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"ROQUE" LA IDENTIDAD DE UN PUEBLO
EL ÍDOLO DE TÍJOLA - y 2 -
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Conferencia de José Mª Oliver Pozo. 2ª Jornadas de Historia Local. Tíjola. | ||
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INTRODUCCIÓN En primer lugar y para iniciar mi exposición, agradecer sinceramente a Gonzalo y a Juan Salas la invitación que me hicieron para participar en estas jornadas, y sobre todo agradecerle el esfuerzo que realizan, de manera desinteresada, para hacerlas realidad. Así mismo, doy las gracias a Julio Guiard por el hecho de dejarme compartir con él esta charla, sobre todo teniendo en cuenta que el único estudio que existe sobre el Ídolo es el realizado por él y que hoy expone aquí.
Este estudio fue publicado en el Boletín Informativo Cultural de Tíjola y por desgracia no supe de su existencia hasta diciembre de 1995. En segundo lugar, agradecer vuestra asistencia y pediros disculpas por haber aceptado intervenir, y sobre todo, por la osadía de haberme atrevido a disertar sobre un tema del que, si bien antes ni siquiera era consciente que desconocía, ahora que me he acercado muy superficialmente a él he tomado conciencia de que desconozco completamente. Pero no os preocupéis, no pretendo enfocar mi intervención desde el punto de vista científico, para ello y por suerte contamos con alguno de los mejores especialistas en la materia, nuestra paisana Pilar Acosta y su marido Manuel Pellicer, y la exposición de Julio después de haber consultado bastante bibliografía sobre el tema que nos ocupa, creo que es la más completa que actualmente existe sobre El Ídolo.
Lo que pretendo con esta exposición es transmitiros las sensaciones que he experimentado preparando estas notas y, sobre todo, compartir con vosotros la inquietud y satisfacción por haber encontrado unos orígenes, comunes a todos nosotros, que nos arraiguen mas, si es posible, a nuestra tierra.
Para finalizar esta introducción Julio, me vas a permitir que justifique mi presencia hoy aquí con unas palabras que son tuyas, o al menos yo te las he oído pronunciar a ti y que dicen que: "La utopía es utopía en tanto en cuanto se pretende desinteresadamente". Mi pretensión desinteresada mi pequeña utopía en estos tiempos tan preocupados por lo individual, tan preocupados por lo material, es ahondar en unas raíces comunes que nos den mayor conciencia colectiva es buscar un origen común a todos que nos permita desde esta conciencia de origen compartido, comprender que sea cual sea el destino que nos haya deparado la vida ,somos tan solo un eslabón mas en esta cadena que forman las diferentes generaciones.
Pasaremos como han pasado nuestros padres, como han pasado nuestros abuelos, pero desde esa conciencia hemos de tener claro que los que coincidimos en un lugar y en un momento determinado debemos de esforzarnos para alcanzar unas condiciones de vida dignas para todos.
Si sabemos apreciar lo efímero de nuestra existencia podremos llegar a asumir que nadie es mas que nadie y que todos podemos en función de nuestras posibilidades trabajar para que no existan desigualdades (a injusticias entre los que coincidimos, como decía anteriormente, en un periodo de espacio y tiempo determinado.
Esta figurilla nos puede hacer reflexionar sobre estas cuestiones pero además también debe de servir para que tengamos conciencia de que somos un pueblo fraguado a lo largo de miles de años y con la mezcla de muchos pueblos y de muchas culturas, q1e han dejado su huella y han forjado nuestra identidad y el carácter abierto y hospitalario que nos define.
No quisiera olvidar el agradecimiento a la Dra. Cacho, Jefa del Departamento de Prehistoria del Museo Arqueológico de Madrid, sin cuya profesionalidad y, buen hacer no hubiera sido posible que hoy nos encontráramos hablando del "Ídolo de TIJOLA".
Bien entrando ya en la materia que nos ocupa, creo que en la historia del Ídolo de Tíjola, al que de ahora en adelante llamaré ROQUE, hay tres etapas que a mi entender son importantes, en primer lugar su origen, en segundo lugar cuando fue encontrado y por último su presentación en sociedad. Mi exposición se centrará en la primera y última etapa. En la primera parte pretendo situar al Roque en su época y en su ambiente. Es decir brevemente y de manera figurada, podemos hacernos una idea de como vivían los tijoleños hace cinco mil años, en el período conocido cómo el Neolítico.(1) Me he tomado la libertad de fechar la figurilla en el año 3004 a.C., y por aquello de las conmemoraciones, este año seria el CINCO MIL ANIVERSARIO del ROQUE, insistir una vez mas en el carácter figurado de esta primera parte aunque lógicamente no exento de elementos ciertos.
En la segunda parte de mi exposición, y ya situados en la actualidad, me limito a narrar los avatares para localizar a Roque en el Museo Arqueológico Nacional, y catalogarlo correctamente, tarea ésta que se me había asignado en la primera reunión de la Asociación Histórico Cultural, dentro del "Proyecto Roque" presentado por Julio Guiard.
PRIMER APARTADO. EL ROQUE Y SU TIEMPO De siempre se ha utilizado como recurso cuando no existen datos ciertos para tratar de explicar los acontecimientos que den sentido a nuestro origen, inventar historias dentro de la Historia.
En este sentido hasta hace poco mas de medio siglo, se enseñaba en la escuela que el primer poblador de España se llamaba Tubal, que era hijo de Jafet y nieto de Noé. Esto lo inventó a finales del S.XV, el fraile italiano Fray Juan Anio de Viterbo. Henriquez de la Jorquera (2) y Orbaneja (3) hicieron arribar a Tubal a las costas de Almería.
Hasta hace pocos años todos hemos creído, y por consiguiente dado por cierto, que nuestros primeros padres eran Adán y Eva, y que vivieron en el paraíso terrenal del que fueron expulsados por comer la fruta prohibida.
Todas las religiones, todas las civilizaciones utilizan estos relatos fantásticos para tratar de dar una respuesta "lógica" a nuestro origen y la elemental pregunta "¿de dónde venimos?" queda para unos contestada por elevar a la categoría de "acto de fe" estas historias, y para otros aplazada "sine die" sin respuesta que satisfaga su mente racional y científica.
Yo como por educación y cultura, soy partidario de este tipo de recursos, y siendo consciente que ninguno de los que hoy estamos aquí, lo elevará a la categoría de "acto de fe", voy a descender una rama más en nuestro árbol genealógico común para afirmar que si nuestros primeros padres y primeros pobladores de la Tierra fueron Adan y Eva; el primer poblador de España se llamó Tubal; nuestro primer paisano se llamó Roque y habitó nuestra tierra tijoleña hace cinco mil años.
Son muchos los restos encontrados que delatan su presencia: hachas, cuchillos, puntas de flecha... etc, pero nos vamos a detener en una estatuilla de esteatita de 15 cm. de longitud y 7,5cm de anchura conocida como "El Idolo de Tíjola".
De su existencia nos hablan entre otros, Menéndez Pelayo que se refiere a la misma como "una escultura que reproduce muy toscamente la figura femenina hallada en Tíjola el año 1881" (5), y Vilanova y Piera que la describe en su discurso de recepción en la Real Academia de Historia en el año 1889 diciendo que: ''A propósito de objetos de arte, debo hacer especial mención del encontrado dentro de un cráneo humano en Tíjola (Almería), en un enterramiento fuera de gruta o caverna, perteneciente sin duda a época mas adelantada a juzgar por las hachas pulimentadas, junto con hermosos cuchillos de pedernal. El objeto a que me refiero es, en mi concepto, una escultura que reproduce tosca e imperfectamente la forma humana, según se infiere de su general delineamiento; la piedra de que se sirvió el artista, la esteatita, o jabón de sastre, como vulgarmente se llama, es sobrado blanda para poder servir como arma".
Pues bien nuestro primer paisano, Roque, vivía en un poblado, uno más de los existentes en la comarca, estratégicamente enclavado en la conocida Muela del Ajo, que nuestra paisana Pilar Acosta nos presenta como un "gran cerro constituido por un estrato de conglomerado en la cima y por otros arcillosos inferiores, situado entre la Rambla de Cela al norte y el río Almanzora al sur, se presenta aislado en forma de una gran meseta de contorno irregular elevándose unos 65 m. sobre la Rambla de Cela y unos 705 m. sobre el nivel del mar" (4).
