Escribo estas líneas a mi regreso del viaje
que los pasados días 7 y 8 de Diciembre he realizado a Bizkalla, con
el fin de visitar la Feria del Libro Basko en Durango,
de dar una breve charla en ella y de realizar una visita, que resultó
fecundísima, a Gernika y Bermeo.
Una vez más, regreso impresionado del País
Basko, tras contemplar en la citada Feria Editorial un
espectáculo inédito para mí y para todos y que merecería ser conocido y
ampliamente divulgado a través de todos los medios de comunicación nacional
e internacional. Porque cuando merced a tantas algaradas y atentados, esos
mismos medios audiovisuales han llegado a grabar con fuego en nuestras
retinas y en nuestras mentes la imagen de un pueblo como el basko, en
permanente revuelta y desorden, lo que yo y todas las personas de mente
abierta, imparcial y objetiva hemos podido ver en Tyrango > Durango
durante estos días, es algo que resulta absolutamente insólito y que yo,
cuando menos, no había visto jamás: un pabellón ferial enorme,
literalmente repleto de gente, joven en su inmensa mayoría,
cumpliendo fielmente con el rito anual de asistir a una feria,
monográficamente consagrada a la producción editorial en Euskera o
sobre la temática baska. Y ello en unos días, los del Acueducto de
la Constitución, que el común de los Españoles consagra a realizar
viajes de placer. Lo que hace más sorprendente y más meritorio aún el hecho
de que tantos millares de personas se congreguen en una pequeña población
baska para conocer cuanto se ha publicado de nuevo sobre su tierra y poder
adquirirlo, gastando en libros lo que la mayoría invierte en esos días en
hoteles, en gasolina y en restaurantes...
Cuando concluyó la jornada del sábado 7, con
un apretado programa que se inició en Gernika, con sendas visitas a
la Casa de Juntas y al Museo de Euskalherria, me
senté, reventado, en la cama del hotel en el que me he albergado y me relajé
encendiendo el televisor y viendo Informe Semanal. Una vez más se
hablaba del País Basko, lamentablemente al hilo de los
luctuosos sucesos acaecidos en la francesa Capbreton en días pasados,
y quiso el azar que a la hora de ilustrar esa información con imágenes de
los jóvenes activistas baskos, próximos a ETA, los Servicios
Informativos de TVE eligieran algunos alborotos acaecidos en la
propia Durango años atrás. Con lo que, una vez más, me tuve
que hacer la misma reflexión: ¿por qué los medios de información públicos
(y, por supuesto, también los privados) nos bombardean desde hace décadas
con noticias negativas sobre el pueblo basko, evitando por principio
equilibrar la balanza con informaciones que permitan descubrir y gozar de
los acrisolados y esclarecidos valores culturales y humanos de este
viejísimo pueblo, raras veces comprendido, a menudo hostigado y mucho más
vilipendiado y criticado de lo que parece razonable y justo? ¿A nadie se le
ha ocurrido pensar en el encono y la hostilidad que esa actitud tendenciosa
y parcial hacia los Baskos ha tenido que producir,
inevitablemente, en este pueblo, acostumbrado desde hace siglos a ser
presentado como paradigma de salvajismo y de rudeza, cuando lo
cierto es que, según mi criterio, aventaja ampliamente a la mayor parte de
los pueblos hibéricos y europeos, tanto en valores culturales como humanos?
Cosa que resulta obvia para cualquiera que quiera ver más allá de esa
radicalización política a la que los curas han arrastrado a los Baskos desde
hace siglos, inculcando en sus mentes toda suerte de mitos sobre su
singularidad y enorme antigüedad y utilizando esos preciosos rasgos
diferenciales como armas arrojadizas contra todos los pueblos vecinos,
especialmente contra los Castellanos, con los que, paradójicamente, se
hallan los Euskaros estrechísimamente emparentados. Más
incluso que con los Nabarros, a los que tan unidas se sienten las gentes de
Eskaldia o Euskal-herria. Si a Castilla
se le quita el sustrato basko-kántabro, queda reducida a nada.
La Durango que yo contemplo durante la tarde del
sábado 7 de Diciembre no tiene nada que ver con la que me muestran en
televisión unas horas más tarde. Porque, acostumbrado a que las mayores
concentraciones de jóvenes se produzcan al calor del botellón o de
los desenfrenados conciertos de rock, mi perplejidad en el pabellón
ferial de Durango alcanzó su cota máxima, rodeado de millares de
jóvenes que vibraban contemplando y comprando libros tan serios y sesudos
como los que yo mismo presentaba en ese evento o imprimiendo su firma en las
hojas dispuestas por la ejemplar asociación Agiñalde Kultur Elkartea
para recabar adhesiones para la Campaña promovida por mí para conseguir la
declaración de la lengua baska, por parte de la UNESCO, como
Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
¿No se le ha ocurrido a ninguna de las
lumbreras que gobiernan este país que la mejor contribución a la paz que
podrían realizar sería la de difundir a los cuatro vientos imágenes del
pueblo basko como ésa que yo pude contemplar en Durango hace dos días u
otras muchas, similares, que con un mínimo de buena voluntad y de
imparcialidad resultaría posible reunir, en una constructiva aproximación al
quehacer cotidiano de un pueblo tan extraordinariamente vital, creativo y
laborioso como el basko? ¿A nadie se le ocurrió, hace cosa de un mes y
medio, cesar fulminantemente al director general de RTVE por permitir
la emisión de un capítulo de la sectaria y tendenciosa serie Cuéntame
cómo pasó que, siendo la más vista de la televisión pública, aprovechó
esa extraordinaria plataforma para dedicar un episodio al País Basko,
centrado -¡cómo no!- en la violencia etarra y orillando la más mínima
referencia positiva a esa región en la que, aunque nuestros rectores
políticos están haciendo lo indecible para mantenerlo oculto (boicoteando mi
obra por todos los medios a su alcance), tuvieron su cuna España y
Europa?
