Autor:
Guillermo Piquero
I parte
La Europa aborigen
(Vida y muerte del viejo
mundo)
Capítulo I
La “Vieja Europa”.
Las culturas animistas del
neolítico
3) EL ÚTERO O EL CORAZÓN
ARCAICO
“Un
curioso fenómeno concerniente a las mujeres recolectoras cazadoras, es su
capacidad de impedir la preñez en ausencia de todo tipo de anticonceptivo.
Diversas hipótesis han sido formuladas y rechazadas, por ejemplo que la
fertilidad esté ligada a la cantidad de grasa del cuerpo. La explicación que
parece plausible se apoya en el hecho de que los humanos no domesticados están
más en armonía con su ser físico que nosotros. Los sentidos y los procesos
físicos no les son extraños ni se les hacen grandes; el dominio sobre la
fecundidad es sin duda menos misterioso para aquellos para los que el cuerpo no
se ha vuelto un objeto externo sobre el que se actúa.”
John Zerzan
“Futuro Primitivo”
(Extracto de “La
sexualidad de la mujer”. Casilda Rodrigañez.) “A lo largo de unos
años nos hemos ido encontrando con una serie de datos que, en principio, casi no
llaman la atención ni sugieren nada; son datos sueltos, que en su desconexión no
resultan significativos; son como las piezas de un puzzle que, almacenadas en
algún lugar de nuestra conciencia a la espera de ocupar su puesto en la
resolución del puzzle.
a)
Para Masters&Johnsons, las contracciones uterinas son un componente
esencial en todo orgasmo femenino. Marise de Choisy va más lejos al afirmar que
éste... “tiene su origen en el cuello del útero. Y que si los psicoanalistas,
desde hace tiempo, vienen confundiendo el orgasmo cérvico-uterino con el orgasmo
vaginal, no es sólo debido al narcisismo masculino, ni tampoco sólo a la
ignorancia femenina, sino también porque las cérvico-uterinas no frecuentan
nuestras consultas”.
b) Bartolomé de las Casas
y otros viajeros del siglo XVI han escrito que las mujeres de las poblaciones
que habían encontrado en zonas del planeta desconectadas de nuestra civilización
parían sin dolor.
c) Histeria viene de “hysteron”,
es decir, de “útero”. En la Antigua Grecia se creía que las enfermedades
nerviosas o “histéricas” de las mujeres eran debidas a que el útero sufría un
desplazamiento hacia arriba. Platón y otros hablan del “vientre errante”, de un
“animal dentro del animal”.
d) El útero aparece
sistemática y cuantiosamente reproducido en la cultura que ahora se está
desenterrando de la llamada Antigua Europa, datada entre el 6.500 y el 3.500 a.c.
En aquel mundo simbólico, el útero era aquello cuyo latido significa la vida;
algo análogo a lo que en nuestro mundo simbólico significa el corazón: el amor y
la vida.
La arqueología está
obteniendo datos sorprendentes y reveladores de aquella civilización. Con esta
información se vuelve evidente que lo que relata el Génesis (datado precisamente
hacia el 3.000 a.c.) no es la creación de la naturaleza humana, sino las
condiciones de un nuevo modo de convivencia y de ser humano que se imponen
contra otras, y que incluyen el parto con dolor, la transformación del
“hysteron” en “histeria”. De hecho, el Génesis habla de un paraíso del que
fueron expulsados nuestros primeros progenitores; es decir, que aunque lo de
“primeros” da pie a pensar que desde el principio esa fue nuestra condición, no
pudieron omitir la existencia de otro mundo anterior al actual. ¿Por qué si no
inventar la historia de un paraíso, de una serpiente-demonio, de un Árbol del
conocimiento del bien y del mal cuya accesibilidad queda también prohibida con
la expulsión del Paraíso?
e) La oxitocina, que se
utiliza como oxitócico, como dilatador del útero en la medicina, se empleaba en
las orgías eleusíacas por medio del hongo del cornezuelo de centeno. La misma
química, una aplicada en el parto con dolor forzado, la otra como afrodisíaco.