No es el único poblado que hay por la zona ni siquiera el mas importante, en todo el Valle del Almanzora desde Villaricos a Serón existen múltiples asentamientos y en concreto en la comarca del Alto Almanzora existen otros poblados en Somontín, Urracal, Purchena, Serón y Cela (6).
Viven en el poblado unas cuantas familias que habitan en chozas circulares con armazón de postes de madera y paredes de ramas entrelazadas a los postes. La casa se remata por una cubierta hecha con un entramado de caña, paja o hierba. Para aislarla de la lluvia y el frío cubren las paredes con un enlucimiento de arcilla.
Se dedican fundamentalmente a la caza, a la agricultura y al pastoreo. Cultivan en huertos que hay alrededor del pueblo, cebada, trigo y algunas leguminosas y poseen piaras de cerdos y rebaños de ovejas, cabras y vacas. Su dieta la completan con la carne de los ciervos, gamos y jabalíes que cazan en los alrededores y la recolección de los árboles frutales. No es de extrañar, como dice mi amigo Rafael, que hubiera algo parecido la bodega del Primo Joaquín, pues de la cebada sabían obtener la cerveza. Se visten con túnicas de pieles y de tejidos hechos por ellos. La vegetación de los montes de alrededor la componen pinos, encinas, acebuches y hayas. El clima es muy parecido al actual.
Estos hombres y mujeres que nos precedieron, estos primeros tijoleños, habían abandonado la vida errante del cazador y sin dejar la caza, organizan un método de vida más estable.
La vida cotidiana era tranquila y suele girar alrededor de las actividades descritas anteriormente. El día se inicia con los primeros rayos del sol y tanto hombre como mujeres se reparten las tareas agrícolas y de pastoreo. Son actividades comunales pues los huertos y los rebaños pertenecen a la comunidad. No tienen sentido de la propiedad privada. En esto a mi entender hemos retrocedido y nos llevaban ventaja. Al caer la tarde se dedican a fabricar pacientemente los instrumentos para la caza, puliendo las puntas de flecha, las hachas, los cuchillos o los raspadores para las pieles. Son hombres y mujeres cuya humanidad conoce la muerte a una edad media bastante temprana, entre los cuarenta y cincuenta años; padecen enfermedades como la tuberculosis, el reumatismo crónico y precoz, la sífilis; hay gran mortalidad infantil, pero ya saben consolidar fracturas y practican la trepanación (7).
Son hombres y mujeres, en definitiva, audaces en su debilidad, como siempre han sido los seres humanos y refugiados en sus creencias religiosas viven la dureza de su cotidianidad con las esperanzas puestas en una vida mas allá de la vida. En cuanto a las creencias religiosas de esta época Maringe afirma que: "Testimonios determinados de la religión, que es un fenómeno esencialmente moral, la expresión espiritual de una cultura, no han podido llegar a nosotros, pero si sus expresiones materiales: templos, imágenes, objetos de culto, símbolos. Podemos llegar a conocer las creencias de nuestros antepasados por sus sepulturas, por la posición en que los cadáveres han sido depositados en ellas, por los objetos que en ellas dejaron por ser el ajuar del difunto".
En este sentido son múltiples los objetos encontrados en las tumbas, que denotan estas creencias religiosas, como pequeñas esferas de tierra cocida, conchas de moluscos, brazaletes, aros de piedra... etc. Pero los más significativos son las figurillas o ídolos y amuletos realizados en piedra, hueso, marfil, arcilla. Representan a una divinidad o diosa superior y se simboliza en motivos muy diversos: triángulos sexuales, ondas, ciervos, árboles, figuras femeninas. A este último grupo pertenece El Roque. El material con que fue elaborado, la esteatita no es el utilizado frecuentemente pero si muy abundante en la zona, es muy fácil de modelar por lo que podría suponer que se realizó para la ocasión, es decir, con motivo de la muerte de algún personaje importante de la época.
El ritual funerario pudo consistir en la deposición del cadáver, conforme se produjo la muerte, en un lugar determinado, cubierto o al aire libre, para que se descarnara. Posteriormente los huesos fueron depositados en la tumba megalítica junto con el ajuar e introducida la figurilla dentro del cráneo en el ritual previo al enterramiento definitivo. Estas a grandes rasgos estas pudieron ser las circunstancias de vida y muerte de Roque, quedando depositado en la tumba junto a varios individuos más hasta que la misma fue localizada cuatro mil novecientos años después por nuestro insigne párroco D. Miguel Bolea y Sintas. Es de suponer que junto aquella tumba hubiera otras que no han corrido la misma suerte.
SEGUNDA PARTE. PRESENTACIÓN DE ROQUE EN SOCIEDAD
Han pasado cinco mil años desde que Roque fue enterrado y algo mas de cien desde que su tumba fue descubierta. Voy a narrar, a modo de diario, las actuaciones para localizar, catalogar y conseguir los derechos para poder difundirlo como patrimonio histórico de nuestro pueblo. Esta narración la inicié el día que regresaba de Madrid a Sevilla, después de haber concluido, creo que con éxito la tarea propuesta.
Es necesario aclarar que el trabajo que había realizado Julio y publicado en el Boletín de Tíjola en el año 88, yo lo conocí una vez finalizada esta narración, es decir en diciembre de 1995. El relato está en forma de diario y comienza a las 13 horas 55 minutos, del día 28 de Noviembre de1.995 en la estación de Atocha ya embarcado en el AVE que me llevaba de vuelta a Sevilla. Por la mañana a las ocho había realizado el camino contrario para hacer algunas gestiones en Madrid, y como sabía que podía disponer de algún tiempo quedé citado con mi hermano Carlos para acercarme al Museo Arqueológico y aclarar las dudas sobre la existencia o no entre los fondos del mismo del "Ídolo de Tíjola". Mi ánimo era bastante pesimista, cuando llegué esta mañana, ya que los antecedentes con los que contaba no daban pie al optimismo, sabía que para bien o para mal, con este intento, iba a agotar el último cartucho, y sólo deseaba hacerlo cuanto antes aunque me preocupaba bastante que las sospechas, de que dicha figura no estuviera en el Museo, se ratificaran.
Pretendo relatar como se han sucedido los acontecimientos y puedo adelantar mi gran alegría no sólo por haber ratificado que la "figurilla" en cuestión es la que se pensaba, sino además por haber posibilitado que el propio Museo, y en concreto, que la Conservadora Jefa del Departamento de Prehistoria la Dra. Cacho, que inicialmente dudaba de su existencia, no sólo cambiara de opinión sino que además estudie todos los antecedentes y la trayectoria desde que fue encontrada hasta hoy día, las publicaciones que se han realizado e incluso que certifique su existencia modificando la ficha técnica.
He de confesar que para mí, total desconocedor de esta materia, la historia ha sido gratamente embaucadora y cautivadora, y sugiero que el siguiente objetivo sea recuperar para el pueblo las colecciones privadas, integradas por cientos de objetos que han ido dejando los distintos pueblos que han habitado la zona, para que puedan ser estudiadas por quienes estén interesados por estos temas.
Mi vinculación con Roque comenzó en una Jornadas celebradas en Agosto de 1.993 "Primeras jornadas de Historia Local de TIJOLA" organizadas por Juan Salas a las que tuve el placer de asistir, y en las que por primera vez oí hablar de su existencia. En la intervención de nuestro paisano Manolo Pozo sobre las raíces religiosas de la ciudad de Tíjola decía: 'El primer dato constatable de una presencia humana en -La que hoy, es Tíjola y sus entornos, nos llega con el descubrimiento de un objeto de esteatita (15 x 4,5 cm.) datado por los entendidos en la época neolítica y que recibe el nombre de "Ídolo de Tijola".
La primera noticia de su existencia me llegó por medio de la lectura "Gárgoris y Habidis" de Fernando Sánchez Dragó. Es justo destacar que, junto al descubrimiento fortuito por unos agricultores en el paraje de Los Blanquizales, detrás de la conocida "Muela del Ajo", debemos la datación y conservación del Ídolo a un presbítero, a la sazón párroco de la ciudad D. Miguel Bolea y Sintas, inquieto investigador y amante de la Historia y la Arqueología "Un personaje insigne, poco conocido, que habla que recuperar en el recuerdo de los tijoleños".
