Se trata de uno de
los fenómenos paranormales menos conocidos y sin embargo más
fascinantes: la utilización de la Percepción Extra-Sensorial en la
investigación arqueológica. En España, durante los últimos 10 años,
sensitivos y paragnostas anónimos se han puesto al servicio de la
arqueología, obteniendo descubrimientos insólitos que, hasta hoy, jamás
habían trascendido a la opinión pública. MM publica ahora, en rigurosa
exclusiva, la historia de los "Indiana Jones" de la parapsicología
española…
Uno de los arqueólogos especializados en la utilización de la "arqueología psíquica" es el norteamericano Jeffrey Goodman.
Su primer contacto con la "arqueología psíquica" se produjo siendo todavía uno de tantos estudiantes de arqueología, durante sus cursos de doctorado. "Un ingeniero aeronaútico de Oregón llamado Aron Abrahamson, que aseguraba poseer poderes psíquicos, me envió en unas cintas magnetofónicas, en las que me detallaba el emplazamiento de un importante yacimiento arqueológico en Flasgstatt (Arizona). Para consternación del mundo académico aquellas precogniciones del sensitivo, además de mis propios sueños, bastaron para descubrir un importante emplazamiento". Durante las semanas precedentes a recibir aquellas cintas magnetofónicas el mismo Goodman tuvo una serie de sueños recurrentes que, más tarde, jugarían un importante papel en el descubrimiento de un importantísimo yacimiento arqueológico que Aron Abrahamson sugería en sus visiones.
El psíquico Abrahamson, según relata Jeefrey Goodman, no sólo acertó de pleno en el emplazamiento geográfico del yacimiento, sino que "también precisó en un grado increíble los detalles geológicos, cronológicos y arqueológicos. Tal y como predijo se recuperaron herramientas de piedra. Los cambios geológicos aparecieron en las profundidades exactas indicadas, y la datación por carbono radiactivo coincide con las fechas tempranas que el señaló. De las cincuenta y ocho predicciones específicas analizadas hasta ahora, cincuenta y una han demostrado ser correctas".
A partir de tan notable éxito, Jeefry Goodman decidió dejar a un lado los prejuicios y las chanzas despectivas, para analizar más desapasionadamente los posibilidades que podía ofrecer la parapsicología a la investigación arqueológica. Sus trabajos fascinaron y escandalizaron a la comunidad científica norteamericana, sin embargo, en una época en que los libros de Carlos Castaneda acercaban los fenómenos psíquicos a la universidad, Departamentos de Arqueología tan prestigiosos como el de la Universidad de Toronto solicitaron a Goodman conferencias y seminarios sobre sus técnicas de "Arqueología Psíquica". En 1977 la Berkley Publishing Corporation publicaba los resultados de sus trabajos arqueológicos en el libro titulado, precisamente, Psychic Archaeology (en España publicado en 1981 Martínez Roca).
Antecedentes
históricos
Bond nació el 30 de junio de 1854 en Kent (Inglaterra). Su padre, el reverendo Hooky Bond, era el director de la Marlborough Royal Free Grammar School, y más tarde del Bath College, y fue él quien inculcó al joven Frederick su interés por los libros. Aunque lo que el reverendo Bond no aprobaría es que su hijo incluyese entre sus abundantes lecturas, también los libros espiritistas tan en boga en la época.
Sin embargo, a partir de los 14 años, Bond orientó su formación académica hacia la arquitectura, llegando a ingresar en el Royal Institute of British Architects, y especializándose posteriormente en arquitectura gótica y en la reconstrucción de iglesias antiguas. Ante un expediente tan impecable como el suyo, no es de extrañar que Friederick Bligh Bond fuese el elegido para dirigir las excavaciones de la abadía de Glastonbury, sin embargo, antes de que se produjese el nombramiento, el joven arquitecto ya había escuchado hablar de la abadía durante un curioso experimento psíquico al que se había prestado, como un juego inocente, el 17 de noviembre de 1907.
Recordemos que nos encontramos en la época dorada del espiritismo, y entre los caballeros victorianos de la época no se contenía la curiosidad por esos "pintorescos" fenómenos de los que hablaba todo el mundo. Así, de la mano de su amigo el capitán John Bartlett, Friederick -que estaba familiarizado con las lecturas espiritistas desde su adolescencia- se prestó a una serie de experimentos de psicografía (escritura automática). Durante las sesiones, Bond comenzó a recibir una serie de informaciones muy detalladas sobre la abadía -cuyas excavaciones dirigiría años después por un capricho del destino- a través de supuestos monjes de la misma que habían fallecido años atrás (?). Ya como director del proyecto en Glastonbury, Bond volvió a acudir a su amigo Bartlett y a la "escritura automática", obteniendo incluso planos psicográficos que utilizó en sus trabajos. "Hasta las medidas obtenidas coincidan exactamente" -declararía-. Pero cuando Bond se atrevió a divulgar que sus descubrimientos en Glastonbury habían sido guiados psicograficamente por consejos psíquicos estalló el escándalo. Y el escándalo se agravó aún más cuando el arquitecto publicó toda la historia de sus experimentos psíquicos en su libro The Gate of Remembrance. Inmediatamente Joseph Armatage Robinson, deán de Welles destituyó a Bond y suspendió las excavaciones.
