¡
Bienvenido a La Escuela de Misterios !
Este articulo está extractado del Libro "La batalla de
Gandalf en el puente", está basado en una serie de
grabaciones magnéticas sobre las conferencias y
enseñanzas de Ramtha.
"¿Donde sobrevive la voluntad?
La
voluntad no es parte del cuerpo emocional. El cuerpo
emocional le suplica al cerebro la continuidad: la
continuidad del pasado, la continuidad de la condición
de uno en la vida. Se lo ruega al cerebro, y éste se lo
concede. Pero el día que despertamos es el día que
empezamos a oír las voces. Y como es un hábito, le
seguiremos la corriente a las voces por un tiempo. Pero
llegará una mañana en la que decidamos que por encima de
nuestra humanidad somos realmente seres soberanos. Y ese
día despertamos a la sabiduría eterna y pertenecemos a
la eternidad."
Ramtha
"Cuando el maestro profesor se encuentra sobre un puente
sumamente endeble delante de un monstruoso nigromante,
tan siniestro y aterrador que te haría estremecer y le
dice: "No puedes pasar", - un pequeño maestro contra un
enorme nigromante- este es el pasaje que capta el mito
del OBSERVADOR y de las voces del nigromante más
genialmente que ninguna otra obra escrita. Esa es la
verdadera historia de un maestro.
Esto es lo más profundo del mensaje: El nigromante
podría, con toda seguridad despedazar al maestro en el
puente puesto que es mil veces más grande. Pero el
maestro tiene algo que el nigromante no tiene:
Voluntad". Ramtha
Viene de
La Alquimia del Ser
EL
DISPARATADO MUNDO DE LA CUÁNTICA
¿Qué puedo decir entonces sobre el Observador? Que ha
sido indiscreto o discreto, silencioso, reservado,
permisivo. Esto es lo que sí sabemos: todas las
emociones del cuerpo siempre regresan al lóbulo frontal
para recibir algún tipo de aprobación. Nunca lo supiste,
pero los sentimientos son una súplica de aprobación; eso
es lo que son. Los sentimientos son una súplica de
aprobación, y en el momento en que recibimos la
aprobación, nos reconciliamos con el sentimiento. Ese es
el proceso de sentirnos bien; el proceso de la
redención. La redención ni siquiera sería parte del
idioma humano si no existiera. Pero para ser redimido,
tienes que tener sentimientos fuertes de los cuales
redimirte.
Entonces, ¿quién es el redentor? Esto es lo que Cristo
representaba; el redentor absoluto. «Yo soy tu estrella
de la mañana, brillante y resplandeciente. Yo soy el
pastor que ha ido tras los que se han extraviado y los
ha rescatado. Yo soy el redentor.» El redentor no era
Jesús ni Mahoma ni Buda, sino el símbolo que
representaban dentro de cada persona. Los sentimientos
buscan redención, pero ¿de quién busca obtener la
redención el cuerpo emocional? Del redentor.
¿Y sabes una cosa? Para poder ser el rojo todos los días
de tu vida siempre has tenido que tener sentimientos,
para seguir esos sentimientos, para poder reconciliarte,
para mantener tu vida en equilibrio. Pero ¿quién les da
permiso? Alguien tiene que hacerlo. ¿Sabes por qué lo
sabemos? Porque, ¿realmente piensas que en esta escuela
podríamos haber creado, de repente, una red neuronal
andrógina y superpuesta en el cerebro, a la cual se
tienen que dirigir todos los sentimientos? ¿Se trata de
un fenómeno nuevo o siempre ha estado ahí? Ha estado
siempre ahí. Es sólo que tú estás empezando a escuchar
las voces; tú. ¿Quién eres tú? « Tú» es cuando le
preguntan a Dios: «¿Y quién eres tú?» Y él dice: «Yo soy
aquel que yo soy». No dice: «Yo soy aquel al que le
robaste. Soy aquel al que maltrataste. Yo soy aquel al
que abandonaste.» Nodice eso. Dice: «Yo soy el que soy;
aquel que yo soy.» Yeso es lo que es. ¿Y de qué otra
manera puedes describir al Observador que no sea con
estas breves palabras?