Aquello se me quedó gravado y he de confesar que desde aquel momento me atrajo tanto la figurilla, como fundamentalmente lo que ésta representaba:"hace cinco mil años ya había un asentamiento estable en nuestro pueblo, es decir, la presencia humana durante el Neolítico en Tíjola queda certificada por esta Ídolo." Acostumbrado a vivir en Sevilla, suponía encontrar ciertas señas de identidad que años atrás había echado de menos cuando recién llegado a esta ciudad tuve que "enfrentarme" a ese carácter del sevillano totalmente identificado con su ciudad, su historia, sus fiestas religiosas, su feria, sus clubes ... etc.
Siempre he pensado que la mejor seña de identidad es "la gente" y la existencia del "Ídolo", es una prueba real de que "mi gente" hace miles de años ya se había asentado en la zona, y sobre todo, que la identidad del "tijoleño", se ha forjado durante estos miles de años y con la huella de muchos pueblos, que a su vez también han dejado vestigios de su existencia, sirvan como ejemplo las intervenciones en estas primeras Jornadas de Pedro Resima que nos habló de "Tágilis: Tras las huellas romanas de la ciudad", Rafael Pozo de "Tíjola Islámica", y Pilar Acosta de "Moriscos y nueva población".
Por supuesto entonces no podía imaginar que posteriormente me iba a comprometer con esta figurilla, pero si era consciente de que algo había que hacer. No obstante y como en todas las facetas de nuestra vida lo cotidiano solapa a lo importante, después de las vacaciones me incorporé a mi tarea diaria, olvidándome conscientemente del tema.
VERANO DE 1.995 Dos años mas tarde, en agosto de 1.995, Juan Salas una vez más me comenta la idea de hacer una asociación Histórico Cultural que sin carácter exclusivo ni excluyente nos permitiera fomentar la investigación, la enseñanza y publicación de toda labor científica relacionada con el análisis histórico, cultural y antropológico de Tijola.
Con tal motivo nos reunimos en la Casa de Cultura el día 13 de Agosto Juan Salas, Julio Guiard, Lázaro Villalva, Rafael Sánchez Sánchez, Juan Oliver, Paco Reche, Manolo Oliver, Rafael Lopez y Juan Sola.
Comentamos amplia e ilusionadamente los objetivos de la asociación y el borrador de los estatutos. A todos con independencia de nuestra edad formación y lugar de residencia, nos une una misma cosa somos de Tíjola y militamos como tijoleños estemos donde estemos, vivimos en Tíjola o volvemos al pueblo cada vez que tenemos la mínima oportunidad, nos divertimos con nuestra gente y nos preocupamos con ella. Tíjola es como una amante que nos atrae, nos ocupa y nos preocupa. En la misma reunión se estuvieron tratando algunos temas que se podrían ir realizando. Julio propuso lo que él mismo denominó "Proyecto Roque".
Entonces recordé aquellas primeras jornadas en las que había oído hablar de él y no dudé en colaborar. Se trataba de adoptar al Ídolo como "signo totémico" representativo de nuestra ciudad y de la comunidad de tijoleños y llamarle "Roque". La idea me pareció bastante acertada y cada vez me parece más, no solo por las razones expuestas por Julio en su propuesta, sino también porque vincular al Ídolo con el nombre de Roque tan allegado para los que conocimos al cura-párroco D. Diego Garrido Pombo (a todos los feligreses les llamaba Roque), supone vincular este objeto que nace como representación de una religión prehistórica con las creencias actuales. Por otra parte para entender la identidad actual del tijoleño hay que analizarlo como un pueblo bastante religioso que sabe alternar su devoción con su saber vivir. Por otra parte esta figurilla siempre ha estado relacionada con los "guías" religiosos del pueblo, ya que es de suponer que fue depositada dentro del cráneo, a la hora de ser enterrado definitivamente, por quien en aquellos momentos fuera la autoridad religiosa del poblado , quien la encontró en 1.881 fue el entonces cura-párroco del pueblo D. Miguel Bolea y Sintas y por último el nombre propuesto por Julio y aceptado por todos es, como he dicho antes el que D. Diego daba a todos sus feligreses. Acepté el encargo que me hicieron, se trataba en definitiva de garantizar la existencia del Ídolo, certificar su procedencia y vinculación con Tíjola, para poder adoptarlo como símbolo de identidad de nuestra asociación y de nuestro pueblo. En principio la tarea me resultaba fácil y apasionante, pues con los pocos datos que poseía, pensaba que estaba catalogado en el Museo Arqueológico y que solo se trataba de en algunos de los viajes que hiciera a Madrid, hacer un reportaje fotográfico tanto a la figurilla como a la ficha técnica.
COMIENZA LA BÚSQUEDA A principio de Noviembre, el día 6 , estando cercanas las fiestas navideñas y por lo tanto pensando ya en Tíjola, llamé por teléfono al Museo Arqueológico para que con los datos que tenia, me ratificaran que efectivamente en la vitrina 12 de la sala del Neolítico se encontraba una figurilla catalogada como el Ídolo de Tíjola. Me pasaron con la Jefa del Departamento de Prehistoria y he de confesar que esta primera conversación me fue bastante descorazonadora pues con los datos que le facilité me confesó que era difícil que se pudiera hacer algo, no obstante quedamos en hablar al día siguiente.
A primera hora hice la llamada y mi sorpresa fue mayúscula, ya que me dijo que no existía ni en la vitrina ni en el museo ningún ídolo prehistórico con esta denominación. Además todos los ídolos que figuraban en la vitrina 12 del museo estaban catalogados en el barranco de la Lámpara y Jocalla y pertenecían al término municipal de Purchena.
Ante mi insistencia, me dijo que no podía perder el tiempo, dado que los fondos del museo eran muy amplios, y que si deseaba más información o que me ratificara lo hablado, se lo solicitara por escrito. Cuando colgué el teléfono me sentí bastante decepcionado tanto por la forma, tenía la sensación de haber hablado no con la encargada del departamento de prehistoria sino con la prehistoria misma, sino también por el fondo pues era difícil hacerse a la idea de que el Ídolo no era real. No obstante no estaba dispuesto a dejar fácilmente la tarea que me habían encomendado pues además de fracasar suponía olvidarme por completo del tema y renunciar a la existencia de esta figura tan emblemática. Lo que en principio me había parecido fácil de pronto se me hizo cuesta arriba, me encontraba algo perdido y sobre todo me cuestionaba el porqué había asumido la responsabilidad de encontrar y catalogar esta figurilla para acabar certificando que, muy en contra de todos los datos conocidos, el Ídolo no se encontraba entre los fondos del Museo. Pero soy de los que opinan que no hay que rendirse a la primera y que los trabajos para bien o para mal se deben siempre finalizar, porque un problema aplazado supone la aparición de muchos problemas derivados de éste. Así pues aunque solo fuera para darle carpetazo al asunto y para que me comunicaran formalmente lo que me había comentado por teléfono, ese mismo día le escribí una carta no exenta de cierta ironía y en realidad sin ninguna esperanza de que me contestaran.
Esa misma tarde consulté la obra de Sánchez Dragó "Gárgoris y Habidis" que había mencionado Manuel Pozo en su intervención en las Primeras jornadas de Historia local y efectivamente en la página 145 dice:"El ídolo de esteatita tallada de Tíjola (Almería) es similar a los desenterrados por Schliemann en Hissarlik.
Llamé a mi hermano Carlos esa misma noche para que se acercara al Museo y me hiciera un reportaje fotográfico de la vitrina 12 del Neolítico, él no conocía la forma de este ídolo y podía ser más objetivo y de esta manera actuar con imparcialidad, además venía de Madrid a Sevilla a pasar el fin de semana y podría tener pronto este reportaje. Efectivamente el sábado tenía en mi poder las fotos y en la ficha técnica no figuraba este ídolo. No obstante según mis datos debía ser alguno de los números 41-43 "Ídolos cruciformes. Llano de la Lámpara, Loma de la Lámpara y Barranco de Jocalla (Almería)", todos pertenecientes como me habían informado a Purchena.
