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Existen
indicios que demuestran que la Historia retrocede mucho más
en el tiempo de lo que siempre se ha creído, en una época
remota en la que todavía no existían ni los seres humanos.
Pero sí habitaban y reinaban en la Tierra otros seres. Una
época remota enterrada por la arena del paso del tiempo,
pero de la que conservamos algunos recuerdos...
La fotografía que ilustra la portada de este artículo
corresponde a unos dioses ídolos, datados en el 4º milenio
a.C. Se encontraron más de 300 "ídolos del Ojo" y miles de
otras piezas en el Templo de Tell Brak, Mesopotamia.
Antes de desarrollar nuestro tema, quisiera advertir de algo
con lo que me he encontrado, y que me ha parecido importante
que se sepa: No es tan fácil encontrar toda esta
documentación como la que aquí se ha recogido. En los libros
de texto, habituales, acerca de Egipto y de las antiguas
civilizaciones, que se venden normalmente en las tiendas y
librerías, no suelen venir los datos que a continuación se
ofrecen. Tampoco se encuentran fácilmente fotografías de los
objetos y documentos de los que aquí hablamos. Es necesario
por tanto profundizar más allá de lo comúnmente establecido,
y recurrir a fuentes menos ortodoxas, y más difíciles de
conseguir. Pero como el lector comprobará, aquí se muestran
algunas de las fotografías, que revelan que dichos objetos
sí que son reales, sí que existen, y se encuentran en sus
respectivos museos y lugares originales, a pesar de que en
los libros oficiales sean despreciados, no aparezcan, o "no
existan".
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El geólogo de la Universidad de Boston, Robert
Schoch, (a la izquierda), detectó erosión de
agua en la Esfinge de Gizeh, acontecida varios
milenios antes del Imperio Antiguo Egipcio.
Según los cálculos astronómicos de los autores
de "El Misterio de Orión", Robert Bauval
(centro), y Graham Hancock, (derecha), el
conjunto de Gizeh fue posicionado hacia Orión
sobre el año 10.500 a.C. |
He reunido mis libros de documentación e historia sobre
Egipto y los orígenes de las civilizaciones, y ¡No he
encontrado prácticamente nada!.., ninguna imagen, ninguna
referencia, acerca de los documentos en los que los antiguos
contaban oficialmente su historia y los orígenes de sus
respectivas civilizaciones. En el libro más especializado
sobre Mesopotamia, aparece una pequeña fotografía del Prisma
de Weld, y se comentan por encima las alusiones a los
dioses, pero no se recogen ni se desarrollan ninguna de las
cronologías predinásticas, ni aparecen más imágenes de otros
objetos testimoniales, ni se ocupa de los historiadores
antiguos, etc...
Según la Historia, el Imperio Antiguo Egipcio comenzó sobre
el año 3.000 a.C. Las noticias históricas más tempranas en
Mesopotamia nos hablan del 4.000 a.C. De esta fecha hacia
atrás en el tiempo, es cierto que siguen hallándose algunos
vestigios y huellas humanas en el pasado, pero todo empieza
a volverse muy confuso...
En 1.991 el geólogo de la Universidad de Boston, Robert
Schoch detectó que la Esfinge de Gizeh, en Egipto, había
sufrido erosión de agua varios milenios antes de que
comenzara oficialmente la civilización egipcia. Por su
parte, los investigadores Robert Bauval y Graham Hancock,
autores del libro "El Misterio de Orión", mediante la
utilización de un programa informático que recreaba el
paisaje astronómico en el pasado, calcularon que el conjunto
de Gizeh fue posicionado hacia la Constelación de Orión
sobre el año 10.500 a.C.
Y estos indicios, o pruebas, tal vez imposibles para la
Historia, pero en realidad relativamente recientes, solo
constituyen la punta del iceberg del enigma del pasado en la
Tierra. Nuestros antepasados nos contaron en sus escritos
muchas cosas, por ejemplo que aconteció un Diluvio
Universal, un relato que aparece en todas las civilizaciones
del mundo, y confirmado en la Biblia. Pero para la Ciencia e
Historia de la actualidad, todas estas referencias no son
sino fabulaciones y mitologías de unos antepasados
"atrasados", o si se prefiere, poco evolucionados y poco
desarrollados.
