Este articulo está extraído del Libro "La batalla de Gandalf en el puente", está basado en una serie de
grabaciones magnéticas sobre las conferencias y
enseñanzas de Ramtha.
"¿Donde sobrevive la voluntad?
La
voluntad no es parte del cuerpo emocional. El cuerpo
emocional le suplica al cerebro la continuidad: la
continuidad del pasado, la continuidad de la condición
de uno en la vida. Se lo ruega al cerebro, y éste se lo
concede. Pero el día que despertamos es el día que
empezamos a oír las voces. Y como es un hábito, le
seguiremos la corriente a las voces por un tiempo. Pero
llegará una mañana en la que decidamos que por encima de
nuestra humanidad somos realmente seres soberanos. Y ese
día despertamos a la sabiduría eterna y pertenecemos a
la eternidad."
Ramtha
"Cuando el maestro profesor se encuentra sobre un puente
sumamente endeble delante de un monstruoso nigromante,
tan siniestro y aterrador que te haría estremecer y le
dice: "No puedes pasar", - un pequeño maestro contra un
enorme nigromante- este es el pasaje que capta el mito
del OBSERVADOR y de las voces del nigromante más
genialmente que ninguna otra obra escrita. Esa es la
verdadera historia de un maestro.
Esto es lo más profundo del mensaje: El nigromante
podría, con toda seguridad despedazar al maestro en el
puente puesto que es mil veces más grande. Pero el
maestro tiene algo que el nigromante no tiene:
Voluntad". Ramtha
¿Qué
conocimiento oculto poseían los maestros y los santos
del pasado que tú no posees? Te lo diré. Ellos entendían
la alquimia del ser y que el verdadero ser es aquel al
que el ser artificial le suplica. Y entonces, ¿quién
eres? ¿Sabes quién eres? Ni siquiera lo sabes todavía,
pues lo único que has hecho en todas tus encarnaciones
es concederle los deseos a tu cuerpo emocional. Ni
siquiera te han crecido alas para volar todavía. ¿Lo
sabías? Piensas que la máxima euforia consiste en
engañar a tu cuerpo y a tu mente. ¿Piensas que eso es
todo? Qué desgracia la tuya. Piensas que la gran euforia
es la comida; que la gran euforia es el victimismo.
Piensas que la máxima euforia es la pena, la culpa y la
vergüenza. ¿Y no sabes que alguien le está rogando eso a
alguien?
Yo
nunca he sido el líder de hombres y mujeres débiles ni
tengo la intención de serlo. Yo lideré a personas que
estaban dispuestas a soñar el sueño de un horizonte que
ni siquiera podían imaginar. Lo siguieron con fe. ¿Por
qué? Porque no tenían un hogar; la naturaleza lo iba
destrozando todo a sus pies. Su única opción era morir o
seguir adelante. ¿Qué había adelante? Un Dios. Es sólo
un arquetipo del Dios dentro de ti. Yo nunca dirigí a
los débiles; son los que mueren a la primera señal de
guerra o cuando tienen que ponerse en marcha y cambiar.
Los que me acompañaron los últimos ciento veintiún días
de mi vida vieron
el
mundo y encontraron un hermoso valle donde establecerse,
y finalmente pude dejarlos descansar. Yo representaba el
Observador en cada uno de ellos, porque yo mismo lo era.
De manera que cuando yo dirigía, ellos me seguían, y el
Observador en mí era el Observador en ellos. Esa es la
razón de que estés aquí.
No
hay mujer en esta audiencia que no sea divina por justo
derecho. Es sólo que te has engañado a ti misma al
pensar que no lo eras; realmente lo has hecho. Y piensas
que el hombre es tu enemigo. El hombre no es tu enemigo,
tu enemigo es tu engaño. Ese es el enemigo. Y no hay
ningún hombre en esta audiencia que no sea Dios. Pero
piensas que tu enemigo es tu sexualidad, que el enemigo
es la conquista. Ese no es el enemigo. El enemigo eres
tú mismo, las voces. Porque si a todos vosotros os
despojásemos del cuerpo mientras estáis ahí sentados,
seríais los Dioses olvidados que están empezando a
despertar.
Ahora, ¿quién serías y cómo serían tus relaciones si
prescindieras del cuerpo? ¿Te seguirían amando tus
amantes? ¿Te seguirían amando tus hijos? ¿Los seguirías
amando tú? Así es el Observador. Tú sigues intentando
corromper al Observador. Esta túnica que llevo puesta es
como tu cuerpo, y así como yo no soy esta túnica, tú no
eres tu cuerpo.