Este reportaje aunque no me garantizaba nada si suponía que mi tarea debía cambiar de rumbo, no se trataba de localizar el ídolo sino más bien de convencer a los responsables del Museo de que esta figurilla estaba mal catalogada. El día 24 de Noviembre recibo un escrito de la Dra. Cacho en el que me solicitaba que le ampliara la información que le había enviado en mi primera comunicación. A vuelta de correos contesto a su solicitud, ampliando con algunos datos más e incluso me atrevo a hacerle un pequeño esbozo del ídolo del que se puede apreciar que el dibujo no es mi fuerte. El día 28 de Noviembre debo ir a Madrid y lo hago con tiempo para acercarme al Museo. A las diez y cuarto me espera Carlos en Atocha y nos dirigimos directamente al Museo. Bajamos con cierta inquietud a la sala del Neolítico y posteriormente teníamos pensado ver a la Dra. Cacho pues tenía pendiente responderme a mi escrito del 25. Una vez en la sala nos dirigimos directamente a la vitrina 12, a cierta distancia pudimos apreciar que la figurilla no estaba y en su lugar había una nota y al acercarnos pudimos leer su contenido "ÍDOLO DE TÍJOLA EN EL DEPARTAMENTO DE FOTOGRAFÍA".
Como es de suponer nuestra alegría fue enorme pues aunque no pude ver el ídolo este figuraba como "Ídolo de Tíjola" lo que nos daba a entender que nuestra labor había obtenido sus frutos. Después de hacer algunas fotografías nos dirigimos a la planta de despachos para localizar a la Dra. Cacho. Nos recibe muy cordialmente y me comenta que me ha mandado un escrito en el que narra todos los datos que ha podido conseguir en el Museo sobre esa figurilla y que la pieza se encuentra en el departamento de fotografía para enviarnos una copia de tamaño real. Nos pone en contacto con el encargado de dicho departamento con quien quedamos para retirar la foto y pagar los derechos de reproducción. Salimos Carlos y yo del Museo con la satisfacción de la misión cumplida y con el hambre suficiente para tomar un café con leche y un bocadillo de tortilla en la Casa de la Villa y hacer una llamada a Tíjola para decirle a Manolo que "ya teníamos Roque". He de decir aquí que en un principio y llevado por la decepción que me causó mi primera conversación con la Dra. Cacho (pretendía ingenuamente que me asegurara la existencia del ídolo por teléfono), la idea que me hice de ella no coincide ni con su imagen real ni sobre todo con su comportamiento posterior, dado que si no es por el interés que se tomó en este tema no hubiera sido posible llegar a buen puerto. En todo momento ha actuado con bastante agilidad y sobre todo con la seriedad y profesionalidad con la que deben tratarse estos temas.
Esta profesionalidad y buen hacer es la mayor garantía científica, por lo que puedo afirmar que al igual que el de Julio el papel de la Dra. Cacho es fundamental en la figura del Ídolo de Tíjola. Una vez más reitero mi agradecimiento. El viernes día 1 de Diciembre, ya en Sevilla, recibo la carta de la Dra. Cacho y tal como me había anticipado me certifica que efectivamente existe el ídolo de Tíjola así como ciertos datos de interés sobre él.
Le contesto a vuelta de correo agradeciéndole su dedicación y solicitándole como último favor que en la ficha técnica que obra en la vitrina figure catalogado como ÍDOLO DE TÍJOLA.
En mi último viaje a Madrid pude comprobar que efectivamente el "Ídolo de Tíjola" está en la vitrina 12 del Neolítico catalogado COMO tal y diferenciado del resto. He estado varias veces a verlo en el Museo y pretendo continuar esta historia con otras reflexiones y estudios que creo que merecen la pena.
Conclusiones Me gustaría para finalizar esta intervención dar una serie de sugerencias que considero podrían ser de interés para los que en definitiva deben de asumir en nombre de un pueblo, la responsabilidad de ocuparse de todos aquellos temas que pueden repercutir en beneficio de la mayoría de los hombres y mujeres que lo habitan. Que duda cabe de que este tema es interesante para conocer las raíces comunes, para difundir la imagen de Tíjola y sobre todo para conocer nuestra identidad. En primer lugar y en cuanto al ÍDOLO se refiere, hemos de ser conscientes de la importancia que esta figurilla tiene para Tíjola. Por ello desde un principio debemos cuidar la difusión y utilización que hagamos de la misma.
En segundo lugar sería interesante, para proteger el patrimonio histórico de todos nosotros, que se controle a los que con intereses muy particulares están expoliándolo y malvendiéndolo, el daño que han ocasionado ya no se puede corregir, pero si se pueden arbitrar medidas para evitar que este daño irreparable continúe. No obstante me consta que hay buenas colecciones privadas y que alguno de sus propietarios estarían dispuesto a devolverlas al patrimonio público, si Tíjola contara con un pequeño Museo donde ser custodiadas, expuestas y a disposición de quien quisiera estudiarlas. En tercer lugar y en relación con lo anterior sería interesante que se hicieran en los centros escolares unos talleres de historia comarcal y local que además de poner en contacto a los jóvenes de la zona sirvan para profundizar más en lo mucho que nos une y superar lo poco que nos separa y para que estudiando en profundidad los múltiples yacimientos que hay, sean ellos la mejor garantía de su custodia.
Así mismo deberían incluirse en los planes de estudios unos temas referentes a la historia comarcal y local. Se trata en definitiva de que nuestras generaciones más jóvenes y la futuras generaciones, conozcan cual ha sido nuestro devenir a lo largo de la historia para que conociendo nuestras raíces no solo las protejamos como patrimonio común sino sobre todo podamos tener conciencia colectiva de nuestra identidad. En este sentido todos debemos de asumir la responsabilidad que nos corresponde para que este tipo de jornadas no se conviertan en actividades esporádicas y elitistas de carácter voluntarista, sino que formen parte de un esfuerzo continuado por mejorar las condiciones de vida de todos desde el conocimiento de algo tan importante como es nuestra cultura. Es cierto de que ese esfuerzo debe vertebrarse desde las instituciones que nos gobiernan democráticamente, para garantizar que pueda llegar a todos y que se realice dentro de una programación estable, pero no es menos cierto que todos debemos arrimar el hombro para que esto pueda hacerse realidad, cada uno desde sus posibilidades y desde su puesto. En este sentido la labor de los que trabajan en los centros educativos de la zona es fundamental y me consta que en otros pueblos se está haciendo. Por mi parte y creo que por parte de todos los que estamos en la asociación Histórico-Cultural seguiremos trabajando y prestaremos nuestro apoyo desinteresado cuando haga falta y se nos requiera.
Muchas Gracias.
FUENTES BIBLIOGRAFICAS (1) Se suele dar al Neolítico unos cinco mil años de duración desde que comienza en el Creciente fértil durante el séptimo milenio a.C. hasta que empieza la edad de los metales. San Vólero en su obra "La Península Hispánica en el mundo Neolítico", pone los comienzos en Oriente durante los milenios séptimo o sexto y la llegada a España durante el tercero. El C.14 ha dado dos fechas absolutas para el Neolítico Hispano en el litoral del Sudeste.La de los cereales de Beniarrés(Alicante) que se fija en el quinto milenio a.C. y la de la madera de Los Millares (Almería) en el tercero. P.Acosta y M.Pellicer en el trabajo realizado y, redactado en el año 64 -Prospecciones Arqueológicas en el Alto valle del Almanzora- hablan de una serie de descubrimientos en la zona. El interesante Ídolo de esteatita, el dolmen de la Ermita de Cela que nos ayudan a relacionar la zona de Tíjola con el resto del valle del Almanzora en un momento inicial del Bronce I hispano, precampaniforme, fase II y II-III de Siret y Leisner el hacha hallada en la Polaca, siempre dentro del III milenio.
(2) Anales de Granada.1934
(3) Almería ilustrada.1699
(4) P.Acosta y M.Pellicer ob.cit.publicada en la revista ZEPHYRUS,XXV,1974.Pag.161. La definición la realizan para un yacimiento correspondiente a un gran núcleo púnico industrial y comercial que sitúan a mediados del primer milenio a.C. No obstante por los datos que da D. Miguel Bolea y Sintas cuando encontró la estatuilla, estas tumbas podrían pertenecer a la necrópolis del poblado que se situaría en la Muela del Ajo y que estaría poblado hasta un momento anterior a la romanización de la zona.
(5) M.Guirao. Prehistoria y Protohistoria de Vélez Blanco y Vélez Rubio,1953 Pág. 18.
