En mis investigaciones siempre me he encontrado sucesos extraños acerca del pasado de la humanidad. Y lo más raro, es que estos sucesos nunca o casi nunca dan el salto al gran público, y mucho menos a la comunidad científica, que constantemente los aparta de lado como si fueran unas medusas peligrosas que se encuentran en sus plácidos baños en el mar. Por eso, he decidido que voy a empezar a exponer muchos casos que son conocidos en pequeños círculos cerrados de investigadores y que muchas veces no son conocidos ni en esas páginas de habla española que tratan temas de misterio, porque casi siempre se centran en temas muy trillados como los templarios, espiritismo, fantasmas, brujería, etc. Temas que francamente me aburren sobremanera y que no llevan a ningún lado.
Una de estas historias intrigantes sucedió en 1911 cuando se encontraron diversos restos humanos momificados de cabello pelirrojo en la cueva Lovelock, situada a unas 70 millas al noreste de la ciudad de Reno, en el estado de Nevada (USA).
Para ubicarnos mejor en el tiempo y en el espacio, Nevada es un estado con una inmensa diversidad de paisajes, predominando el bello panorama desértico en la mayoría de la extensión territorial del estado. Nevada tiene una importante ubicación en el suroeste de los Estados Unidos, pues colinda con cuatro importantes estados que son Arizona, California, Utah, Oregon y el estado de Idaho. La capital es Carson City, la ciudad más grande es Las Vegas y el apodo del estado es “The Silver State” (El Estado Plateado).
El estado de Nevada es reconocido mundialmente, entre otras cosas, por hospedar cientos de casinos y hoteles en varias de sus más importantes ciudades, como lo son Las Vegas, Reno y Laughlin. En el estado de Nevada los juegos de apuestas y azar son permitidos, por lo que millones de visitantes al año tienen el gusto de pasar unas entretenidas vacaciones en sus maravillosos casinos y hoteles de las distintas ciudades de Nevada.
Nevada no solamente es glamour, juegos, casinos y apuestas, sino también es belleza natural, cañones, golf, diversión del viejo oeste, actividades al aire libre, ríos y presas que alimentan de agua a una basta región del suroeste americano.
Históricamente, derivado de las expediciones del Padre
Kino a fines del siglo XVII por el norte del actual
México y sur de los EUA, Nevada fue explorada y
conquistada por la Corona Española en las primeras dos
décadas del siglo XVIII (aunque no del todo colonizada).
Formó parte del Virreynato de la Nueva España hasta
1821, en que forma también parte del Primer Imperio
Mexicano de Agustín de Iturbide y en 1823 de México. A
raíz de la guerra México-Americana de 1847-48, y por el
Tratado de Guadalupe Hidalgo de 1848, Nevada pasa a
formar parte de los Estados Unidos de América. En 1850,
el Congreso de los Estados Unidos estableció el
territorio de Utah, que incluía los actuales estados de
Utah, Idaho y Nevada. En 1859 se descubrió en la zona
importantes yacimientos de oro y plata lo que trajo a la
región a numerosos mineros, comerciantes y otros
personajes que buscaban
hacerse ricos.
El 2 de marzo de 1861, Nevada se separó del territorio de Utah y adoptó su nombre actual, abreviación del nombre español de Sierra Nevada. El 31 de octubre de 1864, Nevada se convirtió en el estado número 36 de la unión.
Los límites actuales del estado se establecieron el 5 de marzo de 1866 al absorber parte del condado de Pah-Ute en territorio de Arizona, al oeste del río Colorado. El traspaso se agilizó después de que se descubriera oro en la zona y de que se considerara que Nevada estaba más preparada para controlar el territorio gracias al aumento de la población.
El juego era común en las ciudades mineras de la primitiva Nevada pero fue declarado ilegal en 1909 al iniciarse una cruzada anti juego a nivel nacional. El estado legalizó el juego de nuevo en 1931 debido a la crisis agrícola y minera que sufría la región. En ese momento se creía que la legalización duraría unos pocos años, los justos para superar la crisis. Sin embargo, jamás se ha vuelto a considerar convertir de nuevo el juego en ilegal.
