TARTESSOS OFICIALISTA

 

                                                     

EL CARÁCTER AUTÓCTONO Y ORIGEN

PREHISTÓRICO DEL EZKARA O EUSKERA

 

  Jorge María Ribero-Meneses

 

 

 

Ponencia II Congreso sobre el Origen del Euskera.

Fuente: http://www.iberiacunadelahumanidad.com/

 

Santander, Octubre 2006

 

Índice:

0. Introducción.

1. La verdadera Ciencia.

2. Declaración como Patrimonio de la Humanidad.

3. El reconocimiento del Euskera, obstaculizado por intereses ajenos al ámbito científico 

4. El contencioso del Euskera. Haciendo historia...

5. El refrendo de la Biología Molecular

6. La primera Civilización del planeta.

7. La primera palabra escrita.

8. El cimiento de la Filología.

9. Lenguas Euroindias

 

0. Introducción.  arriba

Sólo la pavorosa superficialidad y, lo que es mucho más grave, la parcialidad de los estudios lingüísticos efectuados hasta el presente, permite comprender cómo algo tan deslumbrantemente obvio como es la mayor ancianidad de la lengua Euskera o Baska sobre todas las lenguas del planeta, ha podido pasar desapercibido para el común de los filólogos, salvedad hecha de algunas rarísimas excepciones que habiendo intuido este hecho, no supieron o no pudieron desarrollarlo y fundamentarlo como era menester (Humboldt, Astarloa, Cejador, Larramendi, I. Aguirre...). El Euskera es el precedente incontestable de las denominadas lenguas clásicas -Griego y Latín-, así como de todas las lenguas románicas. Es también la más vieja de las mal denominadas lenguas indoeuropeas -cuyo verdadero nombre debería ser el de Euroindias- y su antigüedad y trascendencia es sólo comparable a la de otra lengua cantábrica, la Kaló, ignorada o menospreciada también hasta hoy y que tiene un impresionante parentesco con el Euskera. Todos estos extremos han quedado abrumadoramente probados en los más de ochenta libros que llevo escritos sobre la materia y de los que, a título de mero sumario, extracto a continuación algunas de sus premisas fundamentales.

 

1. La verdadera Ciencia  arriba

 

La verdadera Ciencia es aquella que a través de un proceso deductivo y de una labor exhaustiva de análisis de datos ampliamente contrastados, permite efectuar descubrimientos teóricos antes incluso de que lleguen a producirse los hallazgos materiales que permiten refrendarlos. En este sentido, la labor de investigación histórica, antropológica y filológica que vengo realizando desde el año 1984, con el propósito de refrendar mis tesis respecto a la filiación cantábrica de la Humanidad inteligente o sapiens, ha venido recibiendo en la última década el respaldo de otros muchos investigadores, en su mayoría no españoles, que por caminos distintos han desembocado en conclusiones muy similares e incluso idénticas a las mías.

 

El debate sobre el error o acierto de mis tesis respecto a la primogenitura histórica de los pueblos que habitan en el sector central y oriental del Litoral Cantábrico resulta, pues, extemporáneo y peregrino, una vez que una larga sucesión de hallazgos arqueológicos y, sobre todo, de resultados obtenidos por los Biólogos Moleculares a través del estudio del ADN, han venido confirmando, punto por punto, buena parte de mis tesis previas respecto a la génesis de la Humanidad racional y de la Civilización, tenidas por aberrantes en el momento -años 1984 y 1985- en que fueron formuladas. Y estamos hablando de unas fechas en las que el estudio de la genealogía de los pueblos a través del ADN permanecía inédito y en las que, por lo demás y en lo que se refiere al Norte de España, tampoco se habían producido todavía los primeros hallazgos que hicieron universalmente célebre al yacimiento burgalés de la Sierra de Atapuerca.

Nada, pues, abonaba en 1984 la posibilidad de que nuestra especie hubiera tenido su cuna a orillas del Cantábrico, siendo la situación en que nos encontramos veintidós años después, absolutamente la opuesta: hoy y merced a la labor de un minúsculo número de investigadores de distintas disciplinas que hemos venido trabajando de forma independiente, puede afirmarse que el número de evidencias que sustenta la posibilidad de que la Humanidad inteligente naciera en el Norte de España, resulta abrumador.

 

El veredicto respecto al acierto y rigor de cualquier suerte de tesis o de hipótesis, no lo emiten los hombres sino los hechos. Son las pruebas objetivas las únicas que cuentan a la hora de acreditar un descubrimiento, no los criterios por lo común cambiantes y pocas veces cualificados de los estudiosos. Porque, por principio y siguiendo una pauta para la que no se conocen excepciones, la opinión de lo que con Ortega y Gasset podríamos denominar la ciencia canónica ha sido siempre contraria y hasta beligerante con cualquier descubrimiento que pusiera en entredicho ese saber tradicional del que dicha ciencia constituye, precisamente, su principal garante y adalid.

 

¡Cuántas veces se ha visto y se seguirá viendo cómo los especialistas arremeten contra un descubrimiento determinado sin conocerlo siquiera y sin haberlo analizado profunda y desapasionadamente! Y a este respecto, omito mencionar ejemplos más que ilustres que están en la mente de todos...

 

Mis investigaciones multidisciplinares han producido ya una larga sucesión de descubrimientos -no difundidos en su mayoría, por decisión propia-, de los que a continuación enumero los principales, haciendo constar que todas las fechas señaladas corresponden a los años en los que tales descubrimientos quedaron documentados en los libros escritos por mí y publicados al efecto. Diez, quince y hasta veintitantos años más tarde, la Genética, la Arqueología y hasta la Filología han venido corroborando cuanto en todos esos libros había quedado profusa y sólidamente desarrollado:

 

1984.   Cuna cantábrica del Homo Sapiens y del Neanderthal 

1985.   Primer poblamiento de América por los pueblos paleolíticos del Norte de España                                                               

1988.   Estirpe cantábrica de los pueblos británicos                                                             

2004.   Origen del Lenguaje                                                                                                             

2004.   Origen de la Escritura                                                                                                          

2005.   Origen de la Medicina                                                                                                         

2005.   Origen de la Cirugía                                                                                                              

2005.   Origen de la Farmacia                                                                                                          

2005.   Origen de la Arquitectura                                                                                                  

2006.   Cuna catalana del Mediterráneo                                                                                  

2006.   Localización de Hespérida en la Península y Bahía de Santander

2006.   Emplazamiento en Santander del Primer Templo de la Humanidad

 

2. Declaración como Patrimonio de la Humanidad  arriba

 

De manera constante, a lo largo de los ya cerca de veintitrés años que llevo exhaustivamente consagrado a la consolidación de mis tesis sobre la génesis cantábrica de la Civilización, he venido defendiendo por doquier, tanto en mis libros, como en mi correspondencia, entrevistas, conferencias y artículos periodísticos, que los Gobiernos de España y de Euskadi deberían solicitar de la UNESCO el reconocimiento como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad para la lengua Euskera o Baska. El mismo título que, desde que descubriera su monumental importancia mucho más recientemente, reclamo también para la lengua Gitana o Kaló. Para ésta, por su escalofriante antigüedad. Para aquélla, por su venerable ancianidad y porque se trata, sin ningún género de dudas, de la lengua que más fiel ha sabido mantenerse a la Lengua Primigenia de la que, incontestablemente, derivan todas las hablas del planeta. Por razones que son fáciles de comprender, la lengua Kaló ha llegado hasta nosotros notablemente degradada. Cosa que no ha sucedido con el Euskera, merced por una parte al aislamiento geográfico en que tradicionalmente se han mantenido los pueblos del litoral cantábrico y, por otra, al hecho de que los habitantes del Cantábrico central y oriental hayan permanecido fieles a sus lares originarios desde hace no ya decenas sino centenares de miles de años.

 

Mi presencia en el Segundo Congreso sobre el origen del Euskera, más allá de la exposición de mis tesis sobre una materia a la que llevo apasionadamente consagrado desde hace más de dos décadas, tiene como principal objeto el hecho de trasladar a todos los asistentes al mismo mi determinación de no cejar hasta conseguir ese reconocimiento hacia la lengua Baska por parte de la UNESCO. Ojalá que el Congreso haga suya mi aspiración y mi reclamación y convierta esa reividicación en uno de sus principales objetivos. Porque una vez que -en las decenas de libros que llevo escritos sobre la materia- he dejado probada hasta el hartazgo la primogenitura de la lengua Baska sobre todas las lenguas del planeta, probando al propio tiempo que dicha lengua, junto con el Kaló, constituye el más remoto y, por ende, valioso Patrimonio Cultural de la Humanidad, resulta absurdo e inadmisible que la Comunidad Internacional a la que en definitiva representa la UNESCO en el plano cultural, por desconocer este hecho, no adopte las medidas que hacen al caso para, por una parte, proteger a ambas lenguas como el mayor tesoro de la Humanidad y, por otra, promover toda suerte de estudios e investigaciones sobre ellas. Estudios de los que, por mor de la relación que existe entre la lengua Baska y todas las lenguas habladas hoy en el mundo, habrán de derivarse descubrimientos de toda índole, en relación con la génesis de todos los pueblos del planeta y con los albores de la aventura intelectual humana. Con todo cuanto ello entraña en orden al enriquecimiento cultural del conjunto de la comunidad internacional.