(6) P.Acosta y M.Pellicer en el estudio citado realizan una enumeración bastante exhaustiva de los yacimientos conocidos desde Villaricos a Serón presentados por Siret y Leisner y que como ellos mismos afirman "... no es la primera vez que se habla de yacimientos arqueológicos en esta fértil zona del alto Almanzora, verdadera via de penetración desde el Mediterráneo hacia la región de Baza y Guadix". Resaltar los relativos al Alto Almanzora localizados en la zona de Purchena- Urracal - Somontín- Tíjola -Serón, los del Llano de los Turuletes, Llano de la Lámpara, Jocalla, Buena Axena, Loma del Fás, Loma Blanca, La Atalaya, Llano del Jautón, Ermita de Cela, El Marchal.
(7) J.San Valero. Perspectiva actual de la Historia primitiva de España pag.6 y 7.
(8) J.Maringer, Los Dioses de la Prehistoria Pág.39-40. ------------------------------------------------------ TÍJOLA. (TAGILI) Provincia Tarraconensis. Conventus Carthaginiensis. Res publica Tagilitana.
El valle del río
Almanzora divide la provincia de Almería de este a oeste, quedando
al sur dos terceras partes del territorio. Una inscripción, encontrada en 1976, lugar llamado la Muela del tío Felix, sobre el mismo cauce del río, como a un kilómetro del pueblo de Tíjola, certifica una RESPUBLICA TAGILITANA. "VOCONIA AVITA, HIJA DE QVINTO, CONSTRUYO PARA SU REPVBLICA TAGILITANA VNAS TERMAS EN SV TERRENO Y CON SU DINERO ORGANIZO UNOS JUEGOS CIRCENSES Y DIO UNA COMIDA PARA LA CONSERVACION Y USO PERPETVO DE LAS TERMAS DIO A LA REPUBLICA TAGILITANA DOS MIL QVINIENTOS DENARIOS"
El texto de esta inscripción tal vez pueda datarse a finales del siglo I de C. Es sumamente informativo de la importancia de este lugar .El municipio romano era TAGILIS; si bien la zona romanizada hubo de comprender desde Bayarque a Armuña, y extenderse más cauce abajo Purchena y Fines; llano o vega arriba, por Cela y Lúcar.
Bibliografía: M. Sánchez Mártinez, Tierra Urcitana, Almería, 1988, p. 24."
Foto: En la vitrina nº 12 de la Sala dedicada al Neolítico del Museo Arqueológico Nacional, se guarda y exhibe una estatuilla plana, tallada en esteatita -lo que vulgarmente conocemos por talco o jaboncillo- que fue encontrada en una sepultura dolménica, descubierta en las cercanías de nuestro pueblo.
Esta estatuilla está catalogada por eminentes arqueólogos y prehistoriadores españoles y extranjeros, como un ídolo perteneciente a la cultura megalítica almeriense que por el lugar de su procedencia se le conoce como el ídolo de Tíjola. La curiosa estatuilla, que mide 15 por 4'5 centímetros y está tallada un material blando y maleable como es la esteatita, constituye un ejemplar único dentro de la serie de ídolos encontrados en las múltiples tumbas excavadas a lo largo del Valle del Almanzora, cuya riqueza y variedad en esta clase de objetos, lo configuran como uno de los territorios más significativos del neolítico hispano. Tanto la procedencia de la estatuilla como su forma y catalogación, desde el punto de vista arqueológico, presentan aspectos dudosos e interrogaciones que trataré de aclarar en la medida que me lo permitan mis precarios conocimientos en esta materia y los datos recogidos en la documentación consultada.
La primera noticia de la existencia de la estatuilla, que llamó mi atención y despertó mi interés por el asunto, la obtuve a través de la lectura de la obra de Fernando Sánchez Dragó titulada GARGORIS Y HABIDIS: UNA HISTORIA MAGICA DE ESPAÑA. Este singular libro, cuyo título anticipa una idea de su contenido, se publicó en el mes de diciembre de 1.978. Su aparición constituyó un verdadero impacto editorial. La obra fue muy bien recibida, tanto por la crítica como por el público, como lo acredita el hecho de haberse lanzado cinco ediciones en el espacio de siete meses, y el haber reportado al autor el Premio Nacional de Literatura de 1.979. Consta de cuatro tomos de no fácil lectura, lo que hace mas meritorio el éxito alcanzado. El tema de la obra es la historia de España vista desde una perspectiva inusual. En su exposición y desarrollo, Sánchez Dragó se aparta de los caminos trillados por donde ha transitado la historiografía tradicional y se adentra por las trochas y vericuetos de lo mágico extraordinario, por lo que su reflexión sobre España y los españoles puede clasificarse como extravagante, en el genuino y propio sentido de esta palabra. Sus conclusiones son tan curiosas y peregrinas que no me resisto en dar una breve reseña de las mismas. El material que utiliza Sánchez Drago para la construcción de su historia de España, está fundamentalmente constituido por los mitos, las leyendas, las veneraciones populares, el folklore autóctono, la sabiduría en definitiva, que el pueblo español, el común y humilde, ha ido condensando a través de los tiempos y las diversas vicisitudes. Este fantástico material, distinto del documento histórico, es el que ha sido despreciado e ignorado por los conspicuos historiadores al formar la imagen de España que podemos calificar de academia u oficial. Para Sánchez Dragó, es precisamente este material desestimado, que formar la urdimbre y el entresijo la "otra" historia de España, a su juicio verdadera y entrañable, que se ha atado de ocultar a los españoles. a otra realidad de España que se ha visto obligada a transcurrir por los intrincados caminos de lo oculto y heterodoxo, de lo marginado. Es la historia que ha quedado frustada por la intervención de elementos ajenos a nuestro auténtico carácter y temperamento. Según el autor, la historia de España está llena de frustraciones e intentos malogrados. El elemento perturbador de nuestra historia, lo ha constituido para Sánchez Dragó, la Europa racionalista y liberal. Ella ha sido e1 permanente obstáculo que ha impedido alcanzar a España su verdadero destino, al desviarla de lo mágico y maravilloso que es lo que ha dado autenticidad y brillantez a nuestra historia. La verdadera decadencia española, empieza cuando el hombre hispano, agarrotado por un absurdo complejo de inferioridad, se esfuerza por ser un hombre lógico y racional y positivista, produciendo obras y acciones ajenas a su genio y en una ignominiosa sumisión a Europa. Siguiendo con esta reflexión, Sánchez Dragó muestra sus preferencias y simpatías por la dinastía de los Austrias por mágicos y pluralistas, frente a la de los Borbones, que califica de cartesianos, timoratos y centralistas. Gonzalo Torrente Ballester, en el prólogo que puso a la obra, sintetiza maravillosamente el pensamiento de Sánchez Dragó con la siguiente frase: "España es un país que no pudo expresar su originalidad, porque siempre le tocó habérselas con la invención ajena, traída en forma de invasiones y mandatos políticos, de influencias religiosas y culturas extrañas que de algún modo, y siempre por el mismo procedimiento, el de la violencia, impusieron la unanimidad sobre la variedad, la ortodoxia sobre la heterodoxia, lo común universal sobre lo peculiar. Europa fue la gran aniquiladora de España, enviando sus ideas o sus formas desde París, desde Cluny, desde Roma (más tarde desde Londres, Berlín o Moscú). Lo espontáneo autóctono fue destruido cuando no pudo ser domesticado." Como puede apreciarse por lo expuesto, la historia de Sánchez Dragó, es una historia a contrapelo, una historia de características muy hispánicas, que no deja de tener cierto atractivo y encanto, como la que produce toda actitud insólita o numantina. En el tomo 1 de esta curiosa historia, subtitulado "LOS ORÍGENES" el autor enumera y comenta los múltiples datos y testimonios que, desde los mas remotos tiempos, acreditan las relaciones frecuentes que la Península Ibérica, ha mantenido con las civilizaciones de Oriente. Los grandes legados culturales, siguiendo preferentemente la ruta mediterránea, han penetrado por las tierras del Sudeste peninsular, desde donde han difundido por todo el Occidente a través de la llamada cultura de Almería, que floreció en esta esquina España hacia el IV milenio antes de Cristo en Los Millares y posteriormente en El Argar, constituyéndose así nuestra provincia en la puerta de Europa hacia el fecundo Oriente.
En la exposición de estos testimonios junto a las "saltatrices gaditanas" cuyas faldas de volantes eran muy semejantes a las de las "sacerdotisas de Creta" incluye Sánchez Dragó la referencia a la estatuilla del ídolo de Tíjola, cuyas similitudes con otras aparecidas en las costas del Mar Egeo, da pie para reafirmar la existencia un puente cultural tendido de extremo a extremo del Mediterráneo.
