El planeta
Tierra es conocido en su totalidad desde hace
milenios, y que de ello existen referencias
indudables en casi todas las culturas. Platón
escribió: "... el Atlántico es navegable desde
una isla situada al oeste de los estrechos que
vosotros llamáis las columnas de Hércules; desde
ella podían alcanzarse otras islas y desde éstas
era factible pasar al continente que había
frente a ellas y que circunda al verdadero
océano". Eso quiere decir que más allá del
estrecho de Gibraltar, haciendo escala en las
Islas Canarias, se llegaba a las Antillas y
desde allí a América, el continente que circunda
o limita el océano Atlántico.
En la Vishnu Purana, que es un libro sagrado
milenario de la India, se describe perfectamente
un gran continente dividido en dos, con forma de
arco, por debajo del "mar de leche".
Se trata del continente americano, dividido
en dos por el istmo de Panamá y situado bajo los
hielos blancos del Ártico, que era el “mar de
leche”.
En un antiquísimo libro del Tibet se
describe un mapa, en el que quedan situadas con
precisión Jerusalén, Babilonia, el mar Caspio, y
otros lugares. Herodoto, ya en el siglo V antes
de Cristo, escribió que Aristágoras de Mileto
poseía una tablilla, en la que estaban grabados
los mares y las tierras. En la Universidad de
Yale se guarda un mapa, fechado en el año 1440,
que demuestra sin lugar a duda alguna que los
vikingos llegaron a Groenlandia y a Canadá,
siglos antes de que lo hiciera Cristóbal Colón.
También se conoce el hecho de que ya en el
siglo XIII, el sabio Nasireddin Tusi, gran
estudioso de la astronomía y cartógrafo, entre
otros saberes, describió bastante acertadamente
las costas de América del Sur, doscientos
cincuenta años antes de que "oficialmente"
fueran descubiertas.
Admitamos la posibilidad de que quizá, hace
10.000 o más años existió una civilización, o
varias, con grandes conocimientos técnicos, de
las que solamente han llegado hasta nosotros
leves rumores y algún que otro hallazgo
insólito.
En los primeros años del siglo XVIII se
encontraron, entre otros valiosos documentos
históricos, en el palacio Topkapi de Estambul,
unos extraños mapas distorsionados, pero que
citaban y a veces describían lugares concretos.
Entonces no pudieron ser bien interpretados,
quedando como una reliquia del pasado, sin otro
valor que el de ser una antigüedad. En los
documentos figuraba que aquellos mapas habían
pertenecido a Piri Reis, un navegante turco del
siglo XVI.
De la colección se conserva casi su totalidad
en su país de origen, menos dos mapas que pueden
estudiarse en la Biblioteca Nacional de Berlín,
y en los que aparecen la cuenca del Mediterráneo
y el mar Muerto. El mismo Piri Reis anotó en los
márgenes que para la confección de sus cartas de
navegación, que es lo que son los mapas, había
utilizado una compilación de ellos que ya
existía con anterioridad y que se conocía con el
nombre de Bahriye, que significa colección.
El Bahriye estaba compuesto por 210 mapas
parciales, con el título genérico del Libro
de los Mares. Los mapas encontrados en el
palacio Topkapi de Estambul llevan como fechas
los años 1513 y 1528. El primero de ellos, el
del año 1513, comprende Bretaña, España, África
occidental, Atlántico, parte del norte de
América, Suramérica y la costa Antártica, hasta
una zona por debajo de África.
El fechado en el año 1528 abarca Groenlandia,
Labrador, Terranova, parte de Canadá y la costa
oriental de Norteamérica, hasta Florida. Ambos
mapas estaban confeccionados en cuero de gacela
y median 85 por 60 cm.. Piri Reis había añadido
a su afirmación de haber utilizado el Bahriye
que preparó sus mapas utilizando también 20
viejos planos y 8 mapamundis, confeccionados en
la época de Alejandro, y que en ellos aparecía
la totalidad del mundo habitado. Unos mapas,
fechados en el siglo XVI, y que nos trasladan de
golpe a muchos siglos atrás.
Esto nos hace pensar que en los tiempos de
Alejandro Magno, en el siglo IV antes de Cristo,
eran conocidos los mares y los continentes que
aparecerían después en el Behriye y en los
propios mapas de Reis.
La conclusión razonada de la totalidad de sus
estudios, para los que se han servido de todos
los medios de la técnica actual, es que los
mapas de Piri Reis han sido trazados basándose
en fotografías aéreas, tomadas a una
extraordinaria altura, y desde una especie de
satélite, imposible de imaginárselos en los
primeros años del siglo XX.
Las distorsiones que aparecen en los planos,
lo son sólo en una interpretación lineal sobre
una superficie plana, pero ajustando los mapas
al globo terrestre, desaparecen las
incorrecciones y todo, mares, tierras, islas,
queda en su lugar. Como si el mapamundi hubiera
sido realizado en nuestros días, basándose en
una sola fotografía a gran altura.
En el siglo XVI, y mucho menos antes, no
existía la aerofotografía. Los descubrimientos
realizados por Colón, Vespucio y Magallanes
hasta el año 1513, fecha del mapa en que figura
el continente americano, fueron sólo parciales,
y podrían haber reflejado exclusivamente algunos
puntos dispersos de la costa. En los mapas de
Reis está inscrita la totalidad de la costa y
los deltas de los grandes ríos, en los que
tampoco entraron los descubridores. Cortés llegó
a la costa de Méjico en 1520 y Pizarro al Perú
en 1531, después de la fecha que ostentan los
mapas.
