TARTESSOS BEREBER

 
                                                     

EL ESTADO ACTUAL DE LA INVESTIGACIÓN DE

LA PREHISTORIA DEL NORTE DE ÁFRICA Y DEL SAHARA.

 

  ALMAGRO BASCH, Martín. Instituto de Estudios Africanos, Madrid.

 

 

 

 

 

LAS APORTACIONES DE LA FILOLOGÍA

 

Las inscripciones en el alfabeto númida y tifinagh

Tan negativa conclusión ante cuanto aportar los textos escritos no queda mejorada por el hecho de haberse usado en todo el norte de África desde varios siglos antes de Jesucristo una escritura. Ciertamente los habitantes del Norte de África, del Este al Oeste y del Sur al Norte, poseyeron en la Antigüedad una escritura con el alfabeto líbico continuado luego por el tifinagh.

 

Tenemos infinidad de estas inscripciones líbicas, entre ellas unas veinte bilingües, diez púnico-líbicas y ocho latino-líbicas. Varios investigadores, y últimamente Febrier, han hecho un esfuerzo extraordinario para conseguir leer una docena de palabras y lo único positivo es que estas doce palabras coinciden con la lengua bereber actual. Son las palabras U = hijo; UT = hija; MT = madre; la palabra hierro es AZLH = azzel y recuerda al púnico BRZL; y AMENUCAL equivale a Jefe Supremo, a imperator, como en el bereber. También se observa que en los nombres propios el prefijo "te" indica el femenino seguido del mismo sufijo "te", salvo en los nombres propios. Esto es todo lo que nos aportan hasta hoy las inscripciones púnicas: bilingües además de algunos nombres propios de personas, de pueblos y de ciudades, las demás resultan indescifrables.

 

Esta escritura para unos procede del alfabeto púnico, del que serían sus letras una tardía imitación. Algunos han creído que fue el mismo rey númida Masinisa quien creó esta escritura. Pero a ello se oponen los datos arqueológicos que prueban que esta escritura estaba ya en uso mucho antes. Evidentemente, ciertos signos líbicos se parecen a letras fenicias, mas la organización de las inscripciones es muy diversa. No están escritas de derecha a izquierda, como en general ocurre con las escrituras semíticas, sino de abajo arriba. La más antigua inscripción líbica bien datada es del año 139 y se refiere al año X del reinado de Micipsa, pero ya entonces este alfabeto debía estar en uso desde hacía mucho tiempo entre los pueblos del Norte de África.

 

Recientemente, se ha intentado relacionar las letras del alfabeto líbico con caracteres sudarábigos, además de con el alfabeto fenicio. Hay a favor de estas teorías sudarábigas el que algunas poblaciones bereberes, según algunos prehistoriadores, procederían de aquellas regiones del Este, habiendo pasado por el Alto Nilo hacia el Oeste, como diremos. Pero tales poblaciones arrancarían muy pronto de aquella región y no tendrían, desde luego, alfabeto en la época de su emigración hacia el Oeste lejano, pues el uso de la escritura es una aportación cultural siempre muy tardía. Así, pues, por hoy, la solución de este problema es muy difícil. Luego estas inscripciones líbicas se han conservado mucho tiempo por todo el Sahara bajo la forma de la escritura tifinagh; sobre todo entre los bereberes occidentales. Aún hoy los tuaregs escriben en tifinagh, habiendo enriquecido el actual alfabeto tuareg con algunos signos aquella antigua escritura líbico-beréber.

 

En resumen, ni los textos escritos ni las inscripciones en líbico, bastante numerosas, nos han aportado otro dato que una antigua división de la población del norte de África y del Sahara en númidas por la región del Tell hacia Túnez y Libia; más al oeste los moros, detrás de ellos, hacia el interior, los gétulos y los garamantes en el Sahara oriental. Esta es la base étnica, histórica visión que desde Estrabón se ha ofrecido como y cultural para todo el Norte de África y el Sahara, y, además, el célebre geógrafo ya dijo que todos esos pueblos eran casi iguales.

 

Este cuadro no es exacto, ni suficiente, pero tampoco lo completaríamos si sólo tuviéramos como fuente los textos escritos griegos y romanos incluidas las inscripciones de la región, ni tampoco añade gran cosa lo que hoy podemos deducir a base del estudio de la toponimia y de los estudios de la lingüística consagrados a las lenguas indígenas de esta región, como vamos a exponer a continuación.