También cabe destacar que Nevada ha sido una importante zona de pruebas nucleares durante todo siglo pasado, existiendo así zonas militares restringidas para experimentaciones y la conocida base aérea del ejército llamada “Area 51″.
Habiendo hecho un repaso rápido de su historia y geografía, nada nos hace pensar que alguna vez pudieran existir en este estado norteamericano humanos de pelo pelirrojo. Algunos podrían pensar en vikingos, pero de lo que se tiene noticia, únicamente llegaron a la costa este de Estados Unidos en sus incursiones por el Océano Atlántico. Y como veremos más adelante, en unas épocas mucho más cercanas en el tiempo de lo que se datan estos restos humanos.
Si alguien quiere visitar esta zona, el lugar del hallazgo está localizado a 20 millas (30 Km.) al sur de la ciudad de Lovelock, Nevada, cerca de la cumbre de una alta colina, donde existe una cueva conocida actualmente como Lovelock Cave. Pero a principios del siglo XIX esta cueva se conocía como Horseshoe Cave (Cueva Herradura) posiblemente por la forma que tiene en su interior ya que, con unas dimensiones de 40 pies (12 metros) de profundidad y 160 pies (49 metros) de ancho, sus laterales conforman una curva que recuerda a la herradura de los caballos. Lo podréis localizar facilmente en la página 35, coordenada F-10, de la publicación Nevada Atlas & Gazetteer, un mapa editado por DeLorme Corporation. Y si quereis situarlo en Google Earth, las coordenadas son éstas: 39º 50′ N y 118º 32′ W.
Como primera peculiaridad de estos restos humanos, se descubrió que poseían una altura de entre 6,5 a 8 pies de alto (entre 2 a 2,5 metros) que es una altura muy infrecuente según la historia oficial para restos humanos en la antigüedad y hasta lo son para los seres humanos de los tiempos que corren actualmente.
Los científicos, como siempre pasa en estos casos extraños, se mostraron reticentes a estudiar estos restos, muchos de los cuales terminaron siendo tirados por los mineros locales. Dos arqueólogos fueron enviados a investigar estos restos en 1911, uno de la Universidad de California y otro de New York. Más que desenterrar los restos, parecían más interesados en enterrarlos, no sólo en el sentido físico del término, ya que tardaron 17 años en hacer públicos los hallazgos. Evitaron examinar los huesos y en uno de lo momentos incluso insistieron en volver a enterrar uno de los esqueletos que habían desenterrado. En cambio, enfocaron sus investigaciones en los restos de cerámica, fragmentos de tejidos y cosas así.
En teoría parecería que nos encontramos en un callejón sin salida para poder conocer su procedencia misteriosa, pero como siempre sucede en estos casos, los nativos de la zona nos ofrecerán un poco de luz sobre estos asuntos. Y estos nativos locales son los indios Paiutes o Piutes (he encontrado estas dos denominaciones).
Cuando fueron consultados, los indios Paiutes narran que existen leyendas transmitidas desde tiempos inmemoriales sobre batallas que ellos tuvieron con unos gigantes blancos de pelo rojo que vivían en esa zona cuando la tribu de los Piutes llegaron por primera vez al territorio de Nevada. Los Paiutes llamaban a este pueblo de gigantes blancos “Si-Te-Cah”. Según ellos, estos hombres pelirrojos eran un pueblo guerrero y varias tribus indias se unieron para luchar juntos en una larga guerra contra ellos (se cuenta que pudo durar unos mil años). En esas leyendas se describe como en esas batallas los Paiutes y sus aliados emboscaron y lucharon contra los gigantes blancos hasta que casi mataron a todos, menos unos pocos a los que forzaron a refugiarse en una cueva (que no es otra que la cueva Lovelock). Según continua la leyenda de los Paiute, después de que hubieran rodeado a los supervivientes de los gigantes dentro de la cueva, ellos apilaron matorrales a la entrada de ella y la prendieron fuego. Los Paiute cuentan como mataron a todos los que intentaron salir de la cueva. Mantuvieron el fuego vivo hasta que todos los gigantes murieron asfixiados.