Por si fuera poco, y paradójicamente, negar las evidencias
de las pruebas del pasado, grabadas mil veces sobre
tablillas, muros, esculturas, etc.., se ha convertido en una
actitud moderna y en un aval de reputación científica,
dentro del mundo académico y en toda la sociedad en general.
Como dice el investigador John Anthony West, todos esos
desafíos a los dogmas establecidos, no encajan con la visión
que tenemos nosotros, "los listos", que vivimos en nuestro
mundo de bombas de hidrógeno y pastas de dientes con
rayas"...
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Veamos
algunas de las cosas que nos contaron los antiguos, y
hagamos un recorrido en el tiempo, a través de los
documentos que nos dejaron...
MESOPOTAMIA
Nombre griego que significa "Entre los ríos" y que se
refiere al país comprendido entre los rios Tigris y Eufrates.
Comprendía distintas regiones como Sumeria al sur, Acad en
el centro, y Asiria, en el norte. En muchas ciudades de esta
civilización, se han hallado muchos objetos y documentos
antiguos que testimonian las huellas de un pasado remoto
sorprendente.
Acad
Ciudad situada a 50 Km. al noroeste de Babilonia, también
llamada Akkad, Agade, Abu Habba, y Sippar, que significa
"ciudad de libros", lo que indica que esta población
fue
célebre a causa de sus bibliotecas. Según las crónicas
halladas por los arqueólogos, Fue la capital del octavo
monarca antediluviano, Emenduranna, quien reinó durante
21.000 años.
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Las
Tablillas de Nippur
Nippur o la ciudad de Nimrod, a 80 kilómetros al sureste de
Babilonia, fue excavada por la Universidad de Pensilvania
bajo los arqueólogos Peters, Haynes y Hilprecht, entre 1880
y 1900. Se encontraron 50.000 tablillas que se cree que
fueron escritas durante el tercer milenio a.C., incluyendo
una biblioteca de 20.000 tomos, diccionarios y obras
completas sobre religión, literatura, leyes y ciencias.
También se hallaron archivos de unos Reyes muy longevos.
Se conocen más de una docena de ejemplares de Listas de
Reyes Sumerios, encontrados en Babilonia, Susa, y en la
Biblioteca Real Asiria de Nínive, del siglo VII a.C. Se cree
que todos proceden de un original que probablemente fue
escrito durante la tercera dinastía de Ur o un poco antes.
El ejemplar mejor conservado de la Lista de Reyes Sumerios
es el llamado Prisma de Weld-Blundell.
El Prisma de Weld fue escrito en escritura cuneiforme hacia
el 2.170 a.C. por un escriba que firma como Nur-Ninsubur, a
finales de la dinastía Isin. El documento ofrece una lista
completa de los Reyes de Sumer desde el comienzo, antes del
Diluvio, hasta sus propios días, cuando reinaba Sin-Magir,
Rey de Isin (1.827 a.C -1.817 a.C) incluyendo además y
expresamente a los 10 Reyes Longevos que vivieron antes del
Diluvio Universal. Se trata de un prisma excelente, de barro
cocido, que fue hallado por la expedición Well-Blundell en
el año 1.922, en Larsa, hogar del cuarto rey antediluviano,
Kichunna, unos pocos kilómetros al norte de Ur, y que
posteriormente fue depositado en el Museo Ashmolean de
Oxford. Se cree que el objeto es anterior en más de un siglo
a Abraham, y fue encontrado a poca distancia del hogar del
patriarca hebreo.
La lista comienza así: "Tras descender el Reinado del Cielo, Eridú (lugar donde según la Biblia estuvo el Jardín del
Edén) se convirtió en la sede del Reino". La Lista de los
Reyes Sumerios, al igual que la Biblia, habla acerca del
Diluvio: Después de que las aguas cubrieran la tierra y que
la Realeza volviera a bajar del Cielo, la Realeza se asentó
en Kis". El objeto de la Lista Real era demostrar
precisamente que la monarquía bajó del Cielo, y que había
sido elegida una determinada ciudad para que dominara sobre
todas las demás.
Beroso (Berossus), el historiador y escriba babilonio del
año 300 a.C., basando su historia en archivos del Templo de
Marduk, copiados a su vez de inscripciones primitivas,
muchas de las cuales han sido descubiertas, nombró a los 10
Reyes Longevos de Sumeria, que reinaron entre 10.000 a
60.000 años cada uno de ellos. "En los días de Xisuthro (Zinsuddu)
- dice Beroso - ocurrió el Gran Diluvio".