En la página 144 de este primer tomo, Sánchez Dragó dice lo siguiente: "Las tumbas de cúpula (cuyo prototipo es la Tesorería de Atreo en Micenas), existen solo en los dos extremos del Mediterráneo: la cueva del Romeral, situada cerca del dolmen de Menga (Antequera, Málaga) suministra el mejor ejemplo español. El ídolo de esteatita tallada de Tijola (Almería) es similar a los desenterrados por Schliemann en Hissarlik".
Esta es la curiosa cita, cuya lectura, me produjo una grata sorpresa y una cierta sensación de lugareño orgullo, al ver el nombre de nuestro pueblo, pequeño e ignorado, puesto en relación con lugares y acontecimientos de relieve tan universal.
Hissarlik es el nombre actual de la colina situada en la costa occidental del Asia Menor (hoy Turquía) a la entrada de los Dardanelos, donde estuvo asentada la legendaria ciudad de Troya, conocida por los griegos de los tiempos heroicos como Ilión y cuyo asedio y destrucción en el siglo XII antes de Cristo, dio origen al poema épico más extraordinario y célebre de la literatura universal: la Iliada. Las excavaciones realizadas en esta colina por el famoso arqueólogo alemán Heinrich Schliemann, en el último tercio del siglo XIX, dieron a conocer las ruinas de nueve ciudades distintas, superpuestas, las cuales con el nombre de Troya, se fueron sucediendo a través de las edades, respondiendo a la importancia estratégica que la referida colina tenía sobre el tráfico comercial de los estrechos que dan acceso al Mar Negro. El control de este tráfico fue la fuente de las inmensas riquezas de Troya y el origen de sus sucesivas desgracias. La Troya de la leyenda parece que corresponde al nivel VI de las ruinas descubiertas.
Con Heinrich Schliemann nos encontramos ante una, de las personalidades mas fascinantes del siglo XIX. Fue uno de los pocos hombres verdaderamente afortunados que consiguió ver realizados los sueños más increíbles de su niñez. Siendo pequeño y pobre, Schliemann quedó seducido y arrobado por unos versos maravillosos recitado por un alegre vagabundo de su ciudad. Supo que estos versos pertenecían a la ODISEA de Homero y desde entonces, el sueño de su vida fue el conocer los lugares y parajes por donde transcurrieron los fantásticos e interminables viajes de Ulises y descubrir la legendaria ciudad de Troya, lugar de encuentro de los mas extraordinarios héroes de la antigüedad griega. Schliemann siempre creyó, desde su mas temprana edad, en la realidad de los hechos y sucesos descritos por Homero en sus dos grandes poemas épicos y en la verdadera existencia de Troya, cuyo descubrimiento y excavación constituyó la fecunda obsesión de su vida. Fue un hombre predestinado.
La vida de Schliemann, desde que pudo dedicarse al trabajo a edad muy temprana, fue un frenesí de actividad, que le llevó por diversos países y a través de una serie de vicisitudes por lo general afortunadas, a amasar una inmensa fortuna, que le permitió, a partir de los cuarenta y un años, abandonar la actividad comercial para dedicarse, con la misma entrega apasionada de siempre, al sueño de su vida: demostrar al mundo que los relatos de Homero no eran ni fantasías ni leyendas, ni mitologías, sino la verdadera historia de los tiempos heroicos griegos.
Recitaba de memoria los poemas íntegros de la Iliada y la Odisea y apoyándose en las descripciones de Homero, identificó la colina de Hissarlik como el lugar de emplazamiento de Troya, asombrando al mundo con las noticias de sus hallazgos y descubrimientos, que supo facilitarlas a los medios informativos de su época, con el dinamismo y la agresividad que caracterizan a las técnicas publicitarias de nuestros días.
Fue uno de los más extraordinarios y admirables lingüistas de su siglo. Desde muy joven comenzó a estudiar idiomas siguiendo un método muy personal, consistente en aprenderse de memoria la traducción al idioma que estudiaba de un libro ya conocido por él. Con este método aprendió diecinueve idiomas actuales, además del latín, griego clásico y sánscrito.
Sus descubrimientos arqueológicos no se limitaron a sus sueños de Troya, sino que excavó en Micenas y descubrió las grandes tumbas de cúpula y el extraordinario tesoro de Atreo, cuyos objetos de oro y plata igualaron las magnificencias encontradas en Troya. Descubrió y excavó Tirinto y Orcomenos y no desenterró los palacios de Cnosos en Creta porque el propietario de terreno le pidió una suma de dinero tan desproporcionada, que Schliemann a pesar de su riqueza renunció al intento.
El carácter insólito se manifiesta en haber naufragado en un viaje a Venezuela, el haber participado en la gran fiebre del oro de California y el haber creado un comercio en San Petersburgo que en poco tiempo le proporcionó la inmensa fortuna que le permitió realizar sus excavaciones arqueológicas.
En los últimos años de sus excavaciones en Troya, que era su lugar preferido se rodeó de arquitectos y arqueólogos profesionales que corrigieron los errores cometidos por Schliemann e hicieron una catalogación de las distintas ciudades descubiertas en Hissarlik, mas conformes con la verdad histórica. Estos errores, por otra partes lógicos en un autodidacta, no pueden ensombrecer la importancia y el mérito de lo mucho y bueno realizado por Schliemann. Su nombre está escrito con letras de oro en la historia de la Arqueología.
Pero volvamos al tema principal de nuestras divagaciones: el curioso ídolo de esteatita, conocido como ídolo de Tíjola.
La lectura de la referencia de Sánchez Dragó, me impulsó a buscar los testimonios y documentos en que se apoyó para su cita y conocer la figura o forma del ídolo. En aquel momento no me acordé que en el interesante folleto titulado "Prospecciones arqueológicas en el Alto Valle del Almanzora" de Manuel Pellicer y Pilar Acosta, ilustres catedráticos de la Universidad de Sevilla, del que disponía de un ejemplar en el pueblo, se recoge la existencia de este ídolo y se dan las referencias de las publicaciones en las que aparecen catalogados. Cuando lo leí, estaba yo muy interesado en la recogida en superficie de materiales arqueológicos principalmente restos cerámicos, en distintos lugares del pueblo, por lo que toda mi atención quedó captada por la descripción y catalogación que se hace en el referido folleto, de los materiales recogidos por los autores en Tíjola la Vieja, Cerrá y Muela de Ajo, entre otros, lugares que eran precisamente el objeto de mis exploraciones.
Falto de datos orientativos, tuve que iniciar mi búsqueda sin rumbo. Consulté algunos tratados infructuosamente, y por un tiempo, abandoné el intento. Mi posterior descubrimiento fue un golpe de fortuna. El lugar donde trabajaba en Madrid, se trasladó a un edificio en la calle de Duque de Medinacelli, aledaño con el consejo Superior de Investigaciones Científicas y de su Librería, la cual presentaba, por entonces, un aspecto de vetustez y abandono, que no invitaba a la visita. Una tarde a la salida del trabajo se me ocurrió entrar y mirar los libros que había distribuidos por las mesas del local. En una de ellas había varios libros de Arqueología y Prehistoria y entre ellos uno titulado "Los ídolos del Bronce I Hispano" de Mª José Almagro Gorbea que me llamó la atención. Hojeando el libro me tropecé con una referencia a Tíjola, descubriendo, tras su lectura, que; se trataba del buscado ídolo, del que se hacía una descripción literaria y gráfica del mismo.
La alegría fue enorme y tomé datos de la publicación con idea de consultarla más detenidamente en una biblioteca ya que el precio del libro no invitaba a su adquisición. Pero el hecho mismo de haberlo encontrado, el saber donde podía hacerme de un testimonio y el desvío de mi interés hacia otros temas y cuestiones, hizo que me desentendiera del asunto dejándolo, como ahora se dice "aparcado" para mejor ocasión.
La ocasión para volver sobre el tema, me la ha estado proporcionando este Boletín Informativo desde su aparición. Pero hasta ahora no he sabido vencer mi pereza para la escritura. Lo único positivo del retraso es que me ha dado ocasión a aportar más datos y testimonios sobre el tema que es objeto de mi comentario.
Veamos pues la pequeña historia del llamado ídolo de Tíjola.