Pero quiero que razones esto: si ha habido alguna vez
una prueba de la divinidad del hombre y la mujer, ¿quién
la plantea de forma más clara? La ciencia, la mecánica
cuántica. La mecánica cuántica dice que no podemos
evitarlo, que no importa qué experimento hagamos ni cómo
lo diseñemos; no importa lo que hagamos, incluso podemos
hacer el del gato que está vivo y muerto...(1) Nosotros
creamos la trampa en la que se derramaba el veneno y el
gato moría o vivía. Pero puede estar vivo y muerto al
mismo tiempo; nosotros creamos esa paradoja. ¿Y qué hizo
el cuanto? Se convirtió en ambos. Sin importar lo que
hagamos, se convierte en eso.
Si al disparar con una pistola un fotón de luz, éste se
divide, y una parte va hacia una dirección y la otra
parte hacia otra completamente distinta, en el momento
en que una se colapsa, se colapsa también la otra, sin
importar dónde esté. (2) ¿Quién creó esto? Este es el
disparatado mundo de la mecánica cuántica; es muy
extraño. No importa qué nueva teoría conciban los
científicos, el cuanto siempre se comporta de acuerdo
con ella.
Incluso les da una crisis nerviosa al pensar que cuando
piensan que están creando nuevas partículas o que las
están descubriendo, en realidad, lo que están haciendo
es creadas. No saben dónde empieza ni dónde termina. No
saben si cuando buscan nuevas partículas más allá del
cuanto -están buscando nuevas partículas más rápidas que
la velocidad de la luz si están ahí porque han decidido
buscadas o si siempre han estado ahí. Ya no están
seguros. Les está dando una crisis nerviosa a todos.
Sin embargo, es la ciencia, no la religión, la que dice:
mira, da igual lo que pienses que vas a crear, nos
convertiremos en cualquier cosa que tú crees. ¿Ya quién
obedecen los fotones de luz, los electrones y los
paquetes de cuanto? Al Observador del científico. Ahí lo
tienes. ¿Es de extrañar, entonces, que la mecánica
cuántica sea solamente una rama del gran árbol de la
ciencia, ya que los científicos son solamente la rama?
Ahora, si fueran el árbol, obtendríamos resultados
verdaderamente dinámicos, pero debido a que son
científicos, son verdaderamente limitados así que
representan tan sólo una rama. Pero si se convirtieran
en el árbol, entonces las partículas de la realidad se
convertirían en todo lo que el árbol dijera que deben
convertirse.
Lo que te estoy diciendo es esto: ¿dónde encontramos la
mejor prueba de que tú eres Dios? La ciencia dice que es
el Observador que afecta el campo atómico; esa gran bola
de carne denominada «tú», que ni siquiera puede ver un
átomo. Pero ya sea que puedas vedo o no, se moldea de
acuerdo a tu voluntad. Esto sólo puede ser obra de Dios.
El noventa por ciento del cerebro que no
utilizamos
Entonces pregúntate: ¿Quién está escuchando realmente?
¿Quién soy yo que escucho las voces? No te digo que lo
hagas en voz alta, simplemente que te detengas por un
momento y pienses: ¿Quién soy yo que escucho las voces
de mis emociones? Obviamente no puedo ser mis emociones,
porque sólo puedo ser lo que soy analógicamente.
Evidentemente no soy el color rojo después de todo, sino
algún otro color.
Soy otro color que escucha: «Dime, rojo: ¿quiero
continuar siendo rojo? ¿O quiero ser lo que nunca he
sido?
A lo mejor me gustaría ser yo mismo. Nunca lo he
experimentado. No se de qué color se trata, pero es
mejor que el rojo». ¿Entiendes?
El día que hagas esto, será el día que te bajes de la
roca, pues eso es lo que significa «una espléndida
mañana» (3) en el libro; de eso trata toda la historia.