Nadie parece querer reconocer y recordar que estos y otros
polvos nos han traído estos lodos y que los políticos de la
Democracia se han conducido respecto a los Baskos con similar torpeza a
como lo hicieran el General Franco y los militarotes de los que en mala hora
se rodeó. Porque alguien tiene que decir, y voy a hacerlo yo que no le temo
a nada ni a nadie, que en los tan denostados Nodos utilizados por el
Régimen como su principal arma de propaganda política, recuerdo haber
disfrutado en mi infancia y en mi juventud de innumerables capítulos en los
que se encomiaban las virtudes y valores del pueblo basko, presentado
siempre como paradigma de nobleza, de sencillez, de laboriosidad y de casta.
Y lo recuerdo bien porque desde mis veraneos infantiles en Zumaya
nació en mí una admiración y una predilección por los Baskos y por lo
basko que no han dejado de crecer a lo largo de mi vida adulta y que
he podido contrastar ampliamente después de haber residido en varias
provincias españolas e, incluso, fuera de nuestras fronteras. En todo esto
pensaba el sábado 7 en la visita que efectuamos a Gernika, como
prólogo al libro que preparo sobre la condición de Ciudad Sagrada de
los Baskos que esta noble y antañona población viene ostentando desde la
Prehistoria, en sucesivos emplazamientos que tengo perfectamente
identificados. Acompañado por mis ya inseparables e inapreciables Ángel
Aranburu y Bizente Olasagasti y por tres prohombres de la
cultura baska -Pello Aranburu, Ion Ioseba Lopategi y Iosu Naberán-,
a los que sumó el bermeano Ion Ioseba Unanue y, más tarde, Luis
Mari Intza, realizamos la preceptiva visita ritual a la Casa de
Juntas, para deleitarnos después en el Museo de Euskalherria
que reúne una valiosa colección cartográfica con joyas como un mapa del
Litoral Cantábrico del inglés Robert Dudley, que forma parte de
su obra Dell´Arcano del Mare, realizada en Italia. Uno más de los
innumerables mapas en los que se denomina BIZCAYA a casi todo
el Norte de España, añadiendo un dato precioso más, no documentado en
parte alguna y que constituye un refrendo monumental para mi vieja tesis en
relación con la filiación basko-kántabra de los antiguos Griegos
y Romanos. Porque en ese mapa de 1647 se denomina Bar
GRECALE -léase Mar GRIEGO- al Occéano Cantábrico.
Un prueba más de que, como vengo defendiendo en solitario desde hace un
cuarto de siglo, las lenguas griega y latina hunden sus raíces
en el Euskera y en sus hijas las lenguas romances,
nacidas también a orillas del Cantábrico, por evolución de la lengua
baskongada.
Como le comenté a Ángel Aranburu en un aparte tras
visitar la Casa de Juntas, ¡lo que habría dado ese eminente
bizkaíno que fue José María de Areilza por poder haberse sumado a esa
apasionante y pionera excursión por su kerida tierra baska...!
Porque de Gernika seguimos camino hacia Bermeo, en donde
quería rendir homenaje a mis antepasados baskos, los primeros
Erriberos > Riberos que legaron este nombre al bellísimo puerto
bermeano.... Luego, tras evocar a mis ancestros, una feliz ocurrencia de
nuestro anfitrión, Unanue, nos llevaría a comer al antiguo
monasterio y actual y delicioso caserío de Santa María de
Albóniga, situado en un alto sobre Bermeo y en
el que pervive la más antigua forma documentada del nombre de
Albárniga > Albarnia > Albaria > Albania, precedente de Iberia
y antiguo nombre de Albania Magna (Alemania), Albia
(Los Alpes), Alba (el río Elba), Albania (Escocia), Ibernia
(Irlanda), Albión (Inglaterra), Albalonga (la primera Roma),
Albeninos (Apeninos) y de las dos Albanias
restantes: una, la balkánica, y otra, vecina de la Iberia del
Cáucaso. Sin olvidarnos de que fue Albhar un antiguo nombre
del Nilo y Alberia, de Egipto. De donde el que
fuera Albar > Elber el nombre árabe del
Norte de África.