Los Paiutes cuentan que los Si-Te-Cah vivían literalmente en un lago sobre el que se situaba, dominando, la cueva. Vivían en este lago para evitar los hostigamientos de los Indios por lo que sus casas estaban emplazadas sobre balsas construidas con una planta fibrosa acuática llamada tule, una especie de cáñamo. Esta planta “tule” ya no se encuentra en la zona, por lo que se cree que fue introducida por estos gigantes. La denominación de Si-Te-Cah significa “comedores de tule”. Los Paiutes y los pelirrojos de largas piernas no se llevaban demasiado bien. Los indios acusaban a los Si-Te-Cah de ser caníbales y por eso guerrearon contra ellos.
Volviendo a los tiempos modernos, en 1911 una empresa, que trataba de explotar la cueva para recoger el guano de los murciélagos como abono y fertilizante, comenzó a extraer el guano que ocupaba un espesor de 4 a 6 pies (1 a 2 metros) dentro de la cueva. Cuando ya se había extraído guano hasta alcanzar alrededor de 1 metro de profundidad, comenzaron a encontrarse diversos artefactos y utensilios. Antes de que los arqueólogos llegaran a la zona, mucho de los hallazgos fueron dañados o descartados.
Pero fue en ese momento cuando lo que encontraron les dejó atónitos.
Encontraron lo que las leyendas de los indios Paiute siempre habían contado: existía un estrato de material quemado y también encontraron unas flechas rotas que probablemente habían sido disparadas desde el exterior de la cueva. La sequedad de la cueva, más otros factores climáticos (sin olvidar el efecto del guano) hicieron que muchos de esos gigantes blancos se transformaran en restos momificados. Entre los muchos bellos artefactos y objetos encontrados, se encuentran una piedra con forma de donut que tiene 365 muescas en el borde exterior (que muy posiblemente podrían indicar los 365 días del año, algo sorprendente para la antigüedad de los restos) y 52 muescas en el borde interior (que quizás podrían ser las distintas fases lunares). Muchos de estos objetos se pueden contemplar en el museo de la ciudad de Winnemucca, Nevada.
En algunos textos que me he encontrado se afirma que en estudios posteriores han confirmado que estos restos tienen una edad de más de 4 mil años. Esta antigüedad descarta cualquier relación con posibles vikingos, como ya os comenté al principio.
Según el investigador Stan Nielsen, mientras buscaba una mina de oro perdida en Nevada para un documental que estaba realizando, él tuvo la oportunidad de explorar la cueva Lovelock y visitar el pequeño, pintoresco e interesante museo de la ciudad de Lovelock, Nevada. El conservador del museo le habló sobre el cráneo de uno de los gigantes que estaba en el museo de Winnemucca.
Después de un viaje posterior que Stan Nielsen realizó a la zona, pudo obtener un molde dental a tamaño real de un hombre adulto actual de un amigo suyo que era dentista. Este molde lo llevó en un posterior viaje que hizo al museo de Winnemucca y lo pudo comparar con la mandíbula del cráneo de uno de los gigantes de la colección del museo, previo permiso por parte del conservador del museo Stan Nielsen pudo comprobar asombrado como su molde era mucho más pequeño que la mandíbula del cráneo del gigante. De hecho, los dientes de la mandíbula del cráneo eran casi el doble de tamaño que los del molde que trajo de una persona normal actual. También había otros detalles que lo diferenciaban de los humanos de ahora.
Es una suerte que sean los museos pequeños de los pueblos y poblaciones pequeñas donde se encuentran los restos arqueológicos más interesantes ya que siempre tienden a exponer todas las pocas cosas que tienen, no como en los grandes museos donde la mayoría de las objetos terminan guardados y acumulando polvo en sus sótanos y almacenes.
Algunos de estos restos humanos, incluyendo un cráneo de casi un pie (30 cm) de largo, se pueden encontrar en la Sociedad Histórica de Nevada, en la ciudad de Reno.
Aquí podéis ver algunas fotos del cráneo y de la mandíbula con la que hizo pruebas Stan Nielsen. Y a Stan en la entrada de la cueva.