Otro precursor de esta insólita técnica fue el ruso Stefan Ossowiecki, un famoso y controvertido sensitivo nacido en Moscú en 1877. Hijo de un químico, Stefan estudió química en el Instituto Tecnológico de San Petersburgo. Con veinte años Ossowiecki conoció a un anciano esoterista llamado Vorobej, que le inició en las experiencias psíquicas. En 1917, a los cuarenta años, fue apresado por los bolcheviques, y tras seis meses de cárcel se trasladó a Varsovia, donde comenzó a trabajar como vidente y a hacerse ganador de una fama internacional, que le hizo objeto de estudios por parte de los principales padres de la parapsicología como el premio Nobel Charles Richet, Gustave Geley, el barón Schrenck-Notzing, etc.
Uno de los estudios más fascinantes sobre Ossowiecki se centró en el campo arqueológico. Treinta y tres experimentos psicográficos, dirigidos por el Profesor Poniatowski fueron recogidos en un manuscrito titulado: Tanteos parapsicológicos de culturas prehistóricas; Experimentos con Stefan Ossowiecki de 1937 a 1941. En esos informes se detallan las impresiones psicométricas que Ossowiecki tenía al acariciar puntas de silex, vasijas, o hachas prehistóricas, todo ello en el contexto del Paleolítico.
Según los investigadores Ossowiecki tenía aciertos inexplicables al ser interrogado sobre emplazamientos arqueológicos conocidos, teniendo como única documentación sobre los mismos, una muestra arqueológica que se le entregaba para que la "sintiera". En especial, sus apreciaciones sobre cultura magdaleniense, resulta extremadamente sorprendentes.
Ossowiecki fue uno de los primeros en utilizar la psicometría como herramienta de investigación arqueológica, pero con el paso de los años otros muchos sensitivos utilizarían ese sistema.
Técnicas de
arqueología psíquica
En 1993 Carlos Delgado se prestó a un insólito experimento en el transcurso de un capítulo de la serie Mundo Misterioso, grabado en los platos de la Televisión de Galicia, y dedicado precisamente a la "Arqueología Psíquica". Ante la atenta mirada de Felipen Senén, arqueólogo y director del Museo Arqueológico de La Coruña; Pablo Novoa, investigador en arqueología y especialista en arte rupestre; y Andreas Faber Kaiser, conocido investigador que participaba en esta su última intervención televisiba antes de fallecer, Carlos Delgado debía demostrar sus facultades. Los tres investigadores citados entregaron a Carlos sendas piedras que cada uno de ellos había traído de alguna parte del mundo durante sus estudios sobre el pasado y Carlos debería obtener información de alguna de ellas. Y lo hizo. Según asegura, "al tomar una piedra en las manos, dejo la mente en blanco y comienzo a recibir imágenes del lugar donde ha vivido esa piedra, y me limito a repetir lo que veo…".
Por insólito que parezca el sistema son muchos, muchísimos los sensitivos que utilizan esta técnica. Como muestra paradigmática podemos citar el caso del conocido paragnosta Uri Geller. Geller llegó a participar en una insólita prospección arqueológica en el Triangulo de las Bermudas, con objeto de "sentir" bajo el agua restos psíquicos de la legendaria Atlántida (?).
Sin embargo la psicometría no es la única capacidad parapsicológica utilizada con fines arqueológicos. Sin duda otra de las más habituales técnicas de "arqueología psíquica" es la radiestesia, y en España encontramos uno de los mejores ejemplos.
Vera Kalas Vondra nació en Checoslovaquia hacia 1917, aunque estableció su residencia en España hace ya muchos años, a finales de los sesenta. Y hasta su casa, en la plaza Xuquer de Valencia, nos desplazamos para conocer en persona a una de las pocas "arqueólogas psíquicas" que operan en España.
Nos franquea el paso su hijo Ladislao Oprovil. En un rincón, sentado en silencio, nos observa otro hombre que no nos responde al saludo, ni pronuncia palabra alguna durante toda la entrevista…
"Poco antes de 1980 -explica Vera Kalas a MM- comencé a vivir unos extraños fenómenos… una noche percibí unas sombras alargadas, no trasparentes, que pasaban a través del muro y me hablaban y, con varias voces, me comunicaban secretos históricos…".