Tanto las Tablillas de Nippur como el Prisma de Weld dan los
nombres y reinados como siguen:
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El Prisma dinástico de Weld: La Lista de los Reyes Sumerios |
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Entonces,
el Diluvio destruyó la Tierra". Estos son exactamente los
mismos reyes que cita el historiador babilónico Beroso.
EGIPTO
En las cronologías de la civilización egipcia nos
encontramos también con la presencia de unos seres,
conocidos como Dioses y Semidioses. Los historiadores
ortodoxos prefieren utilizar otros nombres, y a veces los
"semidioses" pueden ser traducidos como "manes", y los
Espíritus se quedan convertidos en "héroes". Se busca una
coherencia en una lógica imposible, aunque sea a costa de
profanar lo "sagrado". Algunos de los documentos históricos
más significativos que registran el pasado de la
civilización egipcia son por ejemplo el Papiro de Turín, la
Piedra de Palermo, y los textos que escribió el sacerdote
egipcio Manetón. Pero hay más.
El Papiro de Turín:
También
conocido como Canon de Turín, no se conserva completo, y
está escrito en lenguaje hierático. Se deduce que
originalmente debía contener más de 300 nombres de Reyes,
detallando con precisión los años, meses y días de cada
reinado. Recoge los reinados de 10 llamados Dioses o Neteru
y de varias dinastías de semidioses, como las de los
Shensu-Hor (adoradores de Horus) y los Venerables de Menfis.
La cronología del Papiro de Turín finaliza así: "Los Akhu,
Shemsu Hor, 13.420 años; reinados antes de los Shemsu Hor,
23.200 años; total: 36.620 años.
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La Piedra de Palermo
A juzgar por el último rey que aparece en el listado,
debería pertenecer al reinado del Faraón Neferirkare (2.446
- 2426 a.C.), Rey de la V dinastía. Se trata de la mitad de
una enorme losa de diorita negra, que originalmente debía
medir aproximadamente unos 2 metros de longitud y 60 cms de
altura, y que actualmente se puede contemplar en el Museo de
Palermo, aunque en realidad existen 7 fragmentos en total
distribuidos por diferentes museos del mundo. El documento,
en escritura jeroglífica, dá cuenta de 120 reyes
predinásticos que reinaron antes de que existiera
oficialmente la civilización egipcia. De nuevo aparecen los
nombres de los misteriosos "Dioses" y "Semidioses"
engrosando las genealogías reales egipcias.
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Manetón
de Heliópolis
Manetón fue un sacerdote egipcio de Heliópolis que vivió en
el siglo III a.C., durante los reinados de Ptolomeo I y II
poco tiempo después del historiador babilónico Beroso,
siendo ambos casi contemporáneos. Las cronologías que
detalló Manetón encajan perfectamente con el Papiro de Turín
y la Piedra de Palermo.
Manetón escribió "La Historia de Egipto" en 3 volúmenes o
tomos, que en realidad ya no existen. Pero nos han llegado
fragmentos recogidos por distintos autores. Por un lado, las
citas de Flabio Josefo (siglo I d.C). Y por otro, los
escritos de los llamados "padres" (autores relacionados con
la Iglesia), como Julio Africano (siglo III d.C.), Eusebio
de Cesarea (siglo IV d.C.), y Sincelo, conocido como Jorge
el Monje (siglo IX d.C.).
Eusebio de Cesarea
Pues bien, según recoge Eusebio, una dinastía de dioses
reinó en Egipto durante 13.900 años: el primer dios fue
Vulcano, el dios descubridor del fuego, después el Sol,
Sosis, Saturno, Isis y Osiris, Tifón hermano de Osiris, y
Horus hijo de Isis y Osiris. A estos, siguieron dinastías de
Semidioses héroes que reinaron durante 11.025 años. Lo que
hace un total de 24.925 años. A partir de ese tiempo,
aproximadamente sobre el 3.000 a.C. reinaría el primer
faraón humano. Parece que oficialmente es Menes el primer
Faraón hombre, también identificado como Narmer, pero
seguramente hubo algunos otros anteriores. De hecho se sabe
que anteriormente a Menes reinaron otros monarcas como el
Faraón Escorpión y el Faraón ka.