Una bella mañana me levanté de mi lecho, me acerqué a la
ventana cubierta con la escarcha de la mañana y al mirar
al Este contemplé un cielo que resplandecía con los
tonos rosados y violetas de la mañana temprana, a la
espera de la salida de Ra, que se elevaría sobre los
picos de las montañas y alumbraría los valles cubiertos
de neblina con sus brillantes rayos dorados. Esa fue la
mañana de mi despertar. Ese es el significado de la
historia. Y es lo que yo comprendí. Comprendí que en
realidad nunca fui Ramtha. Por eso pude vivir mi vida
sin arrepentirme. Por eso pude vivir mi vida apreciando
lo que yo era. Pero no continué siéndolo, sino que me
elevé para ser algo distinto y para crear el espacio que
me permitiera hacerla. ¿ y por qué las partículas
subatómicas no habrían de comportarse de acuerdo con la
realidad de mi Observador una vez que mi Observador se
volvió más grandioso que Ramtha? Si mi Observador se
volvió más grandioso que Ramtha, y lo único que yo sabía
era que me había convertido en el viento, ¿por qué
habría de ser yo una excepción a la ley? Yo sería la
ley. ¿Entiendes?
¿Dónde sobrevive la voluntad? La voluntad no es parte
del cuerpo emocional. El cuerpo emocional le suplica al
cerebro la continuidad: la continuidad del pasado, la
continuidad de la condición de uno en la vida. Se lo
ruega al cerebro, y éste se lo concede. Pero el día que
despertamos es el día que empezamos a oír las voces. Y
como es un hábito, le seguiremos la corriente a las
voces por un tiempo. Pero llegará una mañana en la que
decidamos que por encima de nuestra humanidad somos
realmente seres soberanos. Y ese día despertamos a la
sabiduría eterna y pertenecemos a la eternidad.
¿Qué pasa cuando le dices al nigromante: «no puedes
pasar»? ¿Qué pasa cuando tus emociones y tu pasado te
rodean completamente? ¿Qué pasa cuando ya ni siquiera
puedes comunicarte con tus amigos porque no sabes cómo
comunicarte con ellos? Por, que de lo único que hablabas
con ellos era de encontrar las piezas del rompecabezas;
de lo único que hablabas con ellos era de tu victimismo,
de tus preocupaciones, tus problemas, de las
dificultades por las que estabas pasando. ¿Qué pasa
cuando te despiertas por la mañana y ya no puedes
comunicarte con ellos? ¿ Das marcha atrás e intentas
comunicarte en aquel nivel? ¿O simplemente dices «ya no
puedes pasar»? ¿Qué tienes en común con ellos? ¿Cuál es
vuestro pacto?
El maestro permaneció solo en el puente; verdaderamente
solo, defendiendo a la gente pequeña que acababa de
pasar. Ese maestro estaba solo y no necesitaba a nadie
más. ¿Qué tipo de pacto tienes con esas personas? ¿Qué
tipo de acuerdo tenéis entre vosotros? ¿Está vuestra
comunión basada en la carencia? ¿ Está basada en vuestro
miedo y vuestras tragedias? ¿Estás dispuesto a renunciar
a ellos para quedarte solo? Si lo estás, mereces
quedarte de pie en el puente y decir: «no puedes pasar».
Si no es así, no te hagas ilusiones, porque no eres más
que uno de los que se pusieron a salvo mientras otro se
quedó y dijo: «no puedes pasar».
¿Qué clase de comunicación tienes con los que te rodean?
¿De qué manera, como el Observador, pones fin a esto? Lo
haces cuando ya no puedes reunirte con esas personas
basándote en el acuerdo que tienes con ellos y eliges no
hacerlo. ¿Te convierte eso en una persona popular?
Probablemente no. ¿Pero cuánta gente se enfrenta a un
nigromante? Probablemente no mucha. Eso es algo que
tienes que sopesar personalmente. Cuándo llegará el día
en que los mires y les digas: «Ya no quiero ni hablar de
mi pasado, por' que está muerto y, en realidad, eso es
lo que hemos tenido en común. He perdido mucho tiempo
intentando ser rojo cuando realmente soy dorado. Ya no
lo necesito. Estoy muy agradecido por mi vida y por lo
que soy hoy en día, pues me ha convertido en el maestro
sobre el puente. Así que dejemos de hablar de tonterías
sólo para mantener nuestra amistad.» ¿Y qué clase de
comunicación vas a tener a partir de ahí? Probablemente
ninguna. No lo sé. ¿Puedes hacer eso?
¿Cuánta importancia tiene para ti que los que están a tu
alrededor te amen? Si es una verdadera necesidad para
ti, no puedes quedarte en el puente. Todavía no estás
listo. Y poder decir eso es igualmente sincero.