La misma hormona (la oxitocina) que está presente en el parto para dilatar el
cuello uterino es también la hormona del orgasmo, que por ello se la conoce
como “la hormona del amor”.
f) En los partos actuales
existen casos de partos orgásmicos. Y según los que lo han estudiado, como
Serrano Vicens, Merelo-Barberá y el Dr. Schebat del Hospital Universitario de
París, son más frecuentes de lo que se cree.
g)
Dentro de la práctica de
partos “alternativos” o humanistas
existe la constatación de Michel Odent de
que cuanto menos se interfiera, cuanto menos se provoque el neocórtex de la
mujer, haciéndola presta atención (racional) a conversaciones, y cuanto más
desinhibido permanezca el cerebro ancestral, más fácil resulta el parto. La
mujer está en ese clima de confianza y de cierta intimidad.
CASOS DE RECUPERACIÓN DE
CIERTA SENSIBILIDAD UTERINA. Lo que acabó de retener nuestra atención sobre este
tema, fueron los testimonios de unas mujeres que habían recuperado una cierta
sensibilidad uterina, tras la lectura del libro de Merelo-Barberá, en el que
afirma que la mujer se socializa en la ruptura psicosomática entre la
conciencia y el útero. Esta percepción o sensibilidad, aunque difícil de
traducir en palabras, fue descrita así:
En el momento del orgasmo
habían empezado a percibir, en el centro y en el interior de la cavidad pélvica,
como una ameba que se retrae y que se expande rítmicamente con cada oleada de
placer. Podía también asimilarse al latido de un corazón, aunque más lento, o al
latido del cuerpo de un rana. En el momento en que se termina el movimiento de
retraimiento y comienza la expansión, podían empujar y amplificar la onda
expansiva, lo mismo que en las contracciones de la fase expulsiva del parto, o
al defecar, cuando “vienen las ganas” como normalmente se dice. Al ampliar la
onda expansiva del latido, se amplifica al mismo tiempo la contracción uterina y
la ola de placer.
Esto supuso un cambio en el
modo de percibir sus cuerpos y en su sexualidad. El simple hecho de dirigir la
atención/pensamiento al útero produce excitación y placer ubicados en las
paredes del útero y en los pechos.
Otra amiga nos comentaba que
entre la tercera y la octava semana de un embarazo, se encontraba en un estado
de bienestar flotante permanente, que podría calificar de pre-orgásmico. Lo
relacionaba con el concepto de “gravidez”, de sentir la matriz pesada, hinchada,
presionando el suelo de la cavidad pélvica.
Contrastados estos
testimonios con Juan Marelo-Barberá, este afirma que el útero efectivamente
comienza a palpitar como un corazón desde el momento en que la mujer se excita
sexualmente; a palpitar y a descender. Afirma que el cuello uterino se hace
incluso visible desde el exterior a simple vista en estado de excitación fuerte.
Por eso en la Antigüedad la mujer frígida era aquella cuyo útero no podía
moverse y descender. Luego se invierte la valoración: la mujer cuyo útero se
mueve como un pez es una mujer lasciva y pecaminosa; la del “vientre errante”,
la del “animal dentro del animal”; la que no está castrada ni sometida al varón.
LA FISIOLOGÍA DEL PARTO
Un
animal crece a partir de una sola célula, un zigoto que crece hasta
hacerse un embrión. Este proceso requiere una protección especial, porque el
zigoto/embrión no puede dársela a sí mismo. Las especies animales que no se
dotaron de una protección adecuada, no prosperaron. Una vez más, una forma de
simbiosis entre dos seres vivos resuelve el problema de la conservación y
regeneración de la vida. Los huevos de las aves tienen una protección, una
cáscara de calcio que no puede ser más dura y proteger más de lo que hace,
porque, dado que se trata de una estructura ovoidea herméticamente cerrada, el
embrión mismo tiene que poder romperla cuando llega el término: esto, la salida,
determina su fragilidad. El invento de los mamíferos es sorprendente, como todo
o casi todo en la evolución de las formas de vida. La madre guarda dentro de sí
el óvulo fecundado en lugar de expulsarlo y lo protege al tiempo que se protege
a sí misma, con su movilidad, su propia nutrición, etc. Pero debe resolver la
contradicción entre la consistencia de la envoltura protectora y la salida del
embrión de dicha envoltura en su debido momento. La contradicción la resuelve el
tejido muscular: fuerte y a la vez elástico y flexible, conectando con el
sistema nervioso de la madre, y formando una bolsa con una puerta de salida que
puede cerrarse y abrirse. Una articulación (la neuromuscular) puesta a punto
para la locomoción, bombear la sangre (el corazón es tejido muscular), etc.,
combinando el sistema nervioso involuntario y el voluntario. Aquello que nuestro
organismo debe ejecutar sistemáticamente (el bombeo de la sangre, la
respiración, la digestión cuando llega alimento al estomago) se realiza
automáticamente por el sistema nervioso involuntario; pero aquello que sólo se
realiza en momentos determinados, como correr para cazar, coger un fruto de un
árbol, requiere la actuación del sistema nervioso voluntario, seguramente
siempre en conexión con el sistema nervioso involuntario: los engranajes
neuromusculares realizan su cometido a la perfección.