Lista de los primeros Reyes de Egipto, según Eusebio de
Cesarea:
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Sincelo
(Jorge el Monje)
Según transmite Sincelo (Jorge el Monje), Seis dinastías de
dioses reinaron durante 11.985 años. De nuevo, Hefesto dios
del fuego, Helios o Sol, Agatodemon, Crono o Saturno, Isis y
Osiris y Tifón hermano de Osiris. Los primeros 9 semidioses
que cita Sincelo son Horus (hijo de Isis y Osiris), Ares,
Anubis, Heracles, Apolo, Amón, Titoes, Sosus, y Zeus,
abarcando entre estos 9 semidioses un periodo de unos 2.645
años aproximadamente de reinado en Egipto. A continuación,
siguen sucediéndose dinastías de semidioses, espíritus, o
héroes, abarcando entre todos ellos miles de años de
reinados en Egipto, en unas cifras similares a las que
establece Eusebio. Y todo esto, antes de que empezara a
reinar en Egipto el primer faraón según la Historia oficial.
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La
primera Dinastía Legendaria de Egipto, según Sincelo:
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Hay
pequeñas diferencias entre las cronologías de Eusebio y
Sincelo, pero ambas básicamente son muy similares en la
línea y en el concepto esencial. Por ejemplo, Sincelo
cataloga a Horus como el primero de los Semidioses, mientras
que Eusebio lo nombra como el último de los dioses. Y además
hay que tener en cuenta que ambos autores, Eusebio de
Cesarea en el siglo IV, y Sincelo en el siglo IX, así como
todos los demás, contextualizan siempre en algo los nombres
de los Reyes según sus propias épocas, culturas, lenguas, y
lugares de procedencia.
Todo el mundo ha concebido por ejemplo a Isis y Osiris como
personajes únicamente mitológicos. Sin embargo el
historiador Sincelo, por citar a uno cualquiera de ellos,
basándose en las informaciones de Manetón, da fe de la
existencia de este matrimonio de dioses, y establece que
reinaron durante 433 años. Si todos estos reyes hubieran
sido figuras inventadas, probablemente no se hubieran hecho
constar la duración de sus reinados en cifras tan exactas,
sino que simplemente se habrían presentado esos períodos
como espacios de tiempo indefinido. Llama la atención
entonces por qué había tanta precisión en los cómputos de la
duración de los reinados, como si hubieran sido
acontecimientos completamente reales.
En cuanto al aspecto físico de los seres referidos en las
antiguas cronologías, según refieren los escritos, se sabe
que los Semidioses, héroes, etc.., descendientes de los
dioses, eran físicamente mucho más altos, voluminosos y
fuertes que los seres humanos. Por eso se les llamaba
también a menudo como "Gigantes". A este respecto se han
encontrado multitud de momias y esqueletos de individuos,
repartidos por toda la Tierra, que vivieron en la
antigüedad, que superaban los 2 metros e incluso los 3
metros de altura. Generalmente solían tener el pelo rubio y
ojos claros. Por ejemplo, a través de las distintas fuentes
de Manetón se habla del monarca Sesocris, de quien se dice
que su estatura era de 5 codos y 3 palmos (unos 3 metros)
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1)
Estatua femenina de diosa con cabeza de reptil,
procedente de Ur. (2) Dios demonio con cabeza de chivo o
carnero procedente del Valle de los Reyes. Egipto.
(Museo Británico). (3) Un dios alado con cabeza de
águila procedente del Templo de Ninurta. |
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Seres transformados como híbridos, mitad animales mitad
humanos, imágenes representadas constantemente en la
antigüedad, consideradas hoy en día como mitología. Pero una
mitología que sin embargo para los antiguos era una religión
muy real. Los dioses, seres reales que en realidad eran
ángeles caídos o demonios, aquellos que se rebelaron en el
Cielo, y que según la Biblia, descendieron a habitar en la
Tierra, podían materializarse y desmaterializarse a
voluntad, y adoptar cualquier aspecto físico, por ejemplo,
un híbrido de animal con humano.... ¡Parece que todo empieza
a encajar bien!...