«Realmente necesito hablar de mi pasa, do, porque siento
que todavía no he terminado con él.» Eso es ser sincero.
Pero si por otro lado le sigues dando vueltas a esto y
dices: «He descubierto que cuanto más lo hacía, más
negaba mi futuro. Y pienso que tal vez, para ser más
sincero todavía, no tenía nada que decir sobre mi
futuro, porque no hay nada que decir sobre él. Y tenía
miedo de no darte conversación, así que arriesgué un
montón de emoción sólo para darte conversación. No sé lo
que vaya ser; lo que sé es que no seré lo que tú
pensabas que era.» Repítelo en tus propias palabras.
¿Entiendes lo que te he enseñado hasta ahora? Que así
sea. Así que ahora nos acercamos a esa maravillosa
entidad que ha eludido a muchos de vosotros. ¿Cómo puede
Dios ser una entidad jubilosa, bulliciosa, un ser que
vive en el momento? Porque para ser Dios primero tienes
que ser el maestro que conquista la humanidad a fin de
manifestar a Dios. Dios no tiene pasado ni es una
víctima. ¿Cuál es el estado natural de un Dios? Una
entidad muy alegre, feliz y hermosa, el tipo de entidad
que amas y que te encantaría ser. Y seres de este tipo
naturalmente afectan a la salud del cuerpo, y así es
como lo hacen. Porque ahora entendemos que si un maestro
puede mantenerse firme en el lóbulo frontal y decir no,
lo que se produce es un dolor emocional cuya sensación
es la misma que el dolor físico. Cuando te cortas o te
pinchas, de repente la ruptura de ese circuito nervioso
le envía un mensaje al cerebro de que se ha producido
una ruptura en el sistema de circuitos. En eso consiste
el dolor físico: es una ruptura en el sistema de
circuitos neurológico del cuerpo. Eso es lo que es.
Pues bien, el dolor emocional es exactamente lo mismo.
Se produce cuando hay una ruptura en el sistema de
circuitos, pero la ruptura no ocurre en el pie, en la
oreja o el abdomen; la ruptura se produce en el lóbulo
frontal. El lóbulo frontal no permite el paso de la
información del pasado. Cuando recuerdas algo y se lo
envías al cuerpo, lo sientes, lloras, sufres. El cuerpo
le envía al cerebro las sustancias químicas que indican
que estás llorando y sufriendo. Y ahora empiezas a
buscar redención; buscas una salida y experimentas la
redención. La redención se produce al decir «te
comprendo», y cuando «comprendes» completas el circuito
y queda conectado.
En otras palabras, se ha conectado una red neuronal que
distribuye esas sustancias químicas a cada célula, y
cada célula imita la actitud. Y cuando imita la actitud,
envía mensajeros químicos de vuelta al cerebro que
dicen: «Estamos de acuerdo contigo». El dolor emocional
se origina cuando se produce una ruptura en el circuito.
Y esta ruptura ocurre en el lóbulo frontal y el mensaje
es: «Estamos sufriendo y queremos recordar nuestro
dolor.» Y el lóbulo frontal dice: «no puedes pasar». Y
se frustra, porque necesita comunicarle a las células
que estamos redimidos, pero en vez de eso dice que no.
¿Entonces qué sucede? La célula continúa enviando la
señal de su mensajero a todo el cuerpo. Ahí es donde se
encuentran los sentimientos: en todo el cuerpo. y
continúan subiendo y bombardeando al lóbulo frontal. Y
la voz continúa hablándote ahí arriba. Y tienes que
aferrarte al Observador y decir: «No, no puedes pasar.
En otras palabras, no voy a concederte el derecho de
paso sólo para satisfacerte. No vamos a volver al pasado
para sentir pena de nosotros mismos. Te vas a mejorar».
Y debido a que no se produce la redención, regresa, y la
célula sigue enviando el mensaje de vuelta. Esto es lo
que ocurre finalmente: la ley de la voluntad tiene sus
propias neuronas en el lóbulo frontal, y ese otro
noventa por ciento del cerebro que no se está usando
responde y configura la ley del lóbulo frontal. Recuerda
que el lóbulo frontal, la voluntad, el maestro en el
puente, no está configurado en la red neuronal normal.