La primera publicación en que se da noticia de la existencia de la estatuilla, fue en el primer tomo de la HISTORIA GENERAL DE ESPAÑA, escrita por miembros de números de la Real Academia de la Historia, dirigida por D. Antonio Cánovas del Castillo, cuya primera edición es del año 1.890. En la página 560 de este primer tomo, titulado GEOLOGÍA Y PROTOHISTORIA IBÉRICA, se reproduce un dibujo a la pluma de la estatuilla con el siguiente pié: "figura labrada en esteatita, procedente de Tíjola". Su redactores D. Juan Vilanova y Piera y D. Juan de Dios Rada Delgado, en el capítulo dedicado al Neolítico hacen varias referencias a Tíjola, con ocasión de unas hachas de diorita pulimentadas encontradas en las cercanías del pueblo, cuya forma y características compara con otras encontradas en la provincia de Gerona. En este capítulo, los autores dan noticia de la procedencia de la estatuilla y de las circunstancias que concurrieron en su hallazgo, tal como veremos más adelante, noticia que ignoraron todos los prehistoriadores que han examinado y estudiado la referida estatuilla con posterioridad al libro que comento. Esta versión primera del ídolo de Tíjola, se recoge en la figura nº 1 de la ilustración que acompaña a este artículo.
En el año 1.924, D. Juan Cabré Aguiló, eminente arqueólogo y prehistoriador español, publicó una comunicación en el Boletín de la Sociedad de Antropología, Etnología y Prehistoria en la que, junto a una fotografía de la estatuilla (figura nº 2) dice lo siguiente: Ídolo femenino de esteatita, de la colección Vilanova, procedente del dolmen de Tíjola (Almería). Ha sido reproducido por Vilanova y Rada Delgado y no conozco nota alguna de las circunstancias de su hallazgo". Es el primer tratadista del tema que cataloga la estatuilla como la de un ídolo femenino y el primero que lo denomina como ídolo de Tíjola. El Sr. Cabré no debió de leer, o leyó muy de pasada el capítulo donde se recogen precisamente como veremos, "las circunstancias su hallazgo" narradas por el propio autor del descubrimiento; el Sr. Cura Párroco de Tíjola.
Posteriormente, en el año 1.934, el célebre arqueólogo y prehistoriador francés Henri Breuil, en su importante obra "Las pinturas rupestres esquemáticas de la Península Ibérica", recoge una serie de ídolos procedentes de excavaciones realizadas en la provincia de Almería, entre los que incluye el de Tíjola (figura nº 3) con la siguiente descripción: "Dolmen de Tíjola (Almería), estatuilla plana de esteatita, de quince centímetros de alta, la cabeza, rectangular, está sostenida por un cuello bastante largo, elevándose sobre hombros angulosos, de donde caen dos largos brazos paralelos al cuerpo; del busto, poco importante, cae el vestido ensanchándose progresivamente hacia los pies ausentes". Aunque el autor no lo dice expresamente, la descripción que hace de la estatuilla corresponde a un ídolo femenino. Se hace referencia a la publicación realizada D. Juan Cabré, que he comentado anteriormente.
Una de las obras mas completas sobre la cultura megalítica del Sudeste español, es la publicada en el año 1.943, por el matrimonio de arqueólogos alemanes G. y V. Leisner. En esta obra se recoge de forma casi exhaustiva, todo el material arqueológico encontrado en las sepulturas y poblados excavados en la provincia de Almería, siendo los objetos más numerosos e importantes los procedentes del Valle del Almanzora. Entre este material se incluye la estatuilla de Tíjola, cuya imagen, según la versión de los Leisner, aparece reproducida en la figura nº 4. La describen muy telegráficamente como "ídolo plano, esteatita" y en cuanto a su procedencia dicen escuetamente: "tumba de forma desconocida". Aunque los Leisner en su obra, hacen referencia a la publicación de D.Juan Vilanova con el título y fecha erróneo de Geología 1894, se desprende de su descripción que no han leído el libro de Vilanova y Rada.
La última referencia que tengo documentada sobre el ídolo de Tíjola, es la que aparece recogida en la obra titulada "Ídolos del Bronce I Hispano" de Mª José Almagro Gorbea publicada en el año 1.973 y que fue donde encontré la primera referencia gráfica y literaria del ídolo y me proporcionó la información que orientó mis posteriores consultas sobre el tema. En esta obra se reproduce una silueta de la estatuilla (figura nº 5) copiada del dibujo de los Leisner y se hace la siguiente descripción: "Al parecer dentro de una tumba de forma desconocida, se encontró un ídolo cruciforme, que se caracteriza por poseer un largo cuello algo roto en su extremo superior o cabeza y dos brazos laterales muy largos en posición completamente vertical, terminados en punta y dirigidos hacia arriba, bajo los brazos, una estrecha escotadura marca la cintura del ídolo la base o cuerpo del mismo, presenta forma cuadrangular, redondeada ligeramente en los vértices". Como se puede apreciar, la autora de esta reseña tampoco ha leído a Vilanova y Rada; sigue desconociendo la forma de la tumba de donde procede la estatuilla. La descripción que hace de ella, está bastante detallada, pero invertida a la descripción que hace H. Breuil: lo que para éste es cabeza del ídolo, para Almagro Gorbea es cuerpo y lo que para ésta es cintura para aquel es cuello. Esta cuestión, que aparece manifiesta en la ilustración que se acompaña a este artículo, será objeto de un comentario más adelante.
En la figura nº 6 me he permitido reproducir el dibujo del ídolo realizado por mí directamente de la vitrina del Museo Arqueológico, tal como aparece expuesto. Con él recojo todas las versiones del ídolo que he encontrado a través mis consultas de los testimonios y documentos existentes.
La cuestión que plantea la forma de la tumba en que fue encontrada la estatuilla -dato arqueológicamente importante- así como las circunstancias de su hallazgo y que manifiestan desconocer tres de los autores que se han ocupado del ídolo, aparece claramente resuelta por los Sres. Vilanova y Rada en el libro en que lo dieron a conocer. En el capítulo sobre el Neolítico a que anteriormente nos hemos referido, junto a varias referencias a las hachas de diorita encontradas en nuestro pueblo, describe un trozo de la carta, que en fecha 12 de octubre de 1.881 dirigió el Sr. Cura Párroco de Tíjola, Sr. Bolea a un tal D. Pedro personaje desconocido, y en la que se describe como fue descubierta la estatuilla y la forma de la sepultura en que fue hallada.
En el año 1.880 era párroco de pueblo D. Miguel Bolea y Sintas, persona muy ilustrada y entusiasta de la nueva ciencia de la arqueología, que por aquellos años de finales de siglo estaba en proceso rápido de formación, debido a los múltiples descubrimientos que se estaban haciendo de objetos y materiales elaborados por hombres cuya datación correspondía a edades muy anteriores a la de los romanos. Eran las fechas de los extraordinarios hallazgos de Schlieman que asombraban al mundo. Dado el interés del dato, creo necesario transcribir íntegramente la referencia recogida en el libro de Vilanova y Rada. Dice así: "En el pueblo de Albox y en Tíjola también se encontraron, en una cueva en aquél y en sepulcros en los alrededores de éste, según el Sr. Bolea distinguido arqueólogo y sacerdote por todo extremo ilustrado, varias hachas de diorita. He aquí como explica este Sr. el singular hallazgo, en carta de 12 de octubre de 1.881: El difunto coadjutor de mi parroquia, D. Juan Tomas Ruiz Restoy, me avisó que en una finca suya, situada a media legua al N.E. de esta villa, habían encontrado los labradores una sepultura de moros; supliquele diese orden de que no tocasen a ella hasta el siguiente día que, acompañado de dos operarios, fui al cortijo de los Blanquizales y sitio que llamaban Sepultura de Moros. Estaba ésta formada por losas de pizarras que medían 1150 metros de largo por 0,75 de ancho, todas iguales y sin labrar; formaban un círculo de unos dos metros de diámetro, y por una piedra que habían arrancado se veía el centro ocupado por huesos humanos, contenidos en tierra rojiza y negra que rellenaba los cráneos y revestía los otros huesos que se hallaban en completo desorden. Hice levantar la tierra que cubría la parte superior y aparecieron, tal vez mas de veinte cráneos, en lo que no reparé, por creerlos árabes o romanos. Lo primero que llamó mi atención, fue el OBJETO DE ESTEATITA que le remito, y que se hallaba en un cráneo lleno de tierra; pero todavía no fue esto bastante para retirar de Roma mi mente; mas cuando se habían separado casi todos los huesos apareció un hacha, y entonces me hice cargo de la distancia a que me hallaba de árabes y romanos. Pero ya no podía hacer todo lo que hubiera hecho; solo pude encontrar entre los huesos las dos que le mando. Tal es Sr. D. Pedro, la mal hilvanada historia de los objetos que le remito: los cuchillos de pedernal y las hachas pulidas abundan en este país y confío encontrar algunas otras sepulturas semejante a la explorada".