Otras fuentes
Por su parte, Julio Africano vuelve a referirse a los
dioses, los semidioses, héroes y "espíritus". Detalla que
después del Diluvio, la primera casa real egipcia tuvo 8
reyes, el primero de los cuales fue Menes de Tis, que reinó
durante 62 años. Fue arrollado por un hipopótamo (Eusebio
precisa que era un dios en forma de hipopótamo) y pereció.
Otros escritos antiguos recogen fragmentos procedentes de
Manetón, como las selecciones latinas de Bárbaro, un autor
que se cree que dependió de Julio Africano, y que podría
identificarse con el Monje Aniano. Presenta pequeñas
diferencias cronológicas habituales, pero igualmente se
explaya en desarrollar largas genealogías de dinastías
divinas y semidivinas.
Y otro fragmento del sacerdote egipcio de Heliópolis se
recoge en la Crónica de Malalas, en torno al 500 d.C., en el
que se explica que "el primer Rey de Egipto pertenecía a la
tribu de Cam, el hijo de Noé, llamado también Naracó, pero
anteriormente a éste, existieron otros antiguos reinos de
Egipto, ya señalados por el sapientísimo Manetón".
No podemos olvidar tampoco el importante testimonio de
Diodoro de Sicilia, un famoso historiador griego del siglo I
a.C., que empleó 30 años en escribir una Historia Universal,
para lo cual visitó todos los lugares y monumentos que
mencionó. En Egipto fue ilustrado por los sacerdotes y
eruditos egipcios de aquella época, y no dudó en escribir
que los primeros monarcas del país del Nilo reinaban desde
hacía 23.000 años. Otra vez asomaban dioses y semidioses en
la cronología de Egipto, en un tiempo en el que todavía no
reinaban los seres humanos.
Pero además de estos valiosos escritos, existen otras
fuentes, como por ejemplo las que recoge en su libro "En
busca de la Edad de Oro" el investigador Javier Sierra, de
la mano de Robert Bauval: -"Robert Bauval me remitió a otros
documentos egipcios mucho más antiguos que los escritos de
Manetón, para ayudarme a centrar el problema. Esos
documentos son los ya célebres Textos de las Pirámides,
hallados en monumentos de ese tipo de la V y VI dinastías, o
en los menos conocidos Textos de la Construcción, esculpidos
a lo largo de los muros de los templos de Edfú y Dendera. En
ellos, según Bauval, se encierra la pieza clave para
entender quiénes fueron los verdaderos fundadores de
Egipto".
Por último, también tenemos procedente de las tierras
hebreas La Biblia o Sagradas Escrituras como documento
histórico en apoyo de la longevidad primitiva, sobre todo en
la época antediluviana. En su primer libro, Génesis, se
revela por ejemplo que Noé vivió 950 años. Enós vivió 905
años. Cainán vivió 910 años. Mahalaleel vivió 895 años, y
así un largo etcétera.
¿Años convertidos en Meses?
Algunos autores ortodoxos han intentado explicar por qué los
historiadores egipcios y los documentos encontrados hablaban
de unos reyes antiguos tan longevos y de la existencia de
unos seres considerados como dioses y semidioses. Según esta
visión, los años en realidad serían meses, y todo lo
referido a los dioses debía considerarse como simple
mitología. Esa sería la única manera en la que podría
explicarse el enigma de las cronologías imposibles. Pero
surgen entonces varios interrogantes:
1.- Si todos los historiadores y documentos antiguos,
(piedras, estelas, papiros, etc...) a partir de la primera
dinastía oficial de Menes, y siguiendo con las dinastías del
Imperio Antiguo, Imperio Medio e Imperio Nuevo, contabilizan
siempre los años como años y nunca como meses, ¿Por qué hay
que considerar que los años se convierten en meses desde
Menes hacia atrás en el tiempo?
2.- Dado el dominio magistral de las ciencias y los
avanzados conocimientos celestes y astronómicos (en la
antigüedad astronomía y astrología eran lo mismo) que tenían
los egipcios, ¿cómo podrían confundir, o interpretar, un
ciclo anual celeste con todas sus características,
estaciones del año, paso de las constelaciones, solsticios,
etc..., con un ciclo mensual? Para cualquier astrólogo y
astrónomo de hoy en día, esa explicación sería un disparate
absolutamente espectacular. Se nos hace del todo imposible
imaginar que los eruditos de Egipto pudiesen cometer
semejante equivocación, antes al contrario, acusar de tal
proceder viene a ser poco menos que un insulto para los
conocimientos de los moradores de las riberas del río Nilo.