 

Resulta sencillamente demencial que sigan estudiándose por doquier dos lenguas como la Latina y la Griega, cuando las verdaderas lenguas madre de la Humanidad permanecen en el olvido y, además y en el caso del Kaló, al borde mismo de la desaparición. ¿Qué sentido tiene difundir dos lenguas muertas como la Latina y la Griega, cuando la lengua de la que ambas se han derivado, el Euskera, a diferencia de sus hijas, no sólo permanece viva sino que conserva toda su vigencia y su multimilenaria vitalidad? ¿No es del más elemental sentido común que todas esas Cátedras de Griego y Latín que se prodigan por los Institutos y Universidades de todo el mundo, una vez que se ha descubierto que ambas lenguas son meras derivaciones, modernísimas, del Euskera, deberían mudar de denominación y consagrarse al estudio de esta lengua?

 

Consciente de la trascendencia universal de todo este asunto, hace alrededor de quince años insté al Gobierno de Nabarra a encabezar ese movimiento que propugno para conseguir la declaración del Euskera como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Pero mi voz se perdió en el vacío. Ocioso es decir que, incomprensiblemente, el Gobierno de Euskalerria ha mostrado la misma indiferencia hacia mis tesis y pronunciamientos sobre el particular. Parecida actitud a la que he encontrado en el Gobierno de España, aun cuando sea de justicia admitir que algunos gestos hacia la cultura baska se han producido, significativamente, a renglón seguido de mis reiterados escritos a la Presidencia del Gobierno reclamando acciones valientes y específicas en favor de la lengua Baska. Y pienso, concretamente, en el otorgamiento a un escritor basko del Premio Nacional de Literatura...

 

Ante la indiferencia absoluta mostrada por las distintas Instituciones del Estado, en los primeros días del mes de Octubre del año 2002, hace exactamente cuatro años, decidí dar un paso más allá y elevar mis reivindicaciones respecto a la lengua Baska a dos Altos Organismos internacionales tan acreditados como la UNESCO y el Consejo de Europa. Vino esa iniciativa a cuento de la Impugnación que presenté ante ambos Instituciones, al hilo de la pretensión de La Rioja de consagrarse como Cuna del Castellano, llegando a proyectar, incluso, una Ruta del Castellano que suponía un gravísimo atentado contra la verdad histórica, al situar los orígenes de esta lengua en La Rioja y localizar sus primeros balbuceos en las provincias más meridionales de Castilla. Tras demostrar, a través de varios libros, la filiación cantábrico-euskérica de la lengua Castellana, la UNESCO atendió mi impugnación y dio carpetazo a la proyectada e inminente declaración del aberrante Camino de la Lengua como Patrimonio de la Humanidad.

 

Las Glosas Emilianenses lo único que demuestran es que la lengua Latina no ha sido hablada, jamás, en España a nivel popular. Y quiero añadir que hallazgos posteriores a mi impugnación han venido a corroborar todas mis tesis, al demostrar que hasta cinco siglos antes de redactarse las Glosas de San Millán de la Cogolla, ya existían escritos en los que aparecen documentados términos castellanos o romances.

 

Conseguí plenamente mi objetivo respecto a la aberrante pretensión riojana sobre el Castellano y, por lo menos, sembré en las Altas Instituciones mencionadas la semilla de la duda respecto a la supuesta filiación grecolatina de las lenguas y de la cultura de las naciones de Occidente. Una especie que la lectura de cualquiera de los libros que llevo escritos sobre la materia, revela como uno de los mayores desatinos que ha consagrado la Historia de la Civilización.

 

Del documento que presenté personalmente a la UNESCO en París y al Consejo de Europa en Luxemburgo en Octubre 2002, destaco el párrafo siguiente: Solicito de la UNESCO que asuma el Patronazgo sobre las Lenguas Cantábricas y en particular sobre la más antigua, el Euskera, ejerciendo la tutela sobre las mismas y velando por su salvaguarda, así como instando a los Gobiernos respectivos de Francia y de España a que emprendan cuantas acciones sean necesarias para legar a la posteridad un Patrimonio Lingüístico que constituye un tesoro inapreciable, no sólo para estos dos países sino para toda la Humanidad.

 

3. El reconocimiento del Euskera, obstaculizado por intereses ajenos al ámbito científico  arriba

 

Ya desde la lejana década de 1970, he venido ejerciendo, doblemente, como intelectual y como militante de la Cultura. Como tal acudo a este Congreso sobre el origen del Euskera, no tanto para dar a conocer mis investigaciones sobre el particular, amplísimamente desarrolladas en decenas de libros que están al alcance de todos, cuanto para tratar de transmitir mi convicción de que la verdadera batalla a dar no está tanto en seguir prolongando debates peregrinos respecto al origen de la lengua Baska (absolutamente obvio para cualquiera que lea uno sólo de mis libros), cuanto en la necesidad de trasladar a todas las Instituciones, tanto a escala autonómica, como estatal, europea e incluso universal, la convicción de que el largo y estéril debate respecto al origen del Lenguaje es un asunto anacrónico, fruto exclusivo de la ignorancia en que deliberadamente se mantiene a la Comunidad Internacional respecto a los estudios científicos que han dejado ya abrumadoramente demostrada la primogenitura de la lengua Baska.

 

Por razones de índole fundamentalmente política que en modo alguno deberían intervenir e interferir en un asunto de primera magnitud cultural como el que nos ocupa, nadie tiene demasiado interés en que se conozcan y se difundan las conclusiones de mis investigaciones sobre el origen del Euskera, del mismo modo que, en el pasado siglo, se hizo todo lo humanamente posible para que los trabajos previos de Julio Cejador y de su continuador Imanol Aguirre cayeran en el más absoluto de los olvidos. Y tengo fundadas razones para pensar que esta labor de claro y manifiesto boicot y obstruccionismo no ha sido auspiciada por la clase política que nos gobierna sino por aquellos sectores del ámbito académico a los que los valiosísimos estudios de Cejador y de Aguirre y mis propios descubrimientos sobre la génesis cantábrica de la Civilización, han abocado a la trágica situación que supone el hecho de tener que enfrentarse a la evidencia de que toda su supuesta Ciencia había sido edificada sobre los pilares del error. En la medida en que son estas camarillas académicas las que acostumbran a asesorar a la clase política, cae por su propio peso que todos los dictámenes que ésta recibe en relación con estas materias, rezuman no sólo escepticismo sino una profunda aversión hacia la labor de quienes, por poseer una lucidez que a ellos se les ha negado, nos hemos convertido en una temible amenaza para su deseo de perpetuarse en la confortable situación que sus cátedras y prebendas les confieren en todos los órdenes. De donde se infiere que por mor del egoísmo de unos pocos, aferrados a su ignorancia y a sus poltronas y dispuestos a hacer lo que sea para impedir que su Ciencia sea puesta dramáticamente en entredicho, la sociedad española, la propia sociedad europea y, a una escala superior, la Comunidad Internacional, vienen siendo privadas de todo el inmenso caudal de conocimiento que se desprende del hecho de que haya podido llegar a identificarse a las lenguas más antiguas del planeta y, por ende, de que haya quedado despejado el más viejo y recalcitrante de todos los enigmas que aún persisten en relación con nuestra especie: el de sus primeros y más remotos orígenes.

 

4. El contencioso del Euskera. Haciendo historia...  arriba

 

Una de las Instituciones españolas que pudiendo haber realizado una fecundísima labor en pro del Euskera, ha venido desarrollando la opuesta, es la Real Academia de la Lengua Española, principal promotora, por cierto, de lo que yo denomino la aberración emilianense. Pues bien, en lugar de rendirse a la cegadora evidencia que proyecta sobre la lengua Castellana y sobre todas sus hermanas Romances su incontrovertible filiación euskérica, la principal institución lingüística española sigue encastillada en la defensa de la disparatada maternidad de la lengua latina sobre todas ellas, negándose a admitir aquella evidencia y, actuando en consecuencia, a rectificar la práctica totalidad de las etimologías atribuidas al léxico castellano, buena parte de las cuales hunden sus raíces en la lengua Baska. Ante lo delirante de la situación a la que ese empecinamiento académico nos ha conducido, en el año 1996 dirigí un largo escrito al Presidente de la R.A.E, del que reproduzco a continuación algunos de sus puntos más significativos:

 

Primero.-  Desde el año 1984 vengo consagrándome de forma exclusiva y exhaustiva a la investigación de los primeros orígenes del ser humano y de la civilización. Para desarrollar estos estudios, en los que desemboqué fruto de un descubrimiento totalmente accidental, abandoné todas mis anteriores actividades profesionales, tanto académicas, literarias y periodísticas como de persona comprometida con la promoción y defensa de la Cultura.