Las huellas de estos gigantes pelirrojos no acaban aquí.
En 1931 se descubrieron unos esqueletos en el lecho del lago Humboldt, lago próximo a la ciudad de Lovelock. El primero de esos dos esqueletos medía 8 pies y medio de alto (unos 2 metros y medio) y parecía haber sido envuelto en una tejido como de goma similar a la manera egipcia. El segundo esqueleto medía 10 pies de alto (¡3 metros de altura!). Esta noticia aparecía en el diario local Review Miner el 19 de Junio de 1931.
Ocho años después, otro misterioso esqueleto se desenterró en el rancho Friedman, cerca de Lovelock. Medía 7 pies y 7 pulgadas (unos 2 metros y 30 cm.). Esta otra noticia apareció en el mismo diario local Review Miner el 29 de Septiembre de 1939.
En cada uno de esos casos, los esqueletos o momias eran excepcionalmente altos y parecían tener una conexión con esa extraña raza de pelirrojos.
Según los indios, los Si-Te-Cah construyeron una estructura piramidal de piedra en New York Canyon, algunas millas más allá en el condado de Churchill. Desafortunadamente, en la zona son frecuentes los terremotos y las ruinas de piedra han ido destruyéndose a lo largo de los años.
No ha quedado mucho de los Si-Te-Cah. Cuando las autoridades arqueológicas oficiales rechazaron tomar su existencia en serio, un número de pequeños museos privados surgieron para rellenar el vacío. Algunos de estos museos son los mencionados anteriormente en Lovelock y la Nevada State Historical Society. Como casi siempre suele ocurrir, un incendio en uno de estos museos destruyó una colección irreemplazable de huesos, restos momificados, objetos de cuero y conchas grabadas con misteriosos símbolos. De todas maneras, los responsables de estos museos declaran que estos restos no son más que otros restos indios.
Una de las personas que ayudaron a conservar parte de los restos fue un ingeniero de minas y arqueólogo aficionado llamado John T. Reid. En 1911, cuando se descubrieron estos restos, él inmediatamente dio parte del descubrimiento a numerosas instituciones e universidades, incluyendo la Universidad de Pensilvania y el Instituto Smithsonian. Ya que pasó más de un año hasta que la Universidad de California enviara un observador no profesional a la zona, él tomó interés en los restos de los Si-Te-Cah e hizo lo que pudo para documentar los hallazgos según iban siendo desenterrados. También entrevistó a muchos habitantes locales que habían tenido conocimiento del asunto. Sus memorias se pueden encontrar en los archivos de la biblioteca y museo Nevada Historical Society Archives, en el 1650 North Virginia Street, Reno, NV 89503.
Sarah Winnemucca Hopkins, hija del jefe Paiute Winnemucca, narra muchas historias sobre los Si-Te-Cah en su libro: “Life Among the Paiutes” (Vida entre los Paiutes) publicado en 1883.
En la página 75, ella narra: “Mi pueblo dice que la tribu que exterminamos tenía el pelo rojizo. Yo tengo algunos de esos cabellos, los cuales han ido pasando de mano a mano de padres a hijos durante generaciones. Yo tengo un vestido que ha pertenecido a nuestra familia durante muchísimo tiempo, decorado con ese cabello rojizo. Me lo pondré en algún momento cuando yo dé una conferencia. Se llama vestido del luto, y nadie más tiene un vestido como éste excepto mi familia”. En otra parte del libro explica que estos gigantes de pelo rojizo llegaron a este territorio por barco, al parecer cuando esta zona era parte de un mar interior. Eran en número unos 2600, su pueblo los llamaba Sai-i, eran de una raza diferente, hablaban una lengua diferente y mantuvieron una larga guerra con su pueblo.
