
cuya cumbre existiera un antiquísimo Santuario del que
no ha quedado ni una piedra y del que es heredero el
Convento del mismo nombre que está situado a sus pies y
cuya atmósfera natural es el olor a dinamita y el insano
polvo que se desprende de las excavaciones y
deflagraciones constantes; el segundo, el Monte
Castillo que se encuentra al pie mismo de la Peña
Cabarga, a orillas de la Bahía de Santander.
Y el tercero, la Peña Castillo ribereña también
de la misma bahía y que no sólo ha perdido su antiguo
carácter insular, sino también su propia condición de
peña de factura cónica. Una iglesia testimonia todavía
el antiguo carácter sagrado de esta maltratada peña,
identificada en la Antigüedad con la boca de los
Infiernos y respecto a la que todavía circulan
leyendas que dan fe de la extraordinaria importancia de
que gozara en otro tiempo. Todo eso se ha perdido y,
como en el caso de los otros dos montes mencionados,
nada pervive de cuanto estos inapreciables enclaves
sagrados atesoraron en otro tiempo, en la línea de
cuanto, venturosamente, conserva todavía el Monte
Castillo de Puente Biesgo. Su situación, en
una comarca del interior, alejada de la costa, le ha
salvado.
¿Es una simple casualidad
la que ha hecho que tres montes cónicos de los
cuatro que acabo de enumerar, respondan al nombre de
Castillo? ¿Deben su nombre estas peñas al hecho de
que hayan existido castillos en ellas? Ni lo uno
ni lo otro. Y buena prueba de ello la propia
imposibilidad de erigir un castillo sobre una peña de
vértice tan agudo como el Monte Castillo de
Puente Biesgo. No podemos introducir ahora esta
materia, pero sí considero necesario dejar clara
constancia de que la denominación de esta trascendental
peña no tiene absolutamente nada que ver con los
castillos, estando relacionada con las fábulas
prehistóricas que habían de determinar su carácter
sagrado. Carácter sagrado del Monte Castillo y
carácter sagrado de la totalidad del macizo en el que se
integra y cuyo nombre genérico, Dobra, es
sinónimo de bueno y de santo
en varias lenguas europeas... Lo que no es óbice para
que el flanco occidental de este castigado y santo
macizo cántabro esté viéndose literalmente devorado por
una explotación minera a cielo abierto. Mayor desprecio
hacia las reliquias de nuestro pasado, no cabe.
En suma, que los barrenos
y los cartuchos de dinamita se están cebando en el monte
en el que se encuentran algunas de las minas más
antiguas del planeta... En el monte junto al que se
conserva la colección de grabados prehistóricos más
antigua y perfecta que ha llegado hasta nosotros: la de
Hornos de la Peña...
En el monte en el que fue a aparecer un prodigioso altar
consagrado al dios Erudino... En el monte
en el que existen varios antiguos castros, residuos de
lo que fuera una importantísima población
prehistórica... En el monte en el que se encuentra el
Santuario paleolítico más importante descubierto en el
mundo hasta el presente (y me refiero, naturalmente,
al Monte Castillo)... En el monte en el que desde
hoy y hasta que se descubra otra más antigua, está
documentada la primera muestra de escritura de la
Historia de la Humanidad...
En un monte, en fin, que posee una riqueza arqueológica
fuera de serie y de escalofriante antigüedad, todavía
por desentrañar en su mayor parte; una riqueza que
cualquier país del mundo envidiaría y daría cualquier
cosa por poseer. Cantabria, sin embargo, no
la valora. Y porque no es consciente de su enorme
valor..., permite que se destruya. Porque parece que no
nos entra en el cabeza que el Macizo del Dobra es
uno de los enclaves arqueológicos más importantes del
planeta. Y como no nos entra, no nos tiembla la mano
a la hora de autorizar su destrucción en aras del
progreso, convirtiendo lo que debería convertirse en
Patrimonio de la Humanidad, en espléndida cantera
que nos surta generosamente de minerales que nos
permitan elaborar una variada gama de productos
químicos...
A modo de apostilla,
permítaseme subrayar la absoluta fiabilidad de la
datación atribuida al triángulo púbico
descubierto en la Cueva del Castillo. Justamente
porque en este yacimiento, como en otros de la propia
Cantabria, se documentan las más completas
secuencias arqueológicas conocidas y, por ende, las más
fidedignas. ¡Ya quisieran las dataciones que se
prodigan por doquier -en yacimientos de tres al cuarto
y, más aún, en aquellos en donde no existe secuencia
alguna-, ser la décima parte de fiables que las que
refrendan a todos los hallazgos efectuados en el
Monte Castillo de Puente Biesgo!
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