En cierta ocasión un joven fue a visitar a su amada, tocó la puerta de la casa y, desde el interior, preguntó la joven; ¿Quien es? -Yo soy, tu amado que vengo a verte. -No te abriré, contestó la joven, ven otro día. Contrariado el joven dio media vuelta, pero el amor que sentía por ella le obligó a regresar al día siguiente. Nuevamente golpeó la puerta; -¿Quien es?, repitió la misma voz. -Soy yo, el que más te ama, dijo el joven. -Aunque yo también te amo hoy tampoco te abriré, respondió insistentemente la amada. El joven preocupado y seriamente pensativo volvió a marcharse, ¿Cual sería la clave que le abriría las puertas de aquel corazón? Después de una noche de vigilia y reflexión el joven enamorado regresó de mañana ante la puerta de su amada, tocó y escuchó la voz de otros días, -¿Quien es?. Esta vez el joven respondió; -Soy tú. Y la amada, de inmediato, abrió la puerta.
Nota: A partir de este "nivel de sutileza" la interacción de todas las "energías humanas" (Luz que ilumina con suavidad) entre sí es semejante al proceso de afinado de las cuerdas de un piano, según se afinan las primeras se tiene un mejor punto de referencia para afinar el resto.
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