La Nueva Tierra - capitulo 5
Un planeta para aprender
Muchas
personas que viven en la Tierra, creen
equivocadamente que este planeta es un lugar de
perfección. Se quejan cuando las cosas son difíciles
o no salen bien, a veces enojándose y maldiciendo a
la Creación, incluso amenazando con el suicidio.
Pero la Tierra no es un lugar de perfección; es un
planeta para realizar un aprendizaje acelerado y
profundo. Es mas, sus lecciones, y las condiciones
bajo las cuales las personas deben afrontarlas, se
encuentran dentro de las de mayor nivel de exigencia
en el esquema evolutivo. Aceptar este hecho, junto
con la comprensión de su propósito divino, puede
hacer que la vida sea mucho más fácil, y ayudar en
la consecución del mayor beneficio evolutivo que se
obtiene a partir de las lecciones terrestres.
La evolución, en la primera mitad de su ciclo, es un
movimiento que se aleja de la Unidad del Creador. Cuanto
más nos alejamos de la Unidad, del Centro Creador, más
denso es el nivel en el cual debemos de vivir y actuar.
Esto tiene el efecto múltiple de debilitar nuestra
conexión con la Sabiduría Superior, y, al mismo tiempo,
aumentar la sensación del yo y su concentración sobre la
riqueza, el poder e influencias mundanas. En una
atmósfera más densa, las acciones se hacen más lentas y
más pesadas, y el cuerpo crea su propia demanda de una
vida fácil, o, en un estado de mayor frustración, la
demanda de gratificación corporal por medio de distintos
tipos de excesos originados en el mundo de las
sensaciones. Es bien sabido en los niveles superiores,
que el Planeta Tierra representa uno de los puntos más
distantes del Centro Espiritual, con lecciones a veces
extremadamente difíciles y con uno de los niveles de
mayor dificultad en relación con las densidades.
La extrema densidad de rodea esta fase de nuestra
evolución sobre el Planeta Tierra también ha creado en
el tiempo un "Velo del Olvido" que nos rodea y nos
separa de los mundos espirituales más altos,
restringiendo nuestro actual campo de visión y de
conciencia, como una niebla muy densa. Somos incapaces
de contactar o percibir la vida de niveles espirituales
más altos y, con el tiempo, incluso, perdemos la
habilidad de comunicarnos telepáticamente con otras
formas de vida – animales y pájaros - que comparten
nuestro planeta a nivel físico. Este "Velo" entre
nosotros y los mundos espirituales también nos oculta el
conocimiento de nuestras encarnaciones anteriores y de
nuestro futuro potencial, nuestras vidas antes del
nacimiento y nuestro futuro más allá de la muerte. No
solo no podemos recordar las vidas pasadas o revisar
nuestro sendero futuro, sino que no podemos hacer
contacto con aquellos que han "pasado al otro lado"
recientemente, o con cualquiera de los billones de Seres
espirituales que viven en niveles más altos de
vibración.
El "Velo" fue establecido hace mucho tiempo alrededor
de nuestro mundo particular como una protección vital
para aprender las difíciles y dolorosas lecciones de
este denso plano físico. De hecho, nosotros mismos
pedimos nuestra propia “paz mental” cuando estábamos en
niveles más altos, por medio de nuestra conciencia
colectiva humana, como nos explica Tendor, un Espíritu
Guía de las altas esferas de la Tierra:
Si los espíritus encarnados sobre la Tierra pudieran
llevar con ellos un mínimo recuerdo de los gozos y de
las bellezas de la Esfera Espiritual, sería imposible
para ellos seguir conservando un cuerpo físico. Para
beber profundamente de la copa de la experiencia es
necesario contactar la vida en su forma de manifestación
más baja. Para poder hacer esto debéis disminuir
vuestras vibraciones a un rango muy bajo y adecuaros a
las engorrosas leyes que gobiernan esta forma de
materia. Para alguien que recordara lo que la vida es
realmente, el dolor de regresar sería tan intolerable
que ningún espíritu podría conservar un cuerpo terrenal.
Es una disposición misericordiosa de Dios que tales
memorias estén veladas temporalmente.