Entonces intervienen los
sentidos: la percepción sensorial indica cuándo el sistema nervioso voluntario
debe ponerse en marcha. Los sentidos en su origen, antes del desarrollo cultural
que los recrea, están al servicio de la conservación de la vida: el gusto, la
vista, el oído, el tacto, el apetito, et. El deseo sexual, al igual que el deseo
de comer, tiene ese origen.
La reproducción en los
mamíferos tiene involucrada una sensibilidad especial, una inducción de tipo
sensitivo que pone en marcha un sistema de producción de hormonas (la oxitocina
del orgasmo y del parto es una de ellas) para realizar las funciones sexuales
reproductivas. Esta inducción sensitiva es lo que llamamos instinto, o en los
humanos, deseo sexual. Por ejemplo, las cerdas sólo eyaculan leche de sus mamas
cuando son estimuladas por la succión del lechón. No es una producción continua,
sino una serie de eyaculaciones sucesivas a la estimulación. Si alguien entra en
la cochiquera y distrae a la cerda, deja de hacerlo. Hemos visto parir a una
gata varios gatitos. Cuando terminaba de lamer la bolsa y de comerse la placenta
de un gatito, reactivaba las contracciones para expulsar al siguiente. Como si
pudiese controlar de modo voluntario las contracciones uterinas.
Unos versos mesopotámicos del
tercer milenio a.c. nos dan a entender que los humanos de los tiempos en los que
las mujeres parían sin dolor, tenían también el útero en el sistema nervioso
voluntario:
Ninhursaga, única y
grandiosa,
contrae la matriz;
Nintur, que es una gran madre
desencadena el parto.
¿Qué mejor invento podría
hacerse para tener seguro al embrión y para que salga cuando llegue el término,
que la fuerte, dúctil y elástica bolsa uterina, con su cuello que cierra
firmemente y es a la vez capaz de abrirse? En este contexto situamos las
contracciones uterinas para dilatar el cuello. Ahora bien, no es lo mismo mover
un músculo contracturado, rígido, que está medio atrofiado por no ser usado,
que mover un músculo distendido y que es utilizado habitualmente.
Actualmente parimos con el útero rígido, sin elasticidad, medio atrofiado y sin
que el deseo estimule la producción de oxitocina. Por eso duelen también las
reglas.
La sexualidad en la que nos
educan es la sexualidad de un cuerpo despiezado, escindido en “cuerpo” y alma.
Lo que llamamos “cuerpo” es en realidad el subproducto de un cuerpo despiezado y
en buena medida desvitalizado. La clave de esta escisión es “la ruptura
psicosomática entre la conciencia y el útero”, como dice J.Merelo Barberá.
El “cuerpo” que la mujeres
creemos que tenemos, es un cuerpo al que le ha sido arrebatado el órgano central
de su sistema erógeno; es un cuerpo sin útero, con un sistema erógeno que
comprende sólo vagina y clítoris.
Y todo esto, establecido por
la Ciencia; porque cuando la sexualidad fue abordada “científicamente” en el
siglo pasado, la sexualidad femenina que se definió fue la de un cuerpo
castrado, devastado, despiezado; sometido y explotado: una sexualidad
falocrática, vaginal y/o clitoridiana. Aunque algunos llegaron a reconocer que
había algo “indefinido” en la sexualidad de la mujer (Groddeck), que era un
“continente negro” inexplorado y desconocido (Freud al final de su vida, Lacan).
¡Y tan desconocido!
¿Y qué ocurre realmente con
la verdadera líbido y anhelo de la mujer?. El deseo se reprime, se sublima en
amores románticos y espirituales, se manipula y, finalmente, lo que queda
después de toda esta descomposición, se orienta hacia el falo, dejando un rastro
de enfermedades psicosomáticas que prueban la quiebra de la autorregulación de
la vida: partos traumáticos, histerias, depresiones post-parto, falta de leche,
dolores menstruales, etc.
