El maestro caminaba con sus
discípulos. Avanzaban apiñados aprendiendo de todos y de todo. La
sabiduría del Maestro sacaba tema de cualquier cosa: animales,
canciones, elementos de la naturaleza, refranes, acertijos... Todo era
nuevo o todo lo hacía nuevo.
Aquel día -era ya el atardecer-, se le ocurrió preguntar:
Sabemos que ahora empieza la noche, pero ¿saben ustedes cuándo amanece?
¿Cuándo es de día?
Los alumnos demostraron su ingenio diciendo cada uno, con más o menos
tino y gracia: "cuando distingues una cabra de un toro... al lechero
del guardia de tráfico... un árbol de una farola... una bombilla de un
balón de fútbol... un paraguas de una nube...".
El Maestro escuchaba e insistía para que siguieran discurriendo, hasta
que se agotaron las respuestas. Al final dijo él con mucho aplomo y
ternura.
Cuando miras a una persona y reconoces en ella a tu hermana o a tu
hermano, entonces es de día... Si no es así, sea la hora que sea, sigue
siendo de noche para ti.