Según afirma la sensitiva checa, "el diluvio universal se debió a un planeta desconocido que chocó con un meteorito, cuyos pedazos pasaron tan cerca de la tierra que el eje de ésta cambió en cuarenta y cinco grados". Esta y otras informaciones le son reveladas a través de esas extrañas voces.
Vera Kalas dedica parte de su tiempo, además, a la confección de complejos dibujos de trazados geométricos. Una especie de "mándalas" psicográficos que sus manos realizan sobre el papel "guiadas por una fuerza desconocida". Según afirma la radiestesista checoslovaca "estos dibujos revelan grandes secretos de la física nuclear, y grandes claves históricas, como unos mapas del Triángulo de las Bermudas".
Sin embargo en los últimos años Vera a centrado sus trabájos psíquicos en el campo de la arqueología, aunque ha debido soportar el desprecio y las burlas de la comunidad científica: "Cuando empezaron las excavaciones en San Vicente de la Roqueta, yo fui para ayudarles. No quería dinero y me costó mucho trabajo que me dejasen entrar. Yo les indiqué el lugar de la basílica y la situación de una casa particular. Esas construcciones se encontraron, pero se han guardado muy bien de decir que fui yo quien se lo dijo". Y prosigue: "A las excavaciones de la plaza de Almoina me acerqué de forma ingenua, con ganas de ayudar, pero las chicas de 18 años que hacían prácticas allí se reían de mi y me trataban como si fuese una bruja".
El sistema utilizado por la sensitiva es muy sencillo. Vera se sienta ante un mapa de la zona a explorar y coloca sobre él un péndulo radiestésico, "cada vuelta del péndulo simboliza tres metros de profundidad". De esta manera afirma haber localizado numerosos emplazamientos arqueológicos: "Muy cerca de la costa valenciana permanece hundido un barco del siglo III"; "Tengo localizados otros cinco barcos hundidos en la costa de Vigo, con tesoros traídos de América, y ya hay arqueólogos trabajando el ello".
Además de restos arqueológicos pétreos, Vera asegura tener localizados tesoros, no solo culturales: "Cuando los Reyes Católicos expulsaron a los moros y judíos de España, estos se marcharon tras enterrar sus pertenencias y riquezas, en cuevas. Grandes tesoros en cofres llenos de oro que sus propietarios nunca regresaron para recuperar". En este sentido Vera Kalas ha tenido la audacia de localizar el supuesto emplazamientos de alguno de esos hipotéticos tesoros: "En la localidad del Chelva hay una cueva e la que a 16 metros de profundidad existe un gran arcón con 2.500 monedas".
A pesar del desinterés de los arqueólogos valencianos, Vera afirma tener localizados importantes descubrimientos: "Valencia está sembrada de restos arqueológicos. Bajo la Alameda se esconden enterradas una termas romanas, y bajo el Palacio Real y el Museo de Bellas Artes Pio XII, permanecen sendos circos romanos".
Mas aún, la radiestesista checa asegura: "Puedo afirmar que tengo localizado Tartessos y el antiguo puerto romano de Sucronium".
Sin embargo, y a pesar de lo audaces de sus afirmaciones, algunas autoridades han tenido la osadía de atender a las presuntas facultades de la "arqueólogo psíquica". Vera llegó a entablar conversaciones con el alcalde del municipio de Siete Aguas, D. Guillermo Zahonero, para buscar minerales preciosos en la mina del barranco de Malén.
Lo más increíble del caso es que Vera Kalas afirma colaborar con el Instituto de Parapsicología de Praga y el Instituto Arqueológico Alemán utilizando sus presuntas capacidades extrasensoriales en la búsqueda de restos arqueológicos. Y nuestro escepticismo al respecto se mantuvo impecable hasta que nos mostró una serie de documentos y cartas de ambos organismos académicos, en los que se ratificaba esta relación. En alguno de esos documentos científicos, como el del Dr. Armín U.Stylow no sólo no ponen a prueba la supuestas capacidades de la "arqueóloga psíquica" -lo que ya bastaría para merecer las burlas de muchos académicos intransigentemente conservadores- sino que incluso aseguran que las predicciones de la misma son acertadas: "…su localización de los Faros I y III queda tan cerca de la realidad que estoy asombrado…".
Por cierto, cuando nos despedíamos de Vera el sombrío personaje que había permanecido callado en el rincón se identifico, era oficial del Cuerpo Superior de Policía, y nos aseguró que, antes de que se encontrasen los cadáveres de tres niñas desaparecidas en un pueblo valenciano, tristemente famoso en todo el mundo, Vera le había descrito el lugar en cuestión donde encontrarían los cadáveres, "pero en aquel momento yo no la creí…".
Una técnica
maldita
En realidad conocemos a José desde hace más de 6 años, cuando inició su trabajo con dos conocidos investigadores arqueológicos vigueses, pero hasta hoy, tanto el sensitivo como los científicos con los que trabaja, nos habían pedido absoluto anonimato.