[Full Cycle por Ripley Webb –
Marcus Books, Queensville, Ontario, Canadá]
El "Velo" y la sensación de separación, aun cuando es
esencial para la “experiencia sobre la Tierra” es, de
hecho, una ilusión nacida en la Tierra, no una realidad
espiritual. Estaremos por siempre enlazados
espiritualmente con el Creador, con nuestro pasado y con
nuestro futuro y con aquellos de "arriba" que están
siempre listos para ayudarnos y guiarnos. Es importante
recordar, especialmente durante nuestros períodos más
difíciles de encarnación sobre la Tierra, que nunca
hemos estado ni podremos estar separados de nuestro
Creador, o del resto de la Creación, por "arriba" o por
"debajo" de nosotros.
Sin embargo, este “olvido” de la realidad es una
parte necesaria en nuestra evolución y en nuestra
experiencia de aprendizaje. Nuestro mundo de
individualidad, separación y esfuerzos puede bien ser
una “ilusión” como nos dice el budismo y muchas otras
filosofías ocultas; pero es una ilusión que nos debe
parecer real si tenemos que aprender de ella.
Conforme vemos cómo se desarrolla una película en la
televisión podemos permanecer distantes de lo que ocurre
recordándonos a nosotros mismos que “es solo una
historia”, pero manteniendo esta distancia no recibimos
ningún beneficio de ella. Es posible aprender cuando
leemos historias o cuando observamos las vidas de otros,
pero solamente podemos hacerlo si estamos totalmente
involucrados emocionalmente en la historia, con sus
personajes y su problemática, con sus esperanzas y sus
errores. De la misma manera, en la “vida real” es el
acto colectivo de cambiar la ilusión por realidad la que
hace posible el aprendizaje a nivel físico y emocional.
Esta aparente “contradicción” entre ilusión y
realidad se compara paralelamente con otra contradicción
que a veces se discute aquí en la Tierra: la naturaleza
del Bien y del Mal.
Considerando que todo es aprendizaje, todo sería
evolución, el mal por tanto no existe, pues es
precisamente por la experiencia que nos bridan las
diferentes alternativas, que aprendemos a escoger la
Sabiduría Superior por propia voluntad, comprensión y
motivación. En este sentido no pueden existir el bien o
el mal, únicamente existe evolución y aprendizaje, y la
experiencia y la sabiduría que emanan de ello.
Pero para nosotros, aquí en la Tierra, el “Mal” es el
camino del yo, del ego, de la separación del resto de la
Creación - una separación que nos lleva a la explotación
y los conflictos en nuestras relaciones con los otros,
al abuso en el planeta y del reino animal, los cuales
consideramos que existen únicamente para nuestra propia
explotación y gratificación.
Por el contrario, el camino del “Bien” se encuentra
al situar el yo ni por encima ni por debajo de los demás
sino entre ellos, respetándolos como queremos que ellos
nos respeten. Y esto se aplica igualmente a toda forma
de vida. La vida de un gusano puede ser de poca
importancia para ti, al igual que tu vida puede ser
incomprensible para el gusano; pero la vida del gusano
es importante para el gusano lo mismo que la tuya es
para ti. Desde esta base de igualdad podemos desarrollar
entonces el concepto de respeto hacia los otros y del
servicio por los demás, graduándonos finalmente en la
total irradiación del amor incondicional, que es la
"marca" de los Seres Superiores.
El “Bien” y el “Mal” son muy reales para nosotros
aquí en la Tierra y debe permanecer así. Por tanto,
necesitamos realizar un difícil “acto de equilibrio”.
Por un lado, debemos esforzarnos por comprender y
permanecer constantemente alertas de los objetivos
finales hacia los cuales debemos dirigir nuestra
intención, es decir, las Leyes Universales de la
Conducta Correcta y la Sabiduría Superior. Mientras
hacemos esto, intentamos evitar y rechazamos lo opuesto
al egocentrismo y la agresión motivada por el ego.