 

 

Segundo.- Aunque planteada como investigación interdisciplinar (Historia, Arqueología, Antropología, Etnología, Geografía...), mi condición de filólogo me hizo comprender desde el primer momento que el estudio del Lenguaje y de la Toponimia constituía el único camino que podía despejar de forma definitiva el enigma respecto a los primeros y más oscuros estadios del devenir de la Humanidad racional.

 

 

Tercero.-  El estudio comparado de toda la Toponimia conocida del mundo antiguo, me condujo a la conclusión de que el tercio septentrional de la Península Hibérica (entre los Picos de Europa por el Oeste, el litoral cantábrico por el Norte, las provincias de Álaba y Bizkaya por el Este y el Macizo de La Demanda o de Ezkaray por el Sur) había acogido a los primeros pobladores del continente europeo. Exactamente la misma conclusión que una década más tarde ha empezado a desprenderse, por una parte de los estudios genéticos realizados por varias Universidades europeas y americanas y, por otra, de los sucesivos hallazgos antropológicos efectuados en los yacimientos burgaleses de Atapuerca.

 

 

Cuarto.-  Aunque sin llegar a vislumbrar que la Humanidad racional o sapiens había tenido su cuna en España, otros investigadores europeos de los siglos precedentes y de cuya existencia he tenido conocimiento años después de concebir mis tesis históricas, llegaron a conclusiones similares a las mías en relación con la extraordinaria aportación de la Península Hibérica al nacimiento de la Civilización. Me refiero concretamente a los franceses H. D´Arbois de Jubainville y Louis Charpentier, al lituano Oscar Vladislav de L. Milosz, al alemán Waldemar Fenn, al francocatalán Juan Perellada de Cardellac, al hispanopolaco Maestro Caramuel y Lobkowitz, al antiguo cronista regio Josep Pellicer i Ossau, al filólogo Julio Cejador, al académico de la Historia J. Fernández Amador de los Ríos y al catedrático Andrés Giménez Soler.

 

 

Quinto.- Uno de los Españoles más clarividentes del siglo XX, amén de basko ilustrísimo, José María de Areilza (ministro, embajador, Presidente del Consejo de Europa y hasta miembro de la Real Academia Española), admiraba y conocía mi obra en profundidad y alimentaba el propósito de organizar una reunión en la Academia, con el fin de que todos sus miembros pudieran escucharme y conocer de primera mano algunos de los descubrimientos filológicos que he realizado y que cambian radicalmente cuanto hasta aquí se ha creído saber sobre la génesis de las lenguas y de la propia cultura europea. Pero la hostilidad y hasta la inquina con las que mi labor de investigación ha sido y sigue siendo contemplada por aquellos a quienes aterra descubrir que todo aquello que han defendido y enseñado es falso, impidió que aquel provechoso encuentro pudiera celebrarse. Debido a ello y tras la muerte del Conde de Motrico, la R.A.E. se ha mantenido ajena a la auténtica revolución filológica que mi trabajo entraña y que viene avalada por una obra de investigación de enormes dimensiones en la que queda abrumadoramente demostrado el carácter riguroso e incontrovertible de mis postulados filológicos.

 

 

Sexto.- A pesar de que como licenciado en Filología Románica mis conocimientos se circunscribían a este ámbito lingüístico y al de las lenguas clásicas, mis descubrimientos sobre la primogenitura histórica del tercio septentrional hibérico me hicieron comprender de inmediato la importancia del papel desempeñado por las lenguas habladas en él y muy en particular por el Euskera. De ahí el que emprendiese de manera inmediata el estudio morfológico y semántico del vocabulario de dicha lengua, con el fin de identificar sus matrices o raíces fundamentales. Tras consagrar varios años a este trabajo, cualquier duda que pudiera abrigar respecto a la enorme antigüedad de la lengua Baska, quedó despejada para siempre. El Euskera no sólo demostraba ser más antiguo que todas las lenguas que hasta ese momento habían intervenido en mi investigación, sino que resultaba deslumbrante su estrecho parentesco tanto con las lenguas Célticas y Románicas del Occidente de Europa, como con las dos lenguas -Griega y Latina- a las que hasta la fecha se ha reconocido como madres de la civilización europea.

 

 

Séptimo.-  La defensa apasionada que desde el inicio de mis investigaciones he venido haciendo de la lengua Baska, así como de sus extraordinarios vínculos con las lenguas Románicas y Clásicas, no ha contribuido precisamente a granjearme ni la simpatía ni el apoyo de los ambientes intelectuales españoles, nada predispuestos a admitir que la lengua Baska es extraordinariamente más antigua y por ende importante que las hasta aquí sacralizadas lenguas Griega y Latina. Máxime cuando, a mayor abundamiento, hago a éstas hijas del Euskera.

 

Algunos autores franceses y españoles de los siglos precedentes ya denunciaron la falsedad de esa supuesta latinidad atribuida a las lenguas francesa y castellana. El Abate Espagnolle escribió a este respecto: El sustrato principal de la lengua francesa es prelatino. Yerran por lo tanto aquellos que la hacen derivar de la lengua latina. Franc Bourdier, por su parte, en su libro Les origines de la langue basque, se expresa en estos términos tan demoledores: Tengo la impresión de que el vasco no ha sido tomado suficientemente en consideración para la búsqueda de las etimologías francesas, incluidos los nombres geográficos. La mayoría de estas etimologías son rebeldes a las derivaciones latinas.

 

En España, el doctor Gregorio López Madera, miembro del Consejo de Castilla, arremetió en varios de sus obras, ya en el siglo XVI, contra el fraude de la latinidad de las lenguas Romances: Los Romanos procuraron introducir su lengua en gran parte de Asia, de África y de Europa y en ningún punto consiguieron que se hiciese vulgar. Es cierto que en todo el Imperio Romano se hablaba el Latín por la gente más grave, para tratar con los Magistrados enviados por aquella República y para conseguir honores y oficios de ella, pero todo el pueblo y el común siempre se quedaron con sus idiomas. El amor y la afición que cada país tiene a su lengua y la mayor fuerza y multitud del vulgo, es bastante para conservarla. La lengua Española nunca fue la Latina, ni formada de la corrupción del Latín, sino lengua propia que convirtió a su modo todos los vocablos que recibía ajenos. Y así se quedaron los labradores con su Español: y eso es lo que yo afirmo, que a todo el pueblo nunca les entró el Latín, sino que se quedaron con su lenguaje.

 

Más próximo en el tiempo, el catedrático e historiador aragonés Andrés Giménez Soler, nacido en 1869, sostuvo postulados a los precedentes, pronunciándose también respecto a la gran ancianidad del Euskera. He aquí lo que dejó escrito en La Península Ibérica en la Antigüedad (Barcelona 1918): "¿Es Euskeria voz euskera? ¿De dónde viene la raíz eusk?", pregúntase un lexicógrafo vasco; y se responde a sí mismo: "Dios lo sabe". Naturalmente que Dios lo sabe todo, pero los hombres también pueden saberlo, y si no, hacer por saberlo. En esa respuesta late el vano empeño de declarar el idioma vascongado hecho aislado en el mundo filológico, en daño de la lengua que, por ser la más antigua, la primera que hablaron los habitantes de España, merece que todos, vascongados actuales y no vascongados, le profesen el amor que se presta a cuanto es monumento del pasado.

 

Discípulo de los aragoneses Julio Cejador y Giménez Soler, el investigador francocatalán Juan Parellada de Cardellac supo comprender no sólo la ancianidad de la lengua hablada por los Baskos, sino también su carácter incontestablemente autóctono: Los primitivos autores del euskaro, abuelos de los vascos, vivían ya en su actual territorio en la época glacial, como está por otra parte plenamente demostrado en nuestros días. Si los vascos han podido conservar su lengua es porque han mantenido, a través de milenios, su primitiva identidad racial, sus caracteres antropológicos ancestrales. El euskaro es la lengua paleolítica de los territorios ibero-ligures y no procede de ninguna parte sino que es autóctona. La lengua vascuence, como lengua prehistórica, constituye el monumento lingüístico más arcaico de Occidente, cuya conservación incumbe tanto a Francia como a España.

 

Juan Parellada no era filólogo y, por consiguiente, no puede recriminársele el hecho de no haber llegado a comprender que la lengua baskongada es el monumento lingüístico más valioso, no sólo de Occidente sino de todo el planeta.