La conclusión, evidente, es que un ciclo astronómico anual
para los egipcios siempre fue de 1 año natural y nunca de 1
mes. El mismo cómputo del tiempo fue el que sirvió para
medir los reinados de los faraones humanos y el de los Reyes
Dioses. Precisamente el movimiento y la vida de la bóveda
celeste constituían para los egipcios la base de su
religión, a la que confiaban sus almas, y respetar dichos
ciclos cronológicos y celestes era algo absolutamente
sagrado e imprescindible.
3.- La Historia y Ciencia oficiales han intentado
interpretar los años como meses porque no les cuadran las
cuentas. Se han inventado un cómputo de tiempo hecho a
nuestra medida, a la de los seres humanos en la actualidad.
Pero la contabilidad cronológica egipcia o babilónica iba
por otro camino. Hemos visto ya, por ejemplo cuando hemos
citado el Papiro de Turín, que los reinados de los Reyes se
medía minuciosamente en años, meses y hasta en días. Luego
entonces no hay justificación ninguna como para poder
interpretar o confundir los años con los meses, ni los meses
con los días.
¿Quiénes eran Los Akhu?
Algunas de las familias de Semidioses que reinaron en Egipto
son denominadas "Akhu" o Espíritus. Akhu deriva de la raíz
Akh, que significa luz, fulgor o brillo. Se puede traducir
como espíritu transformado, espíritu luminoso, ser
desarrollado o evolucionado, ser transfigurado, ser
sobrenatural, etc... El Akhu tenía la cualidad de que podía
dar a su ser cualquier forma que deseara. Un ser o espíritu
se transfiguraba para intervenir en el mundo físico de la
Tierra.
Era un concepto positivo, porque a través de la
transfiguración de Akhu se interpretaba que algunos difuntos
habían logrado una posición más importante que la que
tuvieron en vida, o a veces incluso regresaban al plano
físico para "ajustar cuentas pendientes". El Akhu se
representaba como "un pájaro", pero ante las personas se
aparecía como si fuera un fantasma. Eran seres que podían
intervenir tanto en el plano físico como en el plano
invisible.
Que los Akhu reinaran en el Remoto Egipto, nos confirma la
misma idea de que los dioses, y sus posteriores
descendientes, como los Akhu, provenían en realidad de los
"ángeles caídos" que se habían rebelado en el Cielo.
Cronologías imposibles en todo el mundo
Pero no sólo fueron los egipcios o babilonios, también los
persas, hindúes, griegos, etc..., todos los pueblos antiguos
tenían tradiciones de la gran longevidad de los primeros
habitantes de la Tierra. ¿Todos los registros del mundo
tenían los mismos errores de computación del tiempo,
referenciando a unos reyes tan longevos? ¿De dónde podrían
venir tales tradiciones sino del hecho mismo de que los
habitantes de aquella época remota antediluviana vivían
ciertamente muy largo tiempo?
¿Todo lo presentado aquí es simplemente la fabulación
mitológica de los antiguos? Tal vez. Pero si por el
contrario optamos por aceptar la versión de la ciencia
oficial actual, entonces tenemos que prepararnos para
encontrar una explicación mucho más fantasiosa, a la vez que
contradictoria, ya que por ejemplo ha datado que existieron
seres humanos hace varios millones de años, y que por
ejemplo, se asegura que el eslabón intermedio en la supuesta
cadena evolutiva entre el mono y el ser humano es el
"australopithecus", pero nunca jamás se ha encontrado ningún
resto de dicho ser.
Cada uno tendrá su propia opinión sobre todo este tema. Yo
particularmente, prefiero a los historiadores antiguos, las
fuentes ancestrales, y los documentos remotos, al fin y al
cabo, "pruebas materiales"; unas referencias muy importantes
con las que tenemos que contar, conservar preciadamente en
nuestros museos, y que no debemos perder de vista. Y sobre
todo, me quedo con lo que también, y complementariamente,
nos relata La Biblia. Pero las teorías hipotéticas de
Darwin, y las interpretaciones singulares que hace la
ciencia actual en el terreno de la Antropología y de la
Protohistoria, a mi juicio, no cuadran, y no me merecen
ninguna confianza
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