Pensemos en nuestro útero
inexistente; en nuestro tejido muscular uterino. Y pensemos en que si una simple
inmovilización durante algún tiempo por una escayola requiere después ejercicios
de rehabilitación para que el tejido muscular se recupere, ¿qué sería, por
ejemplo, de un brazo que hubiese permanecido inmovilizado durante toda la vida
porque no sabíamos que teníamos ese brazo ni para que servía? Y si quisiéramos
utilizarlo, nos encontraríamos con unos músculos que habrían perdido su
elasticidad, rígidos y contracturados. Y como todo el mundo sabe lo que duele un
calambre, podemos entonces entender los dolores de la dilatación del cuello
uterino en nuestra sociedad. Es significativo que en el Génesis se diga “parirás
con dolor”, como algo nuevo que iba a ser y que antes no era.
Todavía hay una observación
más sobre la fisiología del parto en la especie humana:
Al
adquirir la posición erecta, el plano de inclinación del útero se hace casi
vertical, quedando el orificio de salida hacia abajo, sometido a la fuerza de la
gravedad, Esto supone/requiere un perfeccionamiento del dispositivo de cierre y
apertura del útero, un cierre más fuerte para sujetar 9 u 11 Kg. De peso contra
la fuerza de la gravedad. Y el dispositivo de cierre y apertura del útero no es
otra cosa que el cuello, cuya relajación total deja una abertura de hasta
10 cm. de diámetro. Por eso “el origen del auténtico orgasmo femenino está en el
cuello del útero”. Nuestra opinión, contrastada con Merelo-Barberá, es que el
orgasmo fue el invento evolutivo para accionar el dispositivo de apertura del
útero.
Esto da coherencia a los
datos inconexos del punto 1º, y permite acercarnos al modo de vida que expresa
la simbología de la cultura pre-patriarcal: explica el paso del útero al
corazón, del hysteron a la histeria, de la serpiente como símbolo del bien a la
serpiente como símbolo del mal”. Extracto de “La sexualidad de la mujer”.
Casilda Rodrigañez
“Si
las niñas bailasen las danzas del vientre con sus hermanas mayores, sus madres,
sus abuelas, y nadasen como sirenas, crecerían sin parar de mover las caderas,
la pelvis, el útero; y éste volvería ser como un pez que se mueve en nuestro
vientre, tal cual lo representaban en el neolítico. Cuando se habla de recuperar
nuestro cuerpo de mujer, en concreto quiere decir recuperar la sensibilidad y el
movimiento uterino. Que nuestro vientre canalice y exprese nuestra emoción y
nuestra alegría de vivir.”
LA
RECUPERACIÓN DEL “LATIDO DEL UTERO”
Tenemos varias “pistas” que podemos seguir.
Una de ellas es la tradición olmeca que están recogiendo algunas mujeres, como
Silvia Sterbova y Elena Lázaro; recuperando el pensamiento y los
ejercicios de aquella civilización para expandir "la energía femenina", nos
proponen "las prácticas femeninas" para lo que ellas llaman el "despertar del
útero". Esto está directamente relacionado con lo que dice Carlos Castaneda
en su libro Los pases mágicos: Según Don Juan Matus, uno de los
intereses más concretos de los chamanes que en la antigüedad vivieron en México
es lo que denominaban "la liberación de la matriz" ...A los chamanes les
interesaba "el despertar" de la matriz porque, a parte de su función primaria
reproductora, sabían de una función secundaria; una capacidad para procesar
conocimientos directos sensoriales e interpretarlos directamente sin el auxilio
de los procesos de interpretación que todos conocemos (lo que también podemos
llamar "conocimiento o intuición visceral" de lo que desean l@s hij@s, por
ejemplo). ...
Al igual que otros chamanes de su linaje
(Don Juan) estaba convencido de que si se apartan del ciclo reproductor, la
matriz y los ovarios se convierten en herramientas de percepción, y ciertamente,
en el epicentro de la evolución.... En virtud de los efectos de la matriz,
las mujeres ven directamente la energía con más facilidad que los hombres,
decían y se quejaban de que las mujeres no son conscientes de su capacidad....