Existen también algunos datos contradictorios en toda esta historia. En un libro titulado Lovelock Cave escrito por Llewellyn L. Loud y M.R. Harrington editado por University of California Press en 1929, aparece reflejada una pequeña historia que le sucedió a John T. Reid: “En 1887, cuando perseguía unos caballos salvajes por la zona, John T. Reid, un ingeniero de minas en Lovelock, acampó allí (cerca de la cueva Lovelock) con unos pocos indios al anochecer. Captain Natches, uno de los indios, le habló a Reid sobre una gran calamidad que había ocurrido en esa cueva a otra raza de gentes quienes habían sido exterminados por los Paiutes. John T. Reid fue informado de que unas 4 o 5 generaciones atrás los indios lucharon hasta la exterminación contra unos pelirrojos que hablaban otra lengua. Aunque un indio Paiute había muerto recientemente en Stillwater de quien se dice que había participado en esa lucha y que tenía un ojo tuerto por una flecha en una de las escaramuzas en la entrada de la cueva”.
Así que no parece que se pongan muy de acuerdo sobre la fecha en que sucedió esta guerra entre los Paiute y los gigantes pelirrojos. Si hacemos caso de las 4 o 5 generaciones en el pasado estaríamos hablando de unos 500 años atrás partiendo de 1887. Esto sería sobre el año 1400 más o menos.
Para añadir mas leña al fuego, el Dr. James Chatters, la única persona que ha realizado un estudio serio a los restos óseos del Hombre de Kennewick (otra historia interesante que contaré en otra ocasión sobre el posible origen europeo de los paleo-indios americanos, como se conoce a los ancestros de los indios americanos), confirmó en una conferencia realizada en la ciudad de Sacramento en 1998 la no procedencia india de esos restos de la cueva Lovelock. Restos que se relacionan con muchas otras leyendas de los indios sobre la existencia de personas de piel clara que precedieron a los indios americanos en el noroeste de la costa del Pacífico de los Estados Unidos de América.
El Dr. James Chatters es conocido por sus estudios sobre el ADN mitocondrial de los indios o nativos americanos. Hasta ahora sólo existían cuatro grupos de alelos mitocondriales para los nativos americanos. Estos grupos mitocondriales se denominaban con las letras A, B, C y D. Recientemente, se añadió un nuevo grupo llamado X. El grupo mitocondrial X es muy extraño en los Indios Americanos, pero puede encontrarse en los esqueletos arcaicos caucasoides que se han encontrado en restos muy antiguos en América tras los estudios realizados por el Dr. Chatters. Este grupo Mitocondrial X se encuentra frecuentemente en Europa y en el Oriente Medio. Esto confirmaría la procedencia de esos restos antiguos de humanos de raza blanca o caucásicos.
Algunas personas afirman que muchas momias de pelo negro que se encuentran en una cueva oscura cambian su color al rojo, pero esto no tiene mucha consistencia en nuestro caso tras conocer las declaraciones de los descendientes de los Paiutes.
Más casos interesantes de momias de pelo rojizo los podemos encontrar en las momias Tocharians encontradas en el desierto Takla Makan de China. También se describen en libros chinos muy antiguos sobre emperadores de pelo rojizo, ojos verdes o azules, largas barbas, piel blanca…
Otras momias pelirrojas las podemos encontrar en un lugar más cercano: Las islas Canarias. Estas momias pertenecen a los antiguos guanches.
Otro ejemplo sorprendente es la característica peculiar de la familia dirigente de los habitantes de la Isla de Pascua: tienen tendencia a ser pelirrojos, de narices afiladas y piel clara en contraste con el resto de la población que son de piel oscura, nariz chata y pelo negro. Y así podría continuar de casos parecidos en el resto del mundo, pero eso lo dejaremos para otros artículos.
Todos estos hallazgos podrían corroborar las teorías del escritor e investigador Alexander Eleazar acerca de un viaje de exploración de hombres de raza blanca comandado por el rey Dardanos hace miles de años por la costa oeste de USA. Estos gigantes de pelo rojizo serían algunos de los expedicionarios que se quedaron en esas tierras a vivir, tal y como cuenta Alexander Eleazar en su libro Los Bere. También es curioso ver la relación entre el nombre de la tribu de los Paiutes con el nombre que da el Sr. Eleazar de la raza amarilla Paios.
Fuentes: Anomalies Unlimited, Treasure Center, Rune Stone (1, 2), White Story, Wikipedia, Burlington News, Stan Grist, Storm Front.