Después de transcribir este trozo interesantísimo de la carta del Párroco de Tíjola Sr. Bolea, los autores del texto añaden lo siguiente: "Dedúcese del fiel relato que antecede, que la tal sepultura fue o era un verdadero dolmen del periodo neolítico, siendo por todo extremo curioso el hallazgo de la ESCULTURA DE ESTEATITA dentro del cráneo. ¿Pertenecía éste al que en vida la labró, rindiendo de este modo sus contemporáneos tributo, admiración y respeto al atrevido artista?. Posible es esta sospecha; pues si bien el objeto nos parece hoy tosco y rudimentario, hay que trasladarse con la mente a la época remotísima en que se hizo, para apreciar su valor y significación en la historia del arte. ¿Sería aquél un mero capricho del artista o se destinaría como ÍDOLO al culto?. Pregunta es ésta sobradamente difícil de contestar, pero subsiste el peregrino esbozo escultural y es por todo extremo interesante, tanto por la forma humana que parece quiso reproducir, cuanto por la materia prima de que el primitivo ¿escultor? se sirvió". Con esta larga referencia queda aclarado uno de los aspectos o cuestiones que suscitaba el ídolo de Tíjola a los autores que se han ocupado de él: la forma y características de la tumba y las circunstancias de su hallazgo. En la carta del ilustre Cura Párroco de Tijola, Sr. Bolera, queda explícitamente descrita la sepultura en que fue hallada la, tantas veces referida, estatuilla. Se trata claramente de un dolmen muy similar a los numerosos encontrados lo largo del Valle del Almanzora, de forma circular y construido con lajas de pizarra sin desbastar que, sus dimensiones y el diámetro del círculo, pueden calcularse en unas diez a doce las lajas utilizadas. La localización la tumba se indica en el Cortijo los Blanquizales, que por la dirección marcada y la distancia del casco urbano de Tíjola, debería estar por detrás la Muela del Ajo, en dirección a Somontín y fuera del término municipal de nuestro pueblo. En cuanto a la fecha en que tuvo lugar el hallazgo, no viene indicada en la carta, pero puede fijarse en el año 1.880, por ser éste el año en que falleció el coadjutor de la Parroquia de Tíjola D. Juan Tomas Ruiz Restoy, propietario del Cortijo de los Blanquizales y el que dio aviso a D. Miguel Bolea de la aparición de la tumba. Según los datos que me han sido facilitados, el Sr. Ruiz Restoy ejerció su ministerio sacerdotal en Tíjola durante los años 1.879 y 1.880 en el que falleció, según se indica en la carta del Sr. Bolea.
Otra de las cuestiones que plantea el ídolo de Tíjola, y que ya ha sido advertida anteriormente, se refiere a la manera como ha de ser contemplado; si con las extremidades o brazos hacia abajo, como lo presentan las versiones de Vilanova, Cabré y Breuil, o hacia arriba, conforme aparece representado en la de los Leisner, Almagro Gorbea y el Museo Arqueológico. En mis lecturas sobre el tema, no he encontrado ninguna referencia sobre esta cuestión, que estimo esencial, por cuanto el significado o simbología de la estatuilla no puede ser idéntico para ambas versiones. Por otra parte no he encontrado ninguna razón indubitable en favor de una u otra versión. En el tomo VI del Summa Artis, se reproducen unas estatuillas de ídolos neolíticos procedentes de yacimientos arqueológicos de Purchena, que pueden asimilarse tipológicamente al de Tíjola, los cuales aparecen con los brazos hacia abajo. Sin embargo, en la serie de ídolos catalogados por D. Luis Siret en su obra "Religiosa neolíticas de Iberia", en la que se recogen los encontrados por este gran arqueólogo en la provincia de Almería, estos mismos ídolos de Purchena se representan con los brazos hacia arriba. Mi opinión es que si se trata de un ídolo femenino, la forma más correcta, parece ser la primera, y la descripción más clara y más ajustada a la figura, la realizada por el arqueólogo frances H. Breuil. La cuestión queda irresuelta y abierta a la controversia.
Las dudas no se limitan a la manera de representarse la figura del ídolo, sino a si se trata realmente de un ídolo. ¿Constituye la estatuilla la representación de una divinidad neolítica con virtudes propiciatorias? ¿Es un objeto de reverencia y culto o un simple amuleto? ¿Se tratará mas bien de un objeto lúdico, de entretenimiento y juego, realizado con la única finalidad de mostrar una habilidad manual o crear un juguete con el que entretener el tiempo?. Esta extraña estatuilla ¿No podría ser una muñeca? Vilanova y Rada apuntan como posible interpretación un "mero capricho" del artífice.
El lugar y las circunstancias del hallazgo de la estatuilla, parecen apoyar la interpretación más generalizada de ídolo y en ella coinciden casi todos los que se han ocupado del tema. Tan sólo Vilanova y Rada recogen lo del ídolo con un interrogante. D. Juan Mata Carriazo, eximio historiador, en un articulo publicado el año 1.931 bajo el título "La escultura tartéssica", habla del "supuesto ídolo femenino de esteatita del dolmen de Tíjola". Como se puede apreciar la cuestión, como la anterior, queda también entre interrogantes.
En el Museo Arqueológico Nacional, se muestra la estatuilla como la de un ídolo perteneciente a la religión de los primeros metalúrgicos que llegaron a España, los cuáles poseían un gran sentido religioso. Estas gentes, procedentes de Oriente, trajeron junto con las técnicas de fundir metales -ya de por sí misteriosa y solo accesible a iniciados- las creencias en la vida de Ultratumba y en la existencia de un ser o principio superior, creador y conservador de la vida actual y futura del cual dependen todas las criaturas. Este ser superior era el dispensador de la fecundidad, tanto de las cosechas como de los animales y de los hombres. Se le denominaba como la Gran Diosa Madre y se le identificaba con la tierra nutricia, aunque parece que no se le atribuía un sexo determinado. Como protector de los muertos, sus imágenes aparecen en los enterramientos colectivos. Estas creencias han llegado a nosotros mediante las representaciones en piedra, huesos o en pinturas rupestres de figurillas con características antropomorfas, entre las que se encuentra el denominado ídolo de Tíjola. Con estos primeros metalúrgicos, llegaron a las costas del Sudeste de Iberia, formas de vida más evolucionadas, con la creación de núcleos urbanos y el establecimiento de contactos, ya casi históricos, con el mundo exterior.
En cuanto a las similitudes que Sánchez Dragó manifiesta que existen, entre la figurilla de esteatita de Tíjola y los ídolos encontrados en Hissarlik por Heinrich Schliemann, no he encontrado los testimonios que acreditan esta afirmación. En las publicaciones consultadas no he encontrado ningún dato que apoye esa similitud. Tanto en los escritos de Luis Siret -el Schliemann del Valle del Almanzora- como en los de H.. Breuil, Martin Almagro, Almagro Gorbea y nuestra ilustre paisana Pilar Acosta en su trabajo "Representaciones de ídolos en la Pintura Rupestre esquemática española" que he consultado, aparecen semejanzas entre ídolos procedentes de las culturas del Mar Egeo y del Sureste español, por lo que es realidad su idea del puente cultural entre los dos extremos del Mediterráneo. Los ídolos desenterrados en Hissarlik son semejantes a los hallados en yacimientos arqueológicos de El Garcel, pero no con el de Tíjola, que de tener alguna semejanza, lo seria con las estatuillas desenterradas también por Schliemann, pero en las ruinas de Micenas.
Al término de estas divagaciones y ante la serie de interrogantes que envuelven al ídolo de Tíjola, me viene al recuerdo la opinión que un irónico y escéptico profesor de mis tiempos de Universidad, tenia sobre el Sacro Imperio Romano Germánico que, según él, ni era sacro, ni era imperio, ni era romano, ni era germánico. ¿No podría ocurrir que la curiosa y peregrina estatuilla sobre la que he divagado más de lo conveniente, ni sea un ídolo... ni sea de Tíjola?
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