 

 

Octavo.-  Muchos años después de iniciada mi labor de mi investigación sobre la génesis del Euskera, tuve conocimiento de la obra realizada a este respecto por el eminente filólogo aragonés Julio Cejador y por el principal heredero de su trabajo, el filólogo basko Imanol Aguirre, investigadores ambos sobre los que pesó un boicot académico similar al que yo he padecido, justamente por haber defendido la existencia de sólidos vínculos entre la lengua Baska y todas las lenguas del mundo. Tristemente y a pesar de ser los filólogos más eminentes que ha producido España, los nombres de Cejador y de Aguirre han caído hoy en el más absoluto de los olvidos, habiéndose entronizado en su lugar a mediocridades como Ramón Menéndez Pidal o Antonio Tovar, manifiestamente desdeñosas, ambas, hacia la lengua Baskongada.

 

A todo ello se refiere Balthasar de Echave en sus bien conocidos Discursos de la Antigüedad de la lengua Cántabra Bascongada: Hay otras muchas razones de gran fundamento y evidencia, para probar cómo haya sido la lengua Bascongada no sólo primera lengua de España, sino universal y muy vulgar en toda ella. La causa de haber estado tan ocultas y escondidas estas razones, entre muchos y en tantos años, no ha sido otra que no haberse preciado ninguno de bien entenderla, teniéndola por corta y barbarísima y de inexplicable pronunciación; infamándola aun los mismos naturales Bascongados, no por más, ciertamente, que por no entenderla, como cosa ya dexada de tan atrás por inútil y sin provecho alguno. Con cuya inteligencia hubieran nuestros historiadores dado de mano a muchas fábulas que se han introduzido, en razón de algunos nombres de ciudades y Provincias de nuestra España y sus fundaciones: atribuyéndolo todo a estrangeros a quien siempre son tan aficionados. Esta consideración y el amor grande que a mi Patria y lengua tengo, me han hecho fuerza a que tome la pluma en defensa de la antigua lengua Española. Siendo ella la primera de nuestra España, como por estos Discursos se echará de ver y siendo en sí tan cumplida y elegante como el romance que se usa y sin que tenga necesidad de mendigar de otras estrangeras bocablos algunos para su ornato.

 

Siendo esto ansí como lo es, no es razón que por la poca curiosidad e inadvertencia de los Bascongados se eche en olvido lenguage que a ellos y a toda España honra; y pues es justo que cada nación estime su lenguage natural, como lo hazen, justísimo es que España se honre con ella, como con tan propia suya...

 

Balthasar de Echave se expresa en los mismos términos y prácticamente con las mismas palabras con las que yo vengo defendiendo esta causa desde 1984, muchísimo antes de que llegase a mis manos una edición facsimilar de su valioso libro.

 

Noveno.- Los hábitos y las actitudes inquisitoriales tan fuertemente enraizados en la idiosincrasia española, son los responsables de que el mundo académico y, por extensión, el político, se sienta fuertemente inclinado hacia la labor de caza de brujas personalizada en aquellos que ponen en evidencia la tremenda inconsistencia del saber establecido. Es muy común y característico de España el que las personas a las que la sociedad encomienda la tutela e impulso de la Cultura, dediquen lo mejor de sus esfuerzos a destruir la labor de aquellos ciudadanos que de manera absolutamente desinteresada y altruista, realizan la labor de desentrañamiento de la verdad histórica que ellos se muestran manifiestamente incapaces de llevar a cabo.

 

 

Décimo.- Solamente conociendo el ínfimo nivel científico al que se ha movido hasta hoy la Filología tradicional, resulta posible comprender el menosprecio con el que la lengua Baska ha sido contemplada hasta la fecha por parte de la mayoría de los especialistas, en beneficio naturalmente de las lenguas Clásicas. Hace quince años hube de disuadir a un conocido catedrático de Griego, de su propósito de publicar una obra en la que pretendía probar que la lengua Baska procedía de la Griega. Le felicité por haber sido el primer catedrático en advertir las escandalosas analogías que existen entre ambas lenguas y acto seguido y con argumentos científicos irrefragables, pasé a demostrarle que esa influencia se había producido en sentido inverso y que es la lengua Griega la que viene a ser algo así como un Euskera renovado o remozado.

 

 

Undécimo.- Resulta sencillamente deplorable que cuestiones de naturaleza política hayan interferido en el aprecio y en la valoración de una lengua como la Baska que constituye un tesoro para toda la Humanidad y que causará el asombro general el día en que se empiece a conocer todo el caudal de información que contiene en relación con los orígenes de la cultura no ya occidental sino universal.

 

 

Duodécimo.- El Diccionario de la Real Academia Española prefiere buscar el referente etimológico de muchos términos castellanos en lenguas remotas que jamás se han hablado en España, antes que aceptar que esas voces son meros ecos de palabras baskas virtualmente idénticas y que forman parte de nuestro más profundo y genuino sustrato lingüístico. La única obsesión de los autores de nuestro Diccionario ha sido la de demostrar a cualquier precio -incluso el del ridículo- que el Castellano procede del Latín. Y ello, fundamentalmente, porque esa presunta maternidad convenía sobremanera a la jerarquía eclesiástica de la cultura española. Fruto de este empecinamiento anticientífico por establecer la filiación latina del castellano, el Diccionario confeccionado por la R.A.E. aglutina en sus páginas el más impresionante y nutrido florilegio de disparates que jamás se haya compendiado en libro alguno, haciendo no urgente sino apremiante la labor de redacción de un nuevo Diccionario que devuelva el vocabulario castellano a sus verdaderos cauces histórico-etimológicos.

 

 

Decimotercio.-  Gravísimo y además irreparable es el daño sufrido por todas aquellas lenguas que, siendo más antiguas que la Latina, han venido siendo desdeñadas en beneficio de ésta. Lo que, a falta de atención, de cultivo y de estudio, ha conducido a la virtual desaparición de algunas de las lenguas ancestrales del Norte de España: gallego, bable, montañés, kaló, euskera, fabla, aranés... Lenguas hacia las que la Real Academia Española ha mostrado siempre una absoluta displicencia. Se cuentan por decenas los escritos o comentarios irónicos, cuando no abiertamente despectivos, con los que los académicos y sus adláteres desdeñan a quienes no nos resignamos a que el Patrimonio Lingüístico hibérico se vea gravemente diezmado por mor de la aberrante preeminencia otorgada a la lengua Latina.

 

Las cifras ingentes que el Estado consagra a tratar de insuflar vida a las lenguas muertas, promoviendo su estudio en Colegios, Institutos y Universidades, deberían destinarse a conservar los últimos vestigios de las viejas hablas tradicionales de la Península Hibérica, gestadas todas ellas a orillas del Cantábrico. Esa labor de salvación o rescate es tanto más urgente y apremiante, cuanto que en el caso de varias de ellas está próxima a desaparecer la última generación de personas que las conocen y hablan, aunque sea en escasa medida.

 

 

Decimocuarto.- Distanciado de los estudios de Cejador y de Aguirre, aunque en sintonía con ellos, el objetivo de mis estudios filológicos se ha centrado en la reconstrucción del proceso de diversificación de las consonantes, así como en la recuperación de las formas más antiguas del habla humana, reconocibles a través de los vestigios que de ella han pervivido en todas las lenguas del planeta. Las herramientas principales de mi investigación han sido y siguen siendo las lenguas: Euskera, Kaló, Bable-Montañesa, Castellano-Catalana, Griega, Ketxwa, Indonesia, Gaélica, Galesa, Magiar, Bereber, Árabe y Swahili, teniendo siempre presente a las muy degradadas pero no por ello menos valiosas lenguas centroeuropeas: Francesa, Alemana e Inglesa.

 

 

Decimoquinto.- Todas las lenguas antedichas constituyen una representación harto cualificada de las lenguas habladas en los cuatro continentes, siendo las citadas en las primeras posiciones las que más fielmente han sabido perpetuar las pautas y la idiosincrasia de la primera lengua, común, hablada por la Humanidad. Y es que, con independencia de su hasta aquí tópica y gratuita clasificación por familias -indoeuropeas, semitas, amerindias, africanas...-, todas las lenguas de la Tierra comparten un origen común, defendido hoy por cuantos filólogos han emprendido investigaciones de Filología comparada similares a la que estoy desarrollando.

 

 

Decimosexto.- Sin el menor género de dudas, la lengua Baska es la que se ha mantenido más fiel al lenguaje primigenio, lo que la convierte en el más valioso patrimonio cultural de la Humanidad. Porque, como demuestro en mi obra, la ancianidad de las radicales vigentes aún en el habla euskérica se mide no en miles sino en decenas de miles de años. Lo que convierte a esta lengua y a su hermana la lengua Kaló en las más antiguas reliquia arqueológicas descubiertas... y por descubrir, al ser el Lenguaje la más antigua de todas las actividades culturales humanas.

