Cuando todo depende del aspecto exterior, uno se pierde
mirándose en los espejos y jamás se encuentra a sí mismo.
Poco a poco construimos una comprensión consciente de lo que
ya sabemos al nacer: lo que nuestro más alto ser interior quiere
creer es verdad.
Nuestra mente consciente, sin embargo, no es feliz hasta que
no puede explicarlo con palabras.
Si la culpa nunca es nuestra, no podemos aceptar la
responsabilidad.
Y si no podemos aceptar la responsabilidad, siempre seremos
las víctimas.
Cambiemos nuestro pensamiento y el mundo a nuestro alrededor
cambiará también.
Los semejantes se atraen. Limítate
a ser quien eres:
sereno, transparente y brillante.
Cuando irradiamos lo que somos, cuando sólo hacemos lo que
deseamos hacer, esto aparta automáticamente a quienes nada tienen
que aprender de nosotros y atrae a quienes sí tienen algo que
aprender y también algo que enseñarnos.
Cuánto aprenderíamos si pudiéramos pasar una hora con el
"nosotros" en que nos convertiremos
Cuánto podríamos decirle al "nosotros" que fuimos
punto de luz al tuyo, cordón plateado al tuyo.
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