Entonces, ¿en qué quiero que trabajes? Quiero que
trabajes en el principio de ocupar la posición del
Observador y de que verdaderamente observes. Y que no
ocupes nunca la posición de las emociones ni la posición
de la culpa; ni siquiera la reconozcas. Y nunca ocupes
la posición de la víctima; ni siquiera la reconozcas. Ni tampoco la posición de tu sexualidad; ni siquiera la
reconozcas. Ni la posición de la carencia; ni siquiera
la reconozcas. Quiero que seas el Observador, aquel con
el que están intentando comunicarse las voces que
siempre has sido. ¿Entiendes?
Cuando hablamos de gente que tiene claridad, un maestro
con las cosas claras, nos referimos a una persona que
tiene verdadera claridad y para la cual estos problemas
no son complicaciones en absoluto. Cuando piensan en una
manifestación nunca se preocupan de cómo afectará a sus
vidas. Tú, sin embargo, aceptas cada mensaje que te
envío de una forma ambivalente, porque siempre te
cuestionas cómo afectará a tu vida. Si todavía tienes
que pensar en eso, significa que no eres el Observador,
sino las voces. Contempla esto.
La biología celular y la conexión del pensamiento
Observemos una célula
común. Me atrevería a decir que hay células en el cuerpo
que son iguales a este dibujo; es una célula seccionada
en dos. Aquí vemos el núcleo, el ADN y el ARN. El ARN
hace que la sección de la célula pase por su pequeña
fábrica alquímica.
A
partir de allí se fabrican las proteínas de aminoácidos
y se suministran a la célula. La célula, entonces, se
transforma de acuerdo con cada una de estas entidades de
información, y como consecuencia, cambia. Una vez que
cambia, crea circuitos de información de péptidos que se
vierten en el riego sanguíneo y vuelven al cerebro. Los
péptidos regresan al centro de información del cerebro,
llegan al hipocampo, a la pituitaria, y desde la
pituitaria, a la red neuronal que se ve afectada por el
cambio de dicha célula. Y eso significa que la actitud,
la nueva actitud como el Observador, ha producido
finalmente un cambio que ha afectado a una de esas
pequeñas células. Y cuando la célula finalmente cambia,
envía la información a aquello que se llama el sistema
límbico del cerebro, notificando que se ha producido el
cambio. Entonces se crea la conexión fija de la red
neuronal en el cerebro, y finalmente cambiamos.
¿Entiendes?
Así
que las voces van a continuar interrumpiendo nuestro
reposo. Desde el cerebro nos va a seguir llegando
información concerniente a nuestro pensamiento común, y
esa información quiere ser aceptada por el cerebro para
poder permanecer intacta. Pero como el Observador,
tenemos que mantener la actitud aquí, y escuchar a la
red neuronal cuando dispara. Una vez que dispara, lo que
debemos colocar en el lóbulo frontal no es el deseo de
continuidad de la red neuronal, sino un nuevo paradigma.
Necesitamos tener un pensamiento claro que podamos
proyectar allí para que interrumpa el flujo. Porque una
vez que podemos
mantener el pensamiento en el cerebro mientras dispara y
dice: «¿y tú qué dices?», si no eres consciente, el «tú
qué dices» dice: «que así sea», pero una vez que te
vuelves consciente, empezamos a ser más objetivos
respecto a la conversación de nuestro cuerpo.
La
única forma de acallar las voces es manteniendo fijo el
nuevo pensamiento. Y el nuevo pensamiento no producirá
ninguna sensación. Podría compararse al efecto de un
solo hombre o una sola mujer que luchan contra un
ejército de dos mil guerreros. Los guerreros están
equipados, y lo único que puedes hacer es decir: «No
puedes pasar». Esa es tu espada. ¿Cuánto poder tiene ese
ser que dice «no puedes pasar»? Un solo ser en contra de
dos mil guerreros armados. ¿Quién es más poderoso? El
ser que dice: «no puedes pasar». ¿Y sabes cuál es la
espada de un ser como éste? La voluntad. La voluntad
absoluta; una voluntad que no se siente intimidada por
las necesidades del cuerpo emocional. Repite esto con
tus palabras, por favor.