  

  

Decimoséptimo.- La denominación de Española que la Academia trata de imponerle a la lengua Castellana, está prestando un flaquísimo servicio a la causa de la conciliación entre todos los Españoles, al identificar lo español con lo castellano y reafirmar a quienes no hablan habitualmente en Castellano, en su convicción de que no son Españoles. Máxime cuando lo castellano aparece identificado todavía con el régimen autoritario y centralista que ha padecido España durante cuatro décadas.

 

 

Decimoctavo.- Determinados grupos mediáticos establecidos en la capital de España vienen actuando como interesados voceros de las aberrantes teorías filológicas concebidas por alguien que pretende convencernos de que la lengua Baska no es autóctona de Hiberia sino que procede del Norte de África. Dichos grupos, que ni siquiera se han molestado en averiguar las acreditaciones científicas -inexistentes- que respaldan a ese filólogo, están respaldando y tratando de consagrar cuantos despropósitos viene propalando, con el exclusivo propósito de denigrar y humillar a la cultura baska y sin que les importe lo más mínimo el daño gravísimo que con esa irracional e irresponsable conducta están inflingiéndole, por una parte a la Ciencia y a la Cultura y, por otra, a la causa del acercamiento entre los habitantes de Euskadi y del resto de España. El periódico que lidera uno de esos grupos, titulaba de este modo una de las páginas que ha publicado al respecto: El euskera nació en África. Una mamarrachada sostenida por un indocumentado al que se otorga crédito y cancha porque su ignorancia conviene a la causa del menosprecio de la cultura baska. Se da, pues, como probado y definitivo un hecho que constituye una aberración científica, aun a sabiendas de que es absolutamente falso. Lo que constituye un doble fraude, porque por una parte se trata de engañar a la opinión pública y, por otra, se subvierte la propia verdad científica. Sólo desde una ignorancia histórica de magnitudes catedralicias puede sostenerse el desatino de que la lengua y, por ende, la población del País Basko, proceden del Norte de África. ¿Dónde están las huellas paleolíticas de la presencia del Homo Sapiens en el Magreb que, por el contrario, aparecen por millares en todo el Norte de España y muy en particular en su sector más antiguo del Oriente de Asturias, de Cantabria y de Bizkaya? Y la misma crítica virulenta que realizo de la hipótesis norteafricana, la extiendo a la hipótesis caucásica. Otro monumental desatino que, consagrado por unos ignorantes, consiguió hacer fortuna hasta el punto de que todavía hoy se repite. Evidentemente, quienes consagraron este disparate desconocían que las más remotas raíces del nombre de Hiberia que las gentes del Norte de España reprodujeron en la actual Georgia, sólo aparecen a orillas del Cantábrico. Del mismo modo que desconocían que ARMENIA Mayor es un antiquísimo nombre, documentado, de la Península Hibérica.

 

¿Dónde se encuentran los paralelos de Altamira en el Norte de África y en la región del Cáucaso...?

 

Quiero añadir que he venido intentando, reiteradamente, que esos mismos grupos mediáticos que no pierden ocasión para zaherir a la cultura baska, publiquen algunas de las muchas noticias que no cesan de producirse, que la enaltecen y que confirman plenamente mis tesis respecto a su infinita trascendencia, pero todos mis esfuerzos han resultado vanos. Se ocultan, sistemáticamente, todas las noticias que vienen refrendando la primogenitura histórica del Norte de España. En 1995 me dirigía por escrito al entonces director del diario ABC, Luis Mª Ansón, en estos términos: Aunque comparto plenamente su fobia contra el terrorismo en el País Basko, me atrevo a sugerirle la posibilidad de equilibrar todo este tipo de informaciones con otras que analicen e incluso enaltezcan los numerosos y decantados valores de la sociedad y de la cultura baskas. De este modo se evitaría el que pueda tildársenos a todos "los Españoles" de enemigos de los Baskos... Huelga decir que no me hizo ni caso.

 

5. El refrendo de la Biología Molecular  arriba

 

Cuando en el año 1984 descubrí que la Humanidad racional y la Civilización habían tenido su cuna a orillas del Cantábrico central y oriental, me convertí en el acto en el científico español más abominado. Y aborrecido no por los científicos de otros países sino por los propios españoles, a los que mi descubrimiento de algo que resultaba tan obvio e incontrovertible, puso en un patético entredicho. Han transcurrido más de dos décadas desde entonces y las sonrisas de burla y/o de desdén que se dibujaron entonces en los rostros de cuantos se pretenden intelectuales en nuestro país, han ido descomponiéndose en la medida en que diferentes disciplinas -y con ventaja sobre todas ellas- la Biología Molecular, han ido corroborando de forma inapelable el rigor y el acierto de aquellas tesis mías por las que tántas vestiduras se rasgaron hace veintidós años, llegándose al extremo irracional de que las comunidades más directamente afectadas y beneficiadas por mi descubrimiento -Cantabria, Euskadi y Asturias- me declarasen poco menos que persona non grata.

 

A lo largo de la última década han comenzado a generalizarse los estudios sobre el ADN de los diferentes pueblos de la Tierra. Y muy particularmente de aquellos a los que se confiere un valor singular, en razón a la mayor y mejor preservación de sus peculiaridades étnicas y culturales. No en balde, lo que subyace detrás de este inusitado interés de la Biología Molecular, no es otra cosa que el llegar a dilucidar cuál es entre todas las familias humanas aquella en la que pueden distinguirse, con mayor pureza, los rasgos genéticos que definieran a nuestros primeros ancestros conocidos. Se trata, pues, de llegar a esclarecer cuál es la primera familia humana, precursora y antecedente de todas cuantas hoy configuran el ramificado tronco genético de la Humanidad.

 

Habida cuenta de la universal nombradía alcanzada por la singularidad de la lengua y de la cultura baskongadas, nada tiene de particular que la población de Euskadi haya atraído la atención y el interés de los genetistas. Existían a priori enormes posibilidades de que las expectativas sobre la diferencialidad del pueblo euskaldún no se vieran defraudadas. El primer estudio en profundidad sobre la identidad genética de los Baskos fue acometido por el profesor Jaume Bertranpetit, catedrático de la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona. Sus conclusiones no pudieron resultar más determinantes: No tenemos ninguna duda de que el origen de los vascos es autóctono; los vascos son, sin duda, la población más autóctona de Europa.

 

No mucho después, la Universidad de Stanford mostró también un interés especial por el ADN de los Baskos, habiendo desembocado en la conclusión de que Baskos, Sardos, Lapones e Islandeses integran las cuatro únicas razas puras que existen en Europa. Y también en este caso, se destaca a los Baskos sobre los otros pueblos mencionados, reconociéndoseles como los únicos descendientes directos del hombre de Cro-Magnon, al tiempo que como los primeros humanos modernos que han habitado en Europa. O lo que es lo mismo -añado yo- en el mundo. Porque si los cromagnones son nuestros únicos antepasados directos conocidos y los Baskos son sus más próximos descendientes, entonces la conclusión es evidente: el pueblo euskaldún es el más viejo de la Tierra. ¿O habrá alguien que defienda el despropósito de que los primeros sapiens cruzaron Gibraltar, despreciaron toda la Península Hibérica y fueron a recluirse en las montañas cantábricas, no habiendo dejado ni rastro en todo el continente africano del que, a tenor de lo que disparatadamente defiende la Antropología contemporánea, eran originarios? A menudo tengo la impresión de que un buen número de investigadores no tiene el menor interés por esclarecer nuestro pasado. Sólo así entiendo su constante menosprecio por el sentido común, así como sus desvaríos y su afán por sumar confusión nueva a las mentiras viejas de los textos históricos...

 

La que muchos reconocen como la revista de mayor tirada del mundo, la americana National Geographic, publicó un reportaje en el año 1995 en el que reconocía al pueblo basko su condición de primogénito de Europa. Un reconocimiento que si hoy puede parecernos obvio, en 1984, cuando descubrí la filiación cantábrica del Homo Sapiens, habría resultado inimaginable. Y no digamos ya en una revista del prestigio y de la universalidad de ésta a la que me refiero. Busqué con ahinco, en la prensa española, algún artículo que glosase el extenso aunque no muy profundo análisis efectuado por National Geographic sobre la sociedad baska, mas no lo hallé. Y ello a pesar de que esta noticia ha sido una de las más trascendentales que se han producido en España en los últimos siglos. Por cuanto lo que tras ella subyacía era el primer reconocimiento internacional de la primogenitura histórica de la Península Hibérica.

 

Una vez desatados la curiosidad y el interés de todos los genetistas del mundo por el auténtico filón que para ellos supone esa verdadera reliquia étnica que constituye la población de Euskadi y de la Cantabria oriental, se comprende bien el hecho de que junto a la proliferación de estudios como los que acabo de mencionar, haya prendido el afán por inmortalizar en alguna medida las peculiaridades genéticas de los habitantes del Cantábrico central y oriental. Así la Florida International University de Miami, la Emory University de Atlanta y el Instituto Nacional de Genética de Colombia, han decidido congelar células extraídas de la sangre de un centenar de Baskos que contaban con un mínimo de ocho apellidos euskéricos. De este modo, esas células vivirán congeladas durante siglos con el fin de facilitar su estudio a las generaciones venideras.