Resultaba paradójico que la mujer tuviese a su disposición un poder infinito y
no se interesara por conseguirlo. Don Juan estaba convencido de que esta falta
de deseo de hacer algo no era natural, sino adquirida.
Quizá si las mujeres estaban menos
interesadas que los chamanes en la evolución humana en sentido general era
porque estaban más interesadas en la evolución concreta de sus criaturas y a
ello dedicarían su "energía", su capacidad de percepción, su intuición. En
cuanto a las funciones secundarias, cabe imaginar, y así debió de ser por las
informaciones que tenemos, que en un contexto matrifocal, a las mujeres les
sobraba energía y tiempo para desplegar su capacidad de percepción y su
intuición a otros aspectos de la vida y de su conocimiento.
En cualquier caso, "los pases mágicos", o
sea, lo que nosotras llamaríamos "ejercicios", que Castaneda recopila,
sin duda favorecen el despertar de la sensibilidad uterina, puesto que tienen
por objeto anular las consecuencias de la socialización nociva que las (nos)
vuelve indiferentes.
En nuestra cultura, la matriz es una gran
desconocida; ha sido rebajada a una víscera con un papel casi vegetativo, cuando
no como un sifón de un sistema de cañerías. Sin embargo, si el cerebro es una
especie de unificador a ciertos niveles de nuestra percepción y de nuestra
voluntad, a otro nivel, la matriz es otro centro de percepción y de toma de
decisiones (las "viscerales"). Podríamos decir que el "alma" en el sentido de
"ánimo" de la mujer, en cierto modo es la matriz. En este mundo la mujer está
"desanimada", "desalmada", paralizada, porque la vitalidad genuina de la mujer
es incompatible con esta sociedad y por eso quedó prohibida y excluida de este
mundo (des-terrada al Hades); como dice Melandri, es como si el
existir de la mujer se hallase ya incluido en una forma de existencia que la
niegan en cuanto a mujer; como si la única posibilidad de existir en este
mundo tuviese como condición la "indiferencia" de la matriz, la castración de la
mujer que después tres o cuatro milenios de dominación física, se efectúa ya a
nivel simbólico e inconsciente (No por casualidad en la Biblia, el
establecimiento de la sociedad de dominación sobre todo el ecosistema se enuncia
paralela y simultánea al parir con dolor.) y esta castración de la mujer trae
consigo, tanto la congelación de su "capacidad de percepción" que decían los
chamanes, como el realizar la función primaria reproductora en ese estado de
"indiferencia",- lo que con otras palabras, llamamos "robotización", que quiere
decir eso, "des-animación", o "des-vitalización".
Desde el campo del psicoanálisis y de la
sexología, la psicoanalista francesa Maryse de Choisy ha constatado,
referido al útero, algo muy parecido a lo que dice Michel Odent referido
a los médicos obstretas: no saben lo que es un parto porque sólo han conocido
los partos hospitalarios; entonces se dedican a hacer "ciencia" y a sentar
cátedra sobre el parto de una manera falaz, sobre una base no verdadera, no
cierta. Maryse de Choisy dice que los profesionales de la sexología, que
han "sentado cátedra" sobre la sexualidad, lo han hecho basándose en un tipo de
mujeres determinado; pero como dice ella, las mujeres "uterinas" o "cérvico
uterinas" no se preocupan por la sexualidad ni acuden a las consultas de los sexólog@s. Es algo como que nadie se preocupa de su hígado mientras le funciona
bien, y sólo empieza a preocuparse cuando le deja de funcionar bien; a
continuación, imaginemos lo que sería ir a un médico que desconoce el
funcionamiento normal del hígado a que te lo arregle... Se institucionalizaría
una patología hepática mantenida y reproducido por el Poder médico. Hace poco
hablando con un grupo de gente joven, una chica decía que ella no había hablado
nunca con nadie de que notaba y sentía su útero porque pensaba que era lo
normal, que todas las mujeres lo sentían. Así concluíamos que era muy importante
hablar de ello, eliminar el pudor absurdo que pueda haber, que solo sirve para
mantener la ignorancia.