La familia toponímica más importante del
planeta tiene su primera raíz en ese caserío bermeano en torno al que con
toda coherencia, se agolpa toda la más vieja Toponimia de la primera Roma.
Desde el Foro , recordado en Forua, hasta el
Arx o ciudadela de Roma, presente aún en Bermeo en
su forma primitiva Arza. Del mismo modo que Bermeo
reproduce el nombre de una de las colinas romanas, Vermiun =
Virminatum. O que otra, el monte Palatino,
emplazamiento de la primera Roma de Ballanzia = Pallantia,
aparece recordada en Balentiñene, modelo del Santuario
aragonés de Balentuñana. Y el Capitolio o
Caput Ollio, consagrado al SOL y que pervive en el monte
Sollube, sobre Bermeo. Una de las primeras versiones
del Monte Ollimpo, duplicada en el Monte Olymbo > Lumo
que se yergue sobre Gernika, confirmando a ésta como el Olimpo
de los Baskos.
Incluso al héroe legendario romano Kurzio,
recuerda la toponimia urbana de Bermeo. Al igual que al
Batikano en Batxikale y en las cercanas Gatika
y Baldátika, hermanas de la Átika kántabra
y precedentes todas del Átika griega...
Por no faltar, hasta la Roca Tarpeia
desde la que se precipitaba a los condenados a muerte, aparece calcada en un
impresionante acantilado denominado Tanpoia, en el que
reconocemos, nítida, la huella de las voces castellanas tumba
y estampanarse, así como de la expresión lanzarse a
tumba abierta... Y debo todos estos topónimos, preciosos, al libro
que otro bermeano ilustre, Bitor Uriarte, tuvo la gentileza de
obsequiarme el propio sábado y en el que, merced a una meritoria labor de
trabajo de campo, ha reunido toda la Toponimia menor del término de
Bermeo, particularmente interesante porque las tradiciones baskas sitúan
en ese punto de la costa bizkaína el primer poblamiento de Euskadi
por parte de gentes originarias de la primera Albania, cuya
Toponimia calcaron en esa bellísima comarca. Por eso nos encontramos al río
Tíber, antiguo nombre del Hebro que tiene sus fuentes
en Fon-Tibre (al pie de las Sierras Albas), en
formas tales como Ibai, Dibio y la más arcaica Zubiaur...
Por último, la isla de Izaro
nos recuerda la fábula de aquel osado Ikaros que se agenciase
unas alas para poder elevarse hasta el cielo y al que el Sol precipitó sobre
la superficie marina, quedando convertido en isla. Los lugares de
Dendaribaso y Dendarizene recuerdan a
Dédalo, autor supuesto de aquellas ingeniosísimas alas al
tiempo que constructor del no menos célebre Laberinto de Kreta.
Isla cuyo verdadero nombre, Karistia, designó a los primitivos
Karistios bizkaínos, que poblaron la costa cantábrica desde
Sant´Ander hasta esta costa de Izaro en la que nos
encontramos con Karatxe, Kurze y Kurzio...
¡Qué distinta visión tendrían todos sobre los
Baskos y qué distinta sería la actitud de éstos frente a todo lo
extraño o erdera si datos como los antedichos se divulgasen como se
merecen, en lugar de vetarse como se tiene por norma! Porque la única
actitud cabal frente a todo lo basko, cuando se conocen hechos como los aquí
subrayados, es de auténtica reverencia y veneración. Y de un respeto
infinito que bien poco tiene que ver con el que hoy recibe por parte de una
mayoría de Españoles, manifiestamente ignorantes e incapaces de ver más allá
de sus narices y de lo que los medios de difusión nacional les inculcan día
tras día, a mayor honra y gloria, siempre, de la clase política española,
particularmente torpe y principalísima responsable de la mayor parte de los
males que nos conturban...
Y voy a concluir reproduciendo aquí la dedicatoria que he
plasmado en los libros que he dedicado a los jóvenes de Agiñalde
Kultur Elkartea que, junto con los veteranos ya mencionados y
Arantxa Zabala, Leire, Koldo Urrutia o Aitor Gabilanes, han
sacrificado el Puente de la Constitución y sus vísperas para difundir
la verdadera historia de su pueblo y recabar adhesiones para la declaración
del Euskera como Patrimonio de la
Humanidad:
Para Aizpea, Amagoia, Antton, Edu, Garikaitz y
Gorka:
Algún día, dentro de muchos años, os
sentiréis orgullosos de haber contribuido a construir los cimientos de algo
tan importante y tan decisivo para vuestro pueblo. La lucha, noble y
pacífica, por toda esta causa, es la mejor forma de trabajar en pro de la
rehabilitación del pueblo, de la historia y de la cultura baskas. El resto
(la política y todo lo demás...), vendrá por añadidura. Os felicito por
vuestro espíritu, inteligencia y nobleza. Con todo mi cariño y mi
admiración, Jorge María.
Ojalá que todos los jóvenes españoles tomasen
a sus colegas baskos como modelo. Otro gallo nos cantara...
Diciembre 10/11, 2007