El libro The Deep Hot Biosphere
(La Profunda y Caliente Biosfera) es la culminación de más de cincuenta años
de trabajo en la vida de su notable autor, el astrofísico Thomas Gold, de la
Universidad de Cornell. Gold fue el director fundador del Centro de
Radiofísica e Investigación Espacial de la Universidad de Cornell,
Presidente del Departamento de Astronomía de Cornell y es el autor de más de
260 trabajos en el área de la cosmología, zoología, física y astronomía.
La tesis de Gold en The Deep
Hot Biosphere es simple:
Los
hidrocarburos han existido desde los primeros tiempos del universo, y son
parte del proceso de formación de los planetas. Sus componentes, hidrógeno y
carbón, se originaron en el “caldo primordial” del que se formó la Tierra.
Dice Gold que el metano y el
petróleo de la Tierra son abiogénicos –no tienen un origen biológico.
Contradiciendo las
tradicionales explicaciones, Gold afirma que los hidrocarburos no se
disociaron durante los primeros tiempos a causa de las altas temperaturas de
la formación planetaria, tal como sostienen los teóricos, sino que, como lo
demuestra la actual ciencia geológica, las temperaturas no eran lo
suficientemente altas, en especial cuando se tienen en cuenta las presiones
relacionadas con la profundidad.
Gold sostiene que las fuentes
de hidrocarburos se encuentran a grandes profundidades debajo de la corteza
terrestre, y no a pocos kilómetros sino a cientos de kilómetros. Las fuentes
profundas de hidrocarburos están todavía funcionando, bombeando toneladas de
petróleo y metano a través de las grietas y rocas porosas hasta los niveles
sedimentarios más superficiales. Es aquí donde los equipos petroleros
acceden a los afloramientos que han sido endicados verticalmente en forma de
reservorios de petróleo. Gold afirma que el petróleo no es el resultado de
la descomposición de plantas prehistóricas; estaba allí unos cuantos miles
de millones de años antes de que la vida apareciera en el planeta.
Gold explica en el libro las
últimas informaciones sobre la investigación espacial, muchas de las cuales
él mismo descubrió o propuso, que confirma que los hidrocarburos están
presentes en cuerpos celestes sin vida como lunas, asteroides, cometas y,
por supuesto, en los gigantes gaseosos como Júpiter, Saturno, Urano y
Neptuno. De hecho, la coloración azulada de Urano es resultado del metano,
uno de los llamados combustibles fósiles. Gold comenta: “Estoy seguro de que
no existen pestilentes pantanos en Titán o Plutón”. Para apoyar su teoría de
la abiogencidad de los hidrocarburos, Gold hace notar lo siguiente:
"Los patrones geográficos que
emergen de los campos petrolíferos, ya sea en el Medio Oriente o en
Indonesia, todos muestran correspondencia con estructuras geológicas de gran
profundidad. Esto se contrasta notablemente con la distribución al azar que
se encuentra en la vida de superficie, y sus subsecuentes fósiles, que jamás
han exhibido tales patrones de distribución geográfica".
Los hidrocarburos de un campo
petrolífero cualquiera no muestran cambios químicos a medida de que la
profundidad de extracción aumenta. Sin embargo, los fósiles por encima de él
tienen una “firma” geológica que cambia constantemente y que se relaciona
con sus particulares períodos paleontológicos.
Los hidrocarburos se encuentran
en áreas geográficas donde la abundancia de vida prehistórica que se conoce
que existía allí no podría jamás haber provisto la cantidad de hidrocarburos
involucrados. La mayor parte de la vida de superficie se compone de 90 por
ciento de agua y 10 por ciento de compuestos orgánicos. De modo que, aún si
todo ese 10 por ciento orgánico se convirtió en “combustible fósil” no
estaría ni siquiera cerca de la masa de hidrocarburos que ya se han extraído
durante los últimos 130 años.
A causa de que los
hidrocarburos son tan consistentes, el uso de particulares trazas de metales
se pueden usar para identificar su origen geográfico.
Los actuales reservorios de
petróleo se están rellenando nuevamente –desde el fondo. Gold lo explica:
“El fenómeno de los reservorios de petróleo que parecen estarse llenando
otra vez es algo ampliamente informado, de manera notable en el Medio
Oriente y a lo largo de la Costa del Golfo de los Estados Unidos. Veo esto
como una fuerte evidencia que apoya a la teoría del gas proveniente de las
profundidades de la Tierra”.