Lo único que está configurado en la red neuronal normal
es un ciclo continuo, un derecho de paso; lo haces una y
otra vez. Necesitamos una parte nueva en el cerebro.
¿Qué pasa entonces? Una nueva parte del cerebro
despierta y aprueba la ley. Una vez que aprueba la ley,
el sistema límbico fabrica los péptidos y las hormonas
que segregan las glándulas endocrinas y que llegan hasta
cada parte de las células a través del riego sanguíneo.
Entonces las células reciben nuevos neuropéptidos en sus
receptores, y cuentan con receptores para ellos. ¿Qué
ocurre entonces? El receptor activa el aspecto núcleo de
la célula, y entonces el ADN se abre para configurar el
mensaje que llega desde el cerebro. La célula puede
estructurar el mensaje y lo envía en una configuración
llamada ARN a través de aquello que se llama la fábrica
alquímica. Luego pasa por la fábrica pequeña que crea
esos aminoácidos en forma de secuencias de proteínas y
se los da a la célula, y entonces toda la composición
química de la célula cambia.
Una vez que la célula cambia, envía un aminoácido
mensajero de vuelta al cerebro. Y una vez que esa
sustancia química llega al cerebro y a la red neuronal,
se vuelve una conexión fija y se convierte en memoria a
largo plazo. ¿Qué le pasa entonces al antiguo cerebro?
Lentamente se desconecta. Cuando el cerebro antiguo se
desconecta, tenemos sabiduría. Eso es lo que vinimos a
hacer aquí. Por eso tienes un no, venta por ciento de
masa cerebral para decir «no». Sólo tenemos un diez por
ciento para el sí; el noventa por ciento es para el no.
¿Entiendes?
Cada vez que la ley se sitúe ahí arriba, las voces
solamente discutirán hasta que les demos a las células
nueva información. Eso es dolor emocional. Al darle
información nueva, la célula cambia y ya no actúa como
si la hubieran cortado, herido o maltratado. ¿Entiendes?
Porque, claramente, todos tenéis la opción de regresar
al pasado. En lugar de quedarte aquí sentado
lamentándote, gimiendo y llorando mientras bebes vino,
regresa y vívelo de nuevo. Regresa al hospital y vuelve
con tu familia para que te maltraten. Vívelo de nuevo.
Encuentra a alguien que te abandone; siéntete
abandonado. No te quedes aquí sentado hablando de ello
todo el día. Es aburrido. No me importa quién seas, eres
aburrido. ¿Realmente lo quieres? Corre a hacerlo. Te
enviaré los mensajeros. Regresa y hazlo de nuevo. Es muy
fácil.
Doble
personalidad y el efecto de la mente en el cuerpo físico
¿Y qué le sucede a la salud del cuerpo? Si pudieras
crear el «no» sin personas, lugares, cosas, momentos y
sucesos, crearías nueva materia cerebral que se re,
conectaría a las células, y las células mutarían con,
forme al «no». ¿Entiendes? La enfermedad sólo vive en el
pasado, no puede vivir jamás en la mente de un maestro;
nunca lo hará. Solamente vive en la mente de las
víctimas. Existen muchas pruebas de esto. En las
personas con doble personalidad, puede que una de las
personalidades sea optimista, saludable y maravillosa,
mientras que la otra es una víctima y padece todo tipo
de enfermedades. Y pueden cambiar en un segundo. Al
cambiar de personalidad, tienes un cuerpo diferente.
Quítate y pon un nuevo Dios en tu cuerpo, no tendrás
ningún problema en absoluto; él sabrá exactamente cómo
manejar tu cuerpo.
¿Piensas que no tienes suficiente energía? Se debe a que
en verdad no la tienes. ¿Cómo podrías tener energía si
vives en el pasado? No importa cuántas vitaminas tomes,
tu salud no mejorará si sigues lamentándote y pensando
que has perdido algo. Nunca pierdes nada; es una
ilusión. Nunca posees a nadie, nunca; a menos que te
comas a esa persona como si fueras un caníbal, la
digieras y nutras tu cuerpo con sus proteínas. Nunca has
poseído a nadie. ¿No lo entiendes? Y nunca nadie te ha
poseído a ti. Son ilusiones tuyas.
