Ciertas
coincidencias lingüísticas entre los indios Hopi y los
antiguos
egipcios corroboran la validez de la Teoría de la
correlación de Orión.
GARY A. DAVID
EUA
www.theorionzone.com
Ascendiendo al amanecer desde las sombras subterráneas
del kiva, los kachinas entran a raudales en la plaza
iluminada por el Sol del pueblo más antiguo de América
del Norte. Ellos caminan en fila india como una entidad
al ritmo firme de un tambor. Una curva oblonga de
espíritus bailarines se forma pronto dentro del espacio
negativo creado por los grupos de abajo, viviendas de
mampostería: un círculo sagrado dentro de la plaza, una
gran rueda kachina girando en perfecta sincronización
con los ritmos de las estaciones alrededor del corazón
comunal de Oraibi. Diferentes danzas y canciones al Sol
de los indios de las llanuras parecen perforar
agresivamente el firmamento como rayos de luz, estas
canciones de los Hopi proyectan un carácter más moderado
y reservado, debido en parte a que están amortiguadas
por las extraordinarias máscaras, que a veces incluso
resuenan con un zumbido suave. Más esencialmente, sin
embargo, la atención de este grupo nativo sedentario se
enfoca principalmente hacia abajo de la tierra, rogando
que asciendan las fuerzas de la fertilidad. Desde el
alba hasta el anochecer, con sólo cortos intervalos de
descanso, los cantantes que entonan las plegarias pisan
sin tregua la tierra con una serie de pasos de baile,
ayudando de ese modo al ciclo telúrico del crecimiento
hortícola en un suelo sumamente áspero. Por fin el Sol
se pone más allá del margen occidental del horizonte y
desaparece, haciendo su descenso diario al mundo
interior.
En el
sentido más simple, los kachinas (también escrito como
katsinam) son espíritus intercesores que pueden asumir
la forma de múltiples objetos físicos, fenómenos, o
criaturas del mundo. Bien diferenciados del panteón
Hopi, ellos no son adorados per se, aunque ciertas
deidades, como Masau'u, el dios de la muerte y el mundo
inferior, pueden aparecer alternativamente como kachinas.
Las familiares “muñecas” kachina (tihu) son simplemente
representaciones de seres espirituales reales, talladas
para los niños, y en tiempos modernos para vender a los
turistas.
El
rasgo más prominente de Sohu, o Estrella Kachina, es el
de las tres estrellas de cuatro puntas verticales
colocadas horizontalmente en hilera por encima de su
cabeza. Éstas traen a la mente la constelación más
importante en la cosmología de los Hopi, Orion, en
particular su cinturón. Estas estrellas están
intercaladas entre cuatro plumas del águila verticales.
Este kachina tiene pelo lacio y oscuro, los ojos
saltones, y dientes con forma de diamante. En su mejilla
derecha hay pintada una cruz equilátera (la estrella),
en su izquierda una luna creciente. Lleva puesta una
camisa de gamuza con flecos y una falda hecha de
radiantes plumas de pavo, las cuales son un extraño
atuendo para un kachina. Como Barton Wright sucintamente
observa: “Él
no se parece al Kachina usual de los Hopi.” El
arqueólogo del siglo 19 Jesse Walter Fewkes dice que
Sohu tiene estrellas pintadas en sus antebrazos y
piernas. Él sostiene látigos de yuca en ambas manos y
una cola de piel de zorro detrás.
La
palabra Hopi sohu (o soohu)
significa sencillamente “estrella,” pero en su sistema
de creencias las estrellas se conceptúan como entidades
sobrenaturales, con aquel ser de Orión que es
ceremoniosamente primordial. En los Textos de la
Pirámide egipcios
(una de la literatura funeraria más antigua del mundo)
la palabra similar Sahu se
refiere a“los dioses estelares
de la constelación de Orión.”
Además,
nosotros encontramos una comprobación importante para el
dualismo cielo-tierra de la Teoría
de la Correlación de Orión en
los homófonos egipcios sahu, que
significa “propiedad,” y su cognado sah-t que
se refiere a “bienes raíces”, “propiedad”,
“emplazamiento de un templo”, “hogar”, o “alrededores”
Porque el término sahu se
refiere simultáneamente a las estrellas y la tierra,
este reflejo conceptual alinea los dos reinos, es decir, “...en
la tierra como es en el cielo.” Éstas
y otras correlaciones lingüísticas corroboran si no una
migración de los Hopi del Viejo Mundo, por lo menos un
contacto precolombino con marinos del Medio Oriente o de
África de Norte, quizás fenicios o libios.
EL
AUTOR es
investigador independiente y escritor. Ha publicado
varios artículos en el campo de la hipótesis del Antiguo
Astronauta en diversas revistas especializadas y es
además autor de dos libros:The Orion
Zone y Eye
of the Phoenix.
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