La batalla de Gandalf en el puente
En la
gran colección de libros llamada El Señor de
los Anillos, se cuenta una gran historia sobre lo
que te estoy diciendo. Si alguna vez estás interesado en
leer sobre el Observador versus la humanidad, deberías
leer estos libros, porque hablan sobre la verdad. De
hecho, el libro entero está dedicado a la verdad. Cuando
el maestro profesor se encuentra sobre un puente
sumamente endeble delante de un monstruoso nigromante,
tan siniestro y aterrador que te haría estremecer, y le
dice: «no puedes pasar», -un pequeño maestro en contra
de un enorme nigromante- ese es el pasaje que capta el
mito del Observador y de las voces del nigromante más
genialmente que ninguna otra obra escrita.
Esa
es la verdadera historia de un maestro; ese pasaje en
particular: «no puedes pasar». Una pequeña entidad que
le habla a un enorme nigromante que se acerca desde el
otro lado del puente. Debajo del puente yace el abismo,
y el maestro, protegiendo a los que ya habían pasado, se
adelanta y dice: «no puedes pasar».
Imagínate a un nigromante que te mira y dice:
«¿Qué
pasa? ¿No me tienes miedo»
«No,
no te tengo miedo. Y no vas a pasar.»
Esto
es lo más profundo del mensaje: el nigromante podría,
con toda seguridad, despedazar al maestro en el puente,
puesto que es mil veces más grande. Pero el maestro
tiene algo que el nigromante no tiene: voluntad.
«No
pasarás.» ¿Sabes que la voluntad es algo muy poco común
en la humanidad y en los nigromantes? Es una de las
raras cualidades de la grandeza.
«No
pasarás. No me importa lo grande ni lo malo que seas; no
me importa lo feo que seas. No pasarás, porque yo lo
digo.» Esta es el arma más efectiva que existe. Y el
maestro y el nigromante libran la batalla.
Escúchame: cuando frente a un peligro horroroso, una
persona llega al borde y dice «no pasarás», ese es el
gran momento en que el Dios se hace presente y dice: «No
pasarás. No me importa si piensas que puedes matarme. No
me matarás jamás, porque no pasarás. No importa lo que
le hagas a mi cuerpo, lucharé contra ti aunque no tenga
cuerpo, y aun así no pasarás. Porque si destruyes mi
cuerpo me conviertes en un monstruo todavía peor.»
¿Entiendes? ¿Qué vas a hacer con alguien a quien puedes
matar, pero que en cuanto lo haces liberas su espíritu y
se vuelve más terrible todavía? ¿Qué vas hacer al
respecto? Eso es un maestro. Un maestro no tiene por qué
ser una entidad grande, puede ser una entidad pequeña;
simplemente tiene que ser obstinado. «y no lo harás.»
Eso es voluntad. ¿Y sabes qué se requiere para ser de
este calibre? Ser el Observador, que es intrépido e
incorruptible.
Y no
me importa lo numeroso que sea el ejército. No me
importa lo malo y lo grande que sea el extraterrestre;
ese extraterrestre no le hará nada a alguien que se
plante y diga: «¡No! Tú puedes llevarte mi cuerpo, y si
lo haces, hazlo, porque sufrirás las consecuencias, ya
que seré peor de lo que jamás hayas soñado.» ¿Entiendes?
Desearía que leyeras ese pasaje. Entonces entenderás de
qué hablo aquí con respecto al Observador.
El
maestro que se convierte en Cristo es el Observador por
excelencia. No importa la vestimenta que lleve
puesta. «No puedes pasar. Dame tu espada, córtame la
cabeza, libérame de este cuerpo, porque en
cuanto lo hagas serás una mota de polvo, y yo seré un
huracán. Tú eliges lo que quieres hacer.» ¿Entiendes?
El
maestro es el genio de la botella, parece que él fuera
la botella. Y el genio dice desde la botella: «En el
momento que me hagas algo, me destaparé y saldré de
aquí. Y tú serás una mota de polvo, y yo seré un
huracán. No puedes pasar de ninguna manera». Eso es
Dios. ¿No lo entiendes? Dios no tiene que pensar sobre
lo que tiene que decir; Dios no necesita ensayarlo; no
tiene que volver atrás y reforzado. Simplemente adopta
una postura, yeso es todo.
¿Quiénes son tus nigromantes? Son los demonios que has
creado y agrandado a partir de situaciones de tu vida
que son ridículas. El día que tu Observador se detenga
en el puente y diga: «Hasta aquí has llegado. No vas a
pasar por aquí hacia mi nueva vida; estoy aquí para
decirte que hasta aquí has llegado.» Dios mío, estamos
hablando de caos total, ¿no es así? Porque puedo
traerte al extraterrestre más feo, malo y cruel que
hayas visto en tu vida, y te aterrará. Pero no hay nada
más espantoso que un enemigo sutil. Y el enemigo sutil
es tu pasado y tu victimismo y todas las cosas que
repites continuamente: «si no hubiera sido
por este incidente... si no hubiera sido por esto
otro...» ¿No me has escuchado? Los conviertes en
nigromantes. Y cuanto más obligados se ven a destrozar
tu vida y tu poder, más grandes se vuelven. Y solamente
existen en tu mente.