 

A finales del año 2002 y justamente cuando acababa de presentar ante la UNESCO y el Consejo de Europa la impugnación a la que me he referido anteriormente, respaldada por mi libro La región cantábrico-pirenaica, cuna del lenguaje humano, la revista Sientific American y todas sus filiales distribuidas por medio mundo, me dieron palmariamente la razón al dar amplísima difusión universal a los resultados de sendas investigaciones genética y filológica llevadas a cabo por científicos europeos, que suponían la confirmación aplastante de las tesis que vengo defendiendo en solitario desde el año 1984, en relación con la filiación cantábrica de todos los habitantes de Europa. Veinte años de ostracismo por defender la tesis del origen cantábrico de toda la población del continente europeo, llegaban a su fin merced a las conclusiones de la Biología Molecular.

 

Una vez más, la noticia de la filiación cantábrica de los habitantes de Europa, pasó totalmente inadvertida en España, deliberadamente silenciada por la práctica totalidad de los medios de comunicación tanto audiovisuales como escritos. Y ello a pesar de que, a mi juicio, desde el descubrimiento de América en 1492, no se había producido una noticia de mayor trascendencia y calado histórico-cultural.

 

Por último y en este caso muy recientemente -finales del mes de Septiembre del año 2006- las agencias de prensa se han hecho eco de los resultados de una investigación promovida por la Universidad de Oxford, de la que se ha resultado una nueva confirmación, aplastante, para las tesis que vengo defendiendo desde el año 1984: todos los habitantes de las Islas Británicas proceden del Norte de España. Exactamente lo mismo que, tras la redacción de un libro consagrado a este asunto, defendí en Febrero de 1987 en una conferencia impartida en el Instituto de España de Londres...

 

6. La primera Civilización del planeta  arriba

 

No por azar ni por casualidad, el foco desde el cual se produce la proyección del lenguaje humano, coincide puntualmente con la región en la que se gesta el arte paleolítico y la arquitectura megalítica. O, lo que es lo mismo, las primeras manifestaciones culturales de la Humanidad. Con el valor añadido de que es en ese mismo espacio geográfico del planeta, donde se produce la aparición -probada, documentada e indiscutible- de los primeros seres humanos neta e incontestablemente racionales o sapiens.

 

¿No es de la más aplastante coherencia que la cuna del lenguaje coincida exactamente con la región en la que se gesta la pintura, la escultura, la arquitectura y, por consiguiente, la cultura y la civilización humanas?

 

¿No es abrumadoramente evidente que si la pintura, la escultura y la arquitectura comparten una misma cuna, sea ésta a su vez la que viera nacer las restantes manifestaciones culturales humanas, imposibles de documentar hoy por el hecho de que no fueran plasmadas sobre materiales imperecederos como la piedra?

 

¿No cae por su propio peso que fueron aquellos mismos pueblos del Norte de España y del Sur de Francia que acuñaron sobre piedra las primeras manifestaciones culturales que nos son conocidas, quienes crearon la Música, la Tragedia o la Poesía? ¿O es acaso concebible que quienes pintaron Altamira o Lascaux no poseyeran el nivel intelectual y artístico necesario como para componer melodías o poemas que, sin la menor duda, estarían a la altura de las magistrales composiciones pictóricas que nos han legado?

 

Y si el más elemental sentido común nos enseña que los hombres del Paleolítico Superior poseían ya un lenguaje cuyo nivel de desarrollo era, como mínimo, similar al de sus creaciones artísticas, ¿no resulta meridianamente obvio que la matriz del habla humana tiene que hallarse -necesariamente- en la misma región en la que -por espacio de decenas de miles de años- se desarrollara la más antigua civilización conocida, al tiempo que -con abismal diferencia respecto a las demás- la más longeva?

 

Por otra parte y no existiendo indicios en ningún otro lugar del mundo, de una cultura que hubiera podido servir de modelo a la gestada por los cromagnones cantábricos y galos, ¿no tenemos elementos de juicio más que suficientes para deducir el carácter autóctono de estos pueblos y, por consiguiente, de la lengua por ellos creada?

 

Y si es manifiestamente obvio que la primera cultura de la Tierra -o, lo que es lo mismo, la primera Civilización digna de tal nombre- se fragua a orillas del litoral Cantábrico hibérico y en la región gala que se extiende entre el río Dordoña y el macizo de los Pirineos, ¿quién podrá rebatir con argumentos científicos de una mínima entidad que el lenguaje humano nació exactamente en el mismo punto en donde se forjan el Arte y la Cultura?

 

¿No es una verdad indiscutible que la evolución intelectual del ser humano ha seguido un proceso paralelo al de la evolución del lenguaje con el que construía y expresaba sus ideas? ¿Y no es igualmente incontrovertible que el artista o artistas que pintaron los bisontes de Altamira, tenía que poseer -inexcusablemente- un alto grado de desarrollo intelectual? De donde se deduce que si efectivamente poseía ese elevado coeficiente intelectual, tenía que poseer, a la fuerza, un lenguaje altamente evolucionado. Porque resulta risible y al propio tiempo patética, la idea que las nefastas películas sobre la Prehistoria han imbuido a la sociedad, respecto al salvajismo y brutalidad de los hombres y mujeres que vivieron en las cuevas del Norte de España y del Sur de Francia, poniendo los cimientos de la civilización de la que, todavía hoy, somos hijos y beneficiarios.

 

Las investigaciones sobre los orígenes del lenguaje, que vengo desarrollando desde el año 1984, han corroborado abrumadoramente todos estos extremos que acabo de dejar expuestos, pudiendo demostrarse, inapelablemente, que la lengua Baska que todavía se habla en el Norte de España y en el Sur de Francia es, con enorme diferencia, la que más fiel se ha mantenido al lenguaje de las gentes que protagonizaron el alumbramiento de la cultura universal en ese mismo ámbito geográfico. Y esto es perfectamente constatable hoy, tanto merced al estudio de dicha lengua como ahondando en el estudio de los nombres geográficos del área cantábrico-gala.

 

Si mis conclusiones respecto a la primogenitura de la Lengua Baska no supone ninguna sorpresa, al tratarse de un hecho que viene siendo presentido -aunque jamás demostrado- desde hace varios siglos, lo que sí constituye una aportación revolucionaria de mis investigaciones histórico-filológicas, es el hecho de que todas las lenguas del Norte de España y del Sur de Francia, sin excepción ninguna, hunden sus raíces en el mismo sustrato prehistórico que la lengua hablada por el pueblo Basko, estando estrechísimamente emparentadas con ella. Y ocioso es decir que entre esas lenguas estoy incluyendo a las lenguas Castellana y Francesa. Lenguas ambas cuya cuna se sitúa hoy, aberrantemente, en el decurso de la Edad Media, cuando se trata de dos de las lenguas más antiguas del planeta, hijas de la antigua lengua Cantábrica de la que el Euskera es su más fiel y directa heredera.

 

7. La primera palabra escrita  arriba

 

La Filología es la única disciplina arqueológica capaz de esclarecer buena parte, si no la totalidad de los enigmas que existen en relación con los orígenes de nuestra especie; orígenes que yacen hoy, enterrados bajo metros de sedimentos, a la espera de que nos decidamos a exhumarlos. Nada de cuanto produjo o nos legó la Humanidad primitiva se halla, pues, a la vista de todos, requiriéndose de la labor continuada de decenas de generaciones, para que sólo una milésima parte de nuestro inapreciable patrimonio enterrado llegue a ser conocido y estudiado. Un lapso de tiempo demasiado largo para quienes, conscientes de todos los males que acarrea a la Humanidad el hecho de desconocer su verdadera ascendencia -que, por supuestísimo, no es africana-, nos hemos propuesto descifrar, para siempre, el que se ha revelado como el más recalcitrante de todos los misterios que ensombrecen la memoria de nuestra especie.

 

Nada de cuanto nos ha legado la Humanidad primitiva se encuentra a la vista de todos, excepto tres cosas: a) el paisaje que nuestros antepasados contribuyeron a configurar y en el que, aunque resulta enormemente difícil, es posible reconocerlos aún; b) la sangre que de aquellos remotos seres hemos heredado y cuyos secretos estamos empezando a desentrañar merced a los reveladores estudios del ADN; y c) el lenguaje que aquellos primeros seres humanos modelaron a lo largo de su dilatadísima historia y que sigue estando presente en el habla de todos los habitantes del planeta. Porque las palabras son las únicas que no mueren jamás y que, aunque degradadas en mayor o menor medida, constituyen un vínculo imperecedero que nos permite poder retrotraernos hasta los más remotos estadios de la evolución humana, descubriendo además, a través de ellas, la manera de pensar y de sentir de los hombres y mujeres que vivieron hace centenares de miles, si no millones de años.