Por otra parte, a medida que inevitablemente “caemos”
en pensamientos y acciones equivocadas podemos por lo
menos aprender de ellas si somos totalmente conscientes
de sus efectos sobre nosotros mismos y sobre otras
formas de vida que están a nuestro alrededor, y si
finalmente rechazamos estas acciones con total
entendimiento. De esta forma, nos enriquecemos por medio
de la experiencia del “mal” y sus efectos.
Durante todo el viaje evolutivo nos enfrentamos a las
elecciones. Ciertamente, sin el libre albedrío/libre
elección, los conceptos mismos de evolución no podrían
hacerse reales. No podemos convertirnos en individuos
que siguen el sendero de la Sabiduría Superior a través
de una elección personal consciente hasta no haber
experimentado las alternativas y sus efectos. El libre
albedrío permite al individuo escoger entre el camino de
la Sabiduría Superior y el camino del Yo, y habiendo
hecho esto experimentar en su totalidad las
consecuencias de cada decisión.
Muchos de los grandes Maestros, Profesores y
tradiciones ocultas confirman que en este Planeta Tierra
el libre albedrío es puesto a prueba bajo las
condiciones más difíciles:
Cuando miras a la Tierra y en particular a las
acciones de la Humanidad que vive en su superficie estás
siendo testigo únicamente del desorden. ¿Por qué es así?
Porque a la Humanidad se le ha dado el regalo divino del
libre albedrío y de esta manera puede crear la
naturaleza de su propio mundo. Obviamente, esto debe
integrarse dentro del ciclo evolutivo y del destino del
Dios o el Señor de este Sistema Solar; pero, dentro de
estas restricciones, la Humanidad puede escoger la
naturaleza de su propio camino evolutivo.
[RAMALA – canalizado por el Centro Ramala,
Glastonbury – The C.W. Daniel Co. Ltd., Saffron Walden,
Essex]
A través de la elección libre creamos el bien y el
mal y, habiendo hecho esto, también debemos experimentar
los resultados de nuestra creación. Este es un proceso
continuo y existe en todo el espectro de la vida.
Tomamos decisiones y creamos resultados en cada momento
y en cada vida, como individuos y como comunidades
colectivas, naciones, razas y grupos religiosos. No
podemos escapar ni de la elección ni de los resultados
de ésta. Podemos únicamente observar, experimentar,
asimilar y aprender de nuestras decisiones y de los
efectos que éstas tengan en nosotros o en otros seres
vivos y sobre nuestro hogar planetario, y luego,
habiendo aprendido y adquirido sabiduría, corregir
nuestra conducta en consecuencia.
Conforme experimentamos las pruebas y las
tribulaciones de la Tierra, con frecuencia nos
preguntamos porqué estamos sufriendo tales desgracias.
En realidad somos nosotros quienes hemos escogido
nuestra encarnación sobre la Tierra y sus circunstancias
específicas. Todas las difíciles confrontaciones en
nuestras vidas han sido pre-planeadas por nosotros con
la ayuda de nuestros Guías en los Planos Superiores, con
nuestra total aprobación, para poder confrontar, vencer
y aprender de ellas aquí en la Tierra. Todas las
experiencias inesperadas, difíciles y dolorosas con las
que nos topamos en nuestras vidas terrenales no
provienen de ninguna forma de “retribución celestial”
sino que son pre-acordadas por nuestros yoes
espirituales como lecciones vitales, con la finalidad de
superarlas y aprender de ellas mientras existe la
oportunidad en el plano físico. Aquí en la Tierra es
mucho más fácil hacer rápidos progresos en el
aprendizaje evolutivo que sobre las "sencillas" Esferas
Superiores. Rechazar, oponernos o fallar en abrazar
totalmente estas lecciones que hemos venido a aprender
únicamente retardará el proceso y causará un dolor
innecesario. Al reconocer y contemplar nuestros errores
y asimilar las lecciones que deben aprenderse de ellos
podemos entonces fluir con el proceso de aprendizaje y
sacar el mayor beneficio de lo que es visto
universalmente en otros niveles como un singular
ambiente de aprendizaje.
La Tierra es un planeta de aprendizaje, no un planeta
de perfección. Pero sus imperfecciones son creación
nuestra y por lo tanto, está en nuestro poder
corregirlas individual y colectivamente.