Por Paul Sheridan.
The Deep Hot Biosphere
El libro The Deep Hot Biosphere (La Profunda y Caliente Biosfera) es la culminación de más de cincuenta años de trabajo en la vida de su notable autor, el astrofísico Thomas Gold, de la Universidad de Cornell. Gold fue el director fundador del Centro de Radiofísica e Investigación Espacial de la Universidad de Cornell, Presidente del Departamento de Astronomía de Cornell y es el autor de más de 260 trabajos en el área de la cosmología, zoología, física y astronomía.
La tesis de Gold en The Deep Hot Biosphere es simple:
Los hidrocarburos han existido desde los primeros tiempos del universo, y son parte del proceso de formación de los planetas. Sus componentes, hidrógeno y carbón, se originaron en el “caldo primordial” del que se formó la Tierra.
Dice Gold que el metano y el petróleo de la Tierra son abiogénicos –no tienen un origen biológico.
Contradiciendo las tradicionales explicaciones, Gold afirma que los hidrocarburos no se disociaron durante los primeros tiempos a causa de las altas temperaturas de la formación planetaria, tal como sostienen los teóricos, sino que, como lo demuestra la actual ciencia geológica, las temperaturas no eran lo suficientemente altas, en especial cuando se tienen en cuenta las presiones relacionadas con la profundidad.
Gold sostiene que las fuentes de hidrocarburos se encuentran a grandes profundidades debajo de la corteza terrestre, y no a pocos kilómetros sino a cientos de kilómetros. Las fuentes profundas de hidrocarburos están todavía funcionando, bombeando toneladas de petróleo y metano a través de las grietas y rocas porosas hasta los niveles sedimentarios más superficiales. Es aquí donde los equipos petroleros acceden a los afloramientos que han sido endicados verticalmente en forma de reservorios de petróleo. Gold afirma que el petróleo no es el resultado de la descomposición de plantas prehistóricas; estaba allí unos cuantos miles de millones de años antes de que la vida apareciera en el planeta.
Gold explica en el libro las últimas informaciones sobre la investigación espacial, muchas de las cuales él mismo descubrió o propuso, que confirma que los hidrocarburos están presentes en cuerpos celestes sin vida como lunas, asteroides, cometas y, por supuesto, en los gigantes gaseosos como Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. De hecho, la coloración azulada de Urano es resultado del metano, uno de los llamados combustibles fósiles. Gold comenta: “Estoy seguro de que no existen pestilentes pantanos en Titán o Plutón”. Para apoyar su teoría de la abiogencidad de los hidrocarburos, Gold hace notar lo siguiente:
"Los patrones geográficos que emergen de los campos petrolíferos, ya sea en el Medio Oriente o en Indonesia, todos muestran correspondencia con estructuras geológicas de gran profundidad. Esto se contrasta notablemente con la distribución al azar que se encuentra en la vida de superficie, y sus subsecuentes fósiles, que jamás han exhibido tales patrones de distribución geográfica".
Los hidrocarburos de un campo petrolífero cualquiera no muestran cambios químicos a medida de que la profundidad de extracción aumenta. Sin embargo, los fósiles por encima de él tienen una “firma” geológica que cambia constantemente y que se relaciona con sus particulares períodos paleontológicos.
Los hidrocarburos se encuentran en áreas geográficas donde la abundancia de vida prehistórica que se conoce que existía allí no podría jamás haber provisto la cantidad de hidrocarburos involucrados. La mayor parte de la vida de superficie se compone de 90 por ciento de agua y 10 por ciento de compuestos orgánicos. De modo que, aún si todo ese 10 por ciento orgánico se convirtió en “combustible fósil” no estaría ni siquiera cerca de la masa de hidrocarburos que ya se han extraído durante los últimos 130 años.
A causa de que los hidrocarburos son tan consistentes, el uso de particulares trazas de metales se pueden usar para identificar su origen geográfico.
Los actuales reservorios de petróleo se están rellenando nuevamente –desde el fondo. Gold lo explica: “El fenómeno de los reservorios de petróleo que parecen estarse llenando otra vez es algo ampliamente informado, de manera notable en el Medio Oriente y a lo largo de la Costa del Golfo de los Estados Unidos. Veo esto como una fuerte evidencia que apoya a la teoría del gas proveniente de las profundidades de la Tierra”.