TARTESSOS |
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LOS ENIGMAS DEL CERRO MACARENO
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Joaquín Ramón Pérez Buzón - Profesor del I.E.S. La Campiña - Arahal (Sevilla) | ||
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CONCLUSIONES Secuencia completa de la excavación: - La más antigua es del Bronce final, de la segunda mitad del VIII, y se la ha denominado “tartesio precolonial reciente”. Los influjos fenicios no se produjeron en este momento, sino un poco más tarde, a lo largo del siglo VII a.n.e., posterior a los asentamientos cercanos del Carambolo o Carmona. - La segunda fase es orientalizante plena, o “tartesia colonial plena”, y abarca el siglo VII y los inicios del VI.
-A continuación la fase
tercera, la denomina “de transición” o “protoibérico”,
datándose desde el segundo cuarto del siglo VI hasta mediados del V,
“con unos elementos presentes que abogan por una industria local
siguiendo las pautas del orientalizante con la introducción de los
primeros barnices cerámicos de mala calidad que no son precisamente
orientales” (Ibidem, 108).
- La cuarta fase datada
entre desde mediados del siglo V hasta el segundo cuarto del IV, se ha
denominado “ibérico inicial”. En este momento se advierte una
destrucción violenta de las viviendas, “consecuencia quizás de algún
episodio bélico relacionado con el mundo cartaginés” (Ibidem,
107). No obstante, en la segunda mitad del siglo V el comercio debió ser
de gran intensidad, si se tiene en cuenta
“la presencia abundante de
ánforas griegas y púnicas”. - La fase posterior, o quinta, desde el segundo cuarto del IV hasta mediados del III, define la cultura “ibérica plena”, “que tendría aquí menos calidad que en el Sudeste hispano o en el círculo de Andalucía oriental, desde donde el Cerro Macareno percibiría no solamente las ideas sino incluso materiales” (Ibidem, 108). Termina esta etapa posiblemente con los inicios de las guerras púnicas, que supuso también un momento de retroceso económico a juzgar por el número de ánforas. - “Ibérico final”, que perdura hasta la romanización plena, quizás hasta mediados del siglo II, “según demuestra la creciente presencia de productos romanos” (Ibidem, 108). - A mediados del siglo II, en plena romanización, se ha situado la fase denominada “iberorromana”, en la que “el sustrato ibérico indígena sigue todavía muy fuerte” (Ibidem,108). Hacia el año 100 la presencia de ánforas cartagineses y romanas sugiere un comercio floreciente, justamente en el momento de abandono del Cerro Macareno. El suma, los comienzos del iberismo –mejor emplear el término de turdetano– comienza en el CM en el segundo cuarto del siglo VI, y ocupa una serie de fases hasta época romana. Este aspecto es de gran interés, la pervivencia de materiales turdetanos en época republicana, que también se advierte en la zona más baja del Guadalquivir. Lo que no está muy claro es la relación de los estratos de incendio, en un área tan restringida, con el mundo cartaginés en la segunda mitad del siglo V y comienzos del IV. |