Según las anotaciones que hay en los mapas,
supuestamente de puño y letra del mismo Reis,
obtuvo los mapas en el año 1507, tras una
refriega frente a los costas de Valencia, en la
que capturó siete buques españoles. Uno de los
marineros apresado llevaba en su poder los mapas
que había utilizado Colón y de los que se sirvió
para sus viajes y descubrimientos. El marinero
afirmó haber acompañado al Almirante Colón en
tres de sus cuatro viajes y que los mapas eran
de la época de Alejandro Magno. Estos mapas
serían sumados a las otras colecciones cuando el
sultán Selim I encargó a Piri Reis la confección
del mapamundi.
El profesor Sarton, de Harvard, realizó un
estudio de las escalas y extrajo las siguientes
conclusiones: las distancias entre los
diferentes puntos eran exactas, tomando como
baremo la medida griega: el estadio.
La escala utilizada por Piri Reis fue
derivada de la medición de la circunferencia de
la Tierra, que llevó a cabo Eratóstenes, entre
los siglos III y II a.C., y que fue calculada
precisamente en estadios. Un estadio equivalía a
559 pies, lo que son unos 186 metros.
Tanto Reís como Eratóstenes sobrestimaron el
perímetro del globo en un 4,5 %. Restando esa
diferencia a las escalas de los mapas de Reis,
la exactitud con la realidad es asombrosa.
Basándose en esto, Hapgood ha llegado a afirmar
que los mapas de Reis son incluso anteriores a
Eratóstenes, esto es, anteriores al siglo III
antes de Cristo. Posiblemente de la época de
Alejandro Magno.
¿Si fueron confeccionados en la época de
Alejandro Magno, hay que entender que los
griegos habían explorado ya los lugares
geográficos que aparecen reflejados en ellos?
Hay un detalle extraordinario como que la
Antártida no esté cubierta con hielos, que se
ajuste tanto a su contorno y relieve reales,
reflejando las altitudes y otros accidentes, lo
s cuales se han descubierto recientemente. Esto
nos lleva a pensar que los mapas debieron ser
confeccionados en una época remotísima, antes de
la última glaciación, hace muchos miles de años.
Recordemos que la Antártida fue descubierta en
el siglo XIX.
Pero el detalle más sorprendente es que se
puede ver con toda claridad y precisión que,
entre América del Sur y África hay una isla, de
gran tamaño, denominada Antilia, donde hoy no
hay nada más que agua. ¿Se trata del mítico
continente Atlántida?
En el mapa Zeno, fechado en el año 1380, se
puede observar como Groenlandia está dibujada
sin la capa de hielo que la cubre, surcada por
ríos y motejada de montañas, accidentes
geográficos que fueron localizados en el año
1947, mediante los sondeos que llevó a cabo una
expedición francesa al polo Norte, capitaneada
por Paúl - Emile Víctor. Las montañas y los
ríos, y el contorno, están sumergidos bajo una
espesísima capa de hielos milenarios y no son
visibles, sólo detectables por sondeos. ¿Cómo
pudo ser trazado el mapa?
En el mapa de Caneiro, del siglo XV, queda
descrita la costa oriental de África, que es el
trozo que falta a los del pirata Reis. ¿Ambos
cartógrafos se inspiraron en una misma fuente
anterior?
En el mapa de Yehudi Ibn Ben Zara, en el año
1487, también está trazada Groenlandia sin
hielos y todas sus islas, así como Suecia según
debió ser, en opinión de los geógrafos, hace
8.000 ó 10.000 años. Un aspecto muy inquietante
del trabajo de Ben Zara es el mayor tamaño de
todas las islas del Mediterráneo, circunstancia
que nos induce a pensar que el nivel de las
aguas de ese mar ha ascendido considerablemente.
En un mapa del año 1508, firmado por Andreu
Benincasa, puede observarse perfectamente toda
la costa norte de Europa. En otro, de Jorge
Reinel, del año 1510, se describen el océano
Índico y parte de Australia. En el Oronteus
Finaeus, del año 1531, quedan trazados todos los
ríos y montañas de la Antártida, lo cual hace
pensar en que se trata de una copia realizada
sobre mapas originales exactos. Hadji Ahmed, en
el año 1559, nos legó los planos cartográficos
de América entera, con dos siglos de
anticipación a la posibilidad de ellos. En el
mapa de Ahmed aparece el estrecho de Bering
cerrado, como lo estuvo en épocas muy remotas.
Todos estos mapas nos indican que la Tierra
era conocida, geográficamente, hace cientos y
seguramente miles de años, con mayor exactitud
de lo que lo es hoy. Este hecho es producto de
unos conocimientos y de una tecnología que han
desaparecido. Pensemos que hubo una
civilización, o varias, hace milenios, no
sabemos cuántos, que llegó en su ciencia y en su
técnica tal vez más lejos de lo que esta
Humanidad ha alcanzado hasta ahora. Los mapas
serían sólo un sencillo recuerdo de otros
hombres sabios que, no se sabe por qué,
desaparecieron por completo.