Y la
persona al final de la acera no tiene ni la menor idea
de tus problemas, no sabe que tienes un
demonio en la espalda, igual te va a pedir veinticinco
centavos; no le importa. A la hacienda pública no le
importa; les tiene totalmente sin cuidado. ¿Qué pasa
cuando te detienes en el puente y dices: «no
puedes pasar»? Es muy sencillo. ¿A quién se lo dices? Se
lo dices a tus problemas; a los problemas de los que
hablas con tus amigos, tu familia, tu compañero: «él me
hizo esto, o ella me hizo lo otro; fueron ellos; no
tengo suficiente y ellos me lo quitaron, y ahora
mírame.. .» No importa de qué voz se trate: es siempre el nigromante en el puente. Y hasta este momento
has permitido que ese nigromante devore todo en tu vida.
Le has permitido que devore el corazón de tu vida. Por
eso os llamo los muertos vivientes.
Cuándo será el día que te levantes y digas: «Escucha,
me da igual lo que sea de mí al otro lado del
puente. Simplemente ya no vas a salirte con la tuya. Y
puede que no tenga el mismo aspecto ni me sienta igual.
No lo sé. Pero estoy cansado de que me persigas, y en
verdad, estoy harto de acobardarme ante tus necesidades.
Verdaderamente lo estoy.» Y ese es el día que te
detienes y dices: «Ya no puedes pasar. Intenta
destruirme con tu mejor arma. Haz lo que tú pienses que
me acobardó en el pasado; jamás volverá a acobardarme de
nuevo.» Este es el día en el que te vistes de blanco. Es
el día en el que entiendes el mensaje.
¿De
qué estamos hablando? Y algunos pensáis, «¿de quién
estás hablando?» Hablo de ti, que enumeras todas las
razones por las que no eres feliz y las razones por las
que necesitas que la gente que te rodea te haga feliz.
Hablo de toda la gente enferma de esta audiencia, y de
todas las justificaciones que se pueden dar de la
enfermedad. Y hablo de toda la gente infeliz de esta
audiencia, y de todas las razones que les dan a los
demás de por qué no son felices. Y hablo de todos los
que piensan que nunca serán felices hasta que no tengan
todo el dinero del mundo; de todos los que pensáis que
no seréis felices hasta que estéis con la persona de
vuestros sueños. Esto tiene que ver con todos vosotros,
con todos los que han sido heridos, violados o
abandonados. Estoy hablando contigo. Tú creaste a esos
nigromantes.
Y
esta Escuela de Misterios es para que te enfrentes a ellos y para que
sigas adelante sin ellos; para que luches contra ellos y
les digas: «No puedes seguirme. Dejarás de ser la razón
de mi vida. Y puede que ya no tenga una razón; puede que
empalidezca y que mis mejillas no vuelvan a sonrojarse;
y puede que no sepa si soy un hombre o una mujer. Y es
posible que no sepa cuánto dinero tengo, ni quién me
importa; y puede que no sepa si soy digno, pero de lo
que sí estoy seguro es de que nunca más tendré que vivir
según tus gustos, y que lo único que busco es la
felicidad.» Explica esto con tus palabras, por favor.
¿Entiendes hasta ahora? ¿Lo entiendes? En este momento
me gustaría que la Maestra de los Libros te consiga
El Hobbit y El Señor de los Anillos (1) y
que, como lectura requerida por Ramtha, empieces a leerlos
mientras estás aquí. Deja a un lado todo lo demás,
Las Moléculas de la Emoción. (2) ¿Para qué? Eso
ya lo sabemos.
¿Cuál, es por lo tanto, la sabiduría de un verdadero
desafío? Bien, lo leerás en estos libros. Así que a
partir de mañana quiero que todo el mundo empiece a
leerlos. Todos los que estáis en esta audiencia. ¿Me
entiendes? Que así sea. Deseo que leas sobre una
criatura pequeña y hogareña, con vello en los dedos de
los pies, que vive en un pequeño agujero de hobbits, y
que le encanta comer y fumar la pipa. No es muy
romántico para vosotros, que vivís en la imagen, pero es
un comienzo. Más adelante en este libro, conocerás a un
misterioso maestro profesor. Vas a aprender mucho sobre
la humanidad y sobre el desafío del ego alterado.
