Medicina Sufi
Una aproximación comprensiva a la remisión de dolor a la salud en general que incluyese la curación espiritual ayudaría grandemente al progreso de la medicina moderna
Sheikh Hisham Kabbani
En el mundo espiritual, la buena salud requiere que el paciente procure un intenso cambio personal. El cambio personal para desarrollar la paciencia, el contentamiento, la gratitud, la alegría, el buen humor, el amor, la hospitalidad, el valor, la benevolencia, el reconocimiento de las buenas acciones, la paciencia y la cortesía mejorarán el flujo de energía y la espiritualidad. Incluso en este campo la sobreactividad y una carencia de supervisión apropiada y la devoción a unos patrones inquietantes aprendidos o la falta de dedicación de un profesor apto también pueden suponer una pesada carga en el intelecto de la persona. Alternativamente, un estancamiento en el progreso espiritual puede entorpecer el propio crecimiento espiritual, y solo una orientación apta puede abrirse camino a través de tales obstáculos. Tal entrenamiento deber mantenerse avanzando hasta desarrollar el genuino carácter, rasgos positivos y flujos de energía saludables.
Sin cambio personal en el flujo de energía del cuerpo, eventualmente uno creará otros problemas que conducen de nuevo a la fuente que causaba la enfermedad en el primer lugar. Así, el trato con la fuente de la enfermedad es el punto focal del tratamiento. Esta búsqueda estimula la parte mas profunda de nosotros mismos que es llamada a veces «el si mismo más elevado» o la «chispa de la divinidad» dentro de nosotros. Esta divinidad dentro nosotros, la parte mas profunda de nosotros mismos, nos envía información sobre que tipo de enfermedad necesita ser tratada y que tipo de puntos de contacto necesitan ser tocados, todo ello a través de nuestra meditación.
La meditación es una herramienta que da relajación profunda y aquieta la mente. Esto ayuda a aliviar la tensión, y por lo tanto permite al sistema interno químico y hormonal recobrar su equilibrio.
Las pruebas médicas han demostrado que hay cambios fisiológicos mensurables en los sujetos que meditan. El cerebro asimismo sufre cambios en el tipo de ondas eléctricas que genera. Usando un electroencefalograma (EEG) hay un aumento en la generación de ondas alpha y a veces también en el número de ondas theta. Esto indica según los estudios, un cambio del nivel de atención dentro un estado tranquilo de conciencia completamente diferente del sueño. Este estado es terapéutico y genera mucho descanso aunque el paciente esté completamente funcional y consciente. El cuerpo demuestra los efectos de la meditación en modos diversos. El patrón respiratorio se ralentiza, como hacen la palpitaciones del corazón, y hay un marcado descenso en el nivel de consumo de oxigeno y la eliminación de bióxido de carbono. Sin embargo, los efectos físicos de la meditación duran más tiempo que el periodo de meditación en si mismo. Esto se demuestra por el hecho de que quienes padecen de hipertensión y muchas otras enfermedades, a través de la meditación exclusivamente, han logrado mejorías clínicamente demostrables tales que han sido capaces de terminar con sus medicaciones. Esto está bien subrayado y testimoniado en libros y célebres artículos sobre la curación espiritual.
Como actúa la Energía sobre la Enfermedad
Los sanadores espirituales simbolizan el flujo de la fuerza vital en el cuerpo y en el universo como vórtices de energía compuestos por un grupo de conos espirales de energía aún más pequeños. Estos son conocidos en terminología Islámica como «lata’if», significando manifestaciones sutiles o capas. Los lata’if (singular latiifa) son los puntos de máxima toma de energía y son puntos focales de equilibrio muy importantes dentro el sistema de energía. Enfermedad y malestar ocurren si un latiifa está desequilibrado.
Los Lata’if en adultos tienen una pantalla protectora sobre ellos. En un sistema saludable, estos lata’if giran en ritmo sincronizado con los otros, suministrando energía desde el campo de energía universal hasta su propio centro interior para que sea usada por el cuerpo. Cada uno de ellos está afinado en una frecuencia específica que ayuda el cuerpo a permanecer saludable. Sin embargo, en un sistema enfermo estos vórtices no están sincronizados. La energía de los lata’if que estos vórtices procuran puede ser lenta o rápida, espasmódica o desproporcionada.
A veces se pueden observar rupturas en todo el patrón energético en las que un latiifa puede ser completa o parcialmente invertido o colapsado. Estos disturbios están relacionados con la disfunción o patología del cuerpo físico en ése arrea.
Curación a través de la Meditación y de los Puntos Focales Sutiles de los LATA’IF
El sentimiento de dolor puede ser completamente remediado por la meditación dado que la energía inactiva de un cuerpo enfermo es activada por una ignición espiritual producida por el proceso meditativo. Este proceso espiritual usa siete diferentes puntos focales en las siete capas, los lata’if.