José entró en contacto con esos dos expertos en arte rupestre (que han realizado trabajo de campo en Venezuela, Perú, Italia, etc.), de forma absolutamente casual. Pero en poco tiempo ofreció a sus mentores indicios de poseer una capacidad insólita. José era capaz de descubrir piezas arqueológicas inéditas, o reencontrar otras catalogadas hace años, pero actualmente ilocalizables.
Pablo Novoa, autor de varios libros sobre arqueología y colaborador de las más prestigiosas revistas sobre esta ciencia, nos indicó hace ya 6 años que el joven José poseía una capacidad absolutamente asombrosa e inexplicable. Sin embargo nosotros también mostramos entonces un profundo escepticismo. Escepticismo que no comenzamos a replantearnos hasta que, hace algún tiempo, los mentores de José presentaron en un importante congreso internacional de arqueología el fruto de cinco años de trabajo: más de 100 petroglifos inéditos o ilocalizados durante años, que habían descubierto en los montes del sur de Galicia. Lo que naturalmente no dijeron en aquel evento arqueológico internacional, es que aquellas piezas habían sido "abatidas" gracias a las capacidades paranormales de un joven profano…
"La ciencia es un poco intransigente -explicaba uno de estos científicos- y nuestros descubrimientos, es decir, los de José, fueron acogidos con entusiasmo por todos los arqueólogos porque realmente hay grabados interesantísimos entre estos hallazgos, pero sabemos que, si la palabra "psíquico" o "paranormal" aparece en nuestros informes, inmediatamente esos mismos descubrimientos serán considerados como pamplinas o tonterías. Se que es poco científico, pero es así".
Desde estas líneas nos atrevemos a profetizar que, en cuando este artículo vea la luz, sin duda representantes de la arqueología "oficial" ejecutarán académicamente estos descubrimientos arqueológicos que, antes de conocer su origen paranormal, consideraban de extraordinario interés científico. Esa el la habitual actuación del tradicionalismo académico, temeroso de abrirse a nuevas posibilidades.
Ese es el precio que deben pagar algunos verdaderos amantes del conocimiento, como José, que por carecer de una titulación académica o un reconocimiento de la comunidad arqueológica, se ha visto obligado a mantener en secreto durante años su capacidad, haciendo que otros disfrutasen las mieles del éxito de sus descubrimientos. De otra forma -y él lo sabe- sus hallazgos jamás habrían trascendido a la comunidad arqueológica internacional, siendo condenados a circuitos esotéricos marginales.
En cuanto a como lo hace, José no sabe muy bien que responder. "A veces tengo sueños, -declara a MM- o intuiciones, pero lo habitual es que haga el rastreo sobre el terreno. Yo llego a una zona, y comienzo a caminar, y no sé, de pronto giro a la derecha, subo una loma, bajo, giro a la izquierda, otra vez a la derecha, ahora nos ponemos a limpiar de arbustos y ¡voilá! Ahí aparece un conjunto de cazoletas o un gran petroglifo espiral…"
El caso de José es absolutamente desconcertante. Y de no venir avalado por dos grandes expertos en arqueología probablemente no habría merecido nuestro interés. Sin embargo seamos cautos, no podemos pretender que cualquier vidente que acuda a un museo afirmando haber localizado telepaticamente los restos de El Dorado, o la mítica Atlántida sea un auténtico "arqueólogo psíquico".
De hecho es una práctica habitual, en los viajes esotéricos que organizan algunos pícaros, a cambio de pingues beneficios económicos, es la "sintonización" con las piedras. Nosotros mismos hemos podido presenciar como pseudo-expertos en el pasado ofrecían a los incautos que pagaban astronómicas sumas por asistir a esos viajes "iniciáticos" , la posibilidad de "conectar" con el faraón Keops, o "visualizar" los ritos secretos de los sacerdotes faraónicos, simplemente al pegar la cabeza a un pilar de Abu-Simbel o a una pared de la Gran Pirámide, y tampoco es eso.
Si pretendemos que la parapsicología pueda aportar indicios de investigación razonables a la arqueología, debemos depurar esta disciplina de la gran cantidad de pícaros y estafadores que, amparados en la "astro-arqueología" sólo pretenden obtener de nuestro pasado lo que intentan obtener del presente: dinero o fama. A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.
No debemos confundir esos puros y duros negocios, con los experimentos que algunos arqueólogos han realizado en importantes centros históricos, como la Gran Pirámide, lejos de intereses económicos y con un sólo objetivo; averiguar la verdad sobre nuestro pasado. Aunque para encontrar esa verdad deban saltarse a la torera todo el intolerante tradicionalismo académico, a aventurarse en un terreno tan resbaladizo como fascinante: la "arqueología psíquica".
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