Bueno, si esto no es una diatriba, entonces no sé si
alguna vez he lanzado una. Lo estoy haciendo esta noche.
Y todo el mundo dice: no es tan simple como parece. Sí
lo es. Es muy sencillo. Simplemente tienes que llegar a
un acuerdo con el que ha estado escuchando. ¿Qué quieres
hacer al final de tu vida? Tú quieres venir conmigo
adondequiera que vaya, pero ¿estás preparado para
hacerlo? ¿Sabes cómo sé que no estás preparado? Porque
sigues aferrándote a cosas que son como la escarcha en
el cristal de tu ventana que se disuelve con el calor.
Te aferras a cosas tan superficiales... ¿Cómo puedes
venir conmigo a un lugar en el que te volverás invisible
si estás tan ensimismado en tu cuerpo, en tu sexualidad,
tu dolor, tu sufrimiento y tu carencia? ¿Cómo podrías
convertirte en el viento si te pasas cada instante del
día ensimismado en lo que no eres? ¿Cómo cambias eso? Te
he enseñado todas las disciplinas maravillosas del
mundo, pero la disciplina más maravillosa es quedarse en
el puente y decir: «No. No me importa quién seas ni que
te creas enorme y malvado. No vas a pasar. No me vas a
convencer por más que me ruegues pasar. Yo digo que no y
de aquí no me muevo. ¿Quieres guerra?»
Eso es un maestro. Puede que sea un maestro muy pequeño
o un maestro grande; no importa. ¿Y sabes cómo sé que
vive en ti? Porque alguien ha estado escuchando las
voces, y esa es la entidad en la que tienes que decidir
convertirte, y no en una mujer confundida o un hombre
confundido. ¡Qué tontería! Tu cuerpo es como la túnica
que llevo puesta. Te lo puedes quitar.
¿ Y entonces quién serás? Esa es la gran pregunta. ¿De
qué cosas superficiales vas a hablar? «¿Cómo está el
clima hoy en el puente?» «Tormentoso... Agradable. . .»
¿Qué excusas vas a poner de ahora en adelante? «No me
siento digno.» ¿Por qué? «No lo sé. Es un hábito. »
Y, en realidad, lo que hace el elixir, el León Rojo, es
que el Observador se presente con toda su fuerza. Eso es
lo que hace. Por eso te digo que yo no usé nada en mi
vida. No pensaba que mi pasado fuera tan importante como
para oscurecer mi futuro.
Entonces, ¿quién es el Observador? Él ha sido todo el
mundo, ¿no es así? ¿Cuántas vidas has vivido en cuerpos
diferentes, y él ha sido el Observador? ¡Tan' tas
vidas...! ¿Qué es lo que no has sido? Lo has sido todo.
En esto consiste amar a Dios. Yo seré siempre la voz de
Dios, porque es mi ley y mi mandamiento. Eso es verdad.
¿Cómo será tu cuerpo después de eso? ¿Quién sabe? ¿A
quién le importa? Lo que sí sabemos es que ahora
verdaderamente tiene la oportunidad de vivir
eternamente. Por primera vez tiene la oportunidad. Otra
cosa que sabemos es que nunca más lo vamos a utilizar
como excusa, y por lo tanto sabemos que nunca volverá a
estar enfermo. Eso sí que lo sabemos. ¿Quiénes seremos?
Esa es la aventura. Entonces, ¿para qué ir corriendo a
enredar con el pasado para así sentirte un poco más
seguro? ¿Por qué lo haces ? Ya no tienes que hacerla
nunca más. Y qué bonito es ya no tener que fingir.
Explícalo en tus palabras.
1 Se
refiere a la paradoja del gato de Schrodinger, propuesta
en el artículo «La Situación Actual de la Mecánica
Cuántica», publicado en 1935 por Erwing Schrodinger.
2 Se
refiere a la serie de experimentos creados por Aspect,
Grangier y Roger que demostraron la no localidad de las
partículas cuánticas descritas en la paradoja de
Einstein-PodolskyRasen. Los resultados de esos
experimentos se publicaron en 1982.
3
RAMTHA: «Una espléndida mañana» en El Libro Blanco,
edición corregida y aumentada, Arkano Books, Madrid,
2003; pp. 221-223.