Este libro fue escrito por un maestro que
pertenecía a la sociedad secreta de los francmasones y
que comprendió la verdad en un nivel en el que tú no la
entiendes todavía. Así que lee sobre la Tierra Media; es un
relato actual. ¿Tengo tu palabra de que empezarás a
leerlos a partir de mañana? Que así sea.
Ahora
escúchame. ¿Existen los Jinetes Negros? Sí. ¿Existen
maestros como el Maestro Gandalf? Sí. ¿Existen corceles
como Sombragrís? Sí. ¿Existen los elfos? Sí. ¿Existen
los seres llamados hobbits? ¿Existen los trolls? Sí.
¿Existe un lugar llamado la Tierra Media? Por supuesto,
y sigue viva hoy en día. Lee esos libros. Descubrirás,
con lo que sabes, que hay más verdad en estos libros que
en ningún otro que hayas leído antes. ¿Entendido?
Lo
importarte de esto es que cuando deseemos declararle la
guerra a las injusticias de la vida y estemos dispuestos
a enfrentamos a aquello que gobierna al mundo -y
recuerda que lo que gobierna al mundo es en realidad
nuestro mundo y se convierte en un mundo personal; y se
trata del yo personal y subjetivo, el yo subjetivo de lo
que es importante para cada uno de vosotros, es lo que
te mantiene limitado, atado y esclavizado, lo que te
apoya artificialmente-, el día que te dirijas al final
del puente y le digas a tu pasado «por aquí no puedes
pasar», y lo digas en serio, ese es el día en el que
también tú te enfrentarás a aquello que se llama el
diablo y también tú te transformarás, pues será el día
más sublime de tu vida. ¿Contra qué luchas? Contra tu
pasado, tus mentiras, tu humanidad, contra el
pensamiento de que eres tu cuerpo, contra el hecho de
depender de tu historia.
Y no
importa que alguien te diga que eres estupendo, aún así
sigues envejeciendo; no se trata de eso y no se trata
de lo que alguien te hizo. El día que estás dispuesto a
dejar todo a un lado y a quedarte de pie en el puente
desnudo e indefenso, con tu pura voluntad y nada más, es
el día que despiertas realmente y de eso trata este
mensaje. Y todo gran ser de la antigüedad entendió ese
mensaje. ¿Tienes tú la capacidad de entenderlo? Como
dije, si ahora estás escuchando las voces del color rojo
con el que tanto te identificabas anteriormente, te
tienes que preguntar a ti mismo, ¿quién es el dorado al
que le habla el rojo? (3)
Ahora, ¿qué quieres ser? ¿El dorado o el rojo? Una
pregunta muy sencilla. Finalmente tienes que aceptar que
tus emociones están diciéndole algo a alguien. ¿No sería
mejor ser el «alguien» que ser las emociones?
Obviamente, ese alguien es tan poderoso que las
emociones necesitan que les conceda un derecho de paso
para que continúen siendo como son.
En
otras palabras, la razón por la que no has experimentado
mucha magia en tu vida es que estás ocupado escuchando
tus limitaciones y admitiéndolas, así que todo se
mantiene en statu quo. Pero el momento en que pongamos
dinamita en el puente y lo hagamos estallar, verás lo
fragmentada que puede volverse tu realidad. Y solamente
se debe a que dijiste: «No puedes pasar».
Sigue en
El Disparatado Mundo de la Física Cuántica
RAMTHA es una inteligencia extraordinaria de profunda
sabiduría y amor. Es canalizado a través de una mujer
llamada JZ Knight, que le permite usar su cuerpo para
transmitir su mensaje a la humanidad. A través del
cuerpo de JZ Knight, Ramtha ha dado cientos de
audiencias por todo el mundo desde 1978. Ramtha es una
colección de transcripciones extraídas de las
grabaciones de estas audiencias.
(1)
TOLKIEN, J .R.R.: El Hobbit
y El Señor de los Anillos, Ediciones
Minotauro,
Barcelona, 1998.
(2)
PERT, CANDACE
B.: Molecules of Emotion,
Simon &
Schuster, Inc., New York, 1997.
(3) Ser el color rojo en
el arco iris es una expresión que describe la
incapacidad común de las personas de reconocer sus
propios defectos y limitaciones; cuando somos el rojo
en el arco iris, podemos ver todos los demás colores,
excepto el rojo.