.
Paleoantropologia .
. .   .   ESPECIAL "EL HOMBRE DE ORCE" EN TARTESSOS.INFO
.
.
.  

 
 
 

 

 


 
.

LOS PRIMEROS HABITANTES DE EUROPA
 
 
La larga marcha del hombre
Tenemos que recordar que somos parte del medio natural

Hoy la evolución cultural ha tomado el lugar de la evolución biológica
Henry de Lumley


LA evolución del hombre comenzó hace 7 millones de años por la adquisición de la posición erguida bípeda. Los Australopitecus, los primeros primates que marcharon de pie y eran ocasionalmente arborícolas, han ocupado una gran parte de África entre los 5 y los 2 millones de años.
Desde los 5’5 millones de años, los Homo habilis, salidos de los Australopitecus, adquieren el lenguaje articulado e inventan los útiles. Con ellos comienza la fabulosa aventura cultural de los hombres de la Prehistoria.
Son los Homo erectus, salidos de los Homo habilis hacia 1’8 millones de años, quienes hacia 1’7 millones de años abandonan la cuna africana de la humanidad y adquieren hacia 1’5 millones de años el sentido de la armonía y de la estética, puesto que ellos son capaces de fabricar magníficos bifaces que presentan una simetría bilateral y bifacial.
Hacia los 400.000 años, en el límite norte de las zonas templadas de Eurasia, ellos domestican el fuego, formidable motor de hominización y con él pueden entonces penetrar en las zonas templadas-frías.
Es hacia los 100.000 años cuando los Neandertales o los proto-Cromagnon, precursores del hombre moderno, entierran a sus muertos, practican sus ritos funerarios, testimonio del surgimiento de un pensamiento religioso.
A partir de 35.000 años, los hombres modernos, Homos sapiens-sapiens u hombres de Cromagnon, de frente alta, inventan el arte, el arte mobiliar y el arte parietal, fabrican elementos de adorno que testimonian del desarrollo de un pensamiento simbólico.
 Equilibrio
Hacia 7.000 y 8.000 años antes de nuestra era en diferentes regiones del planeta (Anatolia, Africa del Sur, África subsahariana, sudeste asiático, China del sur, América Central), los hombres rompen en equilibrio con la naturaleza y ellos no viven más simplemente de la recolección, de la caza y de la pesca, puesto que devienen productores de alimento, agricultores y pastores.
 La Paleontología nos enseña que ninguna especie es eterna. Cada especie aparece, evoluciona y se diversifica. El hombre no puede escapar a esta ley. La evolución morfológica de la línea humana se continuará inexorablemente. El cráneo devendrá de más en más esférico, la mandíbula de más en más corta y los molares tendrán de mayor en mayor dificultad en mantenerse en su sitio en cada alveolar. Los miembros anteriores serán cada vez más gráciles. Sin embargo, esta evolución morfológica es muy lenta y harán falta por lo menos 50.000 años para poner en evidencia, para que se puedan mostrar modificaciones significativas. Hoy la evolución cultural ha ocupado el sitio de la evolución biológica. El hombre ha llegado a ser un aprendiz de brujo capaz de manipular los principales factores de la evolución, el medio ambiente, la selección natural, puede que incluso pueda manipular su patrimonio genético.
Medio natural
El hombre debe recordar que es parte integrante del medio natural. Que él está constituido de células, de proteínas, de aminoácidos y que el no podrá jamás franquear las raíces que le encadenan a sus lejanos orígenes y a su medio. La unidad de la especie humana donde todos los individuos son salidos de un ancestro común datado de 2’5 millones de años nos enseñan la tolerancia y el respeto de cada hombre. Desde el 2 de octubre de 1999, la humanidad ha sobrepasado los 6.000 millones de hombres repartidos a través de 200 estados. Es urgente crear una nueva ética planetaria capaz de gestionar el porvenir del hombre, y de asegurar la conservación de su patrimonio cultural y espiritual de todas las culturas, de garantizar la dignidad absoluta de todos los seres humanos, de asegurar la armonía entre el hombre y su entorno. 
Y éste es para el tercer milenio un gran desafío a escala planetaria. 

 



 
 Henry de Lumley: profesor en el Museo Nacional de Historia Natural de París-Instituto de Paleontología Humana. Ha sido director de la misma institución hasta recientemente  Director de numerosos proyectos de investigación, y especialmente conocido por sus trabajos en la Cueva de l’Aragò en Tautavel, en Lazaret, en le Vallonet, Terra Amata, y en otros muchos lugares.