 

Los seres humanos no hemos dejado jamás de hablar, ni tampoco hemos abierto un paréntesis en nuestra necesidad de comunicarnos mediante palabras, ya sea para adoptar otra lengua ya para inventar una nueva. Jamás hemos dejado de hablar, por lo mismo que tampoco hemos abjurado de nuestra responsabilidad a la hora de legar a nuestros descendientes la lengua que, a su vez, nos legaron nuestros mayores.

 

Me enorgullece ser el filólogo que ha tenido el privilegio de descubrir que el lenguaje es mucho más que un mero código de comunicación entre los seres humanos. Porque, por asombroso que pueda resultarnos, lo que conocemos como Lenguaje resulta ser la memoria de la Humanidad. O, para decirlo de manera mucho más precisa, el archivo histórico de nuestra especie. En las palabras está todo... En las palabras está cuanto nuestros más remotos ancestros pensaron y fabularon... En las palabras está cuanto nuestros antecesores creyeron, cuanto nuestros antepasados reverenciaron... Y, lo que es más importante, siguiendo el proceso retrospectivo de configuración de las palabras, podemos llegar, incluso, a reconocer la forma como se ha modelado el pensamiento humano, el proceso a partir del cual pasamos de ser una especie con atisbos de racionalidad, a adquirir la condición de seres plenamente racionales. Todo esto nos lo enseña el Lenguaje y, precisamente por ello, siempre será poco cuanto hagamos por descifrar ese caudal ingente de información que en el seno de las palabras se encierra y que nos permite llegar a esclarecer el cómo, el cuándo y el dónde de nuestros primeros orígenes. A esta causa me vengo consagrando, fervientemente, desde el año 1984 y ha sido todo el vastísimo bagaje de conocimientos que ello me ha proporcionado, el que en el año 2003 me permitió descifrar la más antigua palabra escrita conocida por la Humanidad hasta la fecha. Permanecía enterrada en el que muchos reconocen como el yacimiento arqueológico más importante del planeta -el Monte Castillo de la población cántabra de Puente Biesgo- y tiene una antigüedad mínima de 38.500 años. Léase, bastante más de 32.000 años más antigua que los primeros vestigios de escritura descubiertos en las culturas del Mediterráneo Oriental: Assyria, Egipto, Sumeria...

 

8. El cimiento de la Filología  arriba

 

Existe una sola vía para llegar a esclarecer la mayor o menor ancianidad de las diferentes lenguas de la Tierra y ese camino pasa por el desciframiento previo de la forma como se ha ido construyendo el habla humana. Sin esa herramienta que nos proporciona el hecho de conocer la forma como fueron diversificándose los primeros sonidos articulados por los seres humanos, resulta del todo punto imposible llegar a dilucidar el origen de las lenguas. De ninguna de ellas. Porque, por ilustrarlo con un ejemplo, si no sabemos cuál es la antigüedad respectiva de cada una de las consonantes y vocales que configuran esta palabra, cabeza, ¿cómo podremos determinar si es más antigua o más moderna que su paralelo latino caput y que su equivalente griega kefale?

 

El Esquema de la derivación de las consonantes que acompaña a estas páginas y a cuya confección he consagrado exactamente dos décadas, constituye el cimiento mismo de la ciencia filológica. Sin este esquema, sin conocer la forma como han evolucionando los sonidos o fonemas y, por ende, las letras que los representan, no hay Filología posible. Hay, sí, especulaciones, cabildeos y elucubraciones acerca del Lenguaje, pero no hay Ciencia merecedora de tal nombre. Porque, ¿cómo podemos construir una ciencia, sin dotarla previamente de un método y de un sistematismo sólidos? Nunca me ha entrado ni me entrará en la cabeza cómo los lingüistas han podido consagrar sus vidas al estudio del Lenguaje, sin haberse planteado la necesidad previa de construir un esquema como el que aparece reproducido junto a estas líneas. Esquema que, insisto, es el primero de su género. Jamás se ha elaborado otro análogo o remotamente semejante. Nada.

La Filología, como tal ciencia, ha nacido con ese árbol genealógico del alfabeto. Sin él, la Filología es -y nunca mejor dicho-pura palabrería. Con él, la Filología es ciencia. Una ciencia que nos permite reconstruir la forma como ha nacido y evolucionado el lenguaje humano y que, además, nos ayuda a saber qué idiomas son más antiguos que otros y, por ende, qué pueblos se han derivado de otros. De donde resulta que merced al esquema aquí reproducido, la Filología puede recorrer, respecto a las palabras, un camino de investigación similar al que la Genética recorre merced al estudio del ADN. Con la particularidad de que las conclusiones a las que, merced a ese esquema, puede llegar la Ciencia del Lenguaje, resultan ser tanto o más incontrovertibles que las que aporta la ciencia que estudia nuestros genes.

 

La extraordinaria importancia del Esquema de la derivación de las consonantes, radica en que sin esta herramienta resulta absolutamente imposible reconstruir el proceso de evolución seguido por el habla. Y sin alcanzar este objetivo, resulta igualmente imposible poder descifrar el significado primitivo de las palabras, así como las ideas que subyacen tras ellas y que motivaron su creación. Lo que equivale a decir que sin el esquema en cuestión, deberíamos desistir de llegar a conocer, jamás, cuál ha sido el proceso intelectual seguido por nuestra especie desde que existe como tal. E, ignorando esto, tendríamos que renunciar a saber no sólo cuáles son las raíces primitivas de las palabras, sino lo que es muchísimo más importante, cuáles son las raíces de nuestras ideas. Porque toda nuestra forma de pensar y de sentir se halla cimentada sobre las idealizaciones y creencias de nuestros más remotos antepasados y el libro que cuenta con todo lujo de pormenores cuáles han sido esas impresiones, mitificaciones o fabulaciones, es aquel al que conocemos con el nombre de Lenguaje. Porque la más asombrosa y trascendental conclusión que se ha derivado de mis casi veintitrés años de exhaustivas y extenuantes investigaciones filológicas, es la de que el lenguaje constituye un auténtico libro en cuyas páginas (las palabras) dejaron nuestros antepasados clara, minuciosa y reiterativa constancia de sus creencias mítico-religiosas en relación con el origen de la vida sobre la Tierra. Que es éste el principio por antonomasia sobre el que el ser humano ha erigido todo el edificio de sus ideas. O, lo que viene a ser lo mismo, el edificio completo de la civilización. El lenguaje resulta ser, así, un auténtico Diccionario en el que aparecen exhaustivamente desarrolladas cuantas noticias llegó a adquirir la Humanidad en relación con sus orígenes. Lo que viene a significar que en la medida en que seamos capaces de desentrañar el primitivo valor de las palabras, habremos conseguido recuperar lo más valioso y trascendente del pensamiento de nuestros más remotos ancestros: sus ideas en relación con el origen del mundo y de la vida.

 

Ocioso es decir que sin el Esquema de la derivación de las consonantes, resulta del todo punto imposible llegar a determinar la mayor o menor pureza o arcaísmo de las distintas lenguas. Y, desconociendo esto, deberíamos desistir de seguir empeñados en esclarecer la etimología de las palabras, sobre la base de presumir que cada voz del lenguaje tiene su origen en un término, más antiguo, conservado por una lengua determinada. Que es sobre esta idea, verdaderamente aberrante, sobre la que se han confeccionado todos los Diccionarios del planeta, así como especies tales como aquella que pretende que todas las lenguas del Occidente de Europa proceden de la lengua latina y, en menor medida, de la griega. ¿En qué se funda esta presunción? ¿Sobre qué base se cimienta semejante dogma? Absolutamente sobre ninguna. Simplemente, en la presunción de que como naciones que todos reconocen como más cultas, se da por sentado que debieron ser Griegos y Latinos quienes fecundaron intelectualmente a los pueblos más occidentales de Europa, aportándoles el preciosísimo presente de su lengua y de su cultura. Así se ha creído siempre desde hace bastante más de un milenio y como quiera que nadie se ha planteado jamás demostrar el error de tal razonamiento, aquella hipótesis se ha convertido en un dogma filológico que nadie se atreve a cuestionar so pena de verse anatematizado de forma furibunda, al tiempo que condenado al peor y más irredento de los ostracismos.

 

Y sin embargo, bastaba con investigar el proceso que ha seguido la diversificación de las consonantes, para llegar a descubrir de forma meridiana qué palabras son más antiguas que otras y, por ende, qué lenguas se han conservado más fieles al habla primigenia, habiendo influido más en la formación o evolución de otras lenguas. Un título que, desde luego, no ostentan ni la lengua latina ni la lengua griega. Lo que quiere decir que el dogma de la maternidad de ambas sobre las lenguas europeas, es uno más de los despropósitos que nos ha legado el saber tradicional y que, iniciado ya el siglo XXI, tenemos el deber de desmitificar al fin, permitiendo que el método científico riguroso y estricto se convierta en nuestro único aliado a la hora de abordar el estudio del Lenguaje.