Maryse de Choisy
después de diez años de trabajo con cuestionario, ofrece una perspectiva sobre
el orgasmo femenino que rompe la tradicional dicotomía "orgasmo vaginal-orgasmo
clitoridiano". El orgasmo más global e importante de la mujer, afirma, no es ni
vaginal ni clitoridiano; apretando los muslos o los
glúteos firmemente (las mujeres) alcanzan un tipo de orgasmo que arranca en el
centro de su cavidad pélvica, en algún punto muy profundo de su interior, y se
expande por todo el cuerpo... pues el verdadero orgasmo femenino es
cérvico-uterino, o tiene su origen en él...
Tenemos también la pista a seguir de las
mujeres de la India, que nos proponen la práctica de la visualización,
con los pétalos de la flor de loto abriéndose... o la imagen de las ranas pre-colombinas
palpitando rítmicamente como un corazón... o el animal errante de Platón y
otros, quitándole la intención peyorativa y visualizando/sintiendo una preciosa
ameba que se alarga y se encoge y se vuelve a alargar, y se mueve, una onda tras
otra, como las parras de las cenefas y frisos, que se enroscan una tras otra, (y
de las que cuelgan formas uterinas en lugar de racimos de uvas); una ola tras
otra, como los dibujos de los tentáculos de los pulpos en las vasijas
neolíticas... hasta que el útero, más allá de su forma, se hace todo latido,
pulso, ritmo, que irradia y expande el placer (por eso la oxitocina y el placer
son también pulsátiles y rítmicos).
O la "pista` de las mujeres de Arabia
Saudí, bailando la danza del vientre en corro alrededor de la parturienta,
para inducir su movimiento uterino... o el movimiento de los delfines, o la
experiencia conocida de la pornografía por la cual sabemos que el neocórtex
puede inducir la excitación sexual, a falta del deseo de el/la otr@, y no solo
la falocéntrica...
La danza del vientre,
dice Karmele O"Hanguren: no tiene fecha de nacimiento, pero parece
ser la supervivencia de una forma de danza ligada a los ritos de fertilidad y
maternidad, ya que reproduce simbólicamente los movimientos de la concepción y
del alumbramiento... En sus distintas
versiones, que van desde el raks sharki con música clásica árabe, al estilo
baladí más popular, la danza del vientre es uno de los bailes más sensuales del
mundo reservado únicamente a mujeres. .... Las mujeres que la practican obtienen
importantes beneficios fisicos, como la regulación de los ciclos menstruales, la
renovación de la energía corporal y un conocimiento mayor del cuerpo y de los
propios sentimientos. No requiere un cuerpo escultural ni un vientre plano, por
lo que las aprendices de bailarinas aprenden a amar su cuerpo y a descubrir su
gracia y su sensualidad. Por estos motivos, la danza oriental vive un momento de
gran auge,... lo que la experta Isabel Fuentes ha constatado en su academia de
baile de Granada...
Por último, recordar que los ejercicios que
se recomiendan para fortalecer los músculos pélvicos en la preparación al parto,
también sirven en las no embarazadas para despertar el útero inmovilizado.
También podemos afirmar que mujeres que
conocemos, sin mediar prácticas femeninas olmecas, ni visualizaciones hindúes,
ni pases mágicos, ni danzas del vientre, con el solo hecho de saberlo, han
recuperado la percepción sensible de su útero. Por eso creo que aun siendo
difícil, no es imposible perder la rigidez e insensibilidad producidas por la
represión de la sexualidad básica, a lo largo de toda una socialización
castradora.
El yoga también nos puede ayudar. Yo no lo
practico ni lo conozco, pero transcribo una carta de un amigo: Tanto el yoga...
como otras terapias se basan en los siete chakras de energía del ser humano.
La kundalini (representada simbólicamente con una serpiente enroscada) es la
energía vital que se encuentra en el segundo chakra, a la altura de los
genitales, y la función de este chakra es movilizar la kundalini (la serpiente
se desenrosca y se mueve) y redistribuirla por todos los otros cinco chakras (el
primer chakra, que se encuentra más o menos entre los genitales y el ano, es el
encargado de tomar contacto con la energía vital de la tierra para que el
segundo chakra la pueda canalizar). Tanto en yoga como en las psicoterapias
corporales que te comento son práctica habitual ejercicios de movilización de la
cadera para activar la kundalini, es decir, la energía vital y/o sexual. Una
persona con poca movilidad y conciencia de esa parte del cuerpo es una persona
que no canaliza correctamente esa energía. Es un poco como las danzas del
vientre de las sociedades matrísticas del neolítico...” Casilda Rodrigañez
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