CERRO MACARENO - SAN JOSÉ DE
LA RINCONADA (SEVILLA)
Desde mi llegada, allá por
1.993, al I.E.S. de San José de La Rinconada, en aquella localidad
cercana a Sevilla, comprendí las enormes posibilidades didácticas que
ofrecía la arqueología del lugar: por de pronto, allí estaba el célebre
yacimiento, que conocía de mi época universitaria: el Cerro Macareno,
montículo artificial de restos romanos, ibéricos y tartésicos.
En pocos meses contacté con un experto aficionado en el tema, que me
acrecentó el interés por aquel enigmático paraje: D. Francisco Souza,
creador de un maravilloso museo en el otro instituto del pueblo (el
“Miguel de Mañara”), compuesto, en su mayor parte, por piezas de dicho
Cerro. Juntos hicimos una visita llevando a nuestros alumnos y alumnas
al lugar, que resultó muy satisfactoria para todos, lo que me animó a
diseñar unas actividades para el curso siguiente.
Pero lo que nunca pude sospechar es que fuera a producirse, dos años
después, y muy cerca de nuestro instituto, un pequeño descubrimiento
arqueológico, como consecuencia de una cimentación de obra (salieron
fragmentos de ladrillos decorados, tejas y otros objetos corrientes), y
que un grupo de mis alumnos se sintiera realmente interesado en
investigarlo.
Así que, con unas improvisadas orientaciones, los puse manos a la obra
en el empeño de clasificar y clarificar el hallazgo, fruto de lo cual
fue un trabajo que llevó por título: “Salvemos nuestro rincón
arqueológico”. Es una pseudo-investigación guiada, con abundante
material fotográfico, planteada como aproximación al trabajo de campo
arqueológico.
Seguimos el esquema de las unidades del proyecto “Hacer Historia”, del
Seminario de Didáctica de la Historia que editó el I.C.E. de la
Universidad Autónoma de Barcelona en 1.981, encabezado por Antonia del
Baño (En 1.989 este mismo grupo sacó el Proyecto Didáctico Quirón
–llamado “13-16”– en Ediciones de la Torre, con algunas unidades más,
pero en la misma línea). Se trata de introducir al alumnado en la
metodología de la Historia, presentando unos hallazgos y
pistas para que, “trabajando como detective”, intente buscar
explicaciones aproximativas a la realidad histórica.
Al concluir la actividad surgió la idea de presentarla a este concurso
para el curso siguiente, 96-97, pero el conjunto me pareció insuficiente
para la categoría de los trabajos premiados aquí. Pensé entonces
completarla con la elaboración de una unidad didáctica, también de tema
arqueológico, que ya tenía esbozada e incluso experimentada en el aula,
en base a los ejercicios sobre el Cerro Macareno que referí
anteriormente.
Con la misma orientación del citado proyecto, “Hacer Historia”,
concretamente con muchos parecidos con el esquema de una de sus
unidades: “El misterio del Cerro de la Cruz”, sobre el yacimiento de
Cortes de Navarra, que venía incluyendo en la programación de 4º de la
E.S.O., surgió el borrador de una unidad de más complejidad que la
citada, que recibió un título casi homónimo a éste: “Los enigmas del
Cerro Macareno”.
Fue necesario para hacerla realidad obtener fotos de elementos
representativos del yacimiento, para lo que resultaban insuficientes los
materiales conservados en el Seminario de Ciencias Sociales de nuestro
instituto (material de procedencia desconocida, pero posiblemente
relacionado con los años de destrucción de parte del Cerro por las
máquinas), pobre muestra que yo había ordenado y utilizado en mis
clases.
Para llenar ese hueco, inmediatamente pensé en mi profesor universitario
de Arqueología de la Península Ibérica, el catedrático D. Manuel
Pellicer, que había sido el director de la excavación del Macareno en
1.976, al que tuve el atrevimiento de pedirle, no sólo orientación, sino
también material para dicho cometido. Gracias a su inestimable ayuda he
podido realizar esta unidad, en base a su valiosísima aportación de
conocimientos y de diapositivas, la mayor parte
inéditas, de piezas encontradas en aquella operación, que me facilitó
generosamente.
Otros elementos complementarios pude fotografiar en el ya citado museo
local dirigido por D. Francisco Souza, que ha fallecido recientemente,
por lo que quisiera que este trabajo fuera un homenaje a su
extraordinaria persona. También agradezco desde aquí la colaboración así
como la excelente ayuda fotográfica del compañero y amigo Juan
Hernández. Con todo ello sí pude reunir un conjunto, pienso que
aceptable, de reproducciones de restos significativos que ha entregado
este espacio arqueológico rinconero.
Todo este material se configura en la unidad como pistas de
investigación, unido a diferentes mapas e ilustraciones fotocopiadas de
distinta procedencia (en este sentido agradecer también las aportaciones
del compañero José Antonio Daza, y de mis vecinos José Barrera –otro
amante de la Arqueología que nos ha dejado hace poco– y A. Gavira), para
que los alumnos y las alumnas elaboren un informe final y contesten a
unas cuestiones que aclaren el significado cultural del yacimiento.
El resultado es este trabajo, realizado en los cursos 96-97 y 97-98, que
me ha permitido establecer el título global y plural de “experiencias
didácticas sobre el entorno arqueológico de S. José de La Rinconada”
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