 

En efecto y merced a la magnitud y alcance del conocimiento que obtenemos a través del Esquema de las consonantes, podemos dar al traste con absurdos tales como el de la modernidad de las lenguas romances. Porque, lo que de él se desprende es justamente lo contrario: la lengua Latina es la más moderna de las lenguas Romances. Y del acierto rotundo de esa conclusión, da fe el hecho de que los estudios del ADN hayan probado que todos los Italianos proceden del Norte de España. De donde se infiere que si los habitantes de la Península Itálica eran originarios de la Península Hibérica, su lengua había de compartir, por fuerza, esa misma filiación. Lo que permite entender, al fin, el porqué de que los escritores latinos manifiesten que la lengua hablada por los legionarios romanos era muy afín a la hablada por los pueblos hibéricos, salvedad hecha de Kántabros y Baskos...

 

9. Lenguas Euroindias  arriba

 

La Prehistoria del Pensamiento Humano, título que engloba a toda mi obra de investigación, habrá sido la primera de carácter estrictamente científico en la que, rechazándose por principio cualquier interpretación sobrenatural (religiosa, mágica o esotérica) para justificar este fenómeno, se ha analizado la forma como nuestros más remotos antepasados accedieron a la racionalidad a través de la palabra, probándose también cómo llegó a modelarse ésta y cómo evolucionó hasta configurar ese código cifrado de sonidos al que conocemos con el nombre de lenguaje. La forma de crecimiento de un árbol, con todas sus progresivas ramificaciones, es la que más se asemeja a la manera como los primeros embriones de palabras, a fuerza de recrearse y desdoblarse en sonidos idénticos o análogos, han llegado a diseñar todos los vocabularios conocidos.

 

La recuperación de la primera lengua hablada por los seres humanos, resulta perfectamente posible merced al concurso de todas las lenguas hoy vigentes. Y ello porque con independencia de su mayor o menor grado de evolución, todas se derivan en igual medida de aquella remotísima habla originaria. No existen, pues, lenguas antiguas y modernas. Tampoco existen familias de lenguas. Existe, en rigor, una sola lengua universal interpretada de tantas maneras como idiomas son hablados hoy en el mundo. Idiomas que, en razón a su mayor o menor aislamiento geográfico, se han conservado más o menos fieles a la estructura fundamental de la primera lengua modelada por los seres humanos. Y es importante advertir, a este respecto, que en contra de la creencia general, la brevedad de las palabras no refleja, en absoluto, su mayor antigüedad. Antes bien, sucede todo lo contrario. Las palabras más cortas acostumbran a ser las más degradadas y, por ende, las más modernas. Porque la pérdida de fonemas en los vocablos, tiene su origen en la corrupción del lenguaje o, lo que es lo mismo, en la destrucción del legado cultural. De donde se desprende que las lenguas más cultas se distinguen por el hecho de haber sufrido en menor medida los efectos devastadores de la pérdida de sonidos en las palabras. Dicho con otras palabras, los pueblos más cultos han sido aquellos que mejor han sabido preservar su lengua.

 

Por lo que a las lenguas maldenominadas indoeuropeas se refiere, el más elemental sentido común nos enseña que su antigüedad no puede ser inferior a 40.000 años. El razonamiento es elemental: si Indios, Siberianos, Rusos, Germanos, Griegos, Anglosajones, Galos, Italianos o Hispanos hablamos lenguas hermanas y sabemos que la colonización de Euroasia se inició hace como mínimo 40.000 años, entonces cae por su propio peso que las lenguas que hoy hablamos son derivaciones de la que utilizaban quienes acometieron aquella formidable empresa de colonización y de conquista. Dicho con otras palabras, la lengua matriz de la que se han derivado todas esas lenguas, tenía una antigüedad muy superior a 40.000 años. Porque no vamos a ser tan irracionales como para pensar que esa lengua nació en el momento en que se produjo su dispersión.

 

Si la lengua madre de las hablas euroasiáticas se hallaba ya plenamente configurada hace entre 40 y 50 mil años, dado su grado de evolución y su complejidad -que podemos reconocer con facilidad a través de sus hijas-, hemos de deducir que su existencia se remontaba a estadios remotísimos. Porque se requiere no de decenas sino de centenares de miles de años para que lleguen a modelarse lenguas tan ricas y complejas como lo son las europeas.

 

Euroasia no se pobló desde la India sino desde el Occidente de Europa. Aunque muchos no parezcan querer enterarse. Vamos a ver: si todos estamos de acuerdo en que el Euskera es la única lengua paleolítica de Euroasia y se consigue demostrar que todas las lenguas de Europa y de Asia están emparentadas con la lengua hablada todavía por el pueblo basko, entonces ello quiere decir que la raíz de todas esas lenguas hay que buscarla en la lengua Baska y que, por ende, el poblamiento de Europa no se produjo desde la India como machacona y acientíficamente se nos viene repitiendo, sino desde el Norte de España y el Sur de Francia. Éstos son los hechos, ésta es la realidad, y todo lo demás son fantasías. O si no, ¿dónde se encuentra en Asia esa lengua paleolítica que pueda competir en antigüedad con el Euskera y que sería la matriz de todas nuestras lenguas.

 

Ocioso es decir que esa lengua no existe. Y no sólo eso sino que, encima, todas las lenguas de Asia -salvedad hecha de la Indonesia- han llegado hasta nosotros harto más corrompidas que las europeas. Por dos razones: porque el poblamiento de aquellos países es posterior y porque el aislamiento geográfico en que se han mantenido en relación con la matriz europea, ha propiciado su mayor degradación.

 

10. Propuesta de una nueva política cultural del Estado en relación con la lengua Baska  arriba

 

En Abril 2004 y tras producirse la investidura de José Luis Rodríguez Zapatero como Presidente del Gobierno de España, me dirigí a él por escrito para hacerle algunas reflexiones en relación con las diferentes lenguas del Estado y, muy en particular, con la Baska. Reproduzco a continuación algunos puntos de aquella carta:

 

El camino que conduce a la normalización de Euskadi pasa por una serie de gestos de buena voluntad y de reconocimiento del Estado Español hacia la siempre ignorada y menospreciada cultura baska. Sólo enmendando todos los infinitos entuertos que el cerril centralismo español ha inflingido a la sociedad baska a lo largo de los últimos siglos, lograremos salir del círculo vicioso en el que nos encontramos. Y no estoy pensando en agravios políticos sino, sobre todo, culturales. ¡Qué poco recatado ha sido (y sigue siendo) el desdén con el que los políticos y los intelectuales de Madrid han contemplado a la lengua y a la cultura baskas!

 

¿Cuál debería ser el primer gran paso de una política constructiva emprendida por el Estado para propiciar su reconciliación con la sociedad baska? La respuesta a esta pregunta se halla en la lengua Baska, propuesta por numerosos filólogos de todo el mundo -entre los que me incluyo- como la más antigua no ya del continente euroasiático sino de todo el planeta. Porque es urgente, yo diría que apremiante, que el Estado rehabilite solemnemente a dicha Lengua, de forma parecida a como se hiciera en 1992 en relación con la Comunidad Sefardita. España debe expresarles a los Baskos su orgullo por verse enriquecida por una lengua a la que hace ya muchos años y con sobrado fundamento definí como el más importante Patrimonio Cultural conservado por la Humanidad. Y a ese reconocimiento debe seguirle, inmediatamente, la determinación de hacer todo lo humanamente posible no sólo para conservar sino para difundir el conocimiento de una lengua cuya importancia histórico-cultural es sencillamente inconmensurable.

 

Urge un cambio de actitud y de tendencia y nadie mejor que el Gobierno de España para encabezar y liderar esa nueva política de reconocimiento, de conciliación y de respeto.

 

Proyectos que deberían acometerse:

 

I.  Creación de la Real Academia de las Lenguas Hibéricas

 

II.  Institución del Premio Rey de España de la Lengua Baska

 

III.  Creación del Instituto Amaya

De características similares al Instituto Cervantes, se ocuparía de la promoción y difusión, tanto a nivel nacional como internacional, de la lengua Baska y de sus hermanas cantábricas, hijas todas ellas de la antigua lengua Cantábrica en la que hunden sus raíces todas las lenguas.

 

IV. Institución de cátedras de Euskera

En una primera fase en todas las Universidades públicas y, en una etapa posterior, en todos los Institutos de Bachillerato. Como vehículo primordial para comprender la Cultura Hibérica y para profundizar en su conocimiento y en el de las raíces de la propia nación española. El estudio de las lenguas clásicas es peregrino, por cuanto el Griego y el Latín son lenguas indoeuropeas hijas de la única lengua preindoeuropea del planeta: el Euskera.

 

 

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