Hay siete puntos focales del lata’if. Estos están situados encima y abajo del corazón, encima y abajo del pecho izquierdo, encima y abajo del pecho derecho, y uno en la frente. Cada lateefa tiene un color de energía diferente, y cada energía tiene un efecto diferente en una enfermedad específica.
Los dos puntos focales encima y abajo del corazón son verdes. Los puntos encima y abajo del pecho izquierdo son amarillos, los que están encima y abajo del pecho derecho son negros, y el que está en la frente es blanco. A través de la meditación estos siete puntos focales de los lata’if generan energía. Entonces, como un imán, estos puntos focales activados atraen más energía desde la fuente de energía cósmica universal en forma de diminutas esferas flotantes de luz. El tamaño de estas esferas depende de que lateefa sean activadas, ya que hay una esfera de tamaño diferente para cada color de lateefa. Dependiendo de la enfermedad, el sanador activa el lateefa apropiado necesario para curar la enfermedad. Al girar, el lateefa produce más de su color de energía que a su vez atrae desde la fuente de energía universal más de la misma luz. El resultado de este bucle de reglamentación positiva es una tremenda efusión de relucientes globos de luz que desciende sobre la persona del sanador desde la fuente de la energía cósmica.
A través de esta inundación de esferas de energía con color, el sanador es energetizado hasta el punto en que él radia calor desde su cuerpo a través de sus manos y proyecta luz desde su frente. Igual como un científico dispara un láser, el sanador espiritual emite la luz y energía que él recibe desde la fuerza universal. Los masajes de sanador sobre las áreas afectadas y la combinación del calor desde las manos y luz desde la frente inician inmediatamente el proceso curativo.
El sanador también prescribe que el paciente se siente solo, por unas pocas horas cada día, completamente relajado, repitiendo varios miles de veces diferentes nombres santos de Dios en un formato especial según la duración del tratamiento. Estos nombres santos son como chispas de energía que enciende más flujo desde la fuente de energía universal. Esta ignición también activa los puntos focales de los lata’if causando que se genere calor en el cuerpo del paciente. Este calor es considerablemente menos que el inmenso poder transmitido por el sanador, pero es suficiente para provocar al paciente una crisis de sudor.
En ese tiempo, el paciente va al sanador, quien como antes, le transmite más energía, avanzando el tratamiento del paciente. Como la luna refleja la luz del sol sobre la tierra, así también el sanador a través de su cuerpo hace reflejar la energía universal al paciente. Esto produce un estado de inmenso calor y la interacción espiritual entre el sanador y el paciente. Este proceso se repite durante varios días o incluso semanas hasta que el paciente se recobra.
En cuanto se recobra, el paciente empieza a experimentar un efecto psicológico por la interacción dinámica y sinergética entre él y el sanador. Este efecto psicológico de recuperación y alivio del dolor induce a las glándulas endocrinas a secretar hormonas que equilibran el sistema completo y empiezan a curar los órganos enfermos, llevando al paciente a niveles mas altos de salud y espiritualidad de los que hubiera sido posible en la anterior condición penosa y doliente de la enfermedad.
Igual que un paciente quirúrgico es anestesiado, así también el paciente espiritual es puesto en un estado libre de dolor en el que el sanador espiritual puede trabajar con él del modo que encuentre apropiado.
Conclusión
La enfermedad en cualquier estadio del campo energético se expresará a si misma en aquel particular nivel de consciencia. Cada expresión de la enfermedad se manifiesta como algún tipo de dolor, sea físico, emocional, mental o espiritual. Es esencial que comprobemos el más profundo significado de nuestra enfermedad. Necesitamos preguntar: ¿Qué significa para nosotros esta enfermedad y este dolor? ¿Qué podemos aprender de esto?
El dolor es el cinturón de seguridad del mecanismo de autodefensa del cuerpo que nos alerta para corregir una situación. El dolor es como un timbre de advertencia en nuestro sistema que lleva nuestra atención al hecho de que algo está mal y que nos fuerza a hacer algo al respecto. El dolor dice: «No estás escuchando a tu Ser Completo.» El dolor nos enseña a pedir ayuda y curación, y es, por lo tanto, una llave de la educación del alma y de la función del espíritu y de la energía del cuerpo.»
Una aproximación comprensiva a la remisión de dolor a la salud en general que incluyese la curación espiritual ayudaría grandemente al progreso de la medicina moderna. Dado que numerosos volúmenes sobre la curación espiritual islámica pueden ser y han sido ya escritos, tenemos la esperanza que esta breve introducción ayudará a llevar este tema la